Las noticias llegan rápido, más cuando tienes enemigos disfrazados de amigos. No había lugar en todo el reino o fuera de este que no se enterara de la próxima boda del maou, mucho menos cuando este contrajo nupcias y menos cuando anuncio la próxima llegada de su primogénito. El dolor en su pecho fue cambiando, la nada desaparecía y daba paso a una rabia incontrolable.
Nadie le iba a negarle el acceso al Pacto de Sangre, después de todo era un ex príncipe, su madre había sido la anterior maou, además el era el heredero indiscutible de la noble casa Bielfield, toda su familia se alojaba en aquel lugar y después de todo, por mucho tiempo el sirvió como soldado a su majestad el maou.
Tal como pensó, le recibieron contentos, al parecer no esperaban su visita, mucho menos cuando les rechazara al ir a visitarle, aunque para él solo fue en dos ocasiones, en la realidad fueron muchas mas, que su tío bien había sabido ocultarle.
-Me alegro de que ya te sientas mejor Wolfram-
-Gracias Heika- contesto secamente el rubio.
-No me llames así, soy Yuri, acaso olvidaste mi nombre- dijo en tono bromista el moreno.
-Perdóneme, pero el protocolo me impide hacer tal cosa, seria una falta de respeto para con mi rey-
-¡Wolf!, no me digas que tendré que regañarte al igual que a Conrad- dijo arqueando una ceja en señal de molestia, esperando que con esto el rubio cambiara de parecer al no querer ser comparado con su hermano.
-Lo siento- contesto este ante la mirada triunfante del moreno.
-Pero no pienso faltar al protocolo solo por un simple capricho, aun si es una petición de mi Heika-
La respuesta le dejo perplejo, quien fuera su camarada, su amigo, se mostraba distante, frío, desconocido, ese que había regresado al Pacto de Sangre, no era Wolfram, no, ese era alguien mas tomando su lugar, tal pensamiento lo entristeció, ¿Qué te paso Wolf? Que pregunta mas estupida, el sabia perfectamente lo que había ocurrido, pero no por eso se hecho atrás con su decisión.
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-Lo siento Wolf- fue lo que le dijo al verle dormido en aquella cama
-Perdóname, lo intente, créeme, pero me es imposible-
Le beso en la cabeza para salir del cuarto, no deseaba darle falsas esperanzas, sabia bien que eso solo empeoraría las cosas.
-Siempre contaras conmigo, después de todo, eres mi mejor amigo- término de decir al verle por última vez, antes de marcharse a su hogar.
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Deseaba verles, no le importaba lo que dijera su tío, no aguantaba mas el ser ignorado, al igual que él, ellos debían estar sufriendo, debían extrañarlo, tanto o mas de lo que lo hacia el mismo.
Tras tanta insistencia su tío le llevo al castillo, por fin vería a su madre y hermanos, estaba feliz, tras treinta años (5 en humanos) sin verles su corazón no daba mas de felicidad. La alegría pronto se transformo en tristeza, la certeza de verles en decepción, la esperanza en perdida. Su madre se encontraba en negociaciones en tierras extranjeras, su hermano mayor explorando con sus tropas posibles ataques humanos y Conrad en la escuela militar. ¿Dónde estaban todos?, ¿Por qué no estaban ahí?, ¿acaso no sabían que el vendría a verles?
-Wolfram, un Bielfield no llora por nimiedades y menos por personas que no lo merecen- le dijo su tío posando sus manos en sus pequeños hombros.
Tres días se quedaron en palacio esperando por el resto de la familia real pero fue inútil, sin querer un pequeño se enteraba por un par de sirvientas, que ni notaron su presencia, de que su madre no estaba negociando por el bien de su país, si no que por su bien, un nuevo amor, dijo una, un amante, dijo la otra, otro esposo, aseguro una recién llegada. Esto le tenia sin cuidado, mas al escucharlas mencionar el hecho de que la reina tendría un nuevo hijo y que a este a diferencia del otro si lo amaría por no tener la sangre podrida de los despreciables Bielfield, algo se removió en su interior, los recuerdos de unas semanas antes de su partida venían a el como una mala obra de teatro. Las mujeres se espantaron al escuchar un sonoro grito ahogado, al principio pensaron que se trataba de un animalejo pero al ver que se trataba del niño de quien hablaban se quedaron blancas de la impresión.
El pequeño no paraba de llorar, no deseaba probar bocado alguno y para colmo temían que le contara lo ocurrido a su tío, conociendo aquel noble podían darse por muertas, gracias a Shinoun el niño parecía tan afectado por no encontrarse con nadie que apenas vio al noble le imploro que le sacara de palacio y que nunca lo volviera a llevar, este desde luego quiso saber el porque, pero el niño solo gritaba que ahí nadie le quería, que los odiaba y no deseaba verles nunca mas en su vida.
Continuara.............................