Capitulo 10
Algunas veces se había puesto a pesar por que había nacido. Era algo que rondaba sus pensamientos en aquellas tardes en las que permanecía atrincherado en su habitación con los audífonos a todo volumen. Otras veces se preguntaba si la vida se suponía tenia que ser así.
Recargado en su cama con la cabeza escondida entre sus rodillas, miraba aquel numero de teléfono que sobresalía con letras grandes “Itachi-Niisan” se cuestionaba algunas veces que seria de él si oprimía aquel numero y le contaba a la persona al otro lado del teléfono como era su vida en realidad en aquel hogar. Pero siempre el pensamiento se quedaba como una idea que nunca se concretaba. Simplemente nunca se armaba del valor para deslizar su dedo sobre aquel nombre, para pedir por un verdadero y acogedor hogar que le esperara.
Ahora que tenia frente de él a aquella persona que podría proporcionarle aquello que tanto anhelaba a la cual incontable veces se imagino a si mismo pidiéndole que detuviera todo aquello, solo atino a bajar su rostro apenado por la situación en la que se encontraba.
¿Como decirle a su adorado hermano mayor la horrible verdad que llevaba ocultando tanto tiempo? Podría hacerlo, se dijo. Podría decirle lo que Sasuke intento, mostrarle a Itachi la clase de monstruo con el que lo había dejado. Gritarle y por que no, recriminarle por la clase de sufrimiento en el que lo había abandonado. Después de todo ¿Tenia que culpar a alguien, no?
Cerró sus manos sobre su ropa y contuvo un gemido lastimero. Algunas personas llegan a tener un límite de resistencia. Algunas se rompen otras no, y en este caso él se había cansado de romperse cada vez. Fue en ese ultimo momento en que le rogo a Sasuke que no le abandonara en aquella lúgubre habitación en que cruzo ese limite.
No más.
No lloraría más.
Levanto su mirada del suelo y con todo el orgullo del que su familia se caracterizaba encaro a Itachi que le esperaba con Sasuke a las afueras de su casa. Ese valor que siempre le faltaba para marcar su número de teléfono nació ese día, y por fin atino a cumplir ese deseo que sabia solo él podía conseguir si lo perseguía por si mimo.
La felicidad no llegara si imploras por ella, tu tienes que construirla.
Simplemente se había cansado de haber amado y no recibir nada a cambio.
Dirigió sus pasos con seguridad, estirando su mano al verdadero hogar que había añorado. Asintió con la cabeza cuando con un gesto que le sonaba a familia Itachi le recibió en sus brazos apresándole fuertemente.
–Has crecido tanto, Naruto – Le susurro Itachi al oído.
Solo pudo atinar a decir Si en un tono bajo, tratando de retener las lagrimas que se formaban. Oculto su rostro en el pecho de su hermano mayor, llenándose de aquella fragancia tan nostálgica. ¿Hace cuanto que no veía a Itachi? ¿Qué no se sentía realmente seguro?
–Vámonos a casa – Dijo su hermano en un tono ligeramente bajo, tomándole de la mano para encaminarlo al automóvil negro que esperaba aparcado enfrente de la casa.
–Si– Respondió de nuevo, esta vez con convicción.
Pero aun a pesar de todo lo que se había propuesto, no pudo evitarlo. En un segundo su mirada se giro para encontrarse con la de Sasuke. No podrían culparlo “La esperanza es lo ultimo que muere” y en el fondo como todo niño, la esperanza de que Sasuke evitara que lo apartaran de su lado se anido en su pecho como una enredadera de espinas, estrujando su corazón con crudeza al darse cuenta que no sucedería.
¿Qué esperaba? Sonrió con tristeza y apretó más su agarre en la mano de Itachi.
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A veces Itachi se llegaba a preguntar realmente quien era el más retorcido de todos. Tenía muchas teorías al respecto, pero simplemente una venia a su mente. Había oscuridad en todas las personas, tan sencillo como que nadie estaba limpio, y solo tal vez la oscuridad en él era la más grande que podía haber de todos los hipócritas que rodeaban a Naruto.
Si, de entre todos, él era el más maldito.
Soltó una bocanada de humo y miro hacia el oscurecido cielo desde el balcón.
–El mas grande de todos– Murmuro adentrándose de nuevo.
Cerró la puerta corrediza y jalo la cortina sumiendo todo en oscuridad. Giro su mirada mirando al pequeño bulto de cobijas que anidaba en el sofá.
–Naruto– Lo llamo, abriendo sus brazos cuando obtuvo la atención que quería –En verdad, cuanto has crecido– Dijo con añoranza, chocando contra la pared cuando el ya no tan pequeño cuerpo de su hermano choco contra él.
Lo abrazo con fuerza enterrando su nariz entre sus cabellos, suspiro fascinado, nada había cambiado. Solo tal vez un poco la estatura, la complexión ósea, pero todo lo que él recordaba del niño travieso seguía ahí. Lo atrajo mas hacia si, cuando sintió las manos de Naruto aferrarse a su ropa.
–Tú no has cambiado nada Niisan estas igual. ¿Estas seguro que no has hecho un pacto con el diablo?
Itachi no pudo evitar soltar una pequeña carcajada que hizo vibrar al otro cuerpo.
–No, estoy seguro. Recordaría haber firmado un contrato con un hombre con cuernos.
–Bien, por que seria terrible que hubieras firmado y no hayas leído las letras chiquitas.
–Nunca lo haría.
Deslizo su mano por la acanelada mejilla y tomando el mentón levanto su rostro, no se sorprendió al ver las lágrimas comenzar a escapar de los ojos cerúleos.
–Te odio Itachi-Niisan– Hipo Naruto no pudiendo controlar más su llanto –Te odio, te odio, te odio, te odio.
Itachi solo podía admirar como Naruto finalmente se rompía. Golpeando su pecho sin fuerzas una y otra vez.
– ¿Por qué me dejaste con alguien como él? ¿Por qué no me llevaste contigo? Te odio.
Suspiro, aun con el mentón de su hermano entre sus manos, obligando al más pequeño a que le mirara.
–Por que Sasuke era el más adecuado Naruto.
Sintió a Naruto estremecerse entre sus brazos, ahora luchando por alejarse de él. Empujándolo con sus manos. Sabía que Naruto no comprendería y tal vez nunca lo hiciera pero era algo que no podía cambiarse.
– ¡No, no lo era! – Grito, resonando su voz por toda la habitación.
Salto hacia Naruto envolviéndolo entre sus brazos tan fuerte que por mas que gritara que lo soltara y golpeara no fuera capaz de escaparse.
–Lo siento– Pronuncio bajo mostrándose por segunda vez en su vida frágil ante ese ser que era capaz de destruir todo a su alrededor –Era lo mejor Naruto, estabas a salvo ahí. Se suponía que tenía que ser así. ¿Por qué, Naruto?
Miro la duda en la expresión de su hermano pequeño cuando el pronuncio lo ultimo. Sus ojos llorosos y cristalinos le miraban sin entender. El miedo se apodero de ellos cuando sus manos se aferraron con fuerza en sus muñecas. Pronunciando su nombre en un tono bajo, como si temiera despertar a la bestia que podía ver claramente ahora en él. Esa que él llevaba años tratando de mantener dormida, alejada.
– ¿Por qué tenias que venir a mi?
Destruiré a todos los que te han hecho llorar a ti y a Sasuke.
Mis muy adorados niños.
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Sasuke soltó otra maldición mientras jalaba con fuerza sus cabellos negros. Tenía tantas ganas de ahogarse en alcohol y aunque fuera por un momento olvidarse de todo. Pero ciertamente dado los acontecimientos era preferible que estuviera en sus cinco sentidos.
Miro con una expresión que nunca antes le había dado a Kakashi, fulminándolo con la mirada. Quería ahorcarlo. Tomar la pistola de su padre y tirarle un puto balazo en la sien. De hecho tenia tantos deseos homicidas ahora mismo que les dispararía a varias personas que ya se lo estaban ganando.
–Tenias que hablarle ¿Verdad? – Dijo en un tono lúgubre
–Si, por que esto esta más allá de lo que en un principio pensaste. Sasuke, esto podría terminar muy mal si no contactaba con Itachi.
– ¡No! – Grito por primera vez mostrando su furia desmedida –Lo único que hiciste fue empeorarlo. Sabes como es él, y aun así te atreviste a llamarlo.
– ¿Sasuke estas enojado conmigo por que lo llame? o ¿Por que te retiro la custodia de Naruto?
Su respiración se corto, alejando la mirada de esos ojos inquisidores por un momento. Apretando sus manos en un puño conteniéndose.
Había un motivo por el cual aborrecía a Itachi, y Kakashi lo conocía muy bien. Ese día no pudo ser mas consiente de eso que cuando sonó su teléfono, cuando escucho esa voz que por tanto tiempo había tratado en lo posible no escuchar.
Supo que todos sus temores y recuerdos le asaltaron con toda furia cuando vio la figura desgarbada de Itachi parada ahí. Con ese porte tan imponente que aun a él le hacia estremecer. Su hermano mayor le miro con una sonrisa tan cálida que solo hizo que todos lo vellos de su cuerpo se levantaran.
Itachi era sin duda la representación física de la frase “Complejo de hermano” llevándola a un nivel que ni siquiera podía imaginar.
Un loquero podría fácilmente deleitarse con todos los problemas psicológicos de la familia Uchiha. Y él era consiente de donde probablemente venían todos sus problemas. De hecho estaba ahí parado abrazándole con tanta fuerza que él se había quedado completamente inmóvil. Sin ser capaz de ofrecer la resistencia para alejarse de su hermano mayor, y negarse como quisiera en esos momentos.
–Oh mi amado y tonto hermano menor ¿Qué es lo que has hecho esta vez de lo que tengo que salvarte?
Frunció su seño claramente molesto. Era aun incomprensible para él, como es que Itachi aun le miraba como aquel niño pequeño que corría a él cada vez que padre le reñía. Como es que él adoraba a su hermano mayor sin comprender realmente el nivel de “Amor” que un hermano debe tenerle a otro.
De tan pequeña mente infantil, trastornar tanto ese puro sentimiento y llevarlo a algo sumamente oscuro.
Los Uchihas sin duda eran una familia podrida o tal vez amaban demasiado.
E Itachi amaba demasiado a sus adorados hermanos pequeños, tanto como para cumplir hasta el más mínimo deseo de ellos dos.
–Sasuke ¿Qué es lo que deseas? Dime y te lo daré.
Un pequeño azabache de 8 años había mirado aquel día a su hermano mayor con duda para después extender la más radiante de sus sonrisas. Corrió con los brazos abiertos lazándose al fuerte pecho de su Niisan. Sin saber que es lo que su infantil sonrisa e inocente deseo podía causar.
–Quiero que Naruto sea mío. Ni de padre, ni de madre. Mío.
Aun recordaba con total claridad aquel día en el funeral de sus padres. Como Itachi le había abrazado con tanta fuerza ocultando su rostro lloroso en su hombro. Los pequeños murmullos que profesaban “Lo siento” una y otra vez. Esa era la primera vez que había visto a su fuerte hermano mayor derrumbarse, aunque fuera por tan solo esa fracción de tiempo que duro ese abrazo, pudo ser consiente de la fragilidad de Itachi.
En ese entonces aun estaba envuelto en los algodones que el mayor cernía sobre él y sobre de Naruto. No conocía la “Profundidad” que aquel complejo realmente significaba.
El odio por su hermano había nacido en un día. En el mismo día que perdió a sus padres y fue consiente de la verdad tras sus muertes. Toda la verdad extendida frente a él en un simple papel. Con la sonrisa satisfecha de su hermano mayor.
–Sasuke, finalmente he cumplido tu deseo. A partir de hoy Naruto es tuyo.
Por que Itachi amaba mucho a sus hermanos, tanto como para cumplir una promesa infantil de un niño. Solo había un obstáculo que le impedía cumplirla, y fácilmente con tan solo un chasquido de sus dedos logro eliminarla.
Después de todo ¿Que tan difícil puede ser el matar a sus propios padres?
Ahora solo le faltaba cumplir el deseo de su otro adorado hermano.
–Naruto ¿Qué es lo que deseas? Dime y te lo daré.