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CUANDO ALGUNA VEZ ME AMASTE por DRAGIOLA

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Notas del capitulo:

Lo que puede hacer la soledad, la perdida de un amor que jamas se tuvo y una noche de copas.

 

EL SOLDADO PARTE II

 

 

Lo beso con ternura, fue corto pero dulce, estaba sonriendo, toco mi rostro con cariño, me le acerqué dándole uno mas largo, me separe de el con el único motivo de respirar.  Me tendí a su lado, sin demoras continuamos besándonos, me dirigí a su cuello recorriéndolo con cuidado cada centímetro de este, escuchaba pequeños gemidos de su parte, con cuidado le quite la chaqueta, luego la camisa, continúe el recorrido de besos por aquel  divino pecho, saboree con cuidado tan delicado cuerpo llenándolo de caricias que recibía con desesperación. 

 

Ambos ya se habían despojado de sus ropas, el soldado seguía examinando tan delicado cuerpo, no le cabía en la cabeza como podía ser el mismo que derrotaba con tanta furia a sus enemigos.   Deslizo con un poco de nerviosismo la tanga del muchacho, sabía que los nobles tenían ciertas prendas especiales, pero jamás pensó tener el privilegio de ver alguna, en especial en aquel cuerpo. 

 

–mmm...- 

 

Lo escucho gemir, tomo su miembro, comenzó a sobarlo lentamente mientras regreso a besar su pecho, chupo con desesperación aquellos botones rosas, estaba sumamente excitado, los gemidos del muchacho bajo el lo estaban volviendo loco.

 

- ahaaa, ahaa, ahaaaaa- 

 

Cuando sintió que podía venirse le separo las piernas,  metió un par de dedos en la boca de este ordenándole que los chupara, a lo que el muchacho accedió sin  problemas al sentir nuevamente una mano masturbándole.

 

-ahaaa, ahaaa, ¡ahaaaaaaaaaaa!-

 

En ese momento se vino en su mano, al ver aquel líquido no pudo evitar lamerlo, era exquisito, solo por ser de él.  Separo un poco mas sus piernas, introdujo un dedo en aquel pequeño orificio, que le hizo estremecer y lanzar un gritito al rubio, luego introdujo el otro moviéndolo con cuidado para dilatar bien aquel lugar, introdujo uno mas, noto como el cuerpo de su amante ardía de pasión, ya no podía soportarlo mas, su miembro estaba adolorido y deseoso por devorar ese cuerpo.  Subió una de sus piernas en su hombro mientras la otra la apoyo en su cadera, tomo su miembro, con cuidado comenzó a introducirlo por aquel estrecha abertura.

 

-¡ahaaa!-

 

Grito el rubio, él continuo la penetración con el máximo de cuidado.

 

-¡ahaaaaa!, no...no- decía un muchacho con sus ojos cerrados que derramaba unas lagrimitas por sus mejillas rosas. 

 

– Solo un poquito mas…y…ya-

 

Le tranquilizaba el soldado,  cuando un grito ahogado lleno el cuarto.

 

 - ¡ahaaaaaaaaaaaaa!-

 

Su respiración era poco constante, sintió como posaba sus manos en su pecho, suplicante, apenas con una débil voz le decía.

 

 - Saca…saca…lo, ahaaa, ahaaa-  

 

-respira profundo, luego exhala, vamos tu puedes-

 

Le decía cariñosamente, el muchacho le hizo caso y comenzó a respirar con un poco mas de normalidad.

 

 - estas listo-

 

Un sorprendido rubio abrió de golpe sus ojos, dejando al descubierto aquellas bellas orbes verdes,  solo dejando salir una palabra de su boca.

 

-¡ Dueleeeeeeeeeee!- 

 

Por orgullo se callo y decidió aguantárselo, porque aun ebrio recordaba quien era, no iba aceptar caer ante nadie. 

 

El muchacho arriba de el se movía lo mas suave posible, cuando noto que su amor ya estaba mejor fue aumentando las estocadas con mayor fuerza, a lo que el rubio respondía con el vaivén de sus caderas olvidando por completo el dolor inicial y dejándose llevar por el placer que le daba quien se encontraba encima suyo.  

 

Los gemidos fueron aumentando, ya no sabia quien de los dos gritaba con mas fuerza, estaba a punto,  toco con premura el miembro de su pareja, rápidamente comenzó a masajearlo, deseaba venirse con el al mismo tiempo, respiro profundo, sin parar las estocadas.

 

- ya, ¡ya!, ¡yaaaaaa!-

 

Gritaba desesperado sin soltar el miembro que se encontraba a punto de estallar al igual que el.   Un rubio se arqueo desesperado hacia atrás gritando de placer, mientras su compañero hacia lo mismo llenándolo por completo.  Se le hecho encima cansado, besándole en los labios tiernamente, su compañero estaba cansado, se separo de el para poder quitar con cuidado su hombría de su trasero.  Por Shinoun, pensaba el joven, de tan solo tocar su trasero siento que podría venirme otra vez. 

 

Aunque lo deseaba, se reprimió, ya su excelencia se encontraba dormido, se recostó a su lado sin dejar de verlo, no podía creerlo, había sido suyo, suyo, que maravilloso sueño, no deseaba despertar nunca, quería quedarse abrazado a el por siempre.

 

 

La noche desapareció dándole la bienvenida al día, que dejaba entrar unos rayos de sol sobre sus cuerpos sudados y desnudos. 

 

Cuando despertó a su lado, cayo en cuenta del error que había cometido, apenas podía respirar, frente a el se encontraba en todo su esplendor un hermoso Mazoku de fuego, tal cual lo había traído su madre al mundo.

Recorrió su cuerpo detenidamente con la mirada, hasta que llego a la entre pierna, noto la viscosidad que se resbalaba por ese bello muslo, entonces sintió que el mundo se le caía encima, aquel liquido se encontraba combinado con otro rojizo claro.

 

 - Shinoun, estoy muerto- 

 

Como podría pensarlo, jamás se le hubiese cruzado por la mente, pero como era posible, había escuchado de la propia boca de su capitán que aquel rey era un debilucho enclenque, pero esto era el colmo. 

 

No podía ser cierto, sabía perfectamente que el rumor de su pureza era falso, el mismo lo había descubierto metiéndose a escondidas a posadas con variadas chicas.  A caso seria impotente, quizás  por eso, no, no podía ser eso, porque de serlo que hacia con aquellas muchachas.  En medio de todos esos pensamientos se le vino una cara a la memoria, un hombre maduro de cabellos grises, con cola de caballo, quien solo por no informar el estado de su hermanito había amenazado con darlo de baja, ahora lo sabia, estaba legalmente muerto. 

 

–mmm, auch-

 

Decía el muchacho a su lado notoriamente adolorido, para colmo le remordía la conciencia pensando en lo brusco que había sido, cuando se dio cuenta que dos ojos verdes le observaban sorprendido.

 

 

 

Había sido bien claro, aquello jamás había ocurrido, más le valía no comentar nada si es que acaso valoraba su vida.

 

Prepararon todo rápidamente para marcharse lo antes posible. Luego de regresar las llaves de la cabaña a su dueña, se marcharon. 

 

Estaba preocupado, no era bueno que se hubiesen puesto a cabalgar luego de lo ocurrido la noche anterior, pero no se atrevía a decirle nada a su capitán, por temor a que lo quemara vivo. 

Detuvo el caballo bajándose con dificultad, era notorio que no se sentía bien, estaba pálido y con un notorio dolor que se le reflejaba en el rostro. 

 

Bajo presuroso para asistirlo pero este lo esquivo con frialdad.

 

- ¡no necesito tu ayuda!, recuerda que soy tu superior-  

 

 

Me odia pensó, su pecho dolía, fue por su caballo, decidiendo irse a pie también, no llevaban mucho camino recorrido con su excelencia cuando este cayo al suelo, corrió rápido hacia el para asistirlo, esta vez no recibió negativa alguna, ya que se encontraba desmayado.   

 

Su capitán era fuerte, mas no le extrañaba que en esos momentos se encontrara débil, su cuerpo le estaba cobrando la cuenta, esto era lo que todos temían, desde la ruptura había bajado notoriamente de peso, ya ni se preocupaba de descansar lo debido, así de mal lo había dejado el maou, aunque en ese momento la culpa no era totalmente del moreno, sino suya.

 

Tras un par de semanas su capitán se fue a otra misión en esa ocasión se marcho sin dar aviso de su partida, por lo cual el general decidió mandarlo a él, ya que, como le había dicho, era en quien mas tenia confianza.  Quizás eso se debía al hecho de haber compartido con su hermano esas cortas vacaciones. 

 

Deseaba poner alguna excusa pero aquel hombre no solo intimidaba, también le daba la impresión que al menor paso en falso que diera descubriría la  traición a su confianza y le mandaría a ejecutar.

 

Apenas pudo alcanzar a su excelencia, quien al verle le lanzo una bola de fuego, le explico el motivo por el cual estaba ahí, entonces le llamo cobarde, a lo cual respondió sin siquiera pensar.

 

-¿yo?-

 

Le miro rojo de rabia, comenzando  a despotricar en su contra.

 

- ¡que, acaso crees que te tengo miedo!- 

 

No supo que responder a eso.

 

- pues que te quede claro, yo no te temo a ti ni nadie, soy Wolfram Von Bielfield, un orgulloso Mazoku de sangre noble- 

 

Las palabras le pasaban de una oreja para salirle por la otra, estaba aterrado, su capitán no daba tanto miedo como su hermano mayor, pero también era cosa de cuidado, para colmo no paraba de ver esos carnosos labios que alguna vez fueron suyos y que tanto añoraba por recuperar, estaba loco, lo sabia, pero como podría olvidar aquella noche  de pasión desmedida, para colmo él había sido su primer hombre, ¡el primero!, no importaba cuantos hubiesen después, a él siempre le recordaría sin importar lo que le deparara el futuro.  

 

-¡oye acaso me estas escuchando!- le grito furioso el rubio, a lo cual asintió. 

 

- por ultimo, ten claro que soy tu superior, ¡entendido!-

 

Volvió asentir.

 

-bien, ¡quedo claro! – le pregunto el muchacho con su habitual altivez.  

 

– si mi amor-

 

Respondió sin darse cuenta,  que en su lugar debió decir  Capitán y no aquella sentencia de muerte. 

 

Para su sorpresa ninguna bola de fuego lo convirtió en cenizas, es más, el noble Mazoku se encontraba rojo como tomate sobre su corcel blanco. 

 

De todo eso habían transcurrido dos meses, ahora estaba en esa gran oficina, con un hombre capaz de matarlo solo con la mirada, estaba frente a frente con el General Gwendal Von Voltaire.

 

 

 

 

Continuara..............................................................

 

Notas finales:

Bueno, le guste a quien le guste, y a quien no, se muele.

Esto es lo que ocurrio, ahora, ¿quien es el papi?, todavia esta por verse, jejeje, todavia queda historia y en ella veran la reaccion de los miembros de palacio y algo mas.

Gracias por leer y epero con ansias sus comentarios.


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