La vida de Mu en Jamir transcurre en medio de una calma casi permanente al lado de su joven alumno Kiki, al que recientemente ha comenzado a entrenar.

Y es precisamente la inocencia y curiosidad del pequeño de cabellos naranjas la que traerá a flote, por medio de un recuerdo impreso, la melancolía que llenaba el corazón del caballero desde sus mismos días de aprendiz; cuando descubriera por vez primera el amor, la tristeza y el dolor del engaño de manos del hombre a quien respetaba más en el mundo y a quien el destino le arrebatara sin remedio, dejándole sólo el recuerdo de sus ojos tristes y una sonrisa secreta sólo para sus ojos.