CAP.3 LA CONFECION DE LA INVENTORA
Ella estaba sentada en aquel jardín nuevamente repasando ese día, pidiéndole al cielo cambiar de lugares, nunca quiso hacerle daño al hermano menor de su amigo, Shinoun sabia que era cierto, como pensar que aquello pasaría, ¿Cómo? Sintió pasos acercarse, se levanto preparándose, debía faltar poco para que fuera encerrada en las mazmorras, su sentencia debía ser dada en esos días pero como estaban las cosas quizás Gwendal tomara la justicia por sus manos y si no lo hacia de seguro lo haría el tío del rubio, que al enterarse de la noticia había jurado matarla.
-Anisina-
Para todos sus pronósticos aquel que le hablaba no era otro que el mismo Maou.
-Heika, ya han decidido-
-Aun no lo se, ya sabes que por se su prometido no me han querido incluir en su decisión-
Ella sabia perfectamente que ese no era el motivo por el cual lo habían excluido, el motivo era otro muy bien conocido por los nobles y ese era justamente con el cual contaba su hermano. Podían decir muchas cosas de aquel muchacho, pero una cosa era cierta y esa era su enorme corazón, tanto así que aun después de regañarla furioso luego le pidió disculpas.
-Perdóneme Heika-
-Yo no tengo nada que perdonarte-
-Pero después de lo que hice-
-Aun no lo entiendo-
Ahí estaba de nuevo, aquella pregunta que solía escuchar y que por temor o mas bien como último favor al rubio se negaba a decir, a no ser su versión bastante cambiada. Después de todo se lo debía, no podía permitirse enterar a todo el mundo que lo ultimo que pensó aquel orgulloso mazoku fue en convertirse en…no, no podía flagelar de aquella forma su orgullo luego de haberlo hecho con su propio cuerpo, eso si, no se lo perdonaría jamás.
-¿Cómo lo convenciste?-
-No quisiera hablar de eso Heika-
-¿Cómo lo hiciste?, no lo entiendo, el siempre me advertía, como pudo caer en tus tetras-
Anisina se mordía el labio, se merecía todo lo que le dijeran, lo sabia pero en cierto grado aquel joven también tenia cierto grado de culpa en lo sucedido, si, porque si el no le hubiese tratado tan mal quizás el rubio no hubiese andado pensando estupideces, el no habría estado deprimido aquel día y sin lugar a dudas la hubiese rechazado de plano apenas hubo escuchado su propuesta, pero ese día ante todas sus suposiciones había sucedido lo contrario, en vez de escapar le siguió, hasta el mismo se había metido en la maquina, claro que le había escuchado pedirle salir apenas cerro esta, pero ya era tarde, la excitación del invento a punto de ponerse en marcha le nublaba la mente y debía comenzar le pesara a quien le pesara. No habría día en el cual no se arrepintiera de ese pensamiento, porque de no haberlo hecho, en esos momentos podría estar escuchando los grito de su amigo negándose a ser su conejillo de indias, pero desde aquel día, ni una sola palabra se habían cruzado por mas que esta lo anhelara y es que Gwendal sabia bien como castigarla.
-Cuéntamelo, por favor, me gustaría saberlo-
-Eso ya no importa…Heika-
-¡Como que no importa, claro que importa, quiero saberlo, quiero saber porque si siempre andaba pregonándome tanto a mi como a Greta del cuidado que debíamos tener contigo lo hizo, porque se ofreció. Tu lo obligaste verdad, lo drogaste, lo amenazaste, que hiciste, dímelo maldita sea, que hiciste!-
-Yo no deseaba que esto ocurriera-
-¡Entonces dímelo!, ¡es una orden, dímelo!-
-Yo…Heika por favor…el no querría…-
-¡Que…acaso no ves que ni siquiera se ha despertado!-
Era cierto, llevaba tres meses inconciente, aunque algunos dudaban de que fuera cierto, como podía explicarse entonces aquellos alaridos a las horas de las curaciones diarias, reflejos, eso había dicho una peli verde, pero también se podía pensar en que aquel estado se debía a que el rubio inconcientemente ya sabia de su verdadera situación y solo deseaba desaparecer del mapa y que mejor manera de no despertarse jamás si la muerte no deseaba venir por el.
Pensaba retirarse pero entonces su monarca la agarro del brazo, pudo ver en su mirada dolor y en sus palabras odio.
-¡Es fácil escapar luego de lo que hiciste verdad!-
-Le recuerdo que mi destino ya esta siendo decidido en estos momentos Heika-
-¡Y ami que me importa, acaso eso lo volverá de vuelta!-
-Wolfram aun esta vivo- Ese nombre dolía más de lo que pensaba, podía sentir un nudo en su garganta.
-¡Vivo dices, vivo, acaso te parece vivo luego de cómo lo dejaste!, ¡dime como lo hiciste, solo eso te pido, dímelo!-
-¡Bien si quiere saberlo, lo sabrá, el deseaba convertirse en mujer, y si lo engañe, y si le dije que la maquina lo cambiaria, y si a ultimo momento se arrepintió pero ya era tarde, es mi culpa lo se pero también…!-
El silencio fue súbito, no podía creer que en un arranque de ira pudo soltar aquella verdad que pensaba llevarse hasta la tumba, el rubio jamás se lo perdonaría, eso si llegaba a despertar.
Su rey se notaba perplejo, no daba crédito a lo que escuchaba, eso era una locura, Wolfram no podía haber deseado eso, entonces se le vino a la mente la ultima platica que tuvieran, o mas bien, la ultima pelea, esa en la que le decía de plano que lo amaba, que no pensaba dejar de decir que eran prometidos y que deseaba casarse lo mas pronto posible. No podía negarlo estaba horrorizado, le empujo sin pensarlo para alejarlo de si al pensar que le besaría sin su consentimiento, le grito lo primero que se le vino a la mente, sin pensar en las consecuencias que aquellas palabras acarrearían consigo, ahora lo sabia, aquella mujer solo había sido el hacha y el siempre fue la mano que la dirigiese, si no era ella seria otro, lo sabia, solo se trataba de tiempo y algo similar ocurriría con el rubio, todo por su causa.
Continuara........................