EXTRA 1
BELLO DURMIENTE
Se veía tan pacifico, a su lado tenia la dicha de tener a un ángel, aunque muchos refutaran eso al conocerlo. ¿Realmente el amor le cegaba a tal grado? , no, el conocía a su amado mucho mejor que su propia familia.
Muchos decían que su monarca poseía un corazón noble pero el sabia bien que sin su consorte, este hubiese terminado pudriéndose.
Consorte, cada vez que escuchaba esa palabra sentía su corazón a punto de estallar de la dicha, cuantos años había tenido que luchar por recuperar aquel amor que el mismo se encargo de pisotear. Aunque no le gustaba admitirlo, cada vez que se iban a la cama sentía miedo, aun se le hacia fuerte el verlo tan pacíficamente dormido, tan inmóvil, le recordaba lo cerca que estuvo de perderlo a causa de su gran estupidez, si porque sabia perfectamente que de todo lo ocurrido solo el era el culpable.
Todos los días sin falta iba a verlo, le tomaba de la mano quedándose así por largas horas para luego contarle lo acontecido en el castillo, en ocasiones se encontraba relatando mas de una vez la misma historia e imaginaba como su amigo lo regañaba, diciéndole enclenque, para luego depositar un casto beso en la frente, que con el paso del tiempo termino por quedar en su boca. En ocasiones lloraba pidiéndole perdón por lo baka que había sido, luego le increpaba para que se despertara, después terminaba suplicándole, le recordaba a cierta pequeño que le necesitaba, fue cuando una idea le paso por la mente, pero apenas intentaba concretarla Gisela lo descubría regañándole enseguida, sin importarle que fuera el Heika, según ella eso era peligroso para él por la gran perdida de mayoku. Pero cuan peligroso podía ser eso, acaso podría ponerse peor, cuando ella misma había dicho que debían esperar lo peor en cualquier momento.
Estaba a punto de poner al bebe en la cabecera de la cama junto al rubio, cuando la doctora mando un grito que hizo temblar el cuarto por completo, en medio de explicaciones y reclamos un bebe asustado comenzó a llorar a todo pulmón, la peli verde intento quitárselo pero apenas vio sus intensiones este se negó a entregárselo, por lo que ella lo tomo del brazo para sacarlo del cuarto. Mientras esto ocurría quiso antes darle un último vistazo al bello durmiente que reposaba en el lecho, quien para su alegría y sorpresa de la peli verde se encontraba con los ojos abiertos.
De inmediato se soltó del agarre de la mujer, yéndose directo hacia su ángel, sabia bien lo que quería, sin importarle las posibles recriminaciones, le acerco al bebe hasta sus brazos quien seguía llorando. Apenas lo vio esbozo una sonrisa y con su escasa fuerza le acaricio su cabecita para luego volver a dormirse.
Estaba molesto, no tenia que ser adivino para saberlo, le miraba fijamente con esos grandes y bellos ojos verdes en los cuales podía perderse con tanta facilidad que lo emocionaba.
-¿Por qué enclenque?-
-¿Por qué, que?- le respondía con voz burlona este.
-¿Por qué no me dejas dormir en paz?- dijo, a lo que este le miro con extrañeza. -Sabes bien que debo estar descansado para mañana, porque insistes en despertarme-
En cierto grado se sentía un tanto culpable, ya hacia varios días sin querer le despertaba, todo a causa de un mal sueño que tuviera, todo a causa del temor creciente de no volverlo a ver despierto.
-Flojo, tú no lo necesitas-
La mirada irritada de su pareja le decía que se avecinaban los problemas.
-Acaso no dormiste lo suficiente ya-
El rubio le miro extrañado para luego caer en cuenta.
-Eso fue diferente debilucho-
El moreno sintió una gran necesidad de abrazarlo, sin hacerse esperar lo atrajo hasta su cuerpo dándole un beso.
-Prométeme que mañana despertaras-
-Pero que cosas dices-
-¿Sabes que? Ya dormiste lo suficiente-
-Enclenque, mas te vale dejarme dormir o atente a las consecuencias-
Le encantaba verlo molesto, mas en las noches con aquel puchero que le hacia ver tan lindo.
-Acaso no te basto con esos tres meses-
-No fue tanto- respondió dudoso el rubio ya un tanto cansado.
-Como rey soberano de Shin Makoku te prohíbo dormir-
El rubio le dio un leve empujoncito, para luego sentarse en la cama, el moreno sabia lo que vendría a continuación, por ello lo empujo hacia él, antes de que este se marchase. Lo apreso entre sus piernas y brazos, dándole besos que el rubio esquivaba sin éxito alguno.
-Yuri-
Su mirada era de advertencia, lo sabia, apenas le soltara se iría a dormir a otro cuarto para castigarle por su osadía. Le miro tímidamente bajando la vista en forma de disculpa.
-Ya no me quieres-
-Pero de que hablas,…no me cambies de tema-
El rubio se había percatado de su embuste enseguida, se soltó a duras penas de su agarre, pero apenas el otro lo sintió moverse en dirección contraria a la cama lo agarro con fuerza de la cintura propinándole un fogoso beso que le dejo al demonio mas que claro que esa noche definitivamente no dormiría.
FIN