CAPITULO 13
LOS CAPRICHOS DEL PRINCIPE
Los rayos del sol caían en su rostro, era tan molesto, el no deseaba despertar, le dolía la cabeza, solo quería volver a dormir y continuar soñando para siempre.
Toc, toc, se escucho golpear tras la puerta, ¡ahaaa!, porque no entendían que a esa hora no le apetecía nada, apenas pasaran unos minutos saldría corriendo al baño, quedando nuevamente con el estomago vacío. Se sobresalto al sentir un calido beso en la frente, quien se atrevería. Al verle se quedo mudo, estaba con una gran sonrisa deseándole buenos días. Los nervios se apoderaron de él, últimamente no entendía porque no lo podía echar a patadas, debía ser por las hormonas, aunque en su actual estado no podía hacer mucho, ¡que va, siquiera podría!, se gritaba a si mismo con rabia, pero entonces se preguntaba ¿Por qué no lo hacia?
Los días pasaron desde que se negara a casarse, pero el joven peli azul se le presentaba diariamente sin importarle la hora o el lugar. Le extrañaba que después de unas semanas siguiera en una pieza, su aniki aun seguía furioso, jurándole la muerte a su supuesto violador, al pensar en eso los colores se le subían al rostro, no quería recordar aquella noche, aunque seria un tanto difícil, su abultado vientre de ya cinco meses se lo recordaba constantemente al igual que su antiguo subordinado. Sabia perfectamente que aquella vez había sido la primer y la ultima, porque si de el dependía no habría una segunda. Lo más irritante fue que el joven soldado lo sabia, cada vez que le sonreía, con esa cara de idiota se lo recordaba, sin necesidad de decírselo.
“Yo tome tu virginidad, soy el primero”
Cuando se le pasaba por la mente estas palabras quería atacar a quien se le atravesara, sabia que era cierto, que mejor prueba tenia, se miraba al espejo y le ardía de coraje, pero luego le sentía y se le olvidaba todo por completo.
Por más que deseaba atacar con su fuego, no podía, la última vez que lo utilizara quedo inconciente por dos días, todos estaban preocupados, si hasta su aniki olvido sus ansias asesinas contra el padre de su hijo. Gisela le advirtió que no debía utilizar su mayoku en su estado, ya que podía ser peligroso, más aun en el grado en que lo había hecho. También les advirtió a los idiotas que se encontraban presentes, que debían evitarle cualquier malestar ya que por ser su primer embarazo, no seria nada fácil llegada la hora del parto, por lo cual debía evitar todo tipo de preocupaciones que pudieran afectarle aquel día.
Estaba de más decir que el rubio se aprovecharía de aquellas palabras, si antes era caprichoso, ahora lo seria aun más. Se divertía viendo como su Heika regañaba a Gunter cada vez que este se enfurecía con él por tomar el último pastel de la mesa.
-¡Pero Heika es mío, a él ni siquiera le gustan!-
Alegaba un enfurecido peli plateado, que a los ojos de todos parecía un verdadero niño berrinchudo.
-¡Gunter!, debería darte vergüenza, ¡Wof esta embarazado!-
Le gritaba un molesto moreno a un entraste consejero.
Lo gracioso de todo eso era que en un principio, solo tomaba ciertos bocadillos para molestar al consejero real, ya que siempre le había tenido sangre en el ojo por ser tan entrometido, lo extraño era que ahora ya no podía dejar de comerlos, aunque tal como dijera el peli plateado, no le gustaban.
La noche caí nuevamente, podía al fin tener escusa para no ser molestado. Tocaba su vientre recordando la única vez que le permitió hacer esto.
Lo acaricio con ternura, estaba tan emocionado que apenas aguanto las ganas de llorar de pura felicidad, se dio cuenta en seguida, mas no le grito debilucho como lo hiciera con cierto moreno, que bien sabia a esas alturas que junto a su coni-chan eran complices de este, porque de no serlo, no se explicaba como se las ingeniaba para verlo, a menos que fuese gracias a su aniki, si claro, solo de pensarlo se le ponia la carne de gallina.
Una semana, solo una semana habia transcurrido de aquel maldito dia que le hizo caer en cuenta de aquella molestia en el pecho que sentia cada vez que le viera.
-Es mentira- fue lo primero que pensó mirando con rabia a su aniki,
-dime que miente- le pidio a su hermano en cuanto le vio.
-Porque quieres verme sufrir, por favor dime la verdad, me lo debes, donde esta-
El moreno agacho la cabeza negando sus falsas esperanzas, dandole una simple frase.
-Lo siento-
Quedo en shock, no deseaba tenerlos cerca, se retiro apresurado a su cuarto en donde se mantuvo encerrado todo el dia.
Sus hermanos quisieron verlo pero este se nego a habrir la puerta.
Su amigo tambien habia ido, estaba preocupado, el rubio no comia desde esa mañana y eso podia afectar a su embarazo.
Luego de rogar por un largo tiempo consiguió entrar al cuarto, Wolfram estaba igual a cuando salio del despacho, se encontraba sentado sobre la cama con la mirada fija en el bacio.
Apenas habia logrado que probara bocado alguno, no se dijeron ni una sola palabra, no hacia falta, conocía bien a su amigo, hablaría cuando estuviera preparado para hacerlo, no iba a forzar las cosas. Tres días después vio como un furioso rubio se le echaba encima para golpearlo.
-¡Maldito!, ¡maldito!, ¡fue tu culpa!- gritaba el muchacho entre lagrimas.
-¡Wolfram cálmate!- le pedía su rey intentando de controlarlo para así no resultar dañado, tanto él como el rubio.
-¡Tu lo enviaste a esa misión!, ¡por tu culpa esta muerto!-
Sus palabras le dolieron en lo mas fondo de su corazón, sabia que tenia cierto grado de responsabilidad en esa decisión, pero tambien le hería ver la expresión de odio de aquel ángel que lo habia amado alguna vez.
-¡Lo hiciste!, lo hiciste, porque si tu no eres feliz nadie puede serlo, ¡es eso verdad!-
El moreno agacho la cabeza, sabia a que se refería, cuando lo deseaba, aquel demonio podia ser bastante cruel.
Soltó su agarre, si la única forma en la cual su amigo se sitiera bien era golpeándole, entonces se lo permitiría con gusto.
Noto que luego de algunos bien propinados golpes este se detuvo, entonces sintió un calor cerca, cayo de inmediato al suelo de bruces, se levanto esperando que el ataque continuara, entonces vio como el rubio se dejaba caer de rodillas, pálido, tomando con desesperación su vientre.
CONTINUARA.........................................................