Cap.12
CUANDO LA BOMBA ESTALLO
-Mi hermano esta en cinta-
Le decía ante un rostro que mostraba sorpresa a lo escuchado.
Era obvia su reacción, si a el lo dejo boqui abierto como no a uno de sus hombres, para colmo faltaba explicar la parte en donde reconocía el hecho de no saber quien era el padre, ya que el Maou había sido descartado de plano por su propio hermanito. Por ello le había citado en aquella reunión tan furtiva, si bien no tenia idea de quien era el responsable, al menos ese individuo podía tener sospechas de quien fue el infame que se había aprovechado del menor, porque estaba claro que el rubio jamás se hubiese entregado en sano juicio a nadie que no fuera un enclenque llamado Yuri Shibuya.
El soldado estaba pálido, hasta tenia la mirada perdida, intentaba en tanto formular palabra alguna pero no conseguía hacerlas salir de su boca. Esto hubiese irritado a Gwendall en el pasado, peo se recordaba que debía tener paciencia si deseaba sonsacarle información aquel subalterno.
-¿Su…su excelencia…esta…esta…em…embarazado?-
Decía al fin logrando tranquilizar al mayoku de tierra, quien podría indagar por fin el asunto que le interesaba, pero todo paso tan rápido que no logro procesar bien la información y cuando lo consiguió se encontró persiguiendo a ese joven por todo el castillo, espada en mano, jurándole cortar su cabeza con premura y utilizar su calavera para que los niños del reino jugaran en donde estaba Shinoun.
-¿Su…su excelencia…esta… em…embarazado?-
No podía salir de su asombro, solo estuvieron unidos una vez, pero eso había bastado para dejar un vástago en el vientre de su amado capitán, después de aquella gloriosa noche por mas que lo deseara no había pasado nada con él, aunque prácticamente se había convertido en el hombre de confianza de su excelencia, por así decirlo, a veces pensaba que lo llevaba consigo porque algún sentimiento podía haber nacido en su corazón, pero luego caía en cuenta de la cruda realidad, cuando sin mas lo echaba a patadas de su lado de donde fuera que les tocara pernoctar. Era obvio porque estaba a su lado, el hermoso demonio de fuego debía pensar que un soldado pobre y de bajo rango utilizaría lo ocurrido para sobornarlo, por lo cual siempre lo tenia cerca para vigilarlo. Lo triste de todo eso era que ni siquiera se le había pasado por la mente, porque de hacerlo, no le habría pedido dinero, ni cargos de alta posición, como él debía suponer, no, solo le hubiese pedido estar a su lado amándolo por siempre.
Aunque nunca se hubiese atrevido a chantajearlo en el plano amoroso, sabia bien cual era su posición, por lo cual ya se había hecho la idea de estar fielmente a su lado, sirviéndolo hasta el día de su muerte. Pero aquella noticia le hizo olvidar toda condición social, rango y hasta la misma cordura, si, porque a esas alturas, tras escuchar esa noticia aquella ya no tenia cabida en su mente, hasta el punto de olvidar por completo a cierto General que diez minutos antes lo tuviera en un estado de pánico total.
-Señor no se preocupe-
Dijo tomando un buen socarrón de aire.
-Yo me are responsable, después de todo su excelencia a quien espera es a mi hijo, le solicito su bendición para consolidar nuestra unión lo antes posible-
Termino de decir con un notorio orgullo, explayando una gran sonrisa que dejo en atónico al mayoku en frente suyo, quien estuvo en silencio por varios minutos hasta que sin darse cuenta su rostro comenzó a transformarse de calmado a un iracundo y aterradora forma.
Había escuchado gritos venir desde lejos, por un minuto pensó que atacaban el castillo, entonces vio como un soldado de las tropas de su hermano menor corría desesperado siendo perseguido por un furioso Gwendall.
El pobre soldado al parecer quería entablar una conversación pero este parecía estar mas interesado en matarlo que en hablar. El joven esquivaba con astucia los ataques, mas no se defendía, quizás por no querer faltarle el respeto a un superior, pero tal como iban las cosas para mañana se realizaría un funeral y era mas que seguro que no seria el de aquel General.
Apenas intervino noto el rostro lleno de ira de su aniki, quien al verle le grito que no se metiera, pero ¿como podía no hacerlo?, fuera lo que hubiese hecho aquel muchacho debía ser juzgado por el maou, antes de ser ejecutado por su hermano mayor.
-¡Gwendall!, ¡tranquilízate!- le grito asustado por su actitud, ya que jamás lo había visto así.
-¡No te metas Conrad, tú no entiendes!-
-¡Pues explícame!-
-¡Quítate es una orden!-
-¡No permitiré que lastimes al muchacho!-
-Claro, porque no se me ocurrió- dijo sorprendido el General ante un extrañado castaño.
-¡Alcahueta!-
Grito su aniki, ante la mirada asombrada de un medio mayoku con cara de ¿Por qué?
-Debí suponer que tu estabas al tanto, ¡como lo permitiste!- le decía con un dejo de decepción en la voz, que ser reflejaba claramente en su rostro.
-Gwendall pero de que demonios hablas- preguntaba extrañado su hermano.
-¡Todavía tienes el descaro de preguntármelo!, ¡alcahueta!-
-¡Gwendall!, por ultima vez, no tengo idea a que te refieres- le decía un castaño que ya perdía la paciencia ante ese cabeza dura que tenia por hermano mayor.
-¡El!-
Gritaba indicándole, sin soltar la espada que detenía magistralmente su hermano, este miro al soldado que se encontraba a su costado.
-¿Qué fue lo que hizo?-
-¡Ese bastardo pervertido fue quien abuso de Wolfram!-
La situación le habría parecido graciosa de no ser que a quienes les estaba ocurriendo era a su propia familia, aun así, a veces le solía salir una que otra risita contenida, ya que se le hacia difícil creer que su hermanito hubiese estado con alguien tan diferente a él o quizás fue porque de cierto modo le recordaba a cierto moreno cuando apenas había llegado al reino.
Era un atado de nervios, aunque el rubio mayoku no se le quedaba atrás, les tuvo que confirmar, muy a su pesar, lo que aseguraba aquel joven. Cuando el General pidió permiso para matarlo, este con mucha pena acepto su responsabilidad en los hechos. Ante el asombro de todos el soldado se acerco al demonio de fuego y le propino una suave pero firme bofetada.
El joven Heika no dejaba de mirar las reacciones de los tres hermanos, su padrino parecía aceptar con algo de renuencia al futuro esposo del rubio, esbozando una sonrisa de aprobación finalmente, mientras que a su general en cambio, de la pura rabia ya le habían aparecido mas arrugas en el puente de la nariz, mientras que su amigo, antes prometido suyo, estaba en una especie de shock, en el cual lo único que hacia era tocarse la mejilla adolorida.
-¡Felicidades Wolf!, una boda, hay que llamar a tu madre- decía un desubicado rey, ante un extasiado Gunter.
-¡Heika, heika!, que bondadoso es usted-
-¡Cállate enclenque idiota!- gritaba furioso el mayoku de fuego que ya salía al fin de su estupor momentáneo.
-Wolfram como te atreves a hablarle a si su…-
Gunter no alcanzo a terminar la frase porque fue interrumpido por un explosivo Lord Mocoso que ya estaba a punto de echarles fuego a quien se le cruzara por el camino, pero en especial a una persona, que al percatarse de este hecho, enseguida se dio cuenta como su gran boca, nuevamente lo metía en un gran lío.
-Tran…tran…tranquilo su excelencia- le pedía un aun nervioso soldado quien lo miraba asustado.
-Recuerde al bebe-
-¡Entonces que!, te casaras con él- preguntaba un molesto Gwendall.
-¿Creo que deberíamos dejarlos solos?- agregaba Conrad quien notaba como su hermano en vez de aminorar su enfado lo empeoraba.
-¡Heika no tiene porque marcharse!, que e vayan ellos si desean privacidad- decía un alterado Gunter.
-Etoo, jejeje, no te preocupes Gunter, no me importa- decía Yuri.
-Cierren todos la boca, ¡yo no me voy a casar, a si que dejen de fastidiar, partida de idiotas!-
Wolfram exploto, definitivamente el mayoku utilizado fue tan potente que dejaría rastros en el salón real por varios años venideros.
Gunter quedo bastante chamuscado, pero no le importo con tal de salvar a su preciado Heika. Los hermanos en tanto, recordaban cierto berrinche de un pequeño rubio que en aquel tiempo les hizo creer que llegaría el día en que todo el castillo saldría volando por los aires y no seria precisamente por culpa de cierta chiquilla pelirroja amiga del mayor. Desde ese día habían decidido no negarle nada a su preciado tan hermanito.
Mientras tanto un ahogado moreno salía por debajo de su consejero, viendo a lo lejos a un muchacho peli azul levantarse notoriamente adolorido, aaaaaaaa, no sabes en lo que te has metido, decía mentalmente para sus adentros con algo de lastima por él.
Wolfram se sentía mareado, solo unos segundos antes estaba tan lleno de energía, pero tras lanzar toda su rabia e contra de aquellos tarados bakas que se creían con el derecho a decidir en su vida, sentía como sus fuerzas iban desapareciendo.
Apenas reacciono decidió ponerse en pie, no quería quedar como un debilucho en frente de su prometido, mucho menos ante sus futuros cuñados, fue cuando noto a la futura madre de su hijo pálido, temblando de pies a cabeza.
-¡Wolfram!-
Grito corriendo hacia el, alcanzando a tomarle entre sus brazos, antes de que se desplomara desmayado en el frío suelo.
Ambos se miraron fijamente, a unos segundo de que su capitán perdiera el conocimiento, sin saberlo, ambos pensaron lo mismo, esa era la primera vez que le llamaba por su primer nombre.
CONTINUARA...........................................................