— ¿Te acordaste otra vez?

Me quedé tenso en mi lugar, helado, sin poder si quiera exclamar una palabra. Andreas me conocía muy bien, era mi mejor amigo desde los nueve años y lo sabía todo. A él no podía ocultarle nada. Lo cierto es que no quería contarle, no quería escuchar ese nombre que tanto odiaba, ese nombre que había tratado de borrar de mi vida para siempre y que por alguna extraña y masoquista razón, siempre llegaba a mí, como un efecto boomerang. Siempre que buscaba lanzarlo y alejarlo lo más lejos que podía, cada vez que lo lanzaba con más fuerza, regresaba aún peor.

Sí, había recordado esa noche, esa noche en la que todo cambió, esas palabras que había odiado por tanto tiempo.

— ¿Te gusta, Tomy?

No esperaba que después de ser nombrado presidente de la revista más famosa de Nueva York: Noise, mi vida cambiara tanto. Y muchos menos esperaba que mi pasado me alcanzara tan rápido.

le pido a Dios  que me dé la oportunidad de que este de nuevo a mi lado aunque me largue a dar un tour por el infierno. Aunque arda en llamas y me atormenten día y noche. Es un buen pago por el mejor de mis pecados.

Y así escribe una carta el ser más hermoso con unas lágrimas cayendo por su fino rostro, con su corazón apachurrado por la persona que ha perdido.

¿Cómo se sentirá el cielo? Al ver las lágrimas de una estrella…