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Amistad ¿o Amor? por martyper

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Notas del capitulo:

hola!! yo aqui comiendo una sopa instantanea mientras paso a dejarles esto

les platico que me saldra mas largo de lo esperado, igual no creo q pase de los 3 caps aunq eso lo vere una vez escriba el tercero

este es mas que todo de recuerdos y un poco de la historia de  los sentimientos de minho 

espero que les guste

 

 

El rubio yacía acostado sobre la suave cama de Minho, un paño húmedo sobre su frente, se sentía cansado, la cabeza le dolía horrores, seguramente cogió un resfriado por estar bajo la lluvia.

 

-¿te sientes mejor? – levanto la vista la puerta de la habitación y vio a Minho caminar hacia el con una bandeja en la manos, traía un vaso lleno de agua y unas pastillas que le tendió, el rubio tomo las pastillas y el vaso y las bebió dejándolas nuevamente sobre la bandeja

 

-¿Qué paso? – pregunto, el moreno dejo sobre la mesita de noche la bandeja y se sentó a su lado en la cama

 

-te desmayaste… no tienes idea de lo preocupado que estaba – hablo Minho acariciando sus cabellos con cariño

 

-lo siento –

 

-lo importante es que estas bien – el alto suspiro – estaba tan preocupado que llame al médico. Me dijo que puedes tener anemia ¿no has estado comiendo bien? –el rubio bajo la mirada apenado -¡Kibum! Debes alimentarte, no puedes ir por la vida saltándote las comidas, te hará daño, debes cuidarte, por ti… y también por este bebe ¿de acuerdo? – Minho puso una mano sobre su vientre viéndolo a los ojos, mismos que se llenaron de lágrimas y asintió.

 

-Minho, mi papá tenía razón, Jonghyun solo jugo conmigo – las lágrimas salieron, el alto tenía una expresión de dolor en el rostro, le ponía mal ver a Kibum tan triste.

 

Lo envolvió en sus brazos y dejo que se desahogara, le dolía verlo así, él es una persona dulce y sensible, no se merecía que le hicieran eso.

 

Muchas veces había pensado que Jonghyun no se merecía a Kibum, que no era adecuado para el y que el necesitaba a alguien mejor a su lado pero no podía hacer nada, Kibum lo amaba y aunque eso le destrozara el corazón nunca se opuso a que buscara su felicidad.

 

Minho siempre estuvo enamorado de Kibum que era tres años menor que él, lo recuerda desde pequeño cuando los padres del rubio se mudaron a la casa frente a la suya.

 

El rubio apenas tenía 6 años cuando él ya estaba en los 9, era tan lindo. Fueron amigos de inmediato, aun cuando su personalidad era totalmente opuesta, él era de actitud serena, un poco introvertido y muchas veces retraído pero la personalidad alegre y llena de confianza del rubio le hicieron poner los ojos en aquel pequeño de ojos felinos y sonrisa brillante.

 

Con el tiempo se dio cuenta de que algo dentro suyo se removía inquieto cuando el pequeño estaba cerca, ese sentimiento no murió jamás, al contrario, mientras mas compartía con el otro, mas se daba cuenta de lo importante que era para el.

 

Kibum había adoptado la costumbre de colgarse de su brazo cuando caminaban juntos, le daba abrazos y le besaba la mejilla haciéndole sentir nervioso, sin quererlo se había acostumbrado a su presencia, a su alegría, a su calor…

 

Pero no fue hasta los 15 años de kibum que por fin entendió lo mucho que lo amaba.

 

Todos bailaban y reían en la fiesta que entre todos los amigos le organizaron al entonces pelinegro kibum. Todos se divertían y hasta hacia un rato atrás minho también,  había debido solo una cerveza porque el beber alcohol no se le daba bien y no le gustaba hacer el ridículo cuando estaba ebrio pero kibum ya había tomado mas de una.

 Habían bailado juntos hasta desfallecer, reían juntos, el alto se sentía muy contento de compartir esos momentos junto a su kibum.

 Todo iba bien hasta que Dong woon llego y se pego a kibum, en ese momento el de ojos felinos se olvido por completo de su presencia, el alto se sentía desplazado, kibum hablaba y reía junto a Dong woon y el estaba simplemente ahí viendo como era ignorado, viendo a kibum divertirse con alguien mas.

 

Se sentía horrible, mientras el estaba sentado en un sillón al fondo de la habitación con una lata de cerveza a medio beber podía ver al centro de la pista a kibum ya con unas cuantas copas encima bailar demasiado pegado con Dong woon, el chico le tomaba de las caderas pegándolo mas a su cuerpo, sus labios casi rozaban el cuello de kibum mientras este parecía deshacerse entre sus brazos, minho se sentía asqueado, en su garganta un enorme nudo le impedía dar un trago a su cerveza, verlos juntos era como recibir golpes directo en el estomago, se sentía molesto, furioso pero mas que nada dolido de cómo había sido fácilmente desplazado sin q kibum pusiera nada de resistencia contra eso, se veía demasiado a gusto con el otro y eso lo asqueaba.

 

Salió frustrado al enorme jardín de la casa del de mirada felina, necesitaba relajarse, le caería bien un poco de aire, se sentó en el columpio en el que kibum adoraba pasar las tardes desde pequeño y donde el siempre estuvo sentado a su lado, conversando de todo y nada durante todos los años de amistad que llevaban para esa época.

 

Estuvo viendo el cielo oscuro por un buen rato, admirando la belleza de las estrellas y agradeciendo infinitamente  que todo el ruido de la fiesta no llegara hasta ahí con tanta fuerza.

 

Habiéndose tranquilizado se levanto y se dispuso a buscar a su amigo, ya estaba cansado y creía q ya debía irse pero no podía hacerlo hasta despedirse de kibum.

 

Estuvo un rato buscándolo en la pista sin mucho éxito así que salió de la masa de personas encaminándose a la planta alta de la casa, apenas terminando de subir las escaleras encontró a kibum siendo acorralado por Dong woon contra la puerta del baño mientras le devoraba los labios, esa imagen le lleno de un rabia que difícilmente alguien podría contener, pero fue mas grande el dolor de ver la ansiedad con la que kibum correspondía aquel demandante beso, ver como sus brazos se aferraban a la espalda ancha del chico evitando que pudiera separarse y como el otro acariciaba el cuerpo de su kibum lo dejo sin aire, sin fuerzas para respirar y sin una pizca de cerebro que le mandara una acción a su cuerpo y moverse, como si fuera masoquista soporto eternos minutos observando la escena hasta que fue demasiado para su corazón y salió de la casa como alma que lleva el diablo.

¿Por qué no hizo algo?... ¿Por qué no intento separarlos?

Aun cuando sus puños ardían de lo fuerte que los apretaba y las ganas de moler a golpes al otro lo estaban matando, una parte de su mente, la parte mas racional y la que milagrosamente no había colapsado aun y le permitía tener un poco de cordura le dijo que el no tenia ningún derecho de hacerlo, que no debía reclamar nada porque kibum no era suyo, ellos no eran mas que simples amigos y ese pensamientos jamás le había molestado tanto como en ese momento.

*-*-*-*-*-*

 

Varios días habían pasado, no había vuelto a hablar con kibum, no se sentía capaz de hacerlo, su estúpido corazón dolía cuando recordaba la ultima vez que habían estado juntos en esa fiesta, sus nervios se disparaban cuando lo veía caminar hacia su edificio de secundaria y su deseo de salir corriendo llegaban apenas kibum intentaba acercársele, estaba hundido, no se sentía listo para enfrentarlo y aunque pareciera muy obvio el no lograba comprender la magnitud de todos esos sentimientos que lo embargaban respecto a su amigo.

 

Un día gris, lluvioso, el sol había estado en huelga decidiendo no aparecer y ocultándose tras enormes nubarrones negros que se suspendían sobre su cabeza, había sido un día bastante pesado, en la universidad le habían dado mas trabajo de lo normal y se había estado matando los últimos días por terminar todo a tiempo, había tenido varias dificultades de ultimo minuto y se había tenido que ingeniar una solución a la velocidad de la luz.

Frustrado por todo y por el pésimo clima caminaba hacia su casa demasiado cansado como para apresurarse cuando una gota de agua cayó sobre su mejilla, vio el cielo y varias gotas empezaban a caer, lo que le faltaba…

 Lluvia…

Su día no podía ser peor…

Bufo molesto y cubriéndose con su abrigo tuvo que correr lo que faltaba a su casa porque la lluvia empezó arreciar.

 

Para cuando llego a casa la pequeña llovizna ya era una tormenta, se cambio las ropas mojadas y se preparo un poco de chocolate caliente, sus padres no estaban en casa así que se quedo en su habitación tranquilamente, sentado junto a la ventana observando el bonito jardín exterior y perdiendo sus pensamientos en las pequeñas gotas que resbalaban sobre el frio cristal, disfrutaba del dulce sabor de su bebida cuando su tranquilidad fue interrumpida por el timbre, dejo la taza sobre el alfeizar de la ventana y salió de su comodidad dirigiéndose a ver quien era el que estaba en su puerta.

 

Sus ojos grandes se abrieron de sorpresa cuando se encontró con los ojitos felinos que tanto amaba levemente rojos observándolo desde la entrada, su ropa totalmente empapada, los bonitos labios acorazonados estaban rojos por el frio, de su cabello finas gotas escurrían atravesando su rostro pálido.

 

-¿kibum? ¿Qué haces aquí? – pregunto viéndolo todavía atónito de tener la presencia de su niño hermoso en su puerta y aun mas de esa forma

 

-necesitaba hablar contigo –

 

-si pero ¿Por qué vienes ahora? ¿Es tan importante para que vinieras aun con esta tormenta? – pregunto contrariado, el pequeño no pronuncio palabra, simplemente asintió con la cabeza, el alto no se movió hasta que se percato de los pequeños temblores que atacaban el delicado cuerpo debido al frio –pasa – dijo por fin haciéndose a un lado y dejando que el menor pudiera dejar de estar expuesto al viento  de la tormenta.

 

Vio como la ropa de kibum choreaba salpicando la estancia en pequeños charcos así que con un suspiro le pidió que esperara mientras iba por una toalla.

 

Llego con dos, una grande y una mas pequeña, lo envolvió con una y con la otra empezó a secar sus cabellos desordenándolos, kibum no decía nada solo lo dejaba hacer, para kibum eso no era nada muy especial, el alto era como su hermano mayor y estaba acostumbrado a sus atenciones, no era raro ese comportamiento sobre protector en el otro.

 

Para Minho por el contrario era un momento incomodo, sentirse cerca de kibum después de tanto tiempo lo tenia nervioso, esperaba que su pesada respiración no fuera notada por el otro.

Mientras secaba el negro cabello luchaba consigo mismo para no desviar la vista a esos bonitos labios que tantas veces parecían llamarlo y tentaban su autocontrol cada que los veía fijamente, quería evitar a toda costa perderse en esa mirada felina tan dulce y a la vez tan sensual que por muchos años habían tenido ese efecto atontador que lo hacia sentirse un idiota y le permitía al menor un poder inexplicable sobre el, lo volvía una simple marioneta que el pequeño podría manejar como quisiera.

 

-yo… minho… ¿estas molesto conmigo?... ¿hice algo mal sin darme cuenta y por eso estas enojado? – pregunto el menor viéndolo directo a los ojos, el mayor sintió su garganta cerrarse ante la cuestión

 

-N-no ¿Por qué piensas eso? – respondió quedo intentando desviar la mirada

 

-desde mi cumpleaños has estado evitándome, no respondes mis llamadas, ni mis mensajes, no has ido a mi casa, cuando te busco me dicen que no estas y si te invito a salir siempre estas ocupado, ¿hice algo mal?  - “solo besarte con otro el día de tu cumpleaños” pensó minho en ese momento

-no… por supuesto que no, tú no has hecho nada malo – respondió deseando no entrar mas profundo en el tema

 

-entonces ¿Por qué? ¿Por qué has estado tan distante? ¿No sabes lo mucho que me duele que me ignores? – “igual que me dolió a mi que tu me ignoraras en la fiesta

 

-lo siento mucho, es solo que he tenido demasiado trabajo en la universidad y no he tenido ni un segundo para respirar – y no mentía en eso

 

-¿seguro que solo es eso? – “estoy seguro que es mucho mas que eso”

 

-estoy seguro – respondió sonriéndole, la sonrisa mas falsa que había hecho en su vida pero que al parecer fue lo suficientemente convincente para engañar al menor, o si no el pequeño era un buen actor al fingir creérsela

 

-entonces ¿todo esta bien? – “nada esta bien”

 

-todo esta perfecto –

 

-y ¿volveremos a ser como antes? – pregunto el pequeño, sus ojitos brillantes mirándolo fijamente ¿Qué es lo que ese niño le había hecho a su corazón que sentía una gran felicidad con solo ver esa diminuta sonrisa esperanzada en sus lindos labios?

 

-tranquilo, todo será como antes – y cuan equivocado estaba, aunque en ese instante deseo que todo sucediera de esa forma.

 

El pequeño kibum suspiro contento y en un arranque de felicidad rodeo la cintura del mayor en un fuerte abrazo escondiendo su rostro en su cuello

 

-gracias minho, me has hecho tanta falta – sentir el cálido aliento rozando su cuello le erizó la piel, su corazón de pronto decidió que quería trabajar mas aprisa y comenzó a enviar la sangre por su cuerpo de una forma impresionante, ese simple gesto altero todo su sistema nervioso

 

-emm ¿quieres un poco de chocolate? – pregunto para alivianar la tensión de su cuerpo, el mas pequeño se separo de el y asintió con una sonrisa radiante – sube a mi cuarto, debes cambiarte antes de que enfermes así que toma algo de mi armario para que te quites esa ropa mojada mientras yo preparo el chocolate ¿bien? – el pequeño asintió y corrió escaleras arriba con una sonrisa, el alto dejo escapar un suspiro intentando calmarse, para el nada era igual, desde hacia mucho que nada era igual con el menor pero ahora mas que nunca se daba cuenta de ello.

 

Preparo dos tasas más de chocolate porque seguro la suya ya estaba fría, las puso en una bandeja junto a unas galletas que sabia al menor le encantaban y subió a su habitación.

 

Lo encontró en el mismo lugar que el estuvo antes abrazando sus piernas y con la mirada perdida viendo por la ventana

 

-aquí esta el chocolate – se acerco hasta poner la bandeja sobre una mesita, el menor se paro de su lugar dejándole ver la ropa que llevaba, un pantalón azul de pijama que le quedaba grande y una camisa manga larga de algodón blanco con un dibujo de bob esponja al frente, fue un regalo de kibum para uno de sus cumpleaños anteriores, sonrió recordando lo espantosa que le pareció la prenda pero aun así agradeció y se la puso en el mismo momento porque kibum se lo pidió, le gusto ver la enorme sonrisa de satisfacción en el rostro del menor al verlo usándola ese día aun cuando el a sus 16 años moría de vergüenza usar algo a su parecer tan ridículo en plena fiesta, al parecer el gusto del menor por el personaje no había cambiado en lo mas mínimo.

 

-tengo muchas cosas que contarte, estos días sin ti fueron una tortura, no tenia con quien hablar y moría por contárselo a alguien – hablo el menor emocionado sentándose con su taza en el mismo lugar de antes, minho se sentó sobre la alfombra con las piernas cruzadas viéndolo de frente

 

-¿enserio? – pregunto dando un sorbo a la bebida, el menor le imito tomando también una de las galletas y llevándosela a la boca

 

-mmhm eshque elm diam de la fieshta –

 

-kibum, no hables con la boca llena – regaño el alto divertido como todo buen hermano mayor haría, el pequeño asintió y sonrió

 

-lo siento –

 

-continua – pidió el alto llevándose la taza a los labios

 

-así, te decía que el día de la fiesta ¿recuerdas que también llego Dong woon? – al escuchar el nombre el alto dejo de beber y puso la taza sobre la mesa, no le gustaba el rumbo de la conversación, aun así asintió indicando que lo recordaba, el menor continuo – bueno pues después de bailar juntos fui al baño un momento, cuando Salí el estaba esperándome afuera, me acorralo contra la puerta y me beso – finalizo feliz el menor, minho recordaba, valla que lo hacia, “¿Cómo olvidarlo?”  Agradeció a su intuición por dejar la taza antes porque seguro la hubiera soltado ante el espantoso recuerdo

 

-a ¿si? – uso un tono poco entusiasta que el menor pareció no notar

 

-si, fue tan lindo y dulce conmigo – “¿dulce? Si parecía querer tragarte ¿y dices que fue dulce? Preguntaba en su interior molesto

 

-¿de verdad? –pregunto poco interesado realmente en seguir escuchando

 

-si, pero lo mejor no fue eso – el ni siquiera pensaba que fuera bueno, mucho menos lo mejor

 

-¿a no? –

 

-no, después de eso me dijo que yo le gustaba – “como si no es obvio como te coquetea, y aun mas como quiso devorarte ese día” – y me pidió que fuéramos novios… y le dije que si – finalizo un emocionado kibum, minho sintió que algo se rompía en su interior, su garganta se cerro y sintió sus ojos arder al instante, escuchaba al rubio balbucear un sin numero de palabras inentendibles para el, estaba perdido, lo veía mover los labios pero no escuchaba nada, sonreía y asentía cuando el rubio volteaba a verlo entre su palabrería llena de felicidad, pero solo deseaba que el pequeño se fuera y lo dejara solo para poder sacar su frustración y su tristeza.

 

 

Lastimosamente no fue así, el pelinegro se quedo a dormir y tuvo que fingir todo el rato estar bien cuando por dentro se estaba despedazando poco a poco.

 

En cuanto el menor cayo rendido, el alto tomo lugar junto a la ventana nuevamente, la lluvia no cesaba, los relámpagos iluminaban su rostro, agradecía que no hubieran fuertes truenos porque si no mantendrían despierto al pequeño y no podría sacar todo eso que llevaba dentro, veía borroso como el agua azotaba contra el cristal mientras sentía como sus propias lagrimas escapaban de sus ojos, llegaban a la comisura de sus labios y resbalaban por su barbilla, no fue hasta ese momento que entendió que eso que le había afectado tanto tiempo, eso que le pasaba cuando estaba con su pequeño, que ese dolor que sentía ahora su corazón tenia un nombre y a pesar de saberlo no pensó, o no quiso creer que fuera lo que realmente sentía, tal vez solo no quiso ver que lo que le pasaba con kibum no era otra cosa que amor, se había enamorado de ese chiquillo infantil y a veces un poco descarado, no fue hasta que ahogaba los sollozos abrazando una almohada, hundiéndose en ella y aferrándola contra su cuerpo que fue plenamente consiente del gran amor que le tenia a ese pequeño niño que ahora dormía plácidamente en su cama mientras que sus ojos desbordaban cascadas que se perdían entre las fibras de tela entre sus brazos.

 

Mentiría si dijera que las cosas mejoraron, no fue así, le dolía ver a kibum con su nuevo novio, se sentía morir cuando los veía regalarse besos y caricias frente  sus ojos pero en su presencia solo fingía una sonrisa y les dedicaba palabras que cualquier amigo le diría a alguien que ha encontrado el amor, que les desea felicidad, que se ven bien juntos, cualquier palabra amistosa salía de sus labios para disimular su desagrado y su dolor, pero en la soledad y seguridad de su habitación las almohadas se habían convertido en sus mejores amigas, guardando como un secreto sus momentos de melancolía y depresión que siempre terminaban en un llanto que no hacia mas que hacerlo sentir miserable.

 

Tuvo que obligarse a si mismo a soportar todo eso y acostumbrase a verlos juntos, afortunadamente la relación solo duro 5 meses, cuando todo termino fue el quien recibió entre sus brazos a kibum consolándolo por la ruptura, conteniendo con su propio cuerpo, con su propio corazón al de kibum, dándole fuerzas que el mismo no tenia para superar ese momento.

durante un tiempo mas todo fue bien, kibum había superado todo y había vuelto a ser como antes de que empezara a salir con Dongwoon, todo fue casi perfecto hasta que kibum conoció a Jonghyun, un empleado nuevo en la compañía del padre del pelinegro,  se gustaron al instante, el se dio cuenta al ver el brillo en los ojos de kibum al verlo, de nuevo sufrió, por segunda vez se hizo a un lado y permitió que kibum buscara otra vez su felicidad y lo apoyo en todo momento, incluso aunque quería llorar cuando hablaba de los avances en su relación con el cara de perro, según le decía minho. No se opuso, no intento nada, pensaba que no era adecuado para kibum pero prefirió dejar que el menor siguiera a su corazón

 

 Gran error

 

 Ahora estaba de nuevo ahí, acariciando los cabellos rubios de kibum mientras lo veía dormir con el rastro de lágrimas en sus mejillas, ahora con un bebe en su interior y la necesidad de recibir el afecto del hombre que ama, en cambio solo lo tenia a el, su eterno enamorado secreto a quien kibum no ama consolándolo por ser engañado y cruelmente abandonado a su suerte por el maldito que le hizo creer en falsas esperanzas y le hablo mentiras para seducirlo, ahora de nuevo ahí, en su cama estrechando el menudo cuerpo de su niño deseando que todo el dolor que sentía fuera traspasado a su propio cuerpo para que el otro fuera feliz nuevamente, sin importar lo difícil y duro que pudiera ser llevar esa carga en su corazón, si pudiera hacer a kibum feliz, no le importa cuanto es lo que tenga que sufrir, lo haría todo por verlo sonreír otra vez ya sin miedos, sin dolor, sin sufrimientos…

 

 

 

 

 continuara...

Notas finales:

muchas gracias por leer y realmente lo siento si hay horrores ortograficos, esq estoy ciega y aveces aunq reviso no veo los errores y ya luego salen, si ven un horror asi bien horroroso diganme y lo corrijo ¿bien? 

ok, gracias por leer y ya saben, espero saber sus opiniones


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