Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A Reason To Live por elyon_delannoy

[Reviews - 112]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Tarán!!!

Otro capi y es más larguito =P

Esta ha sido una semana verdaderamente iluminada. Mi cuadro ha avanzado suficiente para hacerme creer que lo terminaré o estará un 98% listo antes de que viaje (que finalmente será el miercoles asi que alcanzare a subir otro capi antes de desaparecer unosdias =P) y el fic se ha escrito montones. En estos momentos, estoy terminando el octavo =O Creo que empiezo a comprender el poder detras de los reviews xDD

Sin embargo, me da un poco de miedo que se me apague la ampolleta. Y jamas creí que la parte no inventada de mi fic generaría tantos capítulos. Me da un poco de miedo perderme en ciertas partes también. De hecho, creo que me perdí escribiendo el 8 =S, lo bueno es que ahora casi al final me encontré!!! Lo que significa que tendré que editar un resto el comienzo pero buee, voy con dos capis de ventaja xD

¡Neran, mira! Este capitulo ya estaba escrito cuando leí tu review, pero creo que puede haber algún guiño aquí para ti. El destino, te digo xD

Notitas al final, para no arruinar la historia.

Este es mi capitulo favorito hasta el momento así que espero sinceramente que les guste ^^

 

 

Fall Along The Way.

 

Dos días después y casi cuatro horas antes de la hora en que debía presentarse en el templo del patriarca, Dohko se removía y quejaba en sueños. Minutos más tarde sus ojos se abrían luciendo asustados, sus pulmones desesperadamente intentaban ingresar aire, sus brazos y piernas luchaban iracundos por liberarse de las sabanas en las que se veía atrapado. Cuando logró sacar los brazos de debajo de las cobijas, se sentó en la cama con rapidez. Paseó los ojos por toda la habitación, intentando convencerse de que efectivamente estaba en el templo de Libra. Sudor helado corría por sus sienes y temblaba, aún respirando agitadamente.

Más tranquilo, se dejó caer otra vez en la cama, tragando con dificultad y cubriéndose el rostro con una de las almohadas para ahogar un grito frustrado. Dio vueltas, enredando las piernas en las sabanas y se acomodó boca abajo, la almohada aún cubriendo su cabeza. Las sabanas estaban húmedas con sudor y la sensación contra su piel se volvía rápidamente desagradable, pero se negaba a levantarse. Sentía que el estomago le daba vueltas y sabía que si intentaba hacerlo, sencillamente terminaría en el suelo.

Se quedó así por varios minutos, apretando el rostro contra la cama como si intentase asfixiarse. Sólo volteó hasta apoyar la mejilla cuando sintió la voz de Shion retumbar en su cabeza, momentos después.

 

"Dohko, necesito que estés aquí una hora antes de lo previsto. Hay un par de asuntos en los que seguramente Athena querrá incluirte y al menos tendrás que saber de que demonios está hablando."

 

Shion se escuchaba tenso y Dohko no había tenido el mejor de los despertares esa mañana. Gruñó molesto y se hizo un ovillo sobre la cama, la almohada fuertemente presionada sobre su rostro. Estaba de muy mal humor para intentar fingir delante del resto.

 

"Olvídalo. No iré"

 

Y bloqueó toda comunicación entre ellos. Era algo agotador en su situación actual pero necesitaba hacerlo. Se arrodilló despacio sobre la cama, lentamente desenvolviéndose de las sabanas, pasándose el brazo por la frente para secar el sudor y revolviéndose el cabello para despegar las finas hebras que se adherían a su rostro y a su cuello. Se quedó unos segundos en esa posición, sentado sobre sus talones, luciendo desorientado y perdido, la reciente pesadilla fresca en cada parpadeo. Se apretó los ojos con las palmas para evitar que las lágrimas corrieran libres. Quería tomar una ducha con urgencia pero se sentía incapaz de mover un solo músculo. Con frustración, sentía como se le cerraba la garganta y un gemido de impotencia nacía en el fondo de su pecho. Los sollozos no tardaron en llegar y se dobló hacia delante, empuñando las sabanas mientras su frente apenas rozaba la cama, lagrimas escurriendo por sus ojos herméticamente cerrados y resbalando por su nariz, las sacudidas de sus hombros evidenciando el dolor que sentía en esos instantes.

Como nunca antes, fallaba en cumplir una promesa hacia su amigo. Peor aun, lo hacia frente a la Diosa y en un momento crucial de lo que sería el santuario de allí en adelante. El sabor amargo que cada pesadilla traía consigo se mezclaba con la angustia de saber que su comportamiento repercutiría en Shion. El lemuriano seguramente se haría responsable de su desobediencia. Debería, como siempre lo había sido, ser capaz de sobreponerse a cualquier cosa. Sin embargo, ahora no se sentía ni la mitad de fuerte que hacia unos años. Y lo lamentaba, no por él sino por Shion. Le daba lo mismo que castigos cayeran sobre sus hombros, había perdido la esperanza y no tenia interés en nada. Frente a eso, no había mucho que se pudiera hacer. Pero Shion jamás le permitiría derrumbarse sólo. Y varios de los jóvenes santos, a los que había educado en algún momento, tampoco lo harían. Y esa idea hacia que se le revolviera otra vez el estomago.

Resopló desesperado, medio ahogado. Se levantó temblando y tambaleándose llego hasta el baño, cerrando con pestillo la puerta y echando a correr el agua fría. Se metió con los pantalones aún puestos y se sentó bajo el chorro de agua que golpeaba insistentemente contra su cabeza, intentando apagar los desordenados pensamientos que se arremolinaban en ella. Varias veces había hecho lo mismo en la cascada de Rozan. El agua fría lentamente comenzaba a bajar la temperatura de su cuerpo, llevándose también la ansiedad y la desesperación. Se abrazó las piernas, la piel de su espalda erizándose con la temperatura del agua y escondió el rostro contra los brazos, su cabello aplastándose por el peso del agua. No podía presentarse ante los santos, que alguna vez siendo niños habían visto en él un ejemplo a seguir, en esas condiciones. Simplemente no podía. Y por más que quisiera engañarse, ese sentimiento no se iría una vez que abandonara la ducha.

Permaneció un par de minutos más bajo el agua, hasta que el castañeteo de sus dientes y el temblor de sus miembros le obligaron a salir. Jamás en su vida, ni en la más difícil de sus batallas, se había sentido tan desalentado y, al mismo tiempo, tan avergonzado de si mismo, como esa vez.

 

********************************************

 

Si hubiese podido, Shion habría bajado inmediatamente hasta Libra una vez que se vio imposibilitado de continuar hablando con Dohko. Sin embargo, esta vez no podría pasar por alto sus funciones como patriarca. Athena estaba a un par de horas de llegar y le quedaban papeles que ordenar para ella. Pronto, también, comenzarían a llegar algunos de los dorados para afinar los últimos detalles a las tareas que serían asignadas y no podía darse el lujo de perder el tiempo con las niñerías de Dohko. Cómo se lo explicaría a Athena; ni la más remota idea.

Poco tiempo después, se revolvía nervioso en su asiento, tamborileando con ansiedad los dedos sobre la mesa. No se le ocurría ninguna excusa remotamente aceptable y los santos, esparcidos por el salón de reuniones en pequeños grupos, cada cuanto le dirigían miradas interrogantes. Para entonces todos deberían haber notado la ausencia del maestro Dohko.

Mü se le acercó tímidamente, no muy seguro de que interrumpirlo sería una buena idea.

-         Maestro ¿se encuentra bien? - susurró hincándose junto a él - ¿Hay algo que le preocupe?

-         No te alarmes, Mü - contestó Shion, igual de quedo - No es nada. ¿Cómo estaba todo en Jamir?

En un intento de desviar la conversación, Shion se levantó y caminó a uno de los ventanales, seguido de cerca por su alumno, preguntando por el hogar que no había visitado en muchos años. El joven santo de Aries sabía de las intenciones de su pregunta y sonriendo, decidió seguirle el juego, contando detalladamente los sucesos de su última visita al lugar.

Un poco más allá, Kanon discutía fervorosamente los beneficios del chocolate amargo con Milo. Éste ultimo abogando que el chocolate no era tal sin su buena dosis de dulce. Junto a ellos, Camus rodaba los ojos, incapaz de comprender la seriedad con la que los otros dos debatían el tema.

Cuando el menor de los gemelos vio al patriarca levantarse del sillón en el que había permanecido las dos horas previas, con el ceño fruncido y la atención en cualquier cosa menos en lo que Mü hablaba, hizo un rápido conteo mental de los caballeros en el salón. Libra, quien debería estar en ese instante en el lugar que Aries trataba de ocupar, no se veía en ningún lugar. Eso explicaría el malhumor de Shion. Dohko, una vez más, le desobedecía deliberadamente. En un rápido movimiento, tomó a Milo por el brazo, deteniendo en el instante la perorata que el joven griego le daba sobre lo sublime que era sentir el dulzor del chocolate derritiéndose en tu boca.

-         Me gusta el chocolate amargo. A ti te gusta el dulce - dijo con voz firme y clavando la vista en los ojos del muchacho casi con fiereza. Camus los miraba boquiabierto; tanto revuelo por el misero chocolate. Aunque imaginaba que si alguien le discutiera que ni el mejor de los Merlot podría superar al más económico de los Cabernet Sauvignon, su reacción sería similar. La boca de Kanon se torció en esos momentos en una sonrisa picara - Confórmate con saber que jamás, nunca en mi vida, sería capaz de robarte los chocolates que escondes bajo tu cama.

Rió con fuerza cuando las mejillas de Milo se encendieron y casi se doblo carcajeándose cuando el muchacho se sentó junto a Camus, abochornado al sentir todas las miradas sobre él. Giró y se topó con los ojos incrédulos de su hermano. Justo al que necesitaba ahora.

Raudo, se encaminó en dirección a Saga y lo jaló del brazo, apartándolo unos centímetros de Shaka. Le susurró un par de palabras al oído y el mayor echó la cabeza hacia atrás, mirándolo un poco desconcertado antes de voltear hacia donde se encontraban Mü y el patriarca.

-         ¿Para qué quieres que haga eso? - preguntó Saga fijando sus ojos inquisitivos en Kanon - ¿Qué estas tramando?

-         No es nada malo, te lo prometo - contestó el menor con la cara más inocente que pudo colocar - ¡De verdad! Incluso, es algo sorprendentemente bueno viniendo de mí.

Saga lo volvió a mirar alzando las cejas.

-         Solo hazlo. Por favor.

El gemelo mayor suspiró resignado y excusándose con el santo de Virgo, se acercó a los protegidos de Aries.

-         Disculpe, patriarca - carraspeó al llegar junto a ellos - Necesito una palabra con Mü, si no le importa.

Mü lo interrogó con la mirada y Saga le devolvió una suplicante, casi arrastrándolo lejos de allí por el brazo. Shion los vio alejarse confuso y se sobresaltó cuando, como por arte de magia, Kanon se materializó junto a él.

-         ¿Cuánto falta para que Athena se digne a honrarnos con su presencia? - preguntó el geminiano en torno burlesco. Shion intentó sin resultados esconder una sonrisa.

-         Debería estar aquí en cualquier minuto.

-         Si quieres, puedo hacerlo venir.

Shion volteó a ver a Kanon de reojo, entre sorprendido y receloso. Tenía una leve idea de a qué podría estarse refiriendo el menor de los gemelos. Agitó la cabeza negando. Ya había pensado en todas las formas de convencer a Dohko para que se presentara en la reunión y sabía que ninguna funcionaría. Conocía al chino desde hace más de dos siglos y si a él no se le ocurría algún modo de hacerlo cambiar de opinión, Kanon tendría aún menos posibilidades. El gemelo pareció adivinar sus pensamientos y sonrió, susurrando.

-         Tengo mis métodos - y alejándose hasta un lugar despejado del salón, agregó con voz más fuerte y algo insolente, llamando intencionalmente la atención de los demás - A usted, patriarca, lo que le sobra en años le falta en creatividad.

Y llevando una mano hacia atrás, una especie de agujero negro se abrió a sus espaldas. Saga hubiese deseado que dicho portal se hubiese abierto bajo sus pies. Cerrándole un ojo, Kanon desapareció a través del portal, que permaneció abierto en medio del salón, las miradas anonadadas de los caballeros fijas en él.

-         ¿Puede hacer eso? - escuchó el mayor de los gemelos susurrar a sus espaldas.

-         Lo acaba de hacer ¿no? - oyó que alguien, Aioria al parecer, replicaba.

 

En el séptimo templo, Dohko caminaba hasta la biblioteca cuando una voz lejana a sus espaldas le obligó a detenerse.

-         No sé si alegrarme de que estés completamente vestido o sentirme decepcionado al saber que de lo contrario, habrías dado un espectáculo de proporciones.

Y antes de que pudiese reaccionar, Kanon, salido de la nada, se le pegaba a la espalda y lo rodeaba fuertemente con sus brazos. Sólo alcanzo a registrar el palpitar del corazón del gemelo contra su espalda antes de verse absorbido por una fuerza que le obligó a cerrar los ojos para evitar marearse.

-         Aunque debes sentirte igual de expuesto sin tu armadura en estos momentos.

Abrió los ojos al sentir el aliento de Kanon golpear contra su oído y se encontró con trece pares de ojos, abiertos como platos, fijos en él. Sólo se percató de que temblaba de pies a cabeza cuando Kanon le colocó una mano en el hombro.

-         Contrólate - le escuchó murmurar antes de sentir que se alejaba y se dirigía a la mesa, agregando - Ahora que estamos todos, podremos comenzar ¿no? No está en mis planes pasar todo el día encerrado aquí.

Dohko permanecía estático en su lugar, pasando saliva con dificultad, evitando fijar los ojos en cualquiera de sus compañeros. Sintió a Aioros pasar junto a él, dándole una palmada en el hombro que le hizo dar un respingo, y continuando su conversación con Aioria como si nada.

-         Eso...- le escuchó decir al arquero, quien con un dedo señalaba a Kanon - ...es saber sacar provecho de una técnica.

Acto seguido, el santo de Libra levantó los ojos para encontrarse con la mirada preocupada de Shion. Lo que el lemuriano vio en los ojos desenfocados del chino, lo dejó tan paralizado como al otro santo: un ligero enrojecimiento dando cuenta de las lágrimas de esa mañana y un torbellino de emociones que oscurecían su verdor. Desesperación, miedo, angustia. Un animal acorralado. En ese preciso momento, las puertas del salón se abrieron de par en par, la menuda figura de Athena atravesándolas con paso seguro. En menos de un segundo, Shion vio a Dohko transformarse de ese ser acorralado al soldado con el que había batallado codo a codo tantas veces. Volteó hacia la mesa donde Kanon los observaba de reojo. Traer a Dohko por la fuerza nunca se le habría pasado por la mente. Su instinto de supervivencia se lo impedía. El menor de los gemelos parecía carecer de dicho instinto y tal vez, eso era lo que se necesitaba para hacer reaccionar al chino en esta ocasión. Por el rabillo del ojo, vio a Dohko caminar con seguridad hasta su lugar en la mesa, actuando extrañamente normal. Sin embargo, sus ojos permanecían fijos con dureza en los de Kanon, una promesa silenciosa de que se arrepentiría de haberlo sacado por la fuerza de su escondite. Por toda respuesta, el griego abrió la boca en una sonrisa reluciente, sus ojos desafiando al santo de Libra a reprocharle algo.

Shion suspiró y avanzó hasta tomar su lugar junto a Athena. Definitivamente, Kanon carecía de cualquier instinto que lo mantuviese alejado de problemas. Y por las expresiones en los rostros de los demás santos, estaba convencido de que esa sería una tarde extremadamente larga.

 

****************************************

 

La reunión transcurrió, para sorpresa de todos, con normalidad. De vez, en cuando, Athena pedía la opinión de Dohko, quien de lo contrario permanecía en silencio. Cada vez que hablaba, el chino actuaba con la sobriedad y la calma que siempre lo habían caracterizado. Aportaba lo justo y necesario, riendo si la situación lo ameritaba, complementando lo dicho por Shion o cualquier otro santo de ser preciso. Athena se veía complacida con la recompuesta actitud de Libra. A Shion le daba mala espina la situación. Sobretodo por la fascinación con la que Kanon observaba los gestos de Dohko. Ver el interés que el gemelo tenía en el actuar del moreno le recalcaba la forma en que descaradamente éste fingía ante la Diosa. Sólo el cinismo en su actuar podría llamarle tanto la atención al peliazul. Porque Kanon parecía haber definido el significado de cinismo, si la humildad con la que actuaba ante Athena era prueba suficiente de ello.

-         Entonces, lo único que resta por definir es lo del refugio - escuchó a Athena decir a su lado - Me parece imprescindible que los santos dorados vuelvan a encargarse de la educación de los niños del santuario y a pesar de que hubiese preferido que Dohko siguiese siendo el encargado de esta tarea, por ser el de más experiencia en el tema, también comparto la visión del patriarca de permitirle al resto de ustedes explorar en la enseñanza.

Shion notó la tensión en los hombros de Dohko al escuchar su nombre en directa relación al refugio pero éste no se volvió a mirarlo, aún más concentrado en transmitirle a Kanon todo el odio que era capaz de expresar en sus ojos. Decidió terminar por su cuenta lo que Athena había comenzado a informar.

-         Durante estos días, me acerqué a varios de ustedes para preguntarles si estaban interesados en la idea y después de discutirlo con nuestra Diosa, hemos decidido que Aioros estará a cargo de lo que concierne al refugio y tanto Aioria como Saga y Camus también cumplirán las funciones de maestros de los pequeños.

Varias cabezas se movieron al escuchar la resolución. Saga agachó la cabeza en el instante preciso en que Aioros levantaba la suya para mirarlo con interés, mientras Kanon volteaba para verlo con sorpresa. ¿Le harás clases a un grupo de niños? Ni siquiera eres capaz de soportarme a mí, escuchó que el menor de los gemelos preguntaba medio en serio, medio en broma. Aioria también había decidido clavar la vista en Saga pero no tardó mucho en volcar su atención al santo de Acuario. ¿Te importa si te dejo lo teórico a ti? Prefiero hacerme cargo de la parte física y Camus asentía sin darle mucha importancia. A Shion poco le importaban aquellas reacciones. La que le interesaba había resultado ser mejor de lo que esperaba. Dohko lo miraba fijamente, leyendo con acierto en sus ojos que tal propuesta había surgido sólo para liberarlo de la obligación de enseñar en el refugio. La primera sonrisa sincera del día atravesó imperceptiblemente el rostro de su amigo, quien ladeaba un poco la cabeza a manera de agradecimiento. Shion sonrió de lado; el moreno ni se imaginaba lo difícil que había sido convencer a Athena de que debería haber un cambio en el método de crianza de los aspirantes a santos y que para ello, era necesario cambiar también a los encargados de hacerlo. Contar con el apoyo de Aioros había sido crucial para que terminara por aceptarlo.

Un instante más tarde, una doncella avisaba que la comida estaba lista y que procedería a servirse enseguida. A partir de allí, el ambiente en el salón se distendió notablemente. Dentro de lo posible con dos de los santos tratando de asesinarse con los ojos.

Kanon seguía interesado en ver hasta cuando podría durar la aparente calma de Dohko y sabiéndose responsable de que estuviese allí contra su voluntad, fastidiarlo debería ser una buena manera de probarlo.

-         Dohko - llamó al moreno que parecía inusualmente concentrado en la comida - ¿Me alcanzas la salsa? Si no es molestia, claro.

El chino lo miró con los ojos relampagueantes, masticando lentamente el trozo de carne que se había llevado a la boca. Un momento después hacia lo que el gemelo le había pedido, sin despegar sus ojos de él. Kanon le sonreía divertido, sosteniéndole desfachatadamente la mirada.

-         Deja de hacer eso - murmuró quedamente Saga a su lado - Si sigue mirándote de esa forma, terminaras cayendo muerto aquí mismo.

-         Después de esto...-susurró Milo, estirándose delante de él para coger una de las ensaladas - ...tendrás que dejar de merodear por Libra. Eso, si pretendes mantenerte en una pieza.

La sonrisa de Kanon se agrandaba a cada segundo. Athena insistía en preguntarle al chino si estaba de acuerdo con las decisiones tomadas. Casi como si, al igual que él, pusiera a prueba el carácter del santo.

-         Absolutamente - contestaba cada vez el moreno. Salvo que esta vez le había ofrecido a la muchacha una sonrisa encantadora y Kanon tuvo que fingir toser para camuflar las carcajadas que habían amenazado con escapar. Esto era un verdadero espectáculo. Aunque seguía pensando que haber transportado a Dohko medio desnudo al salón de reuniones habría sido algo memorable.

-         Disculpen - dijo golpeándose el pecho con el puño - Creo que me excedí con la pimienta - agregó sarcásticamente, sus ojos burlones clavados en Dohko. Si el santo de Libra hubiese estado sentado más cerca de él, de seguro ya habría sentido varias patadas bajo la mesa.

Una vez concluida la comida, Athena se excusó bajo el pretexto de que el viaje desde Japón la había dejado extenuada y una vez desapareció de la presencia de los santos, Dohko tardó medio segundo en levantarse de la mesa y marcharse.

Kanon dejó pasar un par de minutos antes de abandonar con disimulo la habitación, siguiendo los pasos del moreno. No se percató de que cuatro de los allí presentes seguían curiosos cada uno de sus movimientos.

 

*****************************************

 

-         ¿Ves que no fue tan difícil? - comentó Kanon al llegar a Libra, casi pisándole los talones al chino - Tenías que dejar de esconderte y enfrentarte a la reali...

El golpe seco de su espalda contra el muro de piedra le arrebató el aire de los pulmones y el golpe que dio su cabeza contra el mismo muro le arrancó un quejido que resonó varios segundos en la inmensidad del templo.

-         ¿Quién carajo te crees que eres? - siseó Dohko a centímetros de su rostro. Sus manos crispadas en la camiseta de Kanon, zamarrearon con violencia al muchacho hasta que abrió los ojos.

Al ser Dohko mucho más bajo que él, Kanon estaba obligado a bajar la mirada para enfrentarse a la del moreno, sin embargo, lo que en otra situación habría servido para sentirse superior,  en ese momento no tenía la más minima importancia. Los ojos de Dohko centelleaban con furia y su mandíbula se apretaba con tanta fuerza que Kanon casi podía imaginar que los dientes se le trizaban. Por un momento, el gemelo sintió algo muy parecido al miedo, conciente de que el santo de Libra lo había azotado contra el muro cuando él ni siquiera había pensado en pestañear. Sin contar que la fuerza con la que lo aprisionaba contra la piedra le impedía moverse.

-         Escucha bien lo que te diré, porque no volveré a repetirlo - volvió a gruñir Dohko - Déjame. En. Paz.

Acompañó cada palabra con un ligero azote del geminiano contra la pared. Por un momento, se vio absorbido por el verde de los ojos que permanecían fijos, casi sin parpadear, en los suyos. Se sintió perturbado cuando el miedo en los ojos de Kanon dio paso a una fascinación extraña y, aun cuando su respiración se había acelerado, una sonrisa socarrona se apoderó de sus labios. Dohko volvió a gruñir al percatarse de ello.

-         Jamás vuelvas a hacer algo cómo eso - agregó empujando nuevamente al gemelo, esta vez con más fuerza - Porque...créeme...la próxima vez no tendré tanta consideración contigo. Me importa una mierda que me caigan los castigos del infierno encima por molerte a golpes. He estado allí dos veces y las dos veces he regresado. No me hagas averiguar si una tercera me mantiene definitivamente allá abajo.

La voz de Dohko escupía veneno y apenas cerró la boca, se alejó a paso veloz de Kanon. El griego permaneció un par de segundos paralizado en el lugar y una vez que recuperó el control sobre si mismo, esperó a que el santo de Libra estuviera a una distancia suficientemente segura para reír sin ganas.

-         Deberías agradecérmelo - dijo molesto. Dohko se detuvo sin voltear - De seguro pensaste que Shion te cubriría las espaldas si era necesario. Claro que lo haría. Con castigos incluidos y todo. Y aun así decidiste no asistir a la reunión. ¿Qué esperabas que hiciera? Serás un cobarde que lo único que hace es meter la cabeza en la tierra para esconderse del resto, pero no esperaba que fueras tan egoísta como para permitir que tu mejor amigo pagara tus platos rotos.

Esta vez, Dohko si volteó. Sus ojos habían vuelto a ser tan opacos como en los días anteriores. En su postura ya no quedaba el más mínimo rastro de la agresividad que sus movimientos habían desprendido segundos antes. Nuevamente se veía agotado, como si el peso del mundo cayera sobre su espalda y estuviera a un paso de ceder bajo él.

-         No tienes idea de que hablas, Kanon - contestó el chino con un largo suspiro, tan calmadamente que le ponía los nervios de punta al gemelo - Y no voy a sentarme a discutirlo contigo hasta que lo entiendas. Vete a casa.

-         No tengo nada que entender porque sé perfectamente de que estoy hablando - refutó Kanon, exasperado por el repentino cambio de actitud del moreno - Te la has pasado reprochándote y sintiéndote culpable por estar vivo. ¿De verdad crees que habrías soportado saber que Shion se culparía por tu ausencia y que sin chistar habría recibido tu castigo mientras tú permanecías aquí, seguro y tranquilo en tu agujero? ¿Qué querías, sumar otra razón para sentirte culpable y justificar la miseria que estás sufriendo? Tuve que arrastrar tu trasero hasta el salón de reuniones para que ninguno de ustedes dos, par de idiotas, tuviese que pagar por sus estupideces. ¡Por todos los dioses, prácticamente tuve que humillarte delante de todos para que tus ojos mostraran un misero rastro de vida! Y corriendo el riesgo de que me partieras la cara, de paso.

Kanon se sentía verdaderamente molesto. Hacía demasiado tiempo que no lo sacaban de sus cabales de esa forma y la inexpresividad en el rostro de Dohko no hacia más que aumentar su enojo. No había podido evitar mirar fascinado como los ojos del chino refulgían vivos el momento en que su espalda era azotada contra el muro y ver esa chispa desaparecer sin esfuerzo alguno le enervaba. Quería verla otra vez, quería que Dohko mostrara una minima reacción ante sus palabras pero nada de eso llegó. El chino siguió mirándolo impasible unos segundos y se alejó, dando por terminada la discusión.

Vete de una vez. Fue apenas un susurro pero Kanon lo escuchó tan claro como si se lo hubiesen gritado al oído. Encolerizado, abandonó el séptimo templo con tanta velocidad que en cinco minutos ya se encontraba cerrando de un portazo la puerta de su habitación.

 

Notas finales:

 

- Eso que hace Kanon para llevar a Dohko de Libra a la sala de reuniones...se me figura que Kanon sería capaz de buscarle utilidades más practicas a sus técnicas y que usaría su Triangulo Dorado para moverse de un lugar a otro. Está más que claro que yo lo modificaría para hacer algo como eso. O para traer comida a mi habitación. O para entrar al cine gratis. Seguro me entienden ;)

- Dios mio, perdóname. Ya los hice pelear y ni siquiera están juntos.

- Yo sé que notaste de que guiño te hablaba LOL

- Lo del chocolate fue producto de que cometí el error de ofrecerle chocolate amargo a mi papá. Amo el chocolate amargo (en realidad,me gusta como sea xD)...y mi papá dijo que el chocolate no era chocolate si no era dulce u.ú

- No sé nada de vinos, lo único que sé es que tanto el merlot como el cabernet son vinos tintos y uno de ellos me gusta más que el otro, aunque no recuerdo cual =P. Según mi padre que es el que sabe de vinos en mi casa, no se pueden comparar ambos porque tiene fines distintos en cuanto a en que situación servir uno u otro.

- Shion acaba de coronarse oficialmente como el mejor amigo que puede existir. Tenía todo tan planeado ya.

- A Dohko le quise tanto en este capitulo que a ratos me llego a parecer ridiculo.

Saludos a todos los que llegaron acá y abrazos a la de siempre =P (A Cybe por si no se entiende xD)

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).