Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

VENGANZA por DRAGIOLA

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aqui les va la conclusion de esta historia.

 

 

 

 

Ya estaba completamente desnudo, se acercaba a mí cuando decidí correr hacia la puerta, tarde recordé que esta se encontraba con llave.  Me tomo por la cintura exigiéndome ir a la cama, yo no quería, pero entonces me subió en sus hombros, apenas llegamos frente al lecho me lanzo en este.  Intente levantarme pero el me lo impidió, se posiciono sobre mi, no pude evitarlo, temblaba, me beso y aunque no quise responderle me forzó a hacerlo, me agarro de las muñecas susurrándome al oído que ese día volvería a hacer suyo, comenzó a decirme cosas empalagosas que en vez de aminorar mi creciente temor, solo lo aumentaban, volvió a besarme en la boca entonces sin pensarlo volví en mi, el grito que lanzo retumbo en mis tímpanos, sentí sangre en mi boca pero no sabia si era la suya o la mía.   Me abofeteo enseguida y algunas lagrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, enseguida empezó a pedirme perdón, a decirme que le entendiera, que jamás quiso causarme daño pero que me amaba y que no entendía porque le tenia tanta aversión, me prometía ser mas cuidadoso, gentil, mucho mas que la primera vez, que no debía tenerle miedo, entonces se puso a llorar y a suplicarme que no lo odiara. 

 

Mis manos temblaban, ambos lo notamos, acaricie su cabeza, le di un beso en el la frente, sentía lastima por él, pero él muy  desgraciado solo pensaba con su parte baja, por lo cual le golpeé, no donde deseaba pero si en donde sabia que dejaría de molestar por un buen rato.

 

Desde ese día mi aniki debía informar de cualquier cosa por lo mínimo que esto fuera, tanto a Gunter como a Yuri, quien estaba furioso, tanto con el como conmigo.  Además ordeno relevarme de mis obligaciones como militar hasta nuevo aviso, alegando que primero debía ser consorte antes que lo primero.  Sentía tanta impotencia, como pudo hacerme eso, después de todo lo duro que había trabajado para llegar en donde estaba, si antes sentí lastima por el, ahora sin lugar a dudas era odio, ese mismo que había olvidado, ese mismo que dio inicio a mi venganza.

 

Quise cambiarme de cuarto pero fue imposible, dio ordenes de cerrar toda  habitación de palacio apenas cayera la noche, además de prohibirme salir del cuarto a ciertas horas, como si esto no fuera poco, debía aguantar la humillación de ser escoltado hasta nuestro cuarto, según el para protegerme, era claro que no se debía a eso, deseaba evitar a toda costa que me marchara a dormir al cuarto de Greta, como lo hiciera al principio.

 

Cada noche se convertía en un verdadero campo de batalla, a veces fingía dormir, aguantando esos asquerosos besos fugases que me daba, inclusive aquellas caricias que me producían escalofríos.  Cuando llegábamos juntos las cosas eran diferente, ambos nos mirábamos con frialdad, a veces discutíamos, siempre por lo mismo, yo le ignoraba, ya ni me importaba que me catalogara de cobarde, prefería eso a sucumbir entre sus brazos una vez mas.

 

“Wolfy, no puedes seguir así, deja que mamá te ayude”, ayuda era lo que menos deseaba.

 

“Cariño si sigues así, el pobre del Heika terminara aburriéndose y sabes lo que pasara”, si, se lo que pasara, como si eso me importara.

 

“Quizás su primera noche no fue buena pero debes darle otra oportunidad, sabes, las primeras veces siempre son difíciles y dolorosas pero eso con el tiempo cambia”, madre, si tu supieras que ese no es el verdadero problema.

 

 

No lo estaba espiando, jamás fue mi intención, fue pura y simple casualidad, doble aquel pasillo, me oculte por reflejo, él estaba ahí, luego llego ella, se reían, no escuchaba con claridad pero una palabra hizo que saliera de mi improvisado escondite, “Mi amor”, sus risas pararon al verme, se puso pálido.

 

Corrí lo mas rápido que mis piernas me permitieron, en dicho trayecto las palabras que me dijera mi madre resonaban en mi cabeza, una tras otra, cada vez con mayor fuerza, acompañada por su voz pidiéndome esperarle.

 

Me encerré en el cuarto, o al menos eso creí, al poco tiempo el también estaba dentro, “mi amor”, dijo el cínico infiel, intentando de abrazarme, lo esquive gritándole cuanto lo odiaba, sonrío acercándoseme, emprendía nuevamente la huida cuando tomo entre sus manos mi rostro propinándome un calido beso.

 

“Pensé que ya no me amabas, perdóname”, que significaba eso, yo nunca le había amado, lo odiaba, acaso no había quedado claro hacia apenas unos segundos antes.

 

“Esa chica, yo y ella, te juro que no tenemos nada”, mentira, se que es mentira, al igual que en el periodo de nuestro compromiso, ahora también me eres infiel.

 

“No es lo que piensas, hablábamos de ti, cuando…” acaso lees mis pensamientos.

 

“Por favor no llores, te lo suplico”, ¡quien llora, ni creas que es por ti, es por la humillación que me haces vivir, solo por eso!  Solo por eso permito que me consueles, solo por eso dejo que me desvistas, solo por eso te permito acariciarme, llevarme a la cama, hacerme tuyo.

 

Entre sollozos fui olvidando mi pena,  empezando a cambiarlos por gemidos.  Las duras palabras que le dijera cambiaban en sus labios por dulces palabras.  La desagradable sensación, que en un principio me causara sentirme sercano a la muerte, me llenaba de gozo.  Su pesado cuerpo que tanto repudiara, ahora lo añoro con desesperación.  Me pregunta si estoy bien, mas no le respondo, me siento en las nubes, somos uno, fuimos uno, quiero seguir siendo uno, inclusive al terminara y al escucharle hablarme preocupado, me cuesta dejarte ir pero luego te recuestas a mi lado, abrazándome, acariciándome, besándome, cuidándome hasta cerciorarte que me he quedado dormido, me dices “te amo” y entre sueños te respondo, para mi sorpresa, “yo también”

 

 

Mi venganza, mí añorada venganza, mi pobre y fracasada venganza, quedo sola, triste, abandonada en los recuerdos de mi amargura. Ya no la necesito, ya no la deseo, ahora estoy bien.

 

“Felicidades excelencia”, como una simple frase puede hacer tan feliz a una persona, nunca lo sabre. 

 

Temo por el, jamás pensé tener un mestizo en mi vientre, yo, un mazoku de sangre pura, cargando con aquella desgracia, que aunque sabia bien no seria del agrado de muchos en años atrás, para mi sorpresa lo amaba cada día mas.

 

 

 

Como me podían pedir no llorarle, como podían esconder sus recuerdos, como tan siquiera podían insinuar que le olvidara, lo amaba, así fue desde el principio y así seria hasta mi muerte.

 

Fue mi odio el culpable, mi orgullo quien atrajo la desgracia, el destino se vengo con creces de mis deseos, mi venganza estaba consumada, el se sentía fatal, quizás no era humillación, pero si algo peor a eso, pero no era el único, yo me sentía hundir entre las tinieblas.

 

El tiempo pasa y hasta el a olvidado el dolor de su perdida, mas en mi sigue latente, nuestro cuarto es mi tumba, eso es lo que dicen, eso es lo que me grita con desesperación al negarme a salir de el. 

 

Me a restituido mis deberes de soldado con la esperanza de que salga de mi letargo pero ni eso es suficiente.

 

Le he dicho la verdad, desde el comienzo, todo, con lujos de detalle, intentando no excluirle nada, se ríe, no me cree, lo odio, se lo grito, no una, si no varias veces, mis piernas están débiles, por lo cual caído de rodillas, se abalanza hacia mi y me pide nuevamente que lo olvide, le grito que es mi culpa, pero el lo niega y se culpa a

 si mismo por nuestra desgracia, “Quiero morir”, siento como su abrazo se tensa entonces le escucho responder a mis pensamientos “Si lo haces, yo te seguiré”, en que momento me escucho, tan unidos estamos que adivina lo que ocurre en mi cabeza.

 

 

Luna de miel, ¿que es eso?, le pregunte en una ocasión, hace ya muchos años, se puso rojo e hizo cambiar de tema a su madre, ahora me lo explica extasiado, ya en su mundo decide llevarme por lugares que nunca antes me había llevado, no entiendo su interés, tampoco la insistencia de sus padres porque disfrutemos de nuestra estancia.

 

Lastima eso es lo que veo, eso es lo que escucho tras esas débiles paredes. 

 

“Era obvio lo que pasaría, no es normal”, su hermano quizás tenga razón, mas su madre le regaña. Normal, que es eso, en este mundo quizás no lo sea, mas en Shin Makoku si lo es.

 

Sin la supervisión o vigilancia de tantas personas, estoy a mis anchas, puedo ir o venir, así fue como lo descubrí por segunda vez en nuestro matrimonio.

 

Ya es hora de dejarle libre, que sea feliz, que tenga hijos que sobrevivan, una madre para Greta, la esposa con la cual tanto soñó en el pasado, debo dejarlo ir, después de todo…yo…yo…no lo …amo.

 

 

“¡Wolframmm!”, escucho a lo lejos, “Wolfram”, escucho mas cerca, Wolfram, ese es mi nombre, así es como me llaman.   Llueve sobre mi rostro, gimoteos se escuchan lejanos, una suplica se hace persistente “Resiste…mi…amor”.   Déjame ir, deseo que seas feliz, por favor, perdóname.

 

“Perdóname”

 

“Siempre, no, no hay nada que perdonar”

 

 

Abro con dificultad mis parpados para encontrarme en nuestro cuarto de la tierra, tu madre se ve preocupada, tu hermano molesto y tu sumido en el llanto de la desesperación.

 

El piensa que te manipulo, que siempre fue así, no esta tan equivocado, pero ahora, a diferencia de antes, deseo tu libertad, me he dado cuenta que un sentimiento extraño crece con fuerza, junto a un dolor en mi pecho, no se como se llama y dudo mucho haberlo sentido antes, mas me fuerza a desearte lo mejor.

 

“Te amo” es la ultima frase que sale de mi boca antes de abandonar nuestro hogar e irme a refugiar a las tierras que algún día serán mías.

 

Las noticias llegaran pronto, lo se, la disolución de nuestro matrimonio, la ruptura, la próxima anulación, mi tío esta furioso, no entiende mi decisión, aunque intenta no reprochármelos demasiado, se que no soporta mi presencia, pronto tendré que marcharme, ser repudiado por mi familia, ese es mi castigo. 

 

Hijo mío, no sabes cuanto te extraño, porque, aunque jamás hayas visto la luz del día, mi cuerpo te recuerda y te añora con desesperación desde el día que te fuiste.

 

Cada vez que los recuerdos vienen a mi toco mi vientre vacío, recordando con tristeza tu partida. Me dejo llevar cerrando los ojos, en esos tantos, siento la presencia de alguien, los abro con premura y un rostro familiar me mira con tristeza.

 

“Yo también lo extraño”, lagrimas caen de sus ojos, no puedo evitarlo, lo abrazo con premura, olvidando por completo la resolución que tomara hace un par de semanas atrás.

 

 

Nunca toco el tema de la joven con quien le viera en su hogar, deseo pensar que solo fue un mal entendido por mi parte, después de todo siempre mal interpreto todo.

 

 

Junto con nuestra hija decidimos integrar a un nuevo miembro a la familia, un pequeño huérfano que esta misma conociera y con el cual se encariñara, mi enclenque esta feliz, por fin un varón para enseñarle a jugar béisbol, tanto a Greta como a mi nos causa gracia el verle ser golpeado en reiteradas ocasiones con aquella bola, mientras nos exige no reírnos.

 

Celebramos nuestro cuarto aniversario de bodas, nuestros hijos están haciendo de las suyas entre los invitados, intento llamarles la atención pero pierdo el equilibrio, caigo al suelo para espanto de todos y solo recobro el conocimiento hasta el día siguiente.

 

Estas a mi lado, tu rostro notoriamente preocupado se esfuma al verme despertar, dejándome ver una gran sonrisa, “Buenos días mamá”, desde cuando me llama así, “papa idiota”, le digo apenas, “no, ya nunca mas serás papá”, me asusto, el se percata de esto, que quiere decir con esto, que ocurre, acaso a decidido dejarme.

 

“Wolf no pongas esa cara, no es lo que imaginas, veras…”

 

Ni siquiera alcanzas a terminar la oración porque nuestros dos pequeños entran al cuarto sin previo aviso, arrimándose a la cama y exigiendo saber acerca de mi salud para luego ponerse a discutir sobre algo que me sorprende y extraña.

 

“Será un niño”

 

  “No una niña”

 

 “Tendremos una hermanita”

 

 “No, un hermanito para jugar béisbol”

 

 “Papá, cierto que tengo razón”, dicen al unísono esperando la respuesta de un risueño enclenque, que apenas se percata de mi expresión angustiada me aclara.

 

“Que crees que sea nuestro bebe, mi amor”

 

Para tu asombro y el de nuestros pequeños, lloro, a lo cual tú me abrazas para continuación sentirlos a ellos haciendo lo mismo.

 

 

Venganza, que es eso, rencor, humillación, si todo eso fue la suma de mi desgracia, ahora lo agradezco, porque gracias a ello tengo la familia que siempre desee en secreto desde el fondo de mi corazón.

 

 

 

 

 

 

 

FIN

 

 

 

 

Notas finales:

Hay que ver que a los sentimientos nadie le gana, ummmmm, me siento triste, cuando comenze la historia deseaba que Yuri sufriera, pero no me salio, que rabia, pero tengo otros on-shots casi asi, lo unico fome es que los tengo en papel y no tengo mucho tiempo para pasarlos en limpio ahora, aaaaaaaaaaa, bueno, para mas adelante.

Muchas gracias por todos los comentarios que me han dejado y mas aun por haberme leido.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).