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Quemando Alas de Ángel por Hagane Yuuki

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Notas del capitulo:

Capitulo 6 ¡Finalmente la continuacion de la escena del hotel! 

Capitulo 6

¿Cuándo dejaron de ser hermanos? Se lo pregunto por mucho tiempo, dándole vueltas. Sabía que en alguna parte de su infancia todo se había torcido. En alguna parte de sus memorias se encontraba escondido el por que Sasuke le tratara de aquella manera. No comprendía, todo su ser estaba sumergido en el pánico que genera lo desconocido.

¿Ya no eran más hermanos? ¿Entonces que eran? Él tenía esos sentimientos dentro de su pecho, expandiéndose dolorosamente por todos lados  como las manos de su hermano sobre su cuerpo.

No ya no era su hermano, él mismo lo había dicho ¿Entonces como tenia que dirigirse a Sasuke? ¿Simplemente por su nombre? ¿No seria eso raro? Tantos años diciéndole Niichan, aferrándose como un salvavidas a esa palabra para ahora no significar nada. Se hundía en una marea de confusión que le dejaba a merced de aquel que ahora lo tenía recostado en la cama.

  Su Nichan ya no lo era ¿Entonces quien era quien le desvestía en ese momento? ¿Quién desabotonaba su camiseta escolar botón por botón? ¡No! Esa persona no era su Niichan, el adorado hermano de sus recuerdos jamás haría algo como aquello. Algo tan prohibido, algo que no estaba permitido hacer entre hermanos ¿Quién era él?

Abrió sus ojos, que en algún momento se habían cerrado. Con la mirada  acostumbrada a la oscuridad de la habitación fijo su vista en aquella persona que había destrozado todo en lo que había creído firmemente por años. Ahí estaba él con su cabello azabache y pálida piel, con músculos fuertes y manos grandes, tocándole. Él no era su niichan, aquel que amo tanto durante su infancia, frente a él se encontraba el hombre del que estaba enamorado mirándole con una expresión que nunca le había visto… desesperación, ansiedad, deseo.

Su piel se erizo cuando Sasuke se a cerco  exhalando sobre sus labios. No había toque y se dio cuenta que el mayor no planeaba besarle o por lo menos no por ahora. Y como si fuera una revelación que aparece frente a ti, lo noto por primera vez.

¿Por qué Sasuke le hacia aquello? Lo que el moreno planeaba hacer era lo que siempre hacia con aquellas chicas, claramente Sasuke planeaba tener relaciones con él, con otro hombre… con su hermano… ¿Por qué? ¿Por qué decía que ya no lo eran? ¿Por qué tenia que destrozar la línea que él no quiso cruzar por tanto tiempo? ¿Acaso era tan poca cosa para el azabache que ni siquiera el que les uniera la sangre impediría que le tratara como a todas las chicas que fueron a su casa? O ¿Sasuke sentía lo mismo que él?

Todo estaba mal, esa situación estaba muy mal. Por mas que Sasuke le dijera que ya no eran mas hermanos, por mas que le destrozara haberle escuchado decir aquello, por mas que una parte de él deseara dejar de pensar tanta estupidez y entregarse por completo como lo soñó por años, esa parte de él -la racional- le decía que debía pararlo, que se arrepentiría por toda su vida si permitía que aquello legara demasiado lejos. Mientras esa duda estuviera en su cabeza y no supiera el por que de las acciones del mayor no podría entregarse, no podría cruzar esa línea finamente desdibujada. El dolor de pensar que solo era una puta más, que para Sasuke solo era sexo… para él no lo era ¡No lo era!

Lo quería como hermano, lo deseaba como amante. Solo quería ser para Sasuke algo importante, valioso como lo era para él.

– ¡No! – Grito con fuerza, con la voz quebrándose por el llanto  – ¡No entiendo, no entiendo! – Encogió su cuerpo, pegando su espalda al respaldar de la cama. Temblaba, su cuerpo se estremecía como si la habitación estuviera bajo cero, y solo podía seguir temblando mientras llevaba sus manos a la cabeza sujetándosela con fuerza.

¿Por qué todo tenia que terminar así? Él amaba a Sasuke, con todas sus fuerzas. No como un hermano a otro si no como un amante. No sabia cuando aquel amor fraternal se trasformo en aquel peligroso sentimiento, pero algo de lo que podía estar seguro era que no estaba bien. Gaara se lo había dicho, era algo aborrecible. No se le podía permitir ver de esa manera a uno de sus hermanos. La gente hablaría, serian crueles. No cuando él cometía el tabú más grande que pueda existir “Enamorado de su hermano que resulto ser otro hombre”

Recordaba la expresión de Gaara cuando menciono que estaba enamorado de otro hombre. El reconocer algo como aquello había sido muy difícil, no podía aceptar que tenía esa clase de sentimientos por su hermano, por Sasuke. Aquella vez que por primera vez fue consiente de ellos entro en pánico. No podía ser posible, era ridículo pero aun así en su pecho dolía de manera increíblemente dolorosa recordándole que no era ninguna mentira y que estaba ahí, presente.

Tenia doce años cuando fue consiente, no podía negarlo más. No si le azotaba como un látigo cada vez que veía a su hermano con una chica diferente. No cuando lo vio por primera vez tener relaciones con una de ellas.

Ese día que la revelación apareció en él, lo único que atino hacer fue ir a la casa de Gaara. Tomar aquel papel con su dirección que el mismo Sabaku-no le había dado después de que su hermano se distanciara del pelirojo.

Apareció en su puerta con el atardecer en el cielo, aun con su uniforme escolar y los ojos rojos por el llanto.

  – ¿Qué haces aquí? – Le había preguntado con sorpresa Gaara al verle en la entrada de su casa. Naruto no dijo nada se quedo ahí parado quieto, sin moverse.

¿La gente normal se enteraba de una forma cruel lo que era el amor?

– G-gaara – Pronuncio su nombre con voz temblorosa a causa del llanto. Sus ojos azules cristalizados brillando dolorosamente opacos ante la mirada preocupada del mayor.

– ¿¡Que sucedió Naruto!? – Se agacho, quedando a su altura. Sujetándole de los hombros de manera fuerte.

Cuando sintió una de las manos de Gaara levantarle la barbilla para que le mirara a los ojos. No pudo contenerse, soltó todo lo que llevaba dentro. Abrazándose y ocultando su rostro en el pecho de su amigo.

  – Me eh enamorado de otro hombre Gaara, no sé que hacer. Tengo mucho miedo.

Sintió el cuerpo del pelirojo tensarse por un momento, pensó que Gaara le recriminaría y le miraría con asco como sus compañeros de la escuela hacían con los que molestaban. Pero no fue así. Sabia que podía confiar en Gaara  y no fue mas obvia su muestra de apoyo que cuando los brazos del mayor le cubrieron y le apresaron con fuerza.

Lloro como nunca antes en su vida. Sintiéndose apoyado y menos solo.

– Es Sasuke verdad, de quien estas enamorado.

Su cuerpo se tensó en el acto.

– Esta bien Naruto no voy a crucificarte ¿Pero si entiendes que lo que sientes esta mal, verdad? El que estés enamorado de tu hermano es algo aborrecible.

Miedo, terror, pánico. Sabia que aquello estaba mal, pero el escucharle decir eso solo acrecentaba todos esos sentimientos. Estaba mal, era mal visto, algo que no debería crecer en su pecho por que la persona de la que estaba enamorado no era más que su propia sangre. Y por un momento temió lo peor, su cuerpo comenzó a temblar, un frio inexplicable recorriéndole de la medula hasta la punta de los pies.

Levanto la mirada temeroso de lo que encontraría en el rostro de Gaara, pero ahí solo había calidez, comprensión, y algo mucho más profundo y misterioso que no alcanzo a identificar.

– Y-y-yo no…

– No tienes por que mentir, te conozco bien Naruto. Lo sé – Gaara se agacho quedando a su altura, coloco sus dos manos en sus mejillas mientras con un dulce gesto intentaba trasmitirle seguridad.

No supo cuanto tiempo permaneció así, en los brazos de Gaara llorando como un niño que no sabe donde se encuentra, perdido solo en la calle. Gaara era la amable persona que te extiende su mano y te guía. El pelirojo era alguien sumamente importante para él, más que un amigo era un hermano.

Pero la marea de sentimientos que aquel descubrimiento trajo consigo no aminoro en lo más mínimo. Lloraba desconsolado sabiendo que no podía permitirse mirar de aquella manera a Sasuke. Sus deseos egoístas implicaban un montón de cosas que a su corta edad no estaba claro de asumir. Todo se reducía a las hormonas, confusión o eso fue lo que Gaara trato de excusar a tan prohibidos sentimientos.

–Ya se te pasara – Era lo que le había dicho con una sonrisa mientras gentilmente acariciaba sus hebras rubias, deslizándolas por sus dedos mientras le miraba con seguridad de sus palabras.

¿Eso era? ¿Desaparecerían? ¿Entonces por que había dolido tanto ver de aquella manera a su hermano? Verlo encima de ella, besándola ambos desnudos sobre las blancas sabanas de algodón mientras retozaban.  

Todo el tiempo que permaneció en la casa de Gaara ignoro por completo a Temari y kanguro los hermanos mayores del pelirojo, y parecía que al Sabaku-no no le molestaba ello, pues le había llevado a su habitación, prohibiéndoles a sus hermanos el que le molestaran. No quería ser un problema él no había ido a causar molestias, pero Gaara con una sonrisa había dicho que estaba bien, que no se preocupara. Confió en sus palabras, se encontraba cansado como para que Temari le hostigara con preguntas de si Sasuke sabía que estaba ahí.

Era claro que su hermano no lo sabia, había salido de su casa y tomado el dinero del sobre de la cocina para llegar a la casa del pelirojo. Con tristeza estaba seguro que Sasuke no notaria su ausencia.  Nunca la notaba, si estaba o no era algo que al mayor parecía no importarle, solo su nombre salía de sus labios cuando Itachi-Niisan llamaba a casa para preguntar como estaban. Desde que Itachi se fue a la universidad su casa se había convertido en un hotel de paso para su hermano mayor.

Su mirada se ensombreció y Gaara pareció notarlo.

–Ya es muy tarde creo que será mejor que pases aquí la noche, ya en la mañana te llevare a tu casa.

Solo atino a asentir, mientras el mayor sacaba unas pijamas que le quedaban pequeñas.

– ¿Dónde dormirás tú? – Pregunto mirando con inseguridad la prenda.

–En la sala. No te preocupes el sofá es muy cómodo.

Tenia dudas de si quedarse era buena idea. Después de todo Sasuke ya no se llevaba bien con Gaara, de hecho su amistad había terminado muy mal.

–Está bien, Naruto.

Asintió de manera desganada. Tenía miedo. No quería enfrentarse con sus sentimientos recién descubiertos. No quería volver a casa, o por lo menos no ahora. Y como predijo su hermano no noto que no estaba en casa.

Era doloroso, hilarante. Permaneció tres días en esa casa sin que su celular sonara.  Una daga que se clava en el pecho al notar que no eres nada para tu persona más importante, un nudo en la garganta que no le dejaba respirar. Dolía la indiferencia de una manera punzante en su pequeño cuerpo.

Quería volver a ser un niño, deseaba con todas sus fuerzas regresar a esa época donde sus padres vivían. Impedir que subieran a ese maldito avión y les dejaran solos, solo tenia siete años cuando ellos murieron.

Itachi se volvió el líder de las empresas con tan solo veinte años, y un año después cuando Sasuke cumplió lo dieciséis el responsable de cuidar del pequeño Naruto. Itachi con tanto negoció no podía cuidarlo, tenia que viajar mucho y quedo establecido que la guardia y custodia se le otorgaría al azabache menor.

Vaya guardián Itachi había encomendado cuidar a su adorado hermano pequeño.

Solo fue hasta que la mañana del lunes llego que Sasuke noto su ausencia. Cuando el teléfono sonó e Itachi demandaba como todos los lunes que hablaba entablar una corta conversación con el más pequeño de sus hermanos.

Esa misma mañana su celular timbro como nunca antes lo había hecho. Con esa boba tonada de una caricatura que veía todas las tardes. El nombre que nunca había tenido registro aquel aparato que servía para localizarle en una emergencia, resonaba en la pantalla de manera amenazadora. Cinco llamadas perdidas y contando.

Pero Naruto no lo escucho, estaba perdido en sus sueños despreocupado con el aparato dentro de la mochila que se encontraba en la sala. El celular yacía en las manos de Gaara que miraba de manera penetrante la pantalla.

Llamada entrante: Sasuke.

Solo fue hasta el timbrazo seis y un mensaje de texto después que Gaara se decidió a contestar la llamada.

– ¿¡Donde demonios estas Naruto!?

–No te preocupes él esta conmigo Uchiha.

Silencio. La voz furibunda al otro lado del teléfono le tomo procesar y reconocer ese tono de voz. No era la voz chillona que esperaba escuchar. La ira se hizo presente fluyendo en ebullición.

– ¿Por qué demonios se encuentra en tu casa?

– ¿Me pregunto por qué será? ¿No se deberá a tu nuevo hobie? A lo mejor Naruto vio algo que no debía mientras lo llevabas acabo.

–No te atrevas a tocarle un solo pelo o lo lamentaras Sabaku-no. No tienes una idea con quien te estas metiendo, esta vez no saldrás bien librado por meterte con mi hermano.

–No sé de que me hablas Uchiha, Naruto lleva en mi casa tres días ¿Y apenas notas que no esta en tu casa? Además  que yo recuerde no e sido yo el que a buscado a tu pequeño hermano. Ha sido él mismo el que toco mi puerta. Bueno te tengo que cortar tengo que ir a despertar a Naruto que duerme en mi habitación, nos vemos luego Uchiha.

Se despertó cuando la voz de Gaara menciono el apellido Uchiha. Como si fuera un resorte configurado a levantarse al escucharlo, se levanto a toda prisa corriendo a la sala. Ahí en su mano derecha Gaara sostenía su teléfono celular, le dio miedo la expresión del pelirojo era algo que comúnmente veía en el rostro de su hermano. En sus labios una sonrisa escalofriante que detuvo sus pies a mitad de la sala.

–G-gaara– Llamo con inseguridad –Mi teléfono…ah…– No sabia como preguntarle, por un segundo todas sus ideas coherentes se esfumaron por el miedo.

Cuando el mayor noto su presencia en la sala aquella expresión desapareció, era increíble la velocidad y el tiempo en que le tomo cambiar. Ahora solo había una sonrisa cálida que siempre identificaba en sus labios. Pero aun así no podía bajar sus defensas, estaba alerta como si aquella persona que le miraba fuera a transformarse en alguien que él no conocía. Ridículo, pensó. Gaara no era como Sasuke, él no cambiaria su personalidad de un día para otro por que Gaara era confiable. Era su lugar seguro.

Así que desecho aquel instinto que le decía que era hora de volver a casa. Diciéndole que era mas seguro estar al lado de su hermano que con Gaara.

 –Era Sasuke– Dijo con voz tranquila mientras extendía el teléfono hacia él, entregándoselo.

Por primera vez fue consiente de que había pasado demasiado tiempo en la casa Sabaku-no. Los días se le fueron tan rápido que no noto que esa era la mañana del lunes. Un día que se supone debería estar en casa esperando la llamada de su Niisan.

– ¡Por dios, Niichan va a matarme! – Grito asustado

Él no debería estar ahí, debería estar en casa. Existía un límite para ser ignorado por su hermano mayor  y ese día era el lunes, cuando era el único momento en que el mayor se comportaba como su tutor. Cuando no había zorras entrando por su puerta.

 –Esta bien Naruto no te preocupes yo te llevare a tu casa.

Pero esas palabras nunca se cumplieron. Ese día fue el último que vio a Gaara antes de que su hermano le prohibiera tajantemente volver a verle. No fueron mas de tres horas después de que vio a Gaara con su teléfono en mano que Sasuke entro por esa puerta como un demonio, fue la segunda vez que vio a su hermano en ese estado. Sin decir una palabra Sasuke se dirigió a Gaara propinándole tremendo golpe en la cara que termino en el suelo con la nariz rota, después una patada certera al estomago hasta que kanguro reacciono e intento intervenir por su hermano que yacía en el suelo sin aire.  

Temari grito cuando kanguro también fue a dar al suelo. Naruto estaba anonadado, sin palabras parado a un lado de la mesa donde segundos antes todos desayunaban. Todo sucedió rápido ante sus ojos, solo saliendo de su estupor cuando a lo lejos el sonido de patrullas se escuchaban.

–Nos vamos ¡Ahora, Naruto! –Se estremeció, sin oportunidad de decir nada. Sasuke le tomo de la muñeca jalándole con fuerza.

–No lo volveré a repetir Gaara. Aléjate de Naruto o afronta las consecuencias, no habrá una próxima vez.

A veces creía que la estupidez era algo que solo él había adquirido. Que todos los genes malos de su familia se habían concentrado en él y por lo mismo el hacer algo que lastimaría a quienes amaba era algo que le salía natural. Ese día perdió a Gaara por dos años, hasta que hoy volvió a cometer la misma estupidez y ahora estaba seguro que nunca más volvería a verlo. Parcia que no escarmentaba. Pero esta vez no hubo gritos de su hermano al llegar a casa, la bofetada a su mejilla. Esta vez Sasuke le lastimaba de una manera lacerante que dejaría huellas de por vida.

– ¿Por qué me haces esto? ¿Qué fue lo que te hice para que me odies tanto? No lo entiendo, cuando yo te quiero tanto – Despego su espalda de la pared, soltando al cuerpo sorprendido que le miraba con los ojos abiertos.

A pesar de todo el amaba a su hermano, como fuera Sasuke era lo mas importante de su vida. No quería que le tocara si no le amaba, si solo era por vengarse de alguna manera retorcida de él. Naruto era diferente de todas esas tipas, no quería ser tocado con esa clase de sentimientos, y como cuando era un niño oculto su rostro en la curvatura del cuello blanco.

–Te amo Niichan– Pronuncio con voz rota por el llanto, con las lágrimas bañando la piel alabastro. Se aferro con fuerza a él como el niño que aun se sentía, como el pequeño de siete años que busco refugio en los brazos de su adorado hermano cuando sus padres murieron.

 –Perdóname si hice algo que te lastimo Niichan, no fue mi intención. ¡Yo… lo siento, Dattebayo!

Sasuke no se movió, no respondía a su corazón abierto. Lloro con más ganas cuando los brazos que creía le reconfortarían le alejaron.

 –Hoy pasaremos aquí la noche, mañana en la mañana volveremos a casa y no volveremos a hablar de este asunto ¿Entendido?

Frio, la voz de Sasuke no podía sonar más cruel que es momento. Mirándole como si no fuera nada.

–No– Un murmuro desesperado al notar la espalda del azabache alejarse –No– Un grito que comenzaba a formarse en su garganta a la puerta abrirse – ¡No me dejes solo! – Un corazón desgarrando en suplica.

Pero Sasuke se fue, dejándole en esa habitación a oscuras con la ropa revuelta. Con el alma escurriendo sangre.

  – ¡TE ODIO! ¡TE ODIO! – Grito lacerándose la garganta sin importarle en lo mas mínimo encontrarse en un hotel.

La misma inocente voz que exclama amor, ahora profería palabras de odio.

Burning angelwings to dust  (Quemando alas de ángel hasta hacerlas ceniza)  

Notas finales:

¿Qué paso aquí? Bueno en este capitulo Naruto recuerda como es que deja de ver a Gaara por dos años, y también la continuación de lo que sucedió en el cuarto de hotel. Debo decir que el fic estará basado en el pasado de Naruto en lo que sucedió desde que tenia cinco años hasta  la actualidad que tiene catorce. Así que las edades son algo importantes por eso las menciono mucho.

Sasuke es un bastardo lo sé, primero le dice que lo volverá su puta y al siguiente momento le dice que olviden todo. Jajaja es que es bipolar jajaja no es cierto. Sasuke tiene sus motivos para comportarse así.

Ya meteré un capitulo desde la perspectiva de Sasuke y otro de Gaara. Todo depende como ande mi inspiración.

Y creo que actualice más rápido que las otras veces ¿O no? En fin espero leer sus comentarios.

¡MUCHAS GRACIAS A LOS COMENTARIOS, ALERTAS Y FAVORITOS! No los respondo por que no tengo mucho tiempo pero los leo todos siempre con una sonrisa.

Entonces nos leemos pronto.

Les mando muchos besos.

Chao, chao.


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