CAP.6
Madre
Desde ese día le ignoraba por completo, hasta podía decir que le evitaba, se sentía pésimo, ¿Por qué le había besado?, ¿Por qué si nunca sintió algo por el?, ¿Por qué justo ahora?
-Shibuya, a nadie le gusta conseguir algo por mera lastima, mucho menos si ese alguien es un demonio orgulloso-
Debía contárselo a alguien, quien mejor que su otro mejor amigo, tenia razón, a el tampoco le agradaría que se le acercaran por mera lastima, pero lo sucedido no fue por eso, estaba seguro de ello, ¿entonces que había sido?
Wolfram se mejora a pasos agigantados por eso les había sorprendido escucharle decir que se iría con su tío por un tiempo, era de locos, ahí no tenia la atención que ameritaba, todavía no podía hacer un viaje tan largo, si hasta la misma Gisela lanzo el grito en el cielo cuando escucho esto, pero tal parecía el testarudo Lord Mocoso estaba de vuelta y no daría tan fácilmente su brazo a toser.
Apenas llevaba una semana fuera en tierras Bielfield cuando Walterona mando a llamar urgente a la peli verde, tal parecía el rubio había decaído en su salud y ningún medico se atrevía a atenderlo por temor a equivocarse y ser ejecutados por su señor.
El diagnostico de la medico entristeció a todos, a raíz del incendio el rubio había aspirado demasiado humo, a lo cual se sumaban las heridas provocadas por las llamas, mas otras internas que se creían hasta ese momentos nulas, pero tal parecía, ciertos órganos habían sufrido daños irreversibles por lo cual se vieron obligados a regresar al pacto de sangre.
Por primera vez en casi ya dos años una rubia veía nuevamente al que fuera el mas hermoso de sus hijos, su copia según ella, apenas este se le acerco, contento por creer que ella le había ido a visitar, esta retrocedió y se alejo con la mirada baja de su presencia, todos notaron como esto había afectado al joven, mas no dijeron nada, no era el momento, pero mas tarde sus hermanos le harían saber a su madre que aquello no se quedaría así.
-¡Operación!-
Grito el Maou que no salía de su asombro.
-Si su majestad, lo mejor será hacerlo ahora que todavía hay tiempo-
-Gisela, tendrá secuelas después de esto- pregunto Conrad
-No podría asegurar nada-
-Entonces de que servirá hacerle eso- dijo Gwendal
-Servirá, gracias a ello seguirá con vida-
A nadie le agradaba el hecho de que le quitaran un pulmón al rubio, pero de no hacerlo la sentencia de la medico era clara, podía esparcirse en el otro y peor aun, en otros órganos y eso si le causaría la muerte.
Todos estuvieron pendientes durante la operación, tras esta suspiraban aliviados por los resultados, pero al escuchar del repentino deterioro del rubio, dejaron sus labores para correr hasta la enfermería.
-¡No puedes dejar que se muera!- decía exasperado un moreno.
-Heika tranquilícese- le pedía un castaño sujetándolo de los hombros.
-¡Como me pides eso cuando tu hermano esta a punto de…!-
El moreno cayo en seco al ver presente a su hija quien comenzó a llorar, mientras este se le acercaba a abrazarla.
-Papa…no quiero que papi Wolf muera…por favor…no lo dejes…- decía entre lagrimas la niña que enseguida fue llevada a su cuarto por una sirvienta que mando a llamar el Maou, lo menos que necesitaba en esos momentos era lidiar con el dolor de la pequeña cuando apenas y podía con el suyo propio.
-¡Aquí solo hay una responsable!- decía furioso el general.
-Ya Gwendal, ella fue exiliada- le recordaba un peli plateado tocando su hombro.
-Si yo solo la hubiese echado hace años, si yo no…¡aaaaa, maldita sea!-
Reclamaba el mazoku de tierra apretando el puño, no habría día en el cual no se culpara por lo sucedido, para el, todo lo ocurrido tenia un responsable, pero también un cómplice, y ese era él, porque aunque no le gustara admitirlo, por amor a esa amiga de la niñez fue que le permitió realizar todas esas locuras sin medir realmente los peligros que estos podrían acarrear para el futuro, nunca podría perdonarse por aquella debilidad, nunca. Cuando supo de la sentencia, sintió alivio, no deseaba que muriese, pero entonces sintió que ella no debía ser la única con castigo, el debió haber recibido alguna sentencia también, pero quien le iba a tomar en cuenta cuando era hermano de la victima y además la victima favorita de la inculpada. Si su hermano moría, tenia claro lo que haría, se marcharía al exilio para no volver jamás, se lo tenia merecido por no haber hecho nada para evitar aquella desgracia.
Estaba débil y podía morir, lo sabia, mas la culpa no le permitía ir a verle, le había abandonado, solo porque no soporto ver su propio rostro deformado de aquella forma, el reflejo que le diera su hijo con su parecido, siempre le había agradado, mas ahora le aborrecía como nunca pensó. ¿Qué debía hacer?, que.
Sin importarle las miradas frías, las quejas o insultos de su hijo mayor paso de largo hasta el cuarto en donde se encontraba el menor de sus hijos, se veía tan frágil, débil, su respiración era difícil. Se sentó junto a este en una silla y puso sus manos sobre su pecho, comenzó entonces a brindarle mayotsu curativo, cuando decidió hacerse de valor para verle a la cara, pudo notar como su hijo apenas abría sus ojos para ofrecerle una débil sonrisa.
-Ma…dre-
-Perdóname mi niño, perdóname- le pedía rompiendo en llanto.
Aunque el general intento echarla en varias oportunidades del cuarto de su hermano menor, ella no se movió, es mas, gracias a la oportuna intervención del mismo maou pudo quedarse tranquilamente a su lado todo el tiempo que deseara. Sabia bien que este no lo hacia por ella, si no por su amigo, ya que estaba claro en su fría mirada, tanto como el del resto de los presentes, de que ella no era bien recibida en aquel lugar, aun así, con reproches o insultos, no habría quien la alejara del lado de su Honey.
Nuevamente su salud era precaria, nuevamente el acceso a publico era restringido, nuevamente, tal parecía, habían vuelto al principio, salvo con una excepción, su amigo se veía feliz y con ganas de seguir adelante, todo gracias a la presencia de aquella mujer que lo rechazara en un principio. Suspiro aliviado al no haber prestado atención a los reclamos de Gwendal, mucho menos a las suplicas de un Conrad que al parecer pensaba que solo cosas malas podían ocurrir si su madre estaba cerca del menor de sus hermanos, daba gracias también al haber reprimido esa rabia que sentía hace meses en contra de su ex suegra, gracias a ello el rubio estaba cada vez mejor y no dudaba que dentro de poco volviera a caminar como hacia tan solo un par de semanas lo hiciera.
Continuara..........................