CAPITULO12
CONSPIRACION
No podían creerlo, no daban crédito a lo que escuchaban, pero ella no daba pie atrás a sus dichos y para colmo no aceptaba ser vista por Gisela, ya que según ella podía se cómplice del rubio.
Un accidente, eso fue lo que todos pensaban, pero ella se empeñaba en culpar de su caída repentina a su hermano, siendo que este ni se encontraba en el lugar de los hechos, eso les constaba, el menor estaba con una peli verde controlando su precaria salud.
No había duda que la nueva consorte real les odiaba, ni siquiera podían contar con el tiempo para cambiar su forma de pensar, era obvio que dicho odio provenía de la notoria preocupación de su majestad por quien fuera su ex prometido y hermano de ellos.
Desde el fondo de su corazón deseo que esa mujer saliera del castillo, pero como, esperaba al hijo del Heika, futuro maou, eso si el mismo Shinoun no decidía otra cosa. Como lamento no haber alentado a su joven rey cuando le veía dudar con respecto a sus sentimientos con respecto al Lord Mocoso, ahora se daba cuenta que era mejor tener cerca un mal conocido que uno por conocer.
Finalmente la joven solo se había dejado atender por su propio medico de cabecera, quien para suerte suya estaba en el reino a causa de su próxima boda. El hombre fue claro, había faltado poco para que tuviera un aborto, lo mejor era que estuviera en cama un par de días y que no tuviese ningún disgusto a partir desde ese momento.
No hubo quien, quedara atónico al escucharla gritar a viva voz que echaran de palacio al rubio, peor aun fue escuchar que llamaba monstruo deforme a su querido hermano. La mujer era hábil, ya se habían percatado de ello, apenas se percato de la presencia del joven rey se cayo para echarse a llorar suplicándole que alejara a quien según ella, había atentado en contra la vida de su primogénito, pero con lo que no contaba en esta ocasión, fue que el Heika escuchara todos aquellos insultos que su tan preciada hija había intentado informarle y que el ignoro pensando que solo se trataban de celos infantiles.
Su decisión les tomo por sorpresa, sabían que el motivo se debia aquella susodicha, porque a nadie convencía que de la noche a la mañana Wolfram Von Bielfield decidiera acompañar a su madre en sus viajes en alta mar, mucho menos sabiendo que esto lo descomponía horriblemente. Gisela fue la primera que dio el grito en cielo, ganándole por mucho al maou o a sus propios hermanos, no podía creer lo irresponsable que era la ex maou al secundar la decisión de su hijo menor, acaso olvidaba que tan solo hacia unos meses le habían salvado la vida apenas tras hacerle una cirugía riesgosa. La rubia solo agacho la cabeza, y es que ella solo deseaba el perdón de su hijo por haberle ignorado cuando mas le necesitaba, por segunda vez en su corta vida.
Yuri les miraba através de la ventana, reían como hace tiempo atrás sentados en la yerba junto a las maravillosas flores que fueran plantadas por su ex suegra. Su familia, se dijo, porque no se había dado cuenta antes de lo que tenia, porque solo aceptaba su realidad una vez que algo lo hacia despertar de golpe, la cabeza le dolía, no solo ese día, si no muchos, debia soportarlo, llorar en el resguardo de la noche era el único consuelo que le iba quedando. Poso la palma de su mano en el vidrio, suspiro.
-Te amo-
Soltó, viendo a su rubio a lo lejos, sin percatarse que alguien le observaba oculta tras la puerta y lista para informar a su señora.
-¡No!- dijo como respuesta a su proposición provocando la ira de la joven.
-Acaso no estas de mi parte- decía en voz baja la futura reina, que ya había aprendido de sus errores, jamás alzar demasiado la voz, las paredes tienen oídos, de eso no tan solo ella estaba segura, si no que todos los habitantes de ese gran castillo.
-¡Pero mi señora, no puedo hacer eso!- decía asustada la criada.
-Escúchame bien, cuando sea por fin reina, recordare a quienes estuvieron a mi lado y mucho más a quienes se opusieron a mí-
El temor que sintió Annette al verla acercarse no se comparaba con nada que hubiese sentido hasta ese momento, la mirada fría y vacía de aquella noble era escalofriante, tanto que ni con el mismo Sir Bielfield había sentido aquel horror en su pecho, siendo que en todo el reino era conocido como un demonio de temer cuando se enfadaba.
-Si me descubren- dijo en un susurro.
-Pues darás el nombre de Spielberg-
-¿Qué?-
La joven no daba crédito a lo que escuchaba, acaso quería echarle la culpa de todo a la madre del noble.
La noble se percato enseguida de lo que pasaba por la cabeza de la criada y enseguida le aclaro su plan.
-No seas idiota, a quien me refiero es al tío, aunque pensándolo bien, también podría servir la ex maou-
Se sentía mareada, podía sentir como los colores se le iban del cuerpo, todo tenia sentido, a nadie le pasaba desapercibido el hecho de que a Sir Spielberg, jamás estuvo de acuerdo con el compromiso del menor de su sobrino con el actual maou, es mas, todos estaban conciente de cómo este le tenia sangre en el ojo al joven tanto como a sus hermanos por impedirle la entrada a palacio y el contacto a solas con el Heika, por lo cual el noble ya no podía ostentar el poder que poseía en antaño, gracias al reinado de su hermana menor.
Ya en la enfermería, no sabia que hacer, aun se debatía, su conciencia no tan solo le advertía que lo que estaba a punto de hacer era malo, si no que también de las consecuencias que esto atraería consigo, sobre todo para ella, ya que por lo que pudo entender de su señora, poco le importaba su destino, peor aun, si cometía el error de abrir la boca en su contra podría darse por muerta. El único consuelo que le quedaba era saber que no seria testigo de su muerte, lo mas seguro seria que esto ocurriera en alta mar, tal y como lo predijera la noble, cuando estuviese a la deriva, lejos de tierra y de cualquier tipo de ayuda medica para evitar su deceso.
Continuara........................................................