REENCUENTRO
El niño le observaba de lejos, lo sabia, siempre hacia lo mismo.
“Siento que te conozco hace tiempo
De otro milenio, de otro cielo”
Ahí estaba de nuevo el joven extranjero leyendo bajo la sombra de un arbol.
“Dime si me recuerdas aún
Sólo con tocar tus manos
Puedo revelarte mi alma
Dime si reconoces mi voz”
De seguro le temía, era lo obvio, todos lo hacían al verle.
“Siento que me desnudas la mente
Cuando me besas en la frente”
No era la primera vez que iría hacia el, deseaba hablar nuevamente con el, decirle algo mas que un simple hola.
“Dime si traigo marcas de ayer
Sólo con tocar tus manos
Puedo revelarte mi alma”
Se le acercaba tímidamente, dejo de lado su libro y le indico con la mano si deseaba sentarse.
“Dime si reconoces mi voz”
Sintió una gran alegría que afloraba en su pecho al ver aquel gesto pero luego una gran tristeza al ver como dejaba caer su cabello sobre un costado de su rostro.
“Siento que te conozco”
Su rostro denotaba repugnancia, era tan obvio que sucedería eso al verle, debió darse prisa en tapar aquella horrible cicatriz, lo hizo tarde.
“Siento que me recuerdas”
Se levantaba, acaso no le había invitado a estar con el, ¿entonces porque se marchaba?
“Dime si reconoces mi voz”
Sintió como una mano le agarraba del brazo, estaba asombrado, como un niño podía tener tal fuerza.
-Por favor no te vayas, acaso hice algo malo-
Se culpaba, acaso había mal interpretado todo aquello.
Se veía confundido, quizás no debió ser tan imprudente, después de todo no estaba habituado a ese país, tal vez pensaba que era un malandrín, ¿Qué podía hacer ahora?
-Perdón, yo no quise, no hiciste nada malo-
Un tanto nervioso se toca la parte del rostro que tapa con disimulo su cabello, al parecer le molesta, hasta ese momento ni siquiera me había percatado de ello, a decir verdad, ni siquiera me importa, porque desde la primera vez que le vi. solo un pensamiento se arraigo con fuerza en mi mente.
Me ha soltado, me sonríe, comenzamos a caminar mientras platicamos de a poco.
Me cuenta desde que era muy pequeño siempre quiso conocer mi país, siempre fue su sueño frustrado el pasarse unas vacaciones aquí, pero no por simple moda, como muchos occidentales solían hacer, no el era diferente.
Le he contado sin quererlo que he venido como estudiante de intercambio, sonríe mas que antes, parece emocionado al saber esto.
Apenas escucho lo que dice le pregunto con ansias en que instituto realizara su intercambio, salto de alegría al escuchar el nombre.
Vaya que es efusivo, ni que el estudiara ahí, pero no importa, por primera vez en mucho tiempo me siento a gusto con otra persona.
-Yo también estudio ahí-
Se ríe, aunque intenta reprimirlo con todas sus fuerzas, porque le parece extraño.
-Pero si eres solo un niño-
-Tengo 15 años-
-Tu-
Maldita sea mi baja estatura y maldita sea la exagerada altura de los occidentales.
Al parecer seremos compañeros de instituto, aunque creo que me juega una broma, es imposible que el tenga mi edad, pero bueno no importa.
-Desde la primera vez que te vi. supe que seriamos amigos-
Me sorprende al escucharle decir esa palabra, hace tanto tiempo que alguien me llamo así, acausa de eso, no debo recordarlo, no ahora, no cuando por fin tengo un nuevo amigo.
-Me gustas-
Se lo dije sin pensarlo si quiera, creo que me voy a morir, me mira extrañado.
-A mi también pequeño-
Jajaja, al parecer no se dio cuenta, quizás aun no entiende bien el idioma, debe ser eso.
Se ve triste, aunque juraría que hace un instante estaba nervioso, vaya que es extraño.
“Siento que te conozco hace tiempo
De otro milenio, de otro cielo
Dime si me recuerdas aún
Sólo con tocar tus manos
Puedo revelarte mi alma
Dime si reconoces mi voz
Siento que me desnudas la mente
Cuando me besas en la frente
Dime si traigo marcas de ayer
Sólo con tocar tus manos
Puedo revelarte mi alma
Dime si reconoces mi voz
Siento que te conozco
Siento que me recuerdas
Dime si reconoces mi voz”
De lo lejos un hombre observa a los dos jóvenes marcharse, les mira extasiado, no puede evitar dejar escapar una sonora carcajada, las cosas no cambian, no importa cuantas vidas pasen, se alegra de haber vuelto a su natal hogar, hace tiempo lo deseaba, pero Shin Makoku lo necesitaba, al igual que su nuevo regente, el trigésimo maou, que aun era una muchacha, aunque capaz, también era algo imprudente. Nunca entendería el porque Shinoun los escogía así, tan diferentes unos a los otros, mas el porque lo dejaba de niñero de estos. Ya no importaba, estaba en la tierra, en sus tan anheladas vacaciones y aquella visión le había producido una gran alegría a su alma.
-No creas que se te hará fácil amigo, ahora tú deberás ser quien le persigas-
Los jóvenes desaparecían de su presencia, respiraba hondo deseando poder verlos nuevamente, daba gracias por primera vez de ser el Gran Sabio, al menos en esa condición tenia ciertos dones que otros no, además que ignoraban en su totalidad, gracias a eso pudo encontrárselos.
Deseaba con todas sus fuerzas, que en esta oportunidad, en esta nueva vida, el amor de aquellas dos personas que tanto aprecio en un tiempo antaño se hiciera por fin realidad.
Fin