Mi carne para su goce
Mi orgullo para su látigo
Mi protesta para su cárcel
Mi infierno para su edén
Mi amuleto para su suerte
Mi locura para sus sueños
Mi muerte para su vida
El vampiro.
Carmen Berenguer.
CAPITULO 6
MEMORIAS
[FLASH BACK]
Aquel enorme edificio era imponente, los enormes jardines estaban llenos de hermosas y exóticas flores jamás antes vistas por ojos humanos. Un hombre de gran porte, caminaba presuroso por uno de los pasillos de aquel lugar. Llevaba consigo una túnica gris con violeta, haciendo juego con sus ojos que despedían una miraba frívola y soberbia. Sus cabellos negros brillaban con la luz de la luna llena. En su mano derecha, mas especifico en su dedo índice, llevaba también, un anillo de oro viejo con una letra “A”, grabado en el.
Hacia apenas unos minutos que “El consejo”, le había pedido presentarse ante ellos para una misión. Como siempre, seguramente había sido una misión suicida, sino, nunca le hubieran molestado de la biblioteca. Ya que era bien sabido por todos en aquel lugar, que aquel hombre era el mejor asesino de “La Triada”.
Se detuvo entonces frente a unas enormes puertas de madera, con grabados en oro. Dio un profundo suspiro y se aclaro la garganta antes de entrar a aquel lugar.
Aquella enorme sala estaba en completa oscuridad, solo unas velas en un candelabro de pedestal le brindaba algo de luz. Miro a un extremo, ahí, sentados en unos enormes tronos, se encontraban tres hombres de diferentes edades: el primero, un joven de piel pálida, cabellos plateados y ojos dorados, apoyaba su codo en el costado de esta, tenía una visible cara de aburrimiento, cosa que no paso desapercibida por el pelinegro. El segundo, un hombre de edad ya adulta, de cabellos canosos y largos al igual que la barba y ojos igualmente dorados. Y finalmente, un hombre de edad adulta, de cabellos dorados y ojos del mismo color. Los tres llevaban túnicas de un color rojo sangre.
El pelinegro se inclino ante aquellos poderosos líderes.
-Levanta la cara, Astaroth- dijo el más anciano de ellos- hijo mío-
-¿A que debo el honor de ser llamado ante este honorable consejo?- pregunto el de ojos violetas
-Hace unos días fue robado el sello demoníaco, tienes que traerlo de vuelta- frunció el seño
-¿Eso es todo?-
-No te lo tomes tan a la ligera, “hombre macho”- dijo el mas joven con burla en su voz- el sello demoníaco es muy poderoso… no por nada te estamos pidiendo que vayas tu en persona…-
-eso lo se- respondió el otro- pero me sorprende que siendo un articulo tan importante, lo hayan robado así de fácil, tiene que haber algo mas, ¿no es así?-
-Alguien dentro de este lugar es un traidor, si esa persona que robo el sello sabe como utilizarlo, podría causar otra guerra en el inframundo, no es conveniente para nadie de nosotros que ese sello sea liberado, como duque deberías saberlo- hablo entonces el de cabellos dorados
-Entiendo, yo menos que nadie quiero que se perturbe la paz que hasta el momento hay aquí…-
-En ese caso- el anciano se puso de pie y con voz potente habló- Gran Duque de los Infiernos: Astaroth, tu misión será encontrar el sello demoníaco, así como al ladrón y traerlo ente nosotros para que sea juzgado según las normas…-
-Así será- dijo finalmente antes de desvanecerse del lugar…
[FLASH BACK END]
En aquel oscuro callejón, un par de cuerpos se encontraban en el suelo, inertes, sin vida. Un hombre de complexión delgada sostenía contra la pared, a quien parecía ser un mendigo.
-No lo repetiré otra vez, ¿en donde esta?- hablo con voz potente
-Ya te dije que no tengo idea… - hablaba con dificultad debido a la falta de oxigeno
-A mi no me engañas, Baal… ¿Cómo es posible que el comandante general, a cargo de la seguridad del sello, no sepa nada?- aquel hombre hablo con voz irritada y seño fruncido- ¿Qué escondes…?-
-Nee… dime algo, Astaroth, ¿confías plenamente en la Triada?-
-¿Cómo?-
-No deberías fiarte de ninguno de ellos… somos demonios, somos ambiciosos y bajos… con ese sello en nuestras manos seriamos no solo demonios… ¡seriamos Dioses!-
-Es por escoria como tu que perdemos nuestra reputación…- aquellos ojos violáceos cambiaron a unos azules muy claros- ¡habla de una vez que no tengo mucha paciencia…!- el agarre se volvía cada vez mas fuerte, al grado de que la mano que le tenia por e cuello estaba mas blanca por la presión.
- Ya te lo dije, Astaroth, si te fías de la Triada no solo acabaras mal… sino muerto…-
Su ira ahora era incontenible, con solo un pensamiento de muerte, aquel que sostenía por el cuello, ardió en llamas
[FLASH BACK]
-Algo esconden, Astaroth, el sello demoníaco no se puede perder así como así, y si eso pasara, lo más probable es que mandaran una legión de demonios de lato rango a recuperarlo…-
Quien había insistido mas con eso, había sido Barbatos, sin embargo al saber que el Gran Duque Astaroth era un “cabeza dura”, decidió dejar por la paz a su jefe y solo desearle suerte antes de partir.
[FLASH BACK END]
Salía del baño con la parte baja del pijama puesto, por su abdomen de piel blanca y bien marcado, caían unas cuantas gotas de agua. Aquellos negros cabellos eran secados por una toalla de un color hueso.
Se acerco al ventanal de aquel departamento, las cortinas se movían al compás del viento, mientras el se acomodaba en el frió barandal del balcón. Paso una de sus grandes manos por su cabello y suspiro insatisfecho. ¿Cuánto había pasado?, uno, quizá dos meses…
-“Tengo que encontrar ese sello, antes de que alguien más lo haga…”-
Un nuevo día comenzaba y los alumnos de aquella escuela, arribaban a sus salones de clase. Desde el segundo piso, fácilmente podía verse todo el patio de esta.
Un joven de cabellos negros y penetrante mirada, veía que por la puerta de entrada, llegaba un chico rubio tallándose los ojos, sonrió, seguramente no había podido dormir bien… aun que, ahora que se daba cuenta, ese chico cada día estaba mas delgado, ¿seria que estaba comiendo normalmente?...
De pronto, vio como un pelinegro de piel tan blanca como el papel, corría donde el rubio y le abrazaba efusivamente. Frunció el seño.
-Oí, Sasuke…- el nombrado volteo, frente a el, el chico de coleta se encontraba sosteniendo un fólder debajo del brazo
-Veo que pudiste conseguirlo…-
-No fue fácil, ¿sabes?, Iruka-sensei hizo muchas preguntas… ¿puedo saber para que quieres esto?-
-No es asunto tuyo, Shikamaru- sonrió al ver el nombre de “esa” persona, en la ceja de aquel fólder.
-Que problemático, te veo en clase de deportes, no tardes- dijo mientras se alejaba de aquel lugar agitando el brazo sin mucha energía en señal de despedida.
-Bien… ahora sabremos, quien demonios eres realmente, Sebastián…- penso, para volverse hacia la ventana y ver como el mencionado, se acercaba a los otros dos…