LOS BESTIGIOS DE UN REY VENEBOLENTE
Shibuya Yuri, cuando te conocí me sorprendiste, en ese tiempo no era muy frecuente que alguien expusiera su propio bien estar a causa de un perfecto desconocido, te lo agradecí, siempre lo he hecho. Cuando me dijo quien eras no me importo, ya lo había decidido, estaría a tu lado no porque fueras el maou o porque fuera mi obligación por ser la reencarnación del legendario Gran Sabio, si no por que eras mi amigo, sin importar lo que sucediera, siempre estaría a tu lado, apoyándote.
Así fue, así era, así seria, fue lo que pensé.
Cinco años fueron los que pasaron en tu reino cuando regresamos luego de dos semanas de ausencia, para nuestro horror muchas cosas habían cambiado.
En nuestra ausencia una guerra se había iniciado, de la cual aun habían secuelas, tu reino estaba dividido en el rencor y el odio, no lo podías creer, hasta tu prometido estaba a punto de ser ejecutado por el cargo de traición, sin que su propia familia moviera un dedo en su ayuda.
Alzaste tu voz, lo más fuerte que pudiste, de algo debía servir que fueras el maou, porque aunque estuvieras ausente, ese cargo aun te pertenecía por designios del mismo Shinoun.
Le salvaste, continuaste con el compromiso, tal como antes, todos se daban cuenta que solo era una treta para no atacarle, mas yo sabia que en el fondo tu sentías algo mas por el, entonces amigo, ¿Por qué seguir negándolo, porque fingir una amistad que en vez de ayudarlo lo hería tanto a el como a ti mismo? Nunca entenderé por completo tu forma de pensar, tus razones, tu cobardía, tu propio corazón. Ese corazón que se rompió al escuchar aquella noticia.
-Lo siento Heika, su excelencia Von Bielfield a muerto-
Ambos quedamos atónitos, lo primero que pensamos fue en un atentado en su contra, eso era lo mas probable, continuas eran las cartas de amenaza en contra de su vida que llegaran desde su absolución, continuos los ataques verbales que debiera soportar tanto fuera como dentro de palacio, entonces lo que escucháramos a continuación te dejo helado, perplejo, mas, aunque pareciera raro, a mi no me extraño.
Muchas veces pensé que podía llegar a ese fin, pero también contaba con su profundo orgullo, ese que lo hizo crecer en la soledad de la niñez, ese que le hizo soportar a un prometido que le negaba, ese que le hizo soportar la tortura del encierro y el repudio de su propia familia, pero mis cálculos fueron erróneos, ahora tu pagabas por ello.
Te fuiste aislando en tu propio mundo, ignoraste a quienes te aconsejaban casarte, echaste de palacio a la dama que cortejaras antes de su muerte, si hubiese podido habrías cambiado su vida por la de él, lo se, lo vi. en tu mirada cuando le gritaste que no era mas que una oportunista y que de verla de nuevo se atuviera a las consecuencias.
Estabas cambiando, nadie lo notaba, excepto tu hija y yo, pero a diferencia de ella, yo sabia que no tendría vuelta atrás, tu personalidad estaba cambiando radicalmente, mientras todos continuaban con sus vidas pensando que lo habías superado.
Cuando tu hija enfermo, ni siquiera fuiste a verla, mucho menos cuando murió, me dijiste que ya era tarde, que nunca fuiste un buen padre y que no merecías estar a su lado en su despedida final.
Mientras algunos miembros de palacio fueron a su entierro, tu te fuiste encerrando aun mas en tu dolor.
Por fin los últimos vestigios de la guerra fueron borrados con la captura del precursor de esta.
Te hirvió la sangre al escucharle decir todas esas cosas, se reía en tu cara de cómo le torturo para luego violarlo y dejarlo prisionero en sus dominios a modo de amante en contra de su propia voluntad, para luego hacerlo de conocimiento publico, solo para humillarle tanto a el como a todo el reino demoniaco.
No podía creer lo que veía, tanto tu como en tu forma maou le atacaron sin control, le destrozaste el rostro, lo dejaste vivir, pero a que costo, cada día seria un infierno para ese hombre, y ni siquiera el juicio que se llevara a cabo en su contra le libro de tu ira.
Pensé que después de su confesión algo cambiaria, al parecer a ti te daba lo mismo, me asombro el ver que a su propia familia le diera lo mismo, quizás aquella confesión había llegado demasiado tarde, al parecer a nadie le importaba que Bielfield fuera inocente de las calumnias que se le inculparan en el pasado, eso era lo que mas te dolía, tanto a ti como a su tío.
Pobre sujeto, quizás era al único que realmente apreciabas en ese punto, pero los años de guerra sumada a la perdida de su amado sobrino le tomaron la cuenta y a una edad demasiada temprana para algunos, falleció, dejando así la tan noble casa Bielfield sin descendiente, sin heredero, el noble apellido de Rufus desaparecía, nadie recordaría que alguna vez él fue uno de los que ayudo que el sueño de tierras libres para demonios había existido. Entonces de la nada salio un muchacho reclamando el apellido y toda posesión de aquellas tierras, los nobles dieron el grito en el cielo cuando tu le apoyaste, claro, ellos deseaban repartirse esas tierras pero tu no lo permitirías, no pensabas regalarles lo que alguna vez le hubiese pertenecido, a quienes incrementaron su sufrimiento, antes preferías dárselo a ese total desconocido que alegaba ser hijo ilegitimo del padre de tu ex prometido.
Un rumor puede hacer daño, un susurro en el aire también, pero escuchar con tus propios oídos un comentario hiriente en contra suya, eso no, luego de tantos años, después de pasar por tantas cosas, de creer que estabas cicatrizando tus heridas y un mocoso impertinente con tan solo abrir la boca hecha por tierra todos mis esfuerzos por sacarte de aquella oscuridad.
No te vasto con golpearlo, no, eso no era suficiente para lo que había dicho, deseabas vengarte, el seria tu chivo expiatorio por todos aquellos a los cuales no pudiste tocar en el momento en que le perdiste, en el se centraría tu ira y no te importaba cuanto te suplicaran sus familiares o exigieran los nobles, ya habías tomado una decisión y con ella una senda que en esta oportunidad, nadie haría que dejaras atrás.
Nunca creí ver al General en ese estado, pero como no estarlo, su hijo seria ejecutado bajo el cargo de traición, claro esta que todo aquello fue planeado por ti, un simple comentario no seria suficiente para aquello. Lo planeaste bien, tanto que algunos nobles te apoyaron, tanto que hasta el mismo Sir Weller le exigía a su sobrino pedir clemencia por sus crímenes a lo cual este, tan orgulloso como su padre se negó, justamente.
Viste como toda esa familia se volcaba a su favor, como pedían por el, como le apoyaban de la forma que tanto llego añorar él, los odiaste por eso, mientras que tu amado sufría por las secuelas de su cautiverio ninguno de ellos fue capaz de acercársele a prestarle ayuda, mientras aquel mocoso irritante por tan solo estar en prisión tomaba todas sus atenciones. ¿Qué pensaste, no lo se?, prohibiste su entrada a prisión, le cambiaste a las mazmorras mas profundas de palacio, apostaste varios soldados para impedir que pasaran a verle desobedeciendo tus ordenes y peor aun, comenzaste a visitarle una vez por semana, según tu, para que fuera conciente de su sufrimiento en carne propia. ¿Qué le hiciste?, aun no lo se, el muchacho parecía ser otro para el día del juicio, mas no dio su brazo a torcer, aun era un orgulloso mayoku y jamás aceptaría aquellos cargos.
La sentencia fue clara, los gritos no se hicieron esperar, algunos de apoyos y otros en desaprobación, mientras fuera de la ausencia se podía escuchar el llanto descontrolado de las mujeres.
Tanto Lady Cherry como Anisina te veían con odio, a ti te complacía ver eso, porque según tu, al fin comprendían tu dolor, pero lastima, porque apenas estaba empezando tu venganza en su contra.
Desapareció su retrato, movilizaste a todos para que lo encontraran, estabas furioso, pero al encontrarlo eso cambio, tu rostro reflejaba dolor pero luego, luego volvió a ese estado del que tanto deseaba rescatarte.
“PUTO TRAIDOR”, era la consigna que atravesaba su rostro, fue obvio que se trataba de una venganza en tu contra por la próxima ejecución, pero lo que no habían calculado aquellos individuos era tu reacción.
Faltaban un par de semanas para que el dictamen se cumpliera, mas tu no esperarías, le mandaste a sacar de su encierro, ordenaste preparar todo para la ejecución, estabas listo para salir a efectuar la sentencia cuando aquella rubia despampanante a quien la edad no parecía hacerle estragos se interpuso en tu camino.
Si tu no lo podías creer, que quedaba para mi, sabia que tras su muerte se había recluido un par de días por duelo a su hijo menor, pero escuchar de su boca que ella era la culpable de lo ocurrido con su retrato nos dejaba sin habla. No quisiste creerle, solo deseabas continuar tu camino, pero ella no te lo permitiría, te refregó en tu cara que lo escrito era la pura y santa verdad, que tu tan adorado prometido no era mas que un casquivano disfrazado de recatado, que mientras ustedes estaban juntos te engañaba desvergonzadamente, que mientras tu estabas con aquella mujer el también lo estaba con alguien mas y que de seguro también había aceptado aquel sujeto que le había capturado para obtener comodidades en su encierro.
Aquello te dejo en blanco, estabas mal, no querías creerle, no lo harías, le gritabas falsa, mentirosa, que si ella tenia ese comportamiento no significaba que tu Wolfram hiciera lo mismo a lo que ella agrego, “La sangre es mas fuerte querido Heika”, no se si fueron esas palabras o si fue como lo digo, pero ni yo, ni mucho menos ella proveímos lo que vendría a continuación.
Por suerte para la ex maou, su ahora hijo menor apareció a salvarle la vida a duras penas, nadie podía creer tu actitud, pero tras escuchar lo ocurrido, el único que se acerco a disculparse y a negar con severidad todo lo dicho por la mujer fue tu fiel padrino, quien no por eso justifico tu cruel acto en contra de su madre.
El día de su ejecución llego, el ambiente estaba mas tranquilo de lo que esperábamos, algo no estaba bien, eso era claro, unos soldados llegaron ante ti con la noticia, el joven Von Voltaire había huido de prisión.
Podías ver sus rostros de satisfacción por aquel hecho, podías sentir sus burlas en tus espaldas, lo soportarías, pero lo que no harías era escuchar nuevamente una insinuación en su contra.
La noticia recorría el reino, la ex maou, junto con la familia de su hijo mayor habían sido encarcelados por complot contra el reino, los nobles no se hicieron esperar, llegaron sin previo aviso a exigir una explicación, pero ni así diste tu brazo a torcer, algunos, los pocos, te dieron la razón, era obvio que ellos participaron en el escape del prisionero y si así había sido, no quedaba mas que pensar que definitivamente el era culpable.
El plan parecía sencillo, para todos la treta del encierro solo era eso, el joven se entregaría con tal de que sus seres queridos fueran liberados, al menos eso pensaban, mas el acusado no aparecía y el tiempo pasaba y nuevamente él iba a ti abogar por su familia, la respuesta que le diste fue simple, dura, “Si el no aparece ellos pagaran su culpa”, estabas blofiando, eso creímos pero cuando citaste a los nobles para un juicio nos dimos cuenta que ya no se trataba de una simple excusa para capturarle, esto se trataba de algo mas.
Una nueva guerra se daba a conocer, una que no era a causa de la avaricia de reinos extranjeros, en esta ocasión era una que se cernía en el interior de Shin Makoku.
Con tristeza vi. aquel reino que ayude a forjar dividido, por mucho tiempo quise ignorar tus errores, por mucho tiempo intente de hacerte entrar en razón pero nada, hasta el mismo Shinoun que no deseaba interferir en aquella disputa infantil, como le había llamado a la guerra, se pronuncio, su dictamen fue fuerte y claro, a lo cual quise hacer oídos sordos pero no con mucho éxito.
Las muertes dejaban manchado de sangre las tierras que alguna vez fueron fértiles, el aire se volvía indeseable para los pulmones, los rostros de la población eran de muertos en vida, debía hacerlo, me dolía en el alma caer en cuenta de aquello, pero primero estaba el bien estar de Shin Makoku antes que la de un rey, por muy amigo que esta fuera.
Estaba preparado, no deseaba hacerlo en la complicidad de la noche como el me aconsejara, si debía hacerlo seria de frente, a la luz del día, debía saber quien había sido, el se merecía saberlo, que viera mi rostro y supiera que no había sido por un simple capricho o a causa de una traición arbitraria, amigo perdóname, serian mis ultimas palabras al despedirle de la vida.
“Yo soy el único responsable, cuide de su alma, le encontré una familia, procure su nacimiento, fui por el, le protegí como padrino mas que como soldado, le entregue a mi ser mas amado, intente de velar por su cordura pero ya era demasiado tarde, perdí un miembro de mi familia por el pero ya no perderé a mas por su causa”
Era lógico, gracias a el naciste y también gracias a el debías irte de este mundo.
Nunca sabrá el peso que me quita de encima, matar a un ser querido te marca, amigo, no sabes cuanto te extrañare.
Quizás con tu muerte por fin encuentres la paz que tanto añorabas en estos oscuros años de su ausencia.
Descansa en paz Shibuya Yuri, Heika de Shin Makoku, rey pacifista, amado hijo, amado hermano, amado prometido, querido amigo.
Encuéntralo en el mas allá y sean felices por fin.
Fin