Capitulo 8
Era mitad de año cuando ingrese a aquella escuela común y corriente sin nada excepcional. Alumnos que se regodeaban del dinero de sus padres y chicas que comenzaban a descubrir su feminidad. Nada relevante que pudiera asegurarme un buen año en una nueva escuela que padre no se cansaba de asegurar era la mejor de todas. Yo solo veía un futuro aburrido entre esas paredes de conocimiento.
Hacer amigos, ser el mejor de la clase. Los días cotidianos comenzaron en un nuevo ambiente en el que no tarde en acoplarme, todo se suponía que tenía que ser así en la vida escolar que había planeado hasta graduarme, en el futuro que yo tenía planeado para mí.
La cotidianidad murió el día que ese nombre se escucho en los pasillos.
Sasuke Uchiha.
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Nunca me interesaron los puestos de ranking, aquellos que colgaban en una pared con los nombres de las mejores calificaciones, pero nunca había sido una sorpresa encontrarme en el primer puesto siempre en mi otra escuela. El ver aquel desvergonzado 2 en mi nombre fue un duro golpe a todo lo que yo había dado por sentado en todos mis años como estudiante.
¿Quién demonios era ese Sasuke Uchiha que ocupaba un lugar que claramente me pertenecía?
Ese nombre desplazándome cada vez, y vez. Un chico que no tenía nada que pudiera llamar mi atención y romper aquel equilibrio que yo ya había formado en mis días.
Trate de ignorarlo, no es algo que pudiera perturbarme, padre parecía no darle importancia a algo tan banal como aquello, él parecía no notar mi existencia, así que no era algo que a mi debiera importarme.
¿Entonces por que me molestaba?
Comencé a notarlo. Aquel chico popular entre las chicas, odiado y respetado entre los chicos. Alguien que parecía no importarle en lo más mínimo aquellas personas superficiales que se acercaban a él solo por interés. El que miraba por la ventana sumergido en una serie de complejos pensamientos.
Un sentimiento de curiosidad comenzó a picar dentro de mí.
Tenía que conocer a Sasuke Uchiha.
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Fue un año después, cuando en el cambio de grupos él quedo en el mismo salón que yo. Esa era la oportunidad que en todo el año no se había dado, era el momento para saciar ese escozor que comenzaba a molestarme.
Serio, antipático, antisocial. El era todo lo Anti que pudiera conjugar en una palabra ¿Por qué esa picazón parecía convertirse en sarna cada vez que los días pasaban?
Fue cuando tuve la iniciativa de acercarme a él. De romper ese distanciamiento y saber de una vez por todas. Mi respuesta no se daría hasta que tuviera contacto con esa persona, pensaba que una vez lo hiciera esa necesidad de saber de él se iría y dejaría de molestarme. Regresaría a la cotidianidad que yo tenia planeada desde un principio.
– ¿Quién demonios eres tú?
Mi necesidad de saber por qué de mi interés por él creció a niveles que yo nunca había previsto, saliéndose de mi control y convirtiéndose en una necesidad… cuando él ignoro mi existencia.
¿Quién se creía que era? Lo dejaría una vez él supiera.
Pero yo no supe cuando necesitaba que él me notara. Que supiera quien era yo.
Quería escuchar mi nombre de sus labios.
Escucharlo pronunciar “Gaara”
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En algún momento llegue a sentirme estúpido, como aquella chica pelirosa que desesperada trataba de llamar la atención de Sasuke. Trate de decirme que no era como ella, mi interés no iba por ese lado, yo no era como esos chicos que gustaban de otros chicos padre vería eso como algo aborrecible, impensable. Solo era algo meramente de orgullo y tal vez ego lastimado ya que siendo yo siempre el número 2 de la lista mínimo él debería conocer mi nombre.
Pero los días pasaban y pasaban, y nada cambiaba ¿Qué hacia mal?
Mi frustración se convertía en algo tangible que podía sentir recorriendo mi piel. Los amigos que había hecho se alejaron con el tiempo. Lo único que no podía darme el lujo de perder era aquel número 2 que se encontraba debajo del suyo. Siempre debajo.
La respuesta vi no a mi aquel día de escuela cuando el dinero de padre me dio la oportunidad que estuve buscando por mucho tiempo “El dinero abre cualquier puerta” es lo que siempre decía y nunca tuvo mas razón. Esos papeles con varios ceros de nominación me abrieron ni más ni menos que las puertas de la mansión Uchiha.
Un trabajo a eso se resumía todo, pero por algo se empezaba. Comprar al profesor fue la mejor idea que había tenido en todo ese tiempo. Cuando mi nombre fue pronunciado con el de él la emoción y el alivio que recorrió mi cuerpo fue indescriptible “Finalmente” me dije como un grito interno.
Él giro la mirada buscando a la persona de aquel nombre que parecía sonarle de algo pero que realmente no tenía interés por recordar. Me miro detallando mi persona para inmediatamente girar la mirada de nuevo.
– Puedo hacerlo yo solo. No necesito de nadie.
No supe como tomar aquello, apreté con fuerza mis manos en puños enterrando las uñas en las palmas. Una rugiente necesidad por gritarle se apoderaba de mi garganta intentando salir. Él no podía arruinarme esto, no lo permitiría. De una forma u otra me repetía mentalmente. Mire al profesor indicándole con mi mirada, de algo tenía que valer el dinero que le había dado por ello.
El tronar de su lengua cuando la respuesta de “No lo harán en grupo” del profesor, fue esclarecedor. Él estaba obligado a notarme, no podría salir de esta. Las ansias que había estado sufriendo se irían y yo regresaría a la normalidad, eso fue hasta que después de quedar con él de ir a la biblioteca a hacer el trabajo esa espina nació cuando Sasuke de mala gana giro para salir del salón ignorándome.
¿Hasta cuando?
¿Hasta cuando él sabría quien era yo?
Tenía que hacer algo para que mi presencia en él fuera profunda. Inolvidable. Que mi nombre retumbara en su mente por siempre.
Sobornar a la bibliotecaria no fue difícil.
A hora él solo tendría dos opciones: Mi casa o su casa.
Y era obvio que no seria en la mía.
Sonreí cuando vi la frustración en su cara, me deleite con ese seño fruncido. Encontré satisfacción en esa expresión que deformaba su normalmente imperturbable rostro “Oh” Gemí mentalmente al comprenderlo “Yo soy el causante de eso”
Quería ver más… ¡Mucho más!
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Note la negativa de Sasuke por querer llevarme a su casa, había sido un rotundo “No” que me estaba comenzando a sacar de mis cabales “Encuentra la forma, encuentra la forma” me repetía una y otra vez, todo se iba a ir a la mierda, todo lo que hasta ahora estaba consiguiendo lo perdería no podía permitirlo. Solo había una cosa que había notado fuertemente en él, era tan constante que resaltaba a la vista. A Sasuke le importaban mucho sus calificaciones.
Sonreí cuando aquel “Si no te importa reprobar la clase por no haber entregado el trabajo por mi esta bien” Salió de mis labios.
Su ceño fruncido me dijo que él había caído.
El comienzo de mi presencia en su vida había empezado.
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Fue algo que nunca me hubiera esperado, aquella faceta no entraba dentro de mi raciocinio. Él derrumbaba cada pared que yo tenia construida sobre una idea. Yo tenía por sentado aquella frialdad en su personalidad, pero cuando entre la enjundia de saberme en sus terrenos me brumo, el ver a ese pequeño renacuajo salido de la nada saltarle encima me dejo sin ideas coherentes que procesar.
¿Qué estaba pasando exactamente aquí?
Mis ojos se abrieron desmesuradamente en una sorpresa nada grata.
Él… él… él estaba… ¿Sonriendo?
La escena se salía de todo lo natural, pude sentirlo vibrar en el aire. No era necesario mi alto coeficiente intelectual para notarlo.
Sasuke abrazaba al pequeño con tanta fuerza que ligeramente había alzado al niño del suelo, quedando solo ligeramente unos cuantos centímetros del suelo. Por otro lado para alguien que viera por de fuera parecía que era realmente el mocoso que efusivamente abrazaba a Sasuke de la cintura ocultando su rostro en su abdomen, pero yo sabía que ciertamente era al revés.
En un segundo la mano blanca recorrió la mejilla en una sutil caricia hasta el cabello, y fue cuando el renacuajo despego su rostro y levanto la mirada para verlo para empezar a saltar que lo note. Sasuke lo miraba con una adoración que se me hizo anormal, con una ligera sonrisa en sus labios mientras le decía que no hiciera eso.
Una alarma salto pitando con mucha fuerza en mi cabeza dejándome sordo.
El mocoso pareció notar mi presencia, girándose para poderme ver. Lo mire con detenimiento de pies a cabeza. Delgado de unos 5 años, rubio y de ojos azules, piel canela. Nada parecido a Sasuke. Fruncí ligeramente el ceño.
¿Qué tenía ese chiquillo?
– ¿Quién es él, Sasuke-Niichan? – Pregunto sacándome de la sordera en la que había estado sumergido
“Hermano” resonó en mi cabeza. Como si quisiera excusar aquella sonrisa me dije que era por eso. Sasuke y ese mocoso tenían lazos sanguíneos, seria normal que él sonriera con alguien de su familia, aunque yo no alcanzara a comprender el sentimiento era algo que entraba en el protocolo de ser familia.
No tenía razón para sentirme ligeramente acelerado e inquieto.
–Ah, él es Gaara.
Mi corazón se detuvo en el preciso momento en que lo escuche decir aquello. Todo se resumía a aquel momento, pero por alguna razón no se sintió como yo esperaba que se sintiese. Algo faltaba y no podía comprender que era. Y no saber me estaba molestando bastante.
Mire al chiquillo ocultarse entre el cuerpo de Sasuke, eso solo acrecentó esa molestia que había surgido desde la aparición del niño. Y entonces supe que de esa escena me estaba molestando.
Él no me miraba a mi, cuando dijo mi nombre Sasuke a quien veía no era a mi, si no a…
“Con que eso es”
Una sonrisa que padre me había enseñado a usar en sus fiestas cubrió mi rostro, y extendí mi mano.
–Me llamo Sabaku no Gaara ¿Cómo te llamas tú? – Pregunte, ensañando mi sonrisa al percatarme que esos molestos brazos se alejaban de Sasuke.
–Naruto– Contesto con sus mofletes hinchados en una sonrisa. Muy confiado como si yo no fuera un desconocido que acababa de conocer apenas. Llego hasta mí, y me dio su mano.
“Eso es” Se escucho de nuevo en mi cabeza con regocijo, como si la respuesta del universo hubiera llegado a mí. Sasuke tenía fruncido su ceño desde que el chiquillo abandonara sus protectores brazos.
–Mucho gusto de conocerte Naruto. Soy compañero de tu hermano de la escuela.
Otra cosa de la que podía estar seguro aparte de que el estudio era importante para Sasuke, esa era que para él este niño era alguien fundamental en su vida. Y la manera para llegar a él.
Naruto sería mi catapulta para conseguir lo que yo más deseaba.
Y eso no era más que arrebatarle todos los pensamientos de su hermano.