Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Parafilias Patonejas por AkiraHilar

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Si Hyoga hubiera sabido que sería una tortura jamás le hubiera prestado esos pantaloncillos a Shun.

Ocupé la Crurofilia: Excitación sexual por las piernas xD
[ MODIFICAR ]

¡Maldita la hora que lo vio con esos shorts cortos! Hyoga no podía quitarse la imagen de esas hermosas piernas blancas, de la forma en que sus músculos se tensaban al sentarse, al pararse, al caminar… al simplemente estar de pie. ¡Era un pecado tener esas piernas! Y el ruso ya empezaba a sentirse mal al saber que era el hermano menor de su amigo, y que si Ikki se llegara a enterar de sus mal habidos pensamientos: ¡Lo cocinaba vivo!

Y allí estaba, desesperado por tener noches en vela desde que le prestó unos pantaloncillos cortos al pequeño Shun, con esa carita de ángel y esa mirada pura que decía no partir un plato. Y él, desvergonzado, ¡masturbándose cada vez que recordaba las malditas piernas!

--Vaya, ¡Que espectáculo!--exclamó aquella voz melodiosa, sacándolo de su labor auto placentera. Si estaba a punto de llegar al orgasmo la excitación se bajó de golpe.

Justo en la puerta estaba su primo de la India con su rostro siempre sereno mientras le sonreía odiosamente. Lo sabía, ya sabía que pensaba y lo peor, sabía que no lo escucharía de sus labios. Y para hacerlo más vergonzoso no venía solo, sino que un hombre de increíble estatura y peso estaba a su lado, con el cabello azul cayendo de forma desordenada y una mirada férrea, dominante… magnética.

Del susto se incorporó en su cama, con el rostro rojo de la vergüenza. ¡Quién lo vería en esa!

--Creo que interrumpimos algo--susurró el griego, sujetando uno de los largos mechones de oro hasta llevárselo a la nariz.

--Está en la edad…--se encogió de hombros mientras tiraba su maleta a un lado.

--Shaka…--farfulló el menor muerto de la vergüenza. No sólo su primo, sino su pareja lo vieron. ¡Era inaudito!

--Disculpa, pero se supone que a estas horas deberías estar en clase. Camus me dijo que mientras estuviera aquí dormiría en tu cuarto…--los ojos celestes no parecían tener reparo para hacerle saber su vergonzosa situación. El griego entró como dueño por su casa, dejando sus maletines a un lado de la cama--. Temo que tendré que cambiar las sábanas.

--Camus podrá haber dicho lo que sea, ¡pero es mi cuarto!--reclamó el menor indignado, levantando su mentón de forma orgullosa. Una ceja rubia del delicado rostro hindú se levantó, curioso--. ¡Debiste tocar antes de…!

--De seguro a Camus le gustará saber cómo te encontramos--interrumpió el griego con los brazos cruzados. Los colores del ruso le subieron hasta las orejas.

--Hoy por ti, mañana por mí. Sal del cuarto y déjanos solos--y no tuvo que pensar mucho para adivinar las intenciones cuando ambos mayores se miraban con ganas de comerse.

Furioso, molesto, apenado y pateando la vida, Hyoga salió de la habitación, su habitación, con la excitación a flor de piel. Tendría que ir al baño a calmar sus ansías.

--Cabello rubio, ojos azules y masturbándose, me provocó…--susurro el griego ya a solas en la habitación, al hindú que cambiaba las sábanas como si de ello dependiera su vida.

--¿Qué maquina tu no tan sana mente, Saga?--replicó interesado, abriéndole espacio a su cuello el cual terminó mordiendo con harto deseos.

--Tú y yo, frente a frente, quien duré más va arriba--y zafiros refulgieron interesados…

Mientras los mayores hacían gala de su autodominio, Hyoga estaba a punto de entrar al baño a seguir con su pericia cuando el timbre sonó. Ya hastiado con la vida que parecía no darle un respiro para tan deshonrosa misión, bajó las escaleras y abrió la puerta con desgano. Y allí estaba, el objeto de su deseo con sus ojos inocentes y… ¡PANTALONCILLOS! Casi que Hyoga sentía que era el karma milenario del que tanto le escuchaba hablar a Shaka.

--Shun…

--Ikki dijo que lo esperara aquí. ¿Me dejas pasar?--ni respondió. Sólo se hizo de lado mecánicamente, como si un mínimo movimiento lo podría hacer colapsar--. Gracias.

Entró… y el rubio no escatimó un sólo movimiento de esas piernas. Se sentó en uno de los muebles y las abrió traviesamente, con esos pantaloncillos más arriba de lo que deberían estar, del equipo de atletismo donde participaba. Hyoga tragó grueso. Eso era demasiado para él.

--¿Te quedaras allí parado?--preguntó el invitado con rostro de extrañeza. El rubio se acercó con sus manos en los bolsillos y haciendo del que no tenía nada, sentándose en los sillones más alejados--. Estás extraño…

¿Extraño? ¡Sufriendo por permanecer más minutos con vida!

Porque fueron largos e interminables treinta minutos donde el menor abría y cerraba las piernas y Hyoga no podía hacer más que seguir el torturante movimiento. Era demasiado, más de lo que creía poder soportar, todo le superaba en exceso y ya imaginaba que apenas Shun se fuera, lo haría así fuera en la cocina.

--¿Te gusta?--y azules pupilas se abrieron desorbitadas, al encontrarse con la mirada brillante del inocente hermano menor de su amigo.

--¿C-como?

--Sí te gustan mis piernas--repitió como si hablará del clima. Hyoga parpadeó decenas de veces antes de caer en que le estaba diciendo. ¡Eso no podía ser verdad!--. Sé que te gustan, siempre me las ves--informó con una sonrisa... ¿inocente? ¡Se le antojaba traviesa!

--Shun…

--No le diré nada a Ikki, ¡sino me encierra en casa!--exclamó casi en chiste. ¡Y Hyoga no caía!--. Hyoga…

--Te arrepentirás de esto…--los ojos claros del japonés lo miraron con dulzura.

--Si eres tú estará bien…

¡No necesitaba de más! Tan rápido como pudo se sentó a su lado y llevó sus manos hacía las piernas que se le ofrecían. Tocó, tanteó… estrujó… y sin darse cuenta las desnudó y besó con verdaderas ansías. Cuando supo de sí ya había marcado como suyo al joven que sin resistencia se le ofreció, observándolo ahora debajo de él, en el mueble, todo despeinado, sonrojado… extasiado…

Delictiva visión…

--Vaya, ¡Qué espectáculo!--otra vez… la maldita voz… Hyoga se levantó de forma tan apresurada que ni se dignó en cubrirse.

Su rubio primo estaba recostado en la baranda, con aire de que todo le resbalara, mientras el griego en primera fila disfrutaba de toda la visión y abrazaba de forma posesiva a su pareja.

--Me temó que con tantos espectáculo no te dejaré dormir, Shaka--comentó para todos, sin el mínimo rastro de vergüenza.

--Extraños los designios de Buda--le sonrió de medio lado a su amante--. Yo no pienso oponerme a ellos.

¿Ya qué más daba? Al menos ya era dueño de esas piernas…
Notas finales: ¿Jojojo estar desocupada? No puedo evitarlo, las parafilias me inspiran xD Aqui mi pareja predilecta entra a meter su cuchara xD

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).