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El gran error por Babygirl

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Notas del capitulo:

Aquí con el tercer capítulo =D como prometí, tardé una semana en escribir este capítulo (mentira, lo hice hoy estuve flojeando toda la semana =c) Espero les agrade.

 

Diablos… - murmuró Matt. - ¿Y qué hiciste entonces? – Mello se acostó en el suelo de su habitación suspirando, no le gustaba el olor a pintura fresca que desprendían las paredes de su apartamento. Sabía que debía pintarlas, estaban bastante viejas y gastadas, pero era un dolor de cabeza hacerlo en medio de los exámenes finales. - ¿Y qué iba a hacer? Me quedé clavado como estaca allí, no tenía idea de que decirle. Entonces el tipo se fue… - respondió lánguidamente, cerrando los ojos del cansancio. Su amigo lo miró sorprendido. – Oye, ¿y esto no te preocupa? Puedes estar metido en un problema gordo.

¿Por qué habría de preocuparme? – Mello se movió a un lado para mirar a Matt que, sentado en la silla del escritorio, se rascaba la nariz despreocupado. – Solo tengo que decirle que fue un accidente a la próxima que lo vea, no hay porqué exagerar.

No exagero, pero ¿no crees que es un poco extraño que te dijera que sí? – Mello se incorporó, sentándose en el piso gris de cerámica que tenía su habitación. - ¿Qué quieres decir con eso?

No lo sé, ese tipo tiene fama de raro en la uni. – Mello frunció el ceño. – No creo que el profe de economía sea “raro,” el rector no le hubiera dejado poner un solo pie en un salón de clases. – rió, imaginando el rostro del decano si se enterara de algo así, seguro era capaz de golpear al pobre hombre con un fierro. – Bueno, entonces solo imagínate que el maestro al que le pediste ir al cine contigo ayer es gay, ¿no te preocupa lo que le haría a tus calificaciones, si le dices que le tomaste el pelo?

Mello se quedó callado, pensando un momento. Una expresión de intranquilidad apareció en su rostro. – Pues no me había preocupado hasta que me lo dijiste… - respondió con inquietud. Y la verdad, es que Mello se quedó pensando en ello lo que restó de la tarde.

Al día siguiente, mientras esperaba para llegar a su parada en el autobús, se sintió asustado por alguna razón, sentía un pequeño malestar y estaba nervioso. Se detuvo en la calle 4 y caminó hasta la universidad. Como hiciera ayer con Christine, comenzó a buscar a Ryuuzaki por todos los edificios, las canchas y los salones, pero buscaba y buscaba y seguía sin encontrarlo. Más tarde se enteró de que el profesor de economía no tenía clases los viernes; se sobresaltó, no lo encontraría, debía buscar otra forma de hablar con él. “Haber, Mello. – pensó. – si no puedes hablar con él directamente, ¿qué puedes hacer? Llamarlo por supuesto, pero...no tengo su número, ¿cómo consigo su número?”

Mihael sonrió de oreja a oreja: al otro lado del pasillo divisó a Alex con sus amigotes. Por fuera de las apariencias se trataba de un muy buen estudiante y  concurría a casi todos sus profesores, si él no tenía lo que buscaba, podía irse resignando. - ¡Oye, Alex! – Llamó. El muchacho lo miró a través del pasillo, se metió las manos en su chaqueta de futbol y pareció decirles algo a sus amigos, tal vez un “ya vuelvo” o un “espérenme un momento”.

Hey, ¿cómo estás? ¿Qué pasa? – lo saludó acercándose, Mello también lo saludo, pero de forma un poco brusca fue al punto de lo que deseaba. – Verás, tengo un pequeño problema, necesito hablar con el profe de economía. – Explicó.- Pero no sé su número y me preguntaba si tal vez tú lo tenías. – el muchacho hizo una mueca extraña, como pensando, y de los bolsillos de su chaqueta sacó su teléfono, presionó algunos botones y se lo dio a Mello. – Me parece que es ese – murmuró. Mello lo leyó y lo memorizó rápidamente, para luego decirle. - Muchas gracias, ¿eh? Te debo una – mientras, Alex se marchaba. Ya no tenía de que preocuparse.

Llegó a casa temprano ese día, entró a la sala dejando caer las llaves en el sofá. Lo primero que hizo fue ir hacía la cocina y preparar una gran taza de café, el cansancio lo estaba matando y aún tenía cosas pendientes. Sacó de la alacena una sopa sintética de esas que venden en los grandes supermercados, hirvió una olla de agua en la cocina y la sopa estuvo lista después de tres minutos. Se tiró en el sofá, junto a las llaves, y puso en el televisor cualquier cosa que no lo hiciera pensar; allí, sorbía de su café y se comía los fideos del empaque de cartón. Después de media hora más o menos, cuando el programa había terminado (le había parecido un programa estúpido) volteó su cabeza hacía la mesita del recibidor en donde se encontraba el único teléfono fijo en su casa.

Se levantó del mueble y tomó el teléfono. Aún recordaba el número que le había dado Alex, dudó, ¿lo llamaba? Marcó el número unas tres veces, pero siempre terminaba presionando el botón de llamada finalizada. Pensó que se sentiría muy incómodo hablando con ese hombre por teléfono, algo no estaba bien. Volvió a sentarse, echándose el cabello para atrás con la mano y pulsó el botón de llamada, para inmediatamente colgar. Se dio cuenta de que no podría. No le gustaba la idea de esa llamada, lo hacía sentir incómodo, avergonzado. Suspiró y arrojó el teléfono a una de las sillas del comedor. Tendría que verse con ese hombre la noche del día siguiente.

 

Notas finales:

Me gusta como escribo a Matt y a Mello, no sé, se les ve tan relajados juntos :P Algún día escribiré un fanfinc de ellos, pero debo pensar en una buena historia primero, y terminar esta xd. Bueno, espero les haya gustado el capítulo, tal vez haya escrito el próximo para el miercoles o el jueves, pero no prometo nada ;-;


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