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Nevadas de Memorias por AkiraHilar

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El aviso de venta estaba apostado al frente del jardín. Era viernes, había ya pasado cuatro semanas de lo ocurrido. Noche buena y año nuevo fueron celebrados en la comodidad de su mullida cama, durmiendo luego de leer un buen libro. De día buscaba quedarse todo el día en la universidad, y cuándo las vacaciones navideñas comenzaron simplemente se daba largas caminatas por los parques y centro comerciales viendo cualquier cosa de interés…

Aprendía a vivir de nuevo solo…

Un francés veía la casa con interés. Desde afuera hablaron sobre cómo estaba construida, apenas una leve inspección por la planta baja, ya era tarde y al parecer el posible cliente sólo estaba verificando. Luego de un intercambio de números telefónicos, el joven de visible acomodo económico se fue en su auto del año.

Shaka suspiró…

El teléfono sonó.

--¿Kanon?--habló, cerrando la puerta de la casa mientras entraba--. Bien, estoy bien, no te preocupes--dejó que el teléfono se sostuviera entre el rostro y el hombro, quitándose el abrigo para dejarlo en el perchero--. Te dije que estoy bien, no tengo ánimos de salir--fue hasta la cocina, preparó rápidamente un café instantáneo--. Dile a Afrodita que no, no necesita estar viendo a otros hombres y no estoy despechado ¡Válgame Dios!

Se sonrío ligeramente, escuchando a su ex cuñado decir que el encierro no le hacía bien, que porque no salía con ellos. Ciertamente en cuando se hizo oficial, Afrodita y Kanon no habían dejado de llamarlo para convidarlo y no dejarlo solo. Agradecía el gesto, pero prefería la soledad que le permitía pensar y ordenar las cosas.

A Saga no lo volvió a ver.

--Pues ya sabes, trabajo, alumnos, exámenes, lo mismo de siempre--sirvió su taza con café caliente--. Si estoy comiendo bien… ¡Cielos! ¡Me van a hacer enfermar!--la risa de Kanon al otro lado llamándolo ingrato le hizo esbozar otra sonrisa. Escuchaba la voz de Afrodita peleando para que se lo pasaran--. Dile a Afrodita que debería estar trabajando en su nuevo ensayo. ¡Quiero algo que criticar!

Subía las escaleras, escuchando como Afrodita y Kanon seguían discutiendo por el teléfono. Una sonrisa se dibujaba en su rostro, sincera…

Debía ser franco, si no salía con ellos era por no estar seguro de cómo tomaría el ver el rostro de su ex esposo en su hermano gemelo… Cuándo se lo dijo a Kanon, este le respondió tan sinceramente como suele hacerlo:

Es la primera vez que maldigo ser gemelos idénticos.

Quizás con el tiempo podría romper esa barrera…

--Estoy bien, créelo. Estaba hablando ahora con un francés interesado en la casa--abrió el picaporte de su habitación. Dejó que la puerta se deslizara--. Pues se ve que estaba dispuesto a pagar la cant…

Su voz dejó de brotar de su garganta. Con terror vio el rostro que tenía frente a él, sentado en el filo de la cama, con sus manos tomadas entre las piernas, su mirada esmeralda fijas en él.

Sin mediar palabra, cortó la llamada… apagó el teléfono…

Frente a frente se miraba, ignorante el uno al otro de cómo continuar y de que esperar.

Finalmente en silencio, Shaka se sentó al otro lado de la cama, dejando su taza de café a medio probar, al filo, al lado de su mesa de noche, con su corazón acelerado ante la idea de que podría ocurrir, de que hacía allí, de porque había regresado…

Que esperar al respecto…

--Cuando le pedí a Kanon que buscara el sobre, no esperé dos cosas--empezó Saga con un ligero temblar de voz--. Primero, que lo hubieras firmado… segundo, que hubieras preparado mis maletas… no al menos después de lo que había sucedido…

Shaka subió su mirada a un lado, encontrándose con su anillo sobre la mesa de noche. El que había dejado a la anciana… no lo comprendía…

--Cuando vine, admito que era a terminar esto… más cuando me di cuenta de cómo te deshiciste tan fácilmente de nuestro anillo… de que no pediste que me quedara… que simplemente pusiste en mi mano el seguir o terminar nuestra relación… la que habíamos creado y alimentado por años, estando juntos--un resoplo de aire ahogado. El rubio cerró sus ojos sintiendo un puñal clavándose, más hondo aún--. Me encontré con esa mujer y pensé que era una señal… te encontré con todos esos recuerdos y llegué a pensar… me dejé llevar… escuché tus te amo… y callé para no llorar…

Zafiros desbordados, abrumados… moribundos ante esas palabras… ¿Por eso no hubo palabras?

--Pero al final… te encerraste de nuevo…

Silencios…

Minutos de silencio…

--Yo no volví con esa persona… Me debe estar odiando, lo ignoró… curiosamente ni siquiera de esa persona sabía si tenía hermanos o no, no me importaba. Terminé comprendiendo después de esa noche que esa persona no era más que un escape para mi, que jamás me provocó el conocerla como me provocó hacerlo contigo cuando te conocí… no era un desafío, no era un acertijo… Quizás suena cruel… lo sé… y creo que si me odia tiene todo el derecho para ello…

Otro resoplo de aire… el griego que se levantó del filo de la cama, lo miró de reojo, adolorido.

--Pensé que dándote tiempo, quizás me extrañarías… me buscarías… pero no… vives tu vida normal…me sacaste de tu vida tan fácilmente que empiezo a dudar de que realmente haya sido alguien importante para ti…--el ahogo en su voz. La garganta de marfil que dejaba rastros de profundos tragos de aire y lágrimas--. Me alegró por ti… supongo que también debo seguir tu ejemplo…

Parpados blancos que cerraron y dejaron caer dos lágrimas frustradas. El orgullo que batallaba… era una despedida… era un puñal… y esos reclamos eran del todo certeros y entendibles…

--¿Qué querías que entendiera si tomas mi cuerpo y no respondes los te amo?--preguntó aquel intentando sonar severo--. Luego no amaneces a mi lado, veo el sobre…

--Lo dejé por error… lo olvidé. Pensé que tendría tiempo de recuperarlo antes de que lo vieras o que al menos… no firmarías hasta aclarar que fue lo que pasó…

--Para mí fue demasiado claro…

--Supongo… para ti todo siempre es demasiado claro y yo soy el mono que corre en la palma de buda--acotó con sarcasmo, doloroso, cruel, desmedido…

--Lástima… me tomaste por lástima…

Las esmeraldas se abrieron, indignadas. Los zafiros se escondieron tras parpados, moribundos.

El silencio de nuevo su mortal acompañante.

--Entonces, nunca llegaste a conocerme…--sentenció…

Dio dos pasos, abrió el picaporte de la puerta. La luz del pasillo se escurrió en la alfombra.

Una última vista a quien fue su pareja, sentada, simplemente allí inmóvil…

Casi ignorado…

La garganta tembló… una lágrima cayó…

Se dispuso a marcharse…

--Saga…

Los pasos se detuvieron…

--Quédate conmigo Saga…

El pedido escuchado…







La puerta que se cerró…
Notas finales: Este fic tiene mucho, mucho pero mucho de mí. Capaz lo que no me conocen no lo comprenda, pero aunque las situaciones que plasmé en los personajes son distintas, las emociones y sus sentimientos son realmente verídicos y son los que yo sentí.

Salir de una relación de seis años no es nada fácil, sobre todo cuando al final no te logras dar cuenta de que fue realmente lo que sucedió. No hay culpables, tal como Saga y Shaka, simplemente ambos se encargaron con pequeñas cosas de lastimar lo que habían creado… Pero… ¿cuán difícil es ver acabar algo que no sabes si por amor, o mero cariño, no quieres verlo morir?

El Saga que intenta acabar con algo que él mismo no da por muerto…

El Shaka que se escuda para no mostrarse vulnerable…

Palabras no dichas, motivaciones mal entendidas… escondiendo parte de ellos, buscando rellenar moldes, seguir ideales, dejándose absorber por terceros…

Al final, errores humanos…

¿Y entonces? ¿Cómo quedó?

¿Saga aceptará el pedido? ¿O preferirá dejarlo todo así?

Ustedes lo deciden… no soy capaz de hacerlo, porque esto que plasme representa un capitulo que en mi vida no ha terminado y decidir en ellos, es tomar una decisión que al parecer, no estoy preparada aún de tomar.

En fin, dejo de hablar de mí, y espero al menos haber plasmado lo que quería plasmar…

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