ORGULLO
Tras cada peluche que tejo recuerdo tu sonrisa infantil, esa que me dabas sin mayor problema en la niñez. Te llevo uno nuevo, tal como lo hacia en tu infancia.
Se van juntando por montones bajo aquel árbol donde reposan tus cenizas.
Deseo que seas feliz, donde quiera que estés, quiero que estés acompañado por ellos, si es que aun rondas por aquí.
Intento aminorar la culpa creciente en mi pecho al paso de los años. La oculto, la niego, pero al igual que él, se que te falle, peor aun, en el fondo, de alguna forma, se que es mi culpa.
Maldigo el orgullo mazoku del cual nos vanagloriamos hasta mas no poder, de no tenerlo, aun estarías con nosotros, mi obsesión por las reglas, el orden y el bien del reino hubiesen pasado a un segundo plano, pero no, el orgullo siempre iba por delante, siempre lo estaba, mas allá de la irracionalidad, mas allá de la verdad, mas allá del amor.
Me necesitabas, jure desde tu cuna protegerte hasta la muerte, pero apenas hubieses tropezado, en vez de acudir a socorrerte puse el pie para que la caída fuera mas rápida.
Una palabra, solo una palabra habría hecho la diferencia, lo se, te conocía bien, pero si hasta nuestra madre se encontraba indignada, yo no tenia por que ser la excepción.
Pude aminorar tu pena, el rechazo, hasta la angustia de saberle en brazos de otra, pero el deseo de verte arrepentido, suplicándome perdón fueron mas fuertes.
Mis hijos no entienden mi aflicción, su padre esta viejo, es la única explicación para reposar solemnemente en aquel lugar, no comprenden que sus ramas me protegen del sol de la lluvia, son tus brazos, al igual que le viento es el susurro de tus voz olvidada.
Aniki, escucho en un murmullo, aniki, cuando cierro los ojos, aniki, cuando el sol me da de lleno, aniki, cuando caigo en un profundo sueño.
-¿Qué haces aquí? – me preguntas extrañado.
-Tomaras una insolación segura- agregas.
-Vamos, levántate, coni-chan nos espera-
Te sigo a la fuerza, ríes, estas contento, a lo lejos puedo divisarles sobre una manta, el picnic esta listo, vas directo a devorar esos pasteles que tanto te gustan, te chupas cada dedito con notoria ansiedad, Conrad ríe, estas con la cara llena de crema, Madre parece distraída e ignora el hecho que le necesitas.
Eres arrullado con ternura por tu amado coni-chan, quien apenas te duermes te deja reposando sobre el improvisado mantel.
Comienzas a llorar, deseas que te carguen, te conozco, te tomo en mis brazos y un ¡NO LO MIMES!, retumba con estridencia en mi cabeza, siento como tu pequeño cuerpo comienza a consumirse, estoy congelado, en mis brazos un cuerpecito hecho cenizas se deshace en mis manos, quiero gritar, explotar, mas no puedo, porque debo ser así, porque soy así.
Una mano en mi hombro me zarandea con cuidado.
-Padre estas bien-
Su rostro preocupado me dice que algo anda mal, me levanto con dificultad, entonces lo noto, tengo el rostro mojado, lo seco con premura, tal debilidad es imperdonable para un noble mazoku y más para alguien de mi rango.
Esta decidido, ese día seria el ultimo a tu lado, los peluches se irían, no llegarían otros al montón, era hora de dejarte ir.
El pasado no se puede cambiar, el futuro es lo único que nos queda y el presente es demasiado negro como para sumarle recuerdos agrios que ya no se pueden cambiar y mucho menos remediar.
FIN