CAPITULO 4:
OTRO ENCLENQUE EN PALACIO
Claro era bonita, una chica delicada, se vía grácil a simple vista, simpática, lo mas importante, era una mujer, lo único que lo había descolocado de ella, aparte de ser quien le había quitado su ultima oportunidad de amor con Yuri, fue que no paraba de observarlo de pies a cabeza, sin respeto alguno.
Debió morderse la lengua bien fuerte para no gritarle unas cuantas verdades acerca de la educación elemental al ser presentada por primera vez con otras personas, pero no pensaba caer mas bajo de lo que ya estaba, iba a recobrar el orgullo que según su ex, ahí presente, había perdido. Desde ese día Wolfram Von Bielfield, iba a resurgir de las cenizas en las que se había transformado su vida, tras la ruptura del compromiso, ya que no podía decir que había muerto en ese momento, eso había ocurrido de apoco, en todos los años en los cuales estuvo junto al moreno, rogándole migajas de un amor que jamás fue correspondido.
Habían pasado tres días desde su llegada, lo único que deseaba a esas alturas era largarse, cualquier misión le serviría, pero no, su aniki le había ordenado quedarse con la excusa de firmar los papeles que daban por termino el compromiso, ya que según el , habían sido muchos años de compromiso como para firmar solo un simple papel ordinario como el rubio le habría alegado. Aunque en el fondo sospechaba que solo se trataban de excusas, sus hermanos no hacían más que fastidiarlo con conversaciones absurdas, para colmo de su mala suerte, su madre acababa de arribar de uno de sus viajes en busca del amor.
La mujer no hacia mas que atosigarlo en cualquier lugar donde lo encontrara, sin importarle quien estuviera presente, ya se sentía asfixiado, si de el hubiese dependido, habría tomado su caballo, marchándose a todo galope de aquel circo pero la dichosa ruptura del compromiso se lo impedía, no entendía como sus hermanos preferían tenerlo ahí, viendo aquellos tórtolas, sin importarles su sufrimiento, no entendía porque eran tan mezquinos. A su vez, dos hombres vigilaban lo mas disimuladamente posible al menor de ellos, temían por su integridad, tanto física como mental, porque luego de tantos años de adorar con todo su ser al moreno, en medio de un amor unilateral, creían que podía tentar hasta contra su propia vida, aunque existieran algunos chismes y rumores de la venganza de la que seria victima su alteza y aquella usurpadora. Ellos sabían que por mas dolido que pudiese estar su hermanito, este jamás lastimaría así al joven rey, antes preferiría morir. Ese fue el motivo principal por lo cual no lo dejaban marchar y aunque su madre se ofreció para cuidarlo, sabían bien que el rubio se negaría rotundamente a acompañarla en uno de sus viajecitos. Aquel sacrificio de viajar en barco solo lo hacia por una persona en particular y por nadie mas, aun recordaban la vez que se marcho a “Surita” por tierra, siendo que por mar hubiese demorado la mitad, en ese entonces cierto moreno estaba en la tierra, cuando ciertos rumores de revueltas en contra de la joven princesa llegaron a sus oídos, muchos le insistieron que era un mal entendido, no estuvo tranquilo hasta ver a su sorprendida hija, cara a cara. Todos sospechaban que esa solo fue una excusa, porque de haber sido cierto aquellos rumores, de seguro se habría subido a un barco, la verdad era que la extrañaba, ese fue el primer año lejos de su pequeña, en ese tiempo se dio cuenta que a diferencia de su madre, el no podría ser capas de vivir tanto tiempo alejado de su amada hija. Cada vez que su prometido, en ese entonces, se marchaba, el sentimiento se hacia peor, ya que no le tenia a su lado para amenguar su soledad.
Ambos hermanos se le quedaron mirando sorprendidos, su madre estaba furiosa por el poco apoyo de sus dos hijos mayores, pero ellos conocían bien a su hermanito, antes de irse en un crucero junto a su madre, con la exclusiva tarea de buscarle un nuevo amor a este, preferiría estar dentro de la boca de un volcán hirviendo sin posibilidades de huir.
Caminaba por los pasillos de palacio cuando pudo notarla oculta en una esquina, estaba llorando, en silencio, al acercarse pudo notar a las chismosas de siempre hablando a todo pulmón, sin importarles quien pudiese escucharles, tal parecía que sabían de la presencia de la joven, sin pensarlo Wolfram paso por su lado ignorándole por completo, se fue directo hasta donde se encontraban las muchachas del servicio, quienes al verlo le reverenciaron de inmediato., ante la sorpresa de la muchacha y de las criadas, aquel Mazoku de fuego les llamo la atención severamente, recordándoles que se encontraban en palacio, no en la feria del pueblo, que ante todo no debían olvidar que le debían respeto y lealtad al Maou, sin importar sus decisiones, mas importante aun, que las paredes todavía tenían oídos. Las sirvientas pidieron disculpas, sabían bien del carácter del rubio, pero lo que les llamo la atención fue cuando les exigió disculparse con la joven que observaba aquella situación, las jóvenes no salían de su estupor, basto una mirada amenazante del demonio de fuego para que salieran del estupor y se fueran directo hacia la chica agraviada, pidiendo perdón.
Cuando las criadas por fin se retiraron, quedaron solos, la joven apenas lo miraba, el ex príncipe decidió marcharse cuando escucho un gracias salir de la boca de esta, a lo cual el solo asintió.
-Ahora entiendo porque Yuri te aprecia tanto-
El corazón del rubio golpeo fuerte contra su pecho al escucharla.
-Eres una persona noble y gentil, ahora entiendo porque no deseaba herirte-
Aunque todo eso fuera cierto, el moreno lo había lastimado, sin importar las precauciones que tomara.
-Siempre me hablaba de ti, como no hacerlo si eres su mejor amigo-
-El te lo dijo-
Pregunto el muchacho intentando ocultar su tristeza.
-Si-
Contesto emocionada la muchacha.
-Es mas, el te considera mucho mas que un simple amigo-
En ese momento el rubio no pudo evitar mirar expectante a la morena de tras suyo, no podía creer lo que acababa de escuchar, Yuri, su Yuri lo consideraba mas importante que un amigo, acaso aun tenia una oportunidad, peor porque se lo contaría a ella, a quien seria su prometida, estaba confundido, no salía de su asombro, eso fue hasta que la muchacha dio por terminada la frase, luego de un largos segundos de expectación por parte del Mazoku. El balde de agua fría que había recibido le hería en demasía, parecía como si le hubiesen lanzado miles de filadas flechas, sin dejar libre ni un centímetro de su cuerpo.
-Para el eres tan importante como su hermano, te aprecia mucho-
Luego de esa corta conversación se retiro excusándose con la excusa de tener que verse con sus tropas, la muchacha se despidió alegre sin parar de darle las gracias hasta que lo perdió de vista.
Hermano, me aprecia tanto o mas que su hermano, pensaba para si, el pecho le ardía, tan insoportablemente, sentía un dolor formarse en este, la garganta estaba a punto de desgarrársele. Se encerró en su cuarto lo mas rápido posible, se recostó boca abajo tapándola con una almohada, grito fuerte, tan fuerte como sus pulmones le permitían, creyó a ver sido escuchado por todo el reino, pero en realidad apenas había soltado un susurro en forma de chillido, las lagrimas caían sin tregua alguna, intentaba no recordar la conversación tenida hacia poco, pero no podía, venia a su mente una, tras otra vez, sin cesar.
Vivía un calvario, el enclenque tenia razón, ya no le quedaba nada del orgulloso Mazoku que fuera, el se había encargado de convertirlo en un despojo de persona, una burla de soldado.
Yuri, dijo en para si mismo, porque no pudiste amarme, tan insignificante soy, ¡maldito enclenque!
Enclenque, al pensar en esta palabra extrañamente no era el rostro de un moreno el que venia a su mente, si no el de cierta joven peli negro, entonces lo comprendió todo, el tonto de Yuri deseaba un igual a su lado y eso había conseguido, porque nadie seria tan desatinado como para alagar al ex de tu actual novio, asegurándole que aun te quería, a no ser que se tratara de otro enclenque.
Continuara.................