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Psycho-Pass drabbles por Neko_Elle

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Notas del capitulo:

3er capítulo: Atención. Es un ChoeMaki

4to capítulo: Coma. Es un KouMaki

Atención.




El albino se encontraba recostado leyendo en un sillón, mientras el castaño se hallaba en el otro, trabajando en su laptop (sólo él sabía en qué). Ya llevaban un par de horas así, y el de hebras plateadas sintió su vista cansada, por lo que cerró su libro y se dispuso a observar al coreano, quien trabajaba tan concentrado que ni se había percatado de la insistente mirada del otro.


- Choe-Guseong –le llamó, suave y sin ninguna frase que siguiera de su nombre, dejando cualquier intensión en el aire al ver que el otro ni si quiera le había escuchado.


Dejó su libro en la mesa, se puso de pie y fue hasta donde el de facciones zorrunas, se sentó a su lado y posó su mano en la mejilla del castaño, haciendo que voltease su rostro para después juntar sus labios con los del otro, antes de que si quiera pudiese decir algo.


Choe-Guseong supo de inmediato que no podría continuar con su trabajo en la computadora, sencillamente Makishima Shougo era tan caprichoso y fascinante que sólo se dejó llevar por los deseos de él; bajó la tapa de la maquina y el albino se posicionó a horcajadas sobre sus piernas, entonces cayó en cuenta de que no le había estado prestando suficiente atención.


 




Coma


Él disparó; como todos esperaban, después de la corta conversación que tuvo con ese hombre con quien estuvo obsesionado por más de 3 años, pero su obsesión no terminó ahí.


Luego de jalar el gatillo, vio tendido en el suelo a ese hombre que por largo tiempo le quitó el sueño, no supo el porque, pero luego de dispararle se quedó ahí de pie algunos minutos, como digiriendo lo que acababa de suceder, dándose cuenta por fin de lo que (aunque sabía y era consciente de ello) no pensó durante ese periodo en que sólo lo perseguía: con la muerte de Makishima Shougo, él había perdido su propósito. Se preguntó a sí mismo "¿Qué era lo que yo deseaba hacer, antes de que apareciera él?". Recordó aquella carta que le dejó a la inspectora Tsunemori, y en voz baja dijo:


- "Quería trabajar de manera que pudiera proteger a la gente, por eso me convertí en detective…" –hizo una pequeña pausa, antes de continuar su monologo- Pero ahora ya no puedo proteger a la gente, puesto mi vida como detective ha terminado…pero, de igual manera… "La ley no puede proteger a las personas…" "…Sé que solo puedo sentirme en paz conmigo mismo si tomo el mal camino…" eso fue lo que pensé antes de venir a buscarte- dijo con un cierto deje de amargura ante el inerte cuerpo del albino.


Poco a poco fue avanzando hacia él, se arrodilló junto al de piel de nieve, lo levantó ligeramente y dio vuelta a su cuerpo, dejando apoyada la cabeza ensangrentada del de ojos ámbar en sus brazos, con una de sus manos, removió las hebras de plata y observó su rostro, mientras las palabras de la inspectora resonaban en su cabeza: "La ley no protege a la gente, la gente protege a la ley"


- Al final, tú también eres un humano ¿a caso debía protegerte a ti también? -lo meditó unos segundos y se respondió a sí mismo- No, no lo creo…entonces…¿por qué estoy haciendo esto?


Nuevamente sus acciones no tenían sentido para él, pues sin saber el porqué, tomó en brazos el cuerpo de Makishima Shougo y comenzó a caminar, llevándolo consigo hasta donde estaba el auto del difunto Masaoka, introdujo el cuerpo que aun emanaba calor en el asiento trasero y se dispuso a conducir…


-2 meses después-


Se encontraba en su departamento, sentado en la mesa que estaba al lado de su cama, leyendo el periódico. Volvió su mirada y vio ahí el cuerpo de Makishima Shougo, se las había arreglado para detener las hemorragias y darle tratamiento médico, quizás no el más adecuado (pues era clandestino) pero el suficiente para dejarlo con vida. En coma, pero con vida aun.


Hasta la fecha, no se creía él mismo, todo lo que había hecho para mantener a ese hombre vivo, inclusive el conseguir maquinas que pudieran ayudarle a hacerlo, para ello, tuvo que recurrir e involucrar hasta al profesor Saiga.


Y ahí estaba él: dormido.


- ¿Por qué hago todo esto? –se preguntaba a sí mismo una y otra vez- ¿A caso tú sabes la respuesta, Makishima? – removió las hebras plateadas del rostro del otro, justo como aquel día. Luego, con notable ira, estrelló su puño en la mesa preguntandole con rencor- ¿A dónde más pretendes llevarme?

Notas finales:

¿Podría esperar revs?


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