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Un poco de Color y Vida por AkiraHilar

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Notas del capitulo: Luego de decidir continuar trabajando es hora de hacer las propuestas, ¿Qué es lo que está buscando Saga para su casa? ¿Que tanto se acercará a Shaka?
Tal como lo habían cuadrado así fue. Shaka estuvo puntualmente a las nueve de la mañana del lunes, vestido con ese estilo particular, ahora beige y lila eran los colores que lo ataviaban. Luego de un recorrido rápido por la casa, Saga lo dejó solo en la casa, notando que había sacado un metro y empezaba a medir las dimensiones de cada habitación, se quedaba en medio del recinto viendo todo, y luego con una cámara tomaba fotografías de cada estancia. Parecía muy concentrado en su trabajo como para notar la mirada fija del abogado a él. Ingresando de nuevo sus manos a los bolsillos, el hombre de ley vestido con un forrado traje azul marino y una camisa celeste abandonó el lugar, dispuesto a ir a los tribunales y cumplir sus deberes.

Ese día todo le notaron un ambiente diferente al abogado penal. Saga al contrario de las últimas semanas se notaba más tranquila, sonriente. Leía el libro en las horas libres en los tribunales, repasando lo marcado por Shaka en resaltador amarillo, y lo que él remarcaba en color azul. Cuando le impactaba una misma frase de Shaka la marcaba por encima y se tornaba el color en verde. Se sonreía, no sabía porque, ni estaba claro que era lo que tenía, pero el libro le estaba mostrando una forma diferente de ver las cosas y Shaka… Shaka era un joven que parecía imprimirle color a su rutina.

Durante los primeros días se encontró absorto de si mismo imaginando que nuevos colores o combinaciones traería el día siguiente. Todavía tomaba medidas, dibujaba algunos trazos, inspeccionaba las paredes y todo era con extremo cuidado. Saga de repente se esforzaba por terminar rápidamente sus deberes en tribunales y atajarlo antes de las cinco de la tarde, su hora de salida. Así una de las tardes, mientras él estaba en la oficina, sonriéndose luego de haberlo encontrado sentado en medio de la sala viendo varias hojas de papel y combinación de colores; sintió cuando tocaron la puerta y Shaka abrió. La cascada naranja que caía adornada por esa boina roja en su cabeza fue como si hubiera visto alguna aparición celestial que sólo le provocara sonreír.

-Anda de buen ánimo últimamente, Sr. Leda-acotó el joven, sacando una grabadora de voz y la Palm. Saga vio los equipos algo contrariado.

-Digamos que se siente bien limpiar la casa… ¿Qué harás con eso?-preguntó, curioso.

-Hablar-respondió encogiéndose de hombros. Cruzó sus piernas y recayó su cabeza en la mano derecha. Los lentes de montura negra le daban ese aire intelectual y sensual al mismo tiempo, detalle que no perdía de vista el serio abogado-. Para conseguir el estilo adecuado necesito conocer mejor al cliente. Ahora, ¿cuénteme que es lo que más le gusta hacer en su tiempo libre?

Empezaron a hablar. Saga le comentaba que de joven disfrutaba de Futbol americano, jugó en varias temporadas hasta que su hermano se fue de casa, reservaba aún algunos trofeos. También amaba los deportivos, aunque no pensaba gastar una fortuna en uno, prefería verlos de lejos y siempre había tenido la fascinación de coleccionar las miniaturas de ellos aunque por años se lo contuvo, por pensar que no era algo que un abogado haría. Para relajarse le gustaba pensar en el mar, incluso admite que durante su juventud llegó a pensar en querer ser simplemente un pescador o marinero, aunque la familia ya le estuvieran diciendo que ser un abogado era lo mejor. Amaba las leyes, era cierto, pero siempre había tenido ese toquecito libertino que le gritaba salir un rato al mar, bañase en la playa, reposar con el oleaje.

Shaka escuchaba todo y hacía leve anotaciones en la Palm. Con su mirada fija a veces acomodaba la montura de sus lentes con los dedos, dejando el señalador de la Palm táctil en su oreja derecha, enredada con sus hebras de oro. Saga no podía dejar de detallar cada mínimo movimiento, notar el leve acento inglés, sus movimientos gráciles y elegantes, esa forma de sentarse tan aristócrata, en contraste con su forma jovial de vestir. Eso era… Shaka era un contraste, un vaivén de colores vivos con sobriedad, era buen gusto y libertad, reglas con arte, la mirada de un psicólogo junto a la de un artista. Siendo él siempre tan correcto, muchas veces se reprimió de cosas que le hubiera gustado comprar o tener, ahora veía que ese joven vivía la vida en un interesante equilibrio y eso le fascinaba.

-¿Entonces para quedarse dormido estando estresado recurre a imaginarse el mar?-indagó el menor limpiando un poco los espejos de sus lentes.

-Así es… aunque tengo mucho tiempo sin ir al mar, pero es algo sumamente relajante simplemente pararse en la costa y sentir el agua fría entre los dedos descalzos.

-Ya veo…-anotaba otras cosas más-. ¿Ha comprado algún Cd de sonidos naturales? Ayudaría a relajarse y notó que cambia varias veces de posición al sentarse, supongo que debe tener tensos los músculos de la espalda y eso da indicio de presiones. Podría recomendarle también un masajista si lo necesita.

-Justo ahora tengo un terrible dolor en la parte alta de la espalda y cuello-su corazón palpitaba rápidamente… pensaba hacer un movimiento arriesgado-. ¿Sabes hacer masaje?-el rubio subió su mirada analítica-. Me haría bien…-ladeó su rostro a un lado.

-Veamos…-se levantó dejando todo de lado, acercándose. Saga sentía su cuerpo tensarse al sentir la cercanía. Dos delgadas y largas manos se posaron en la parte trasera de su cuello. El escalofrío-. Ciertamente está muy tenso-palpó un poco más abajo con la yema de los dedos, sobre la camisa-. Tiene varias bolas en la espalda-apretó otro tanto. Saga no sabía si lo que sentía era el dolor de su músculo tenso o el placer de sentir esas falanges sobre él. Mordió sus labios, ahogó el sonido-. ¿Muchas preocupaciones acumuladas no?

-S-si… No es fácil estar en los tribunales…-mordió de nuevo v sus labios, bajando la cabeza para que su cabello ocultara sus facciones. No lo entendía, pero ese toque sobre su camisa lo estaba sofocando.

-Hagamos una terapia rápida de relajación-le dijo, colocando sus dedos sobe el cuello y levantándole el rostro desde atrás-. Inhale y Exhale profundamente. Contare hasta 5 para que tome aire, y luego contare en reversa para que exhale-empezó a contar lentamente-. 1, 2, 3, 4, 5-el griego contuvo el aire-. Ahora exhale… 5, 4, 3, 2, 1-asi hizo, resoplando el aire con cierta turbación-. Muchas personas se olvidan de cómo respirar. No contenga el aire aquí-y su mano derecha bajo sinuosamente hasta el pecho. Saga sintió que la piel le bullía-, debe contenerlo aquí-la mano descendió hasta su abdomen.

¿Lo estaba acariciando? Saga empezó a ver luces mientras veía los dedos blancos sobre su abdomen. Volvió a escuchar la orden de respirar, a duras penas respondía mecánicamente, la voz contando los números le sonaba deliciosa.

-Saga…-la voz en su oído… un susurro, el halito caliente golpeando con el pabellón… la conmoción… los latidos de Saga se desbocaron-. Debe tomar el aire con el diafragma-nervioso sacó el aire, para volver a intentarlo. Al movimiento su diafragma se levantaba, levantando con ello la mano de Shaka-. Excelente, sigue así-le susurró antes de subir la mano de nuevo-. Inhala… Exhala…-el mayor respondía, nervioso aún. Las manos ahora estaban sobre su cabeza y los dos dedos índices surcaban circularmente sobre las sienes-. El Yoga podría ayudarlo a prepararse para la rutina. Sólo necesita unos treinta minutos en la mañana.

-Todas las mañanas voy una hora al gimnasio-respondió cerrando los ojos, dejándose llevar por ese masaje.

-¿En serio? Ya decía que ese cuerpo se tenía que mantener de alguna manera-Saga abrió los ojos, algo contrariado. ¿Cómo tomar esas palabras? Sintió entonces que las yemas abandonaban sus sienes para masajear el cuero cabelludo-. El ejercicio revitaliza el cuerpo, expande la mente, permite estar activo para poder asumir la rutina diaria. Diariamente hago Yoga al levantarme y antes de acostarme.

-Interesante…-los falanges bajaban… sentía que sus músculos vibraban al mínimo contacto-. ¿Significa que tu trabajo también es estresante?-indagó percibiéndola corriente que provocaba un leve erizar en su piel.

-Así es… todavía porque no empiezo. Pero apenas tenga el estilo cuadrado, conocerá la parte menos divertida de mí-comentó con un leve tono de jocosidad. Sus dedos seguían descendiendo-. Soy alguien muy crítico y a veces severo para mostrar mi punto de vista. Suelo molestarme con facilidad cuando las cosas no se llevan a mi ritmo, me hastía la impuntualidad y la falta de compromiso. También un tanto manipulador. Todo eso se multiplica cuando estoy decorando.

-Interesante rostro… Pensé que yo era el del mal humor en la oficina.

-Todos tenemos nuestros demonios, Sr. Leda.

-No tienes caras de tener ni uno… pero eso te hace más interesante.

-Lo tomaré como un cumplido… aunque no suelo responder a ese tipo de halagos por parte de los clientes-los dedos bajaron… encontraron la nuca… presionaron…

El gemido sonoro, ahogado, el temblar en la piel. Shaka abrió los ojos aturdido al escucharlo… Saga se mantuvo quieto… avergonzado.

Las manos se separaron. El cuerpo del mayor no hizo movimiento alguno. El corazón de ambos, acelerados. El respirar, asfixiante.

-Bueno… le recomendaré una masajista-eludió de inmediato el rubio, buscando en el maletín su carpeta de notas, con un ligero temblar en sus manos. Consiguió la tarjeta y la dejó en el escritorio, tomando su Palm y grabador-. Ya tengo los suficientes datos para tener una propuesta preliminar. Deme un espacio de tres días para traérsela-no le devolvió la mirada, por mucho que sentía la mirada del abogado, no la correspondió.

-Ya falta poco para las siete, ¿no te gustaría acompañarme a cenar? Aún debo quedarme a hacer unas cosas aquí…-intentó detenerlo con una invitación.

-No ceno con mis clientes-“tampoco le hago masaje a mis clientes” se decía Shaka, reclamándose internamente-. Que tenga muy buenas noches.

-Shaka…

No bien había terminado de llamarlo cuando Shaka cerraba la puerta de la oficina. Pensó en levantarse y buscarlo antes de que se fuera, pero primero debía entender que había pasado en ese momento. Estaba consciente, Shaka simplemente le estaba haciendo el masaje pero en algún momento, no supo cuando, le estaba creando reacciones adversas en su cuerpo. Prefirió no hacer más movimiento por ese día.

Entretanto, Shaka salió como alma que lleva al diablo del lugar, agitado, visiblemente agitado. Pasos sus manos por su cabello, quitándose la boina y pensando que rayos había ocurrido. No entendía muy bien, se estaba confiando demasiado, haciendo cosas que normalmente no haría con otro cliente. ¿Por qué? ¿Por qué ese hombre le hacía bajar la guardia? Tomó el primer autobús y durante todo el viaje estuvo pensando. Acepto primero esa salida al restaurant, se quedó con él a “charla”, va a buscarle un sábado cuando los sábados no atiende a nadie y ¿ahora le da un masaje? Shaka estaba sorprendido consigo mismo.

Meditando y meditando llegó a casa, dejó el bolso en el mueble y se fue a darse una buena ducha fría. Luego de secarse se unto su crema de leche y miel para tirarse a la alfombra de su habitación, de nuevo desnudo, colocando su antebrazo derecho sobre los ojos, respirando profundamente. ¿Qué estaba ocurriendo? La respuesta era simple, se confió al pensar que es Heterosexual. Por eso aceptó la cita confiando que iría con su mujer, no le importó lo demás porque venía de un divorcio, estaba deprimido y… el masaje lo vio de lo más normal si al parecer no comparten sus gustos. Pero ese gemido… ese gemido fue un mal indicio… No sólo por lo que podría significar en el abogado sino por lo que le provocó a él al oírlo.

-Shaka… te estás inmiscuyendo demasiado-se reclamó a sí mismo-. O quizás estoy viendo fantasmas donde no los hay…-replicó, reflexionando-. Realmente si necesitaba un masaje… quizás ese… gemido… no fue por lo que creo que fue… ¡Estaba casado con una mujer!

Y recordó entonces la vez que hace dos años se conocieron, cuando fue a hacerle su primer trabajo. Estaban en una cafetería de los rededores de la plaza principal, decorada con sombrillas, al aire libre. Los dos se tomaban de manos, lucían muy contento con la unión. De alguna manera notó que el mayor se mostraba algo celoso si alguno de los meseros buscaba ver de más a su esposa. Era imposible… él era heterosexual. Recordar eso iba tranquilizando y al mismo tiempo, desilusionando al hindú. Repitiéndose esas palabras pudo calmarse aunque, colocó la nota mental de no volver a hacer cosas que no hace con los clientes con ese abogado, por mucha ayuda que necesite en esos momentos y demás, el profesionalismo debía estar por delante. Consintió aún así mantener la distancia.

Saga mientras tanto, terminó primero sus deberes antes de regresar a casa, con una sonrisa en labios, aún nervioso por lo que había ocurrido. Por muy corto que hubiera sido ese masaje era como si le hubieran conectado a un 220 Vt. Simplemente lo revolucionó por completo.

Pasaron varios días. Saga estaba inquieto. Por veces se encontraba esperando la llamada que le dijera que ya estaba listo el trabajo, que ya se verían. No estaba seguro de cómo proceder. Asombrándose de sí mismo logró ubicar el edificio por departamentos donde él convivía, usando sus influencias con la policía. Y varias oportunidades escribió un mensaje que no terminó por enviar. ¿Estaría bien? Tal vez ser demasiado evidente con Shaka podría ser contraproducente, ya le rechazo la cena, la excusa era la misma: No ceno con mis clientes. Y él hasta ahora sólo era un cliente.

-Deja de ver el teléfono, ¡apenas está pasando el segundo día!-espetaba el gemelo menor con una sonrisita en labios. Saga dejaba el teléfono de lado mientras tomaba el jugo de naranja-. Estas demasiado impaciente por ver el trabajo ¿no?-inquirió lamiéndose la salsa de los dedos.

-¿Trabajo? Yo diría al trabajador…-remató el tibetano con una mirada picara. Saga no comentó nada, algo sonrojado-. Vamos, cuéntanos que pasó ese viernes que no viniste a dormir.

-Claro, ¡debió pasar algo muy bueno porque llegaste echo mierda y con una sonrisa que todavía nadie te la quita!

-Ya les dije que me quedé arreglando mi oficina.

-¡¡A OTRO CON ESE CUENTO, PICARON!!-exclamó Kanon ansioso de saber más.

-Tal vez y si estuvieron en la oficina “arreglando”-concedió Mu con un gesto provocativo.

-¡Oh si!, polvo, cajas sucias, ¡¡¡SEXO SALVAJE!!!-Saga se atragantó con el jugo-. ¡¡DI QUE TE ESTRENASTE YA!!

-¡¡KANON!!-gritó el mayor, tosiendo-. ¡NO PASO NADA Y DUDO QUE PASE!-carraspeó un poco-. El no sale con clientes, ya me lo ha dicho varias veces.

-Quiere decir que lo has invitado, ¿no?-ante la acotación de Mu, Saga evadió la mirada-. Te interesa, es buen paso. ¡Termina de admitirlo!

Resopló con algo de desdén. Si, le interesaba, se dio cuenta de ello. Pero apenas y podía afrontar la idea de que le gustaba el mismo sexo como para lanzarse a una cacería en busca de una relación formal. Terminando su jugo, se levantó dando las respectivas gracias y acomodándose en su por ahora sofá cama, tomando el libro y buscando la última página donde quedo en la lectura pasada. Aún estaba en el capítulo de la limpieza. Sacar lo inservible, acomodar lo que podemos usar y lo último, le llamaba mucho la atención: Aceptar que hay cosas que no se pueden cambiar. En esa parte, el autor comentaba que una casa no puede, por ejemplo, reubicarse como si de un automóvil se tratase. Significan que hay cosas que simplemente no podemos cambiar y hay que aprender a convivir con ellas. Mientras más se rechacen, más pesado se nos hará. Saga comprendía eso y terminaba asociándolo con su inclinación. Ya arreglo todo, estaba limpiando, sacando las frustraciones y lo temores que estaban estorbando, acomodando aquello que veía útil y ahora, debía afrontar lo inevitable: él era así. El asunto es, que no es tan fácil llevarlo a la práctica. Aún así, seguía trabajando con ello. ¿Será que Shaka es como él? Tenía que averiguarlo, porque no se podía dejar llevar por la apariencia.

Finalmente la llamada llegó al tercer día, quedaron en verse al mediodía. De nuevo Saga intentó invitarlo a almorzar para reunirse y como ya esperaba, Shaka rechazó la invitación, cuadrando verse en la oficina. Aún así, Saga decidió pedir comida para llevar en un restaurant Chino y con ello llegó, acomodando todo en el escritorio. Simplemente quería compartir tiempo con él.

Para cuando Shaka llegó, rápidamente entró con una carpeta bastante grande. Saludó como siempre, esta vez combinado de blanco y verde agua, pasó por la oficina y vio la comida servida, dos platos. El rubio se quedó en el acto, sin saber de qué manera interpretar lo que ya era bastante evidente para su forma perspicaz de ser. Temía entonces que la razón del divorcio haya sido un descubrimiento personal de esa índole.

-Pedí la comida aquí, para que hablemos mientras comemos-entró el mayor primero, sentándose en su asiento. Shaka resopló, negando con la cabeza.

-Dije que no como con mis clientes. Sin importar que sea en restaurant o en un parque-resaltó el hindú con un visible gesto de molestia. Saga frunció su ceño, algo indignado.

-¿Vas a perder tu gran fama por aceptarme una comida?-reclamó el abogado, molesto.

-Ciertamente las intenciones si podrían manchar mi reputación, Sr. Leda. Conozco ya este tipo de casos, comidas, regalitos, detalles para “que veas que bien me caes”-respondió dejando su carpeta en la silla y cruzando sus brazos-. Por ello…

-¡Yo no sé con qué otras intenciones te pudieron llegar pero no son las mías!-se defendió-. ¿Además, yo si puedo aceptar tu libro y tú no puedes recibirme una comida?-Shaka se quedó sin habla, ladeando su rostro a un lado. Eso había sido un buen punto-. Y yo no me detuve a pensar que por dejarme el libro buscaras algo más. No seas ridículo, ¡hay muchas otras razones como para querer comer con alguien!

Sin decir más, el mayor se puso a comer sin pausa su comida. Resignado, Shaka terminó admitiendo que el griego tenía razón y aceptó la comida. Comiendo en silencio, pasó unos veinte minutos, hasta que terminado todo, recogieron los platos y el mismo Saga se fue a depositarlo en el bote de basura. Shaka seguía meditando. Ya no era una simple relación con un cliente… y él lo cambió al momento de regalar el libro.

-Bien Shaka, ya lo hiciste, ahora sólo tienes que mantenerlo al margen-suspiró profundamente-. No dejes que se te vaya de las manos… de nuevo.

Tendría que esconder bien dentro su lado de psicólogo.

-Bueno, empecemos para lo que realmente vine-se levantó de su asiento apenas sintió al griego regresar. Tomó la carpeta en manos-. Sígame-abrió la puerta hacía el vestíbulo-. Tengo varias ideas al respecto. Comenzaremos con…

-Mi habitación-decidió el griego. Shaka volteó extrañado-. Ya quiero mudarme, no me siento tranquilo en casa de mi hermano. No me importaría mudarme aunque faltara por arreglar lo demás.

-Está bien, entonces empecemos por el cuarto principal. Me dijo que para dormir le gusta escuchar el sonido del mar, el océano parece ayudarlo a despejar sus pensamientos. Es curioso que sea el vaivén de las aguas lo que más lo calme-abrió la puerta de la habitación, entrando y buscando dentro de su block-. Es curioso porque su personalidad indica ser igual de voluble, dependiendo de otro factores puede tornarse sereno o violento en cuestión de minutos.

-Otra vez psicoanalizándome…

-Es parte de mi trabajo-tomó una de las hojas de papel-. Esta es mi propuesta.

Saga la vio con determinación, estaba pintada en acuarela, más bien parecía un cuadro y… estaba sorprendido. Era justo lo que buscaba sin saberlo, lo que necesitaba, se sentía la sobriedad pero al mismo tiempo la libertad y la calma. La habitación lo representaba.

-Me base en tonalidades azules para hacer la decoración. Todas las paredes tendrán un acabado en madera hasta la mitad, color blanco, en la derecha tendrá un trabajo en mármol para servir de repisa, el grabado será abocando a los navíos. Una cama de madera color arena, me dirá si quiere Queen o King con pedestales para decorar con una maya artesanal y algunas conchas marinas. A la izquierda estará el mueble donde colocaremos la pantalla plana, el equipo de sonido y demás, decoraremos igual con algunos cilindros de vidrio, arena y conchas marinas. El piso será de color arena, una alfombra de pelo corto, cómoda para caminar y con esa sensación arenosa. Le garantizó que querrá estar descalzo…

-Es impresionante…

-¿Le gusta la propuesta?-volteó para mirarlo.

-Es fascinante…

-La pared de la mitad hacía arriba ira con un degradado azul desde el más claro al más oscuro, para creará la visión de profundidad. Haré un patinado para crear la sensación acuosa.

-No tengo ni idea de que me estás hablando pero, todo si viene de ti de seguro será perfecto.

-Entonces le gusta mi propuesta. Deme el presupuesto y en una semana su alcoba principal estará lista. El baño que comparte también estará decorado con el mismo motivo. ¿Quiere Bañera o Jacuzzi? ¿Queen o King?

-Jacuzzi y King.

-Entonces estamos listos-cerró su carpeta-. Deme el cheque y de inmediato empiezo a comprar todo.

El rubio salió de la habitación, decidido a empezar a ejecutar su trabajo. Saga, satisfecho con la nueva habitación que pronto tendría le siguió de cerca, mientras lo veía tomar su morral, hacer unas anotaciones y mirar su reloj como si calculara el tiempo. Antes de dejarlo partir, decidió hacerle una pregunta.

-Shaka…-el rubio giró un tanto su rostro-. Sólo por curiosidad, en que piensas para dormir cuando estás estresado.

-Ríos…-susurró el menor, abriendo la puerta para irse-. Me relaja oír el agua caer. Hasta mañana, Sr. Leda.

Lo dejó partir. Se sonrió.

Después de todo, tarde o temprano el rio desembocará en el mar…
Notas finales: Spoiler 06: -Le presento a Aioria y Aioros Sagita, son mi equipo de remodelaciones. El mejor en Grecia-el menor de los hermanos, con los castaños rulos y una mirada gatuna se le enganchó al brazo de Shaka. Saga vio el gesto con cierta incomodidad.

-Como siempre, hueles a leche y miel, Shaka…

-Quítate de encima, gato…

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