Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

unstable-enjoyment.com ~ Monitor por JHS_LCFR

[Reviews - 273]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Esto va a ser largo, perdonen:

Vengo a notificarles con mucha pena que no podré actualizar todos los días, ya que:

1_Este fic se escribe en base a otros dos ya previamente escritos, así que ando con tres documentos de Word y me mareo y tengo que vigilar que todo cierre y cuadre.

2_Para las lectoras nuevas (que no leyeron Net Obsession/Digital Skin porque no los conocen o quizás NO QUIEREN LEER, lo cual entiendo perfectamente....debe ser tedioso), debo mantener ese aire de intriga, de querer más, por ende tardo el doble (A VECES TRIPLE) en recortar las partes para que quede la intriga y el misterio. Temo revelar mucho.

3_Empezó la escuela, estoy en mi último año, y aunque tengo poco y nada de deberes, tengo que ir viendo el tema de la Universidad y los departamentos.

4_Al escribir tantas veces sobre lo mismo, me bloqueo, y termino casi copiando y pegando, y sinceramente no quiero eso ya que ustedes vienen ansiando este fic por demasiado tiempo.

Quiero brindarles el mejor fic que pueda hacer, y eso lametablemente tomará tiempo, espero puedan entenderme.

 

Una calle, otra calle. Pocos autos, gente y algún que otro ebrio vomitando solo.

Una cuadra, otra cuadra. Putas en las esquinas, perros muertos de hambre y gatos que hurgaban en los botes de basura, volteándolos y ensuciando las veredas.

Sólo podía escuchar mis pasos y mi respiración agitada.

Kyungsoo no estaba.

Kyungsoo no aparecía.

Me cansé casi al instante: la resistencia y el estado físico no eran lo mío; era más de tirar para el lado de los instrumentos, de la música y de delirar durante horas tamborileando cualquier superficie cerca inventando melodías. Nunca fui ni seré de esos tipos entumecidos en un traje de lycra ahorcándote el paquete, diciendo “salgo a trotar unas vueltitas para mantenerme”. Esa gente me daba asco, ASCO. Tenían tantas ganas de vivir, Aigoo… ¡Nadie se muere si se clavan un bombón helado y aumentan un par de gramos, por favor!

Con los muslos palpitándome y la garganta fría, ardiendo por dentro, volví a la entrada del club: Yifan estiraba las piernas, se veía más patético que yo. ¿Quién se ponía a estirar casi en la madrugada en las puertas de un boliche? Yo me aguantaba el dolor, punto. No me vería como un pelele al menos.

-¿Y?—preguntó, jadeando y apartándose el pelo mojado de la cara.

-Nada, nada en tres cuadras, ¿Tú?

-Le di la vuelta a la manzana de allá y allá.

-¿Y?

-Nada—bramó pateando un contenedor de basura cercano; la culpa me hizo un nudo en el esófago y callé, tratando de calmarme.

Yifan estaba insoportablemente nervioso; se mordía las uñas, caminaba en círculos, se frotaba la cara con entusiasmo, resoplaba, apoyaba las manos en la cintura, pateaba piedras, pensando. Pensando, torturándose. Yo seguía callándome el hecho que de no ser por mi culpa, por mi estúpido egoísmo, eso no estaría pasando. Cuando Fan sacó el teléfono, cagué el momento con mi puto oportunismo.

-Sabes que no contesta. Lo hicimos durante los últimos quince minutos.

Me asesinó con la mirada y resopló; Fan siempre tuvo una especie de cariño especial por Kyungsoo, no me lo había dicho pero lo sabía: siempre lo abrazaba, lo despeinaba, se quedaba en su casa para cuidarlo cuando enfermaba, lo visitaba todos los días a la tienda de libros mugrientos esos…

-Tiene que contestar. Tiene que, es Soo. Siempre contesta, no importa la hora.

Bien, tenía a Yifan en modo alcornoque, en modo telenovela. ¿“Es Soo, siempre contesta, no importa la hora”? ¡Pero por favor! Vamos, todos, saquemos nuestros violines y pianos y toquemos un tema acorde a la situación, metamos primerísimos primeros planos al rostro preocupado de Yifan mientras se muerde la uña, hagamos de esto un producto para la televisión… ¡Será de Dios!

Alrededor seguía sin ver nada, los borrachos se habían ido y el club ya estaba cerrando, entre los que se iban y se quedaban a fumar, Kyungsoo no figuraba para nada: bien, lo había perdido, ¡Lo había perdido, lo había perdido, lo había perdido! Y todo por mi culpa.

Alto, no. No es culpa mía.

La culpa la tiene “él”, siempre fue de él: si se hubiera dejado en el vestidor, no habría quedado con la pija parada todo el día, no me habría masturbado primero cuando tenía ganas de mear en el baño del boliche y habría terminado a tiempo, llevándome a Soo afuera o a casa y dejando que Yifan al fin pudiera perder su virginidad con alguien que valiera la pena (Sí, éramos todos vírgenes, se sabía, pero por tema de hombría, tema de machos que se respetan, no decíamos nada…manga de virgos…).

Sí, la culpa era de BH, yo sólo resulté ser una de las consecuencias producto de su rechazo a obedecer; ¿Qué le costaba obedecer? ¡Si le encantaban hacer esas cosas, por algo grababa esos videos, maldita sea! Yo sabía, estaba segurísimo, que el “ay, pobrecito yo que no quiero sufro cuando me la ponen” era un acto, una “persona”, un personaje que interpretaba, el muy degenerado…porque daba la vida apostando que le encantaba saber que lo deseaban, que medio mundo (o quizás e globo todo) vivía enchastrándose el cuerpo y la mano cada vez que lo veía y lo escuchaba gritar, gritas como si de eso se tratase su vida, casi sintiendo que lo tenía enfrente o, por qué no, bajo tu propio cuerpo. Habiendo aclarado todo eso, repito…

¿Por qué se negó en el probador? No había cámaras y nadie nos estaba viendo.

-¡Carajo, Kyungsoo!—bramó Fan—¿¡Dónde estabas!?

Me espanté, técnicamente di un salto y me giré, cagado hasta las patas: contestó, al fin el muy cabrón había contestado.

-¡¡Me doy vuelta cinco minutos y te vas!!—continuó—¡Yeol está que se mea!

-¿¡Qué carajo---!?—le golpeé con asco en el hombro, ¿Tenía que decírselo? Me ignoró y siguió hablando, decidí pegar mi cabeza contra la suya con el teléfono de por medio, de manera que pudiera escuchar.        

-En serio, ¿Dónde diablos andas metido?—preguntó Fan.

La voz de Soo apenas se escuchaba y casi que ni se entendía, parecía estar asustado, y hablaba rasposa y apresuradamente.

-Eh…es que…—Oh, genial ¡Ya empezaba a trabarse y dar vueltas! Golpeé suavemente el brazo de Yifan para indicarle que le interrumpiera, que se apurara—es difícil…pasa que---

-Te vamos a buscar—dijo, serio. A ninguno le gustaba esa actitud de “no sé, lo que tú quieras emh, ah, eh, no sé, hagan lo que quieran” que tenía; resultaba tierna, pero hartante con el tiempo.

Y en efecto, Kyungsoo (cuando se enteraba que nos molestaba su actitud), se callaba, todo coloradito y encogidito en sí mismo.

-Dinos dónde estás—insistió mi compañero, bufando, exasperado. ¡Encima de que se escapaba, se hacía rogar, el maricón!

-¿Qué? ¡No!—Genial, ¡Sabía!—¡No, no, no, no! ¡¡Por favor, no!!

Tomé el teléfono de un manotazo.

Será de Dios.

-¡La reputísima madre, Soo!—si no le hablaba así, no reaccionaba; había que lastimarlo para que se moviera—Ya mismo nos dices dónde carajo te escondes para poder llevarte del cogote a casa, ¡Mierda! ¡¡Encima de que nos preocupamos, te haces rogar, carajo!!

-Puedo… Vuelvo…solo…puedo solo—¿Era estúpido?

-¡Que no, te vienes con nosotros!

-Por favor…mañana nos---

-¡¡NO, KYUNGSOO, NO ES NO!!

Caminaba en círculos y Yifan estiraba las piernas: parecía una comedio televisiva, patético.

-D-d-de acuerdo. Estoy en…en…una escuela…una escuela secundaria—me dijo.

Pero si aquí no hay una escuela… ¿Hasta dónde se fue?

-¿¡Cómo carajo terminaste ahí!?

-Departamento de un amigo—se oía su voz cansada, casi parecían ser dos los que respiraban agitadamente al auricular del teléfono—Se peleó en el baño del club y tuve que ayudarlo. Ahora estamos aquí. Pero no vengan, por favor no vengan.

¿Ah, no?

Corté de la rabia y tiré el teléfono al aire, dejando que mi amigo lo agarrar en el proceso. Ay, Dios, este Kyungsoo me sacaba canas verdes, me ponía negro y me hacía doler la frente.

Una cara torcida a mi lado pedía una respuesta, prácticamente se la escupí.

-Está en el departamento de un amigo. Lo vio en el baño del club, el tipo terminó metiéndose en una pelea y Kyungsoo se interpuso; huyeron—Soo no era así, algo no cuadraba, odiaba las peleas, se alejaba de ellas—Terminaron en el departamento del estúpido. Punto.

-¿Estúpido?—se rió; encima me tomaban el pelo.

-No es gracioso—espeté, ¿Qué no se daba cuenta?—¿Y si le hicieron algo, si lo lastimaron?

Ahí entendió porque se puso pálido.

Jah, le habían tocado a su Kyungsoocito precioso. Y se reía. Boludo.

-¿Te dijo la dirección?—inquirió, proecupado.

-Sólo me dijo que estaban cerca de una escuela secundaria.

-¿Te pidió que no fuéramos?—sonrió malévolamente; bien, iba captando.

-Exacto.        

-Vamos—se levantó, mirándose el reloj—Son casi las seis, ya están por cerrar.

Me pasó un brazo por los hombros y reímos entre dientes: ¿Cuándo entendería Kyungsoo que eso nunca funcionaría con nosotros?

La escuela no fue difícil de encontrar, se encontraba frente a la plaza, por ende, a dos cuadras del club. Ocupaba toda una manzana, irguiéndose y mostrando orgullosa sus dos pisos, tenía más aspecto de cárcel que de colegio: las ventanas estaban cerradas y encadenadas, posiblemente para evitar que los alumnos se escaparan, las rejas me duplicaban en altura, sin embargo había pedazos de ropa enganchados en las puntas y había varias manchas en las paredes de ¿Huevos? ¿Tomates? Ah, no; orina y sangre. Genial, qué lindo venir a estudiar aquí.

Pero, ¡Imagínense lo que deberían ser los estudiantes! ¡¡O los padres de los estudiantes!! A que ahí vendían marihuana y daban servicios, sí… ¿BH habrá salido de un lugar así? ¿Cómo había llegado a la fama, a esa tan prestigiosa página con miles de suscriptos y miles de chicos y chicas sucias dispuestos a exponer su carne, encantados de grabarse mientras se revolcaban unos contra otros?

Las casas alrededor no eran muy apetecibles tampoco, de hecho parecía que chupaban de ti y te metían en un mundo de miseria, techos de chapas y puertas de cortinas. O sea, todo bien, pero alguien que me sacara de allí o me diera un palo de escoba y un balde de casco porque si no se cagaba todo, ME cagaba todo. Por las dudas no dejaba de mirar las sombras, no fuese cosa que algo saltara de allí y me comiera la cabeza; no estaba vacunado contra las perros con sarna ni nada de eso, Dios, Dios, Dios…

Una imagen lejana llamó mi atención.

-OH, POR, DIOS. -Mira—dije casi ahogándome con el aire que inspiraba con fuerza, señalando un callejón sin salida, bañado en la oscuridad a pesar del Sol que comenzaba a teñir de un débil amarillo a la ciudad.

Había pequeñas manchas, gotas de sangre en el piso siguiendo un sendero, adentrándose en la callejuela, probablemente los habían lastimado durante la pelea, y aún más simple…vimos a Kyungsoo sentado en el piso, al lado de una puerta hundida en el fondo del callejón, casi abrazado a otro sujeto. Un sujeto…que se lo estaba montando, sentado encima de él y con los pantalones por las rodillas.

Literalmente, estaba follando.

¡Nuestro Soo era un perro, un sucio y asqueroso perro! ¡JAJAJA!

-¡Soo!—le llamé, aplaudiendo porque ya ni reírme podía de la impresión—¡¡DO KYUNGSOO!!

Levantó la vista y reaccionó a nuestro llamado abriendo los ojos como platos, espantado, casi horrorizado. El chico de arriba, sin embargo, ni se inmutó; es más, se giró hacia nosotros indiferentemente, apoyando una mano en el piso, medio cuerpo en nuestra dirección y dejándonos verle la cara y las heridas, las asquerosas y grotescas heridas. Al acercarnos lo suficiente, noté que el desconocido también era morocho, tenía el cabello un poco más largo y era…joven, DEMASIADO joven. Un ojo morado, un moretón en la boca y el labio inferior partido, el hombro rasguñado. ¿Lo peor? La sangre que vimos no provenía de él…sino de Kyungsoo, que tenía un mordisco (sí, MORDISCO) en el hombro; era profundo pero no era una catarata roja la que salía de ese agujero, por suerte.

Yo seguí riéndome, rogando por no hacerme pis mientras Soo trataba de sacarse al putito de encima. Encorvado hacia delante y tapándose con la remera, intentó cubrirse y subirse los pantalones; el pequeñajo, en cambio, se quedó sentado en el piso, miembro al aire, sin vergüenza. Pequeño puto, me hacía acordar tanto a BH…qué descarado infeliz. Cuando pude articular palabra, Yifan me detuvo.

-¿¡Qué rayos---!?—dije entre risas e hipo, cayendo en la cuenta—¡¡Kyung, estás de mente!! ¡En la calle, a plena---

-Alto—dictaminó Yifan, agachándose para estar a la misma altura que el desconocido bañado en sudor—Tú… ¿Cuántos años tienes?

Dejé de reírme: el chico sonrió asquerosamente, abriéndose de piernas y devorándose a Fan con la mirada. ¿¡Qué mierda!? ¡Pendejo! ¡Primero se montaba a Soo y después pretendía tirarse a Fan? Pero qué asco de tipo, Dios… ¿No tenía cara siquiera? Aigoo, qué digo. Por supuesto que no…si total era un puto.

Todos se aprovechaban de cuanto pudieran.

Y si te pisaban la cabeza, no les importaba.

Si te morías, tampoco.

Era matar o morir, y yo había vivido haciendo oídos sordos a esa realidad como un flor de idiota.

Por suerte ahora veía claro y no me importaba nada, destrozaba a cualquiera que se metiera conmigo o mis amigos.

¿Qué me faltó mi familia, dicen? No, chicos. No.

Entre esa gente hay mucha mierda revuelta.

-Esperen, esperen—Soo por fin pudo articular las palabras—Puedo explicarlo sólo tienen que---

-Espera un momento—Fan no le dio cabida, mirando con intensa curiosidad a Kai, expectante—Contéstame—le pidió.

Él siguió igual de callado, sonriendo asquerosamente y descansando la cabeza en el hombro, como seduciéndole; Kyungsoo se interpuso entre ellos, dándonos la espalda y acomodando al chico: abotonándole la camisa, colocándole la ropa interior y subiéndole el cierre del jean. Su instinto maternal había resurgido, y me estaba molestando, ¡No podía ser tan idiota, lo iban a pisotear de esa forma; siempre y todos lo hacían!

-¿Qué rayos está pasando?—exigió Yifan, perdiendo la paciencia—¡Soo!

-Tú no lo conoces, no lo entenderías…—decía con voz nerviosa, el rubio terminó por explotar

-¡Nadie entendería cómo te lo estabas tirando en el medio de la calle, a la vista de todos y ambos molidos a golpes!—exclamó, la cosa se nos estaba yendo de las manos, aunque tuviera razón—Aparte es…--volvió a mirarlo, su cuerpo era delgado, casi escuálido, con suerte había salido de la pubertad el pendejo morbo—…Es un niño.

Sus labios se separaron levemente: bien, le había entrado la ficha. Ahora su mirada se sostenía pero carecía de vida, jamás lo había visto así tan…tan “no Kyungsoo”. No era nuestro amigo/mamá el que teníamos enfrente, ¿A dónde se lo habían llevado? ¿Quién era él, que ahora hundía el rostro en las manos, abatido? ¿Quién era ese que suspiraba y repetía incansablemente “puedo explicarte, puedo explicarte”? Terrible, vergonzoso, no valía la pena seguir allí.

Me llevé a Yifan, a no gastar más tiempo en esos dos; si Soo recapacitaba, que lo hiciera solo, nosotros éramos de poca paciencia y no soportábamos ese tipo de estupideces. O sea, a ver, ya estás grande, eso se hace en las películas que miran las viejas un Domingo aburridas, por Dios.

-¿Viste cómo nos miraba?—espetó, asqueado—Ése chico está enfermo, quiere hacerse el maduro…Debería estar preocupándose por sus deberes y en que su madre le planche el uniforme.

Aunque quizás el muy tarado abandonó la escuela.

Sin embargo me callé y seguí arrastrando a Fan, imaginándome a BH en una situación parecida.

Asco, me repugnaba.

Con esa actitud se merece que lo muelan a palos cuando se lo cogen…

Alto…

Me detuve.

¡¡¡¡LA REPUTÍSIMA MADRE!!!!

Eran las seis, LAS SEIS.

Me había perdido la transmisión.

Me había olvidado del video.

-¿Todo bien?—preguntó Fan, extrañado.

Puteé en colores.

Me quise morir.

 

 

No cerré la puerta, me saqué los zapatos mientras saltaba al cuarto y aproveché a cerrar, tirándolas hacia la puerta para empujarla con una mano mientras prendía la máquina con la otra. Cuando estuvo todo más o menos listo, entré a la página. Nombre de usuario: Happy Virus, porque eso era BH en un principio para mí…miraba fascinado sus videos, alegrándome el día su voz, su rostro, su hermoso y débil cuerpo. Contraseña: FuckingMine, ésa era nueva, porque así me sentía últimamente en cuanto a él: de alguna forma me enfermaba saber que hacía eso para todos en el planeta y no para mí.

BH tenía que ser mío. Putamente mío, solamente mío.

Quisiera o no, hasta el final de los tiempos.

Tenía que llorar para mí.

Gritar para mí.

Doblarse para mí.

Gemir para mí.

Todo debía ser para mí, ya que yo representaría el motivo por el cual vivía.

Por las buenas o por las malas.

Buscando entre las últimas entradas, lo encontré.

-¡¡¡¡YES!!!!—exclamé, balanceándome hacia atrás con la silla.

Habían guardado el video para los idiotas como yo, gracias, unstable-enjoyment. Sin embargo, no todo es color de rosas: el video duraba sólo veinte minutos. Algo no cerraba allí, no podía ser. Clickeando en el link y leyendo los últimos comentarios, empecé a asustarme:

 

“¿¡Qué le hicieron!?”

“¡Los mataré, no pueden hacer eso!”

“¿Se les desmorona el sistema? Kekeke rebeldía pura”

“BH ha logrado sorprenderme”.

“Este chico acaba de abrirme los ojos…creo”.

 

Reproduje al instante, aferrándome al escritorio: Se veía todo normal. ¿Por qué entonces decían esas cosas? No pude disfrutar de nada, ni de cómo lo tumbaban, cómo lo destrozaban, nada. Porque estaba atento a que “eso” saltara, ese “algo” que había creado esa ola de frases inentendibles, demostrando una reacción casi negativa del público.

Antes de que diera cuenta, todo había terminado, mierda, los tipos duraban cinco minutos, qué puta era la eyaculación precoz, eh. Ahora entendía un poquito: debían de hacer más de una toma, si no, ¿Cómo era que en los otros videos (no en vivo) se la pusieran durante media hora?

Maldije, los gordos asquerosos cibernéticos me habían cagado el video; lo vería de nuevo, sí señor. Pero algo me detuvo mientras tomaba el mouse y me acomodaba en el asiento.

-Sálvame—se escuchó en un susurro lastimero.

Me giré hacia el computador: lo vi tirado en el piso, con los ojos cerrados, la respiración agitada y el cuerpo transpirado. Le habían hecho pedazos, de pronto mis ojos quisieron retratarme la verdadera crudeza de la situación.

-Sálvame—repitió con el dolor manifestándose en cada letra, en cada sílaba.

Abrió los ojos y miró a la cámara, pude leer la desesperación en sus pupilas dilatadas y apagadas.

-Sácame de aquí—pidió, mirando fijo. Mirándome fijo.

Automáticamente la cámara cayó al piso, se alcanzaron a ver un par de zapatos rodeándolo y de la nada, se cortó la transmisión. Me alejé de la pantalla, espantado, me llevé la silla por delante y caí al piso junto con ella.

Me estaba hablando. Me estaba pidiendo ayuda.

Con los ojos como platos, sentí mi cuerpo entero temblar…y recé porque estuviera loco.

¿Qué lo salve? ¿Qué lo saque?

Mi esquema mental se iba resquebrajando poco a poco.

¿Y si no está ahí….voluntariamente?

 

Continuará…

Notas finales:

También quiero pedirle disculpas a Eun-nim, Eun-nim (no alcancé a ver tu nombre entero), estaba borrando reviews repetidos (enviados dos veces) y sin notarlo borré el tuyo, MIL DISCULPAS, tu review seguro fue escrito con tanto entusiasmo y amor....y yo lo eché a perder, Dios, perdoname por favor, lo siento mucho :( 

PD: no revisé porque estoy muerta, perdonen u_u


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).