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ES PORQUE ERES UN HOMBRE por DRAGIOLA

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Notas del capitulo:

La esperanza nunca muere y aunque el dolor nos embargue debemos estar conciente de esto.

 

CAPITULO 18

LA FURIA DEL MAOU

 

Que le estaba pasando, lo odiaba, siempre lo hizo, debía ser así, entonces lo noto, una calida sonrisa se formaba en su rostro, se sentía en las nubes, su corazón que por tanto tiempo se sintió herido, ahora estaba tan calido, unas cuantas lagrimas caían por sus mejillas y el simple recuerdo de un prometido abandonándola le hizo rememorar aquella ira que jamás le dejaría en paz.

 

Le agarro con firmeza de la muñeca, el pensó que bajaría, mas ese no era su plan, si, esa tarde decidió quitarse la vida, pero ahora el destino le había deparado algo nuevo, iba a morir pero no lo haría sola, se lo llevaría consigo.

 

 

 

Escucharon los grito en aumento, no podía ser, habrían tomado la decisión de subir a la torre demasiado tarde, como saberlo, siguieron corriendo a toda prisa junto a su rey, que les llevaba unos peldaños de delantera, si algo le ocurría a la joven no se lo perdonaría jamás, bien lo sabían, por ello rogaban a Shinoun llegar a tiempo.

 

 

La torre se encontraba vacía, mas los gritos de la gente habían cambiado por exclamaciones y llanto, todos fueron hasta al borde temiendo ser participes de una cruda realidad pero que al mirar con atención solo pudieron notar que un tumulto de gente acolmada alrededor de unas personas. 

 

En seguida bajaron a toda prisa, debían auxiliar  a los heridos, de seguro la joven habría caído encima de algún inocente hiriéndolo, por ello habían mas cuerpos, al menos eso pensaron, hasta que vieron  a la ex maou tendida en el suelo.  Dos hombres gritaron de la impresión, pero al verla  levantar su cabeza pudieron notar su rostro lloroso y sus brazos sosteniendo un cuerpo entre sus brazos.

 

 

-¡Yo no lo decía en serio!, ¡mi hijo!, ¡mi Wolfram!, ¡nunca lo dije en serio!- decía entre gruesas lagrimas la rubia que no paraba de gritar de la angustia y la impotencia.

 

 

El mundo cayo sobre sus hombros en aquel instante, ni un sonido, ni un roce, ni un rayo de sol, nada llegaba a el y cuando lo hizo, solo pudo escuchar su propio lamento.

 

 

-¡Noooooooooooooooooooooo!-

 

 

 

Ya llevaban mas de una semana y el tiempo seguía igual, la lluvia no paraba de caer, por mas que intentaban de sedar a su rey era imposible, tal parecía estaba en un trance sin fin.  Para el dolor de la familia del rubio tuvieron que ser participes de cómo su monarca, tras verlo muerto en brazos de su madre se lo había arrancado de estos, implorándole que no le dejara, administrando mayoku curativo infructuosamente pero que como todos sabían no seria de mucha ayuda, era tarde, nada se podía hacer.  Desde ese día se había encerrado con el cuerpo de su querido hermanito en el cual fuera su cuarto en el tiempo que fueran prometidos, podían escuchar sus lamentos, sus gritos, sus reclamos, su llanto desconsolado. 

 

Gracias a la ayuda del Gran Sabio pudieron tomar el cadáver del joven noble, que para su sorpresa no mostraba signos de descomposición, según este, por el don del maou, que de seguro lo habría mantenido congelado para tenerlo junto a él por más tiempo.

 

Les dolió no hacer el funeral en su presencia, pero decidieron que seria mejor así, bastante le había costado al Sabio noquearlo para que luego Gisela lo sedara, no podían arriesgarse a un nuevo episodio de descontrol de su maou con su mayoku, debían pensar en el reino, ya que no solo ellos sufrirían las consecuencias de su dolor, si no también quienes eran inocentes y eso, como sabían bien, jamás se lo perdonaría, ni él, ni su difunto hermano.

 

 

 

 

Apenas reacciono exigió verlo, pero era tarde, había estado durmiendo por casi dos semanas, muy a su pesar tuvo que conformarse con un pequeño frasco en donde se encontraban parte de sus cenizas.  Lo apoyo sobre su pecho con amor, derramando amargas lagrimas.

 

-Todo es mi culpa-

 

Aquella frase seria constante en su mente.

 

De que le servia ser el Heika, el Maou mas poderoso de la historia, según muchos, si con todo aquello no le tenia a él.  Ese seria su castigo, por tantos años de rechazo, por no hacerle caso a su corazón y dejar en el olvido a sus estupidos prejuicios, era su culpa, solo en eso podía pensar, hasta que una tarde junto a su hija leyó una historia que llamo su atención.

 

Según la historia el Gran Dios Shinoun le había concedido un deseo a una joven tras un acto heroico, el todo poderoso era capaz de hasta revivir a los muertos si así se lo proponía y mas si quien se lo pedía lo merecía, pues bien, quien mejor que el para pedir uno, ¿acaso gracias a él, el mayor mal de todos los tiempos no había sido erradicado?, ¿acaso no le debían vivir en paz?, eso y mucho mas, nunca se hubiese atrevido a sacar en cara todo aquello, pero ahora era diferente, si debía ser mesquino lo seria, ya que sin el la vida no tenia sentido alguno.

 

 

¡Acaso nada de lo conseguido por él valía la pena!, porque le negaba algo tan simple, hasta el mismo Murata había confirmado la historia, mas no por eso le aseguraba que pudiese funcionar, pero en cuanto estuvo frente aquel rubio que era la viva imagen de su Wolfram, pero en versión adulto, toda esperanza se vio difuminada al escuchar su negativa.  Ni sus reclamos o hacerle recordar sus buenas acciones, le hicieron recapacitar, era tarde, esa fue su única respuesta.

 

-¡Pero la historia!-

 

-Había un cuerpo en donde regresar el alma- respondió el  primer Heika de los demonios.

 

-Entonces conseguiré uno- dijo enseguida, sin pensar en lo que decía un moreno.

 

-Eso no funcionara Shibuya- se pronuncio Murata que se encontraba expectante en el umbral de la puerta.

 

-¡¿Por qué no, si solo necesitan un cuerpo?!-

 

-Debe ser el del alma, a menos que quieras de regreso a otra persona- se pronuncio el oji azul.

 

 

No podía creerlo, si tan solo no se hubiese dejado llevar por el dolor, si hubiese leído esa maldita historia antes, le habría tomado en aquel maldito momento llevándoselo al templo ante Shinoun, pero era tarde, maldita palabra, se decía apretando los puños furioso.

 

-Pues entonces no tengo nada más que hacer aquí- dijo retirándose.

 

-Piensa bien lo que haces joven rey- le advirtió el dios a lo cual el moreno le respondí despectivamente.

 

-Eso ya no importa-

 

 

 

Ya en su hogar se dispuso a tomarse un tiempo, no deseaba regresar a Shin Makoku, por lo menos en un buen tiempo, aquel reino le había dado tanto pero de la misma forma, también se lo había arrebatado.

 

Murata nuevamente estaba en frente suyo preguntándole cuando regresaría, que su gente le necesitaba, que tenía obligaciones, que recordara que tenía una hija.  Como olvidarlo, estaba conciente de sus obligaciones pero ni por eso tenia ánimos para regresar, no, aun era demasiado pronto para enfrentar una realidad sin él.

 

-Shibuya te recuerdo que el tiempo no corre de la misma forma en ambos mundos y aunque Shinoun intenta de enviarme con la menos diferencia de horas, no siempre será igual-

 

Pobre de su amigo, se decía cada vez que lo veía llegar empapado, eso era lo único molesto de viajar entre mundos, además del cambio de horarios, que en ocasiones solo eran horas y en otras podían ser hasta un mes de diferencia, cuanto le molestaba esto a su rubio.

 

Una sombra le cubrió el rostro, no hacia falta adivinar en quien estaba pensando su amigo, aquel demonio de fuego siempre viviría con fuerza en su corazón.

 

 

-Se lo del tiempo, intentare de ir…-

 

Se quedo pensativo, algo estaba pasando por la mente de su amigo y aunque intentaba de descifrarlo, lo que escucho a continuación, ni siquiera se le hubiese ocurrido.

 

 

-¡Murata, el tiempo!, ¡eso es!- gritaba nervioso su amigo.

 

-Shibuya a que te refieres- intentaba de preguntar lo mas calmadamente el joven de gafas mientras era arrastrado nuevamente hacia la tina del baño familiar de aquella casa.

 

 

 

No daba crédito a lo que decía su amigo, acaso el dolor le habría hecho perder la poca cordura que le quedaba.

 

 

-¡Se puede verdad, vamos contesta!- gritaba molesto ante el silencio del oji azul.

 

-¿Quién te dijo aquella locura?- pregunto el rubio un tanto molesto.

 

-¡Entonces tengo razón!- decía ahora alegre el moreno.

 

-Es poco probable que resulte, esa es la verdad- le contesto.

 

-Shinoun, pero si tu le ofrecieras tu ayuda-

 

-Mi Sabio, no le metas más ideas al Heika- le dijo con mirada acusadora al otro joven.

 

-¡Entonces me ayudaras, con tu poder y el mío podré…!-

 

-¡No!, lo siento, pero no te ayudare a cambiar los hilos de la historia- contesto secamente el dios, ante la notoria decepción de ambos jóvenes.

 

-Pero me lo debes- dijo el moreno molesto.

 

-Yo no te debo nada-

 

-¡Acaso no cuenta todo lo que he hecho!-

 

-¿Acaso lo hiciste con este fin?-

 

-¡No pero…-

 

-Entonces, ya respondiste a tu pregunta-

 

-¡No es justo, yo he hecho todo lo que me han pedido!-

 

-Nadie te pidió que siguieras siendo el Heika, te di la oportunidad de dejar el trono con todas tus obligaciones, pero tú fuiste el que se negó, no lo olvides-

 

-¡Me merezco un maldito deseo!- gritaba furioso como niño chiquito.

 

-Ahí va otra vez con aquella historia, ya te dije…-

 

-Shinoun, el no se refiere a eso, lo sabes bien- se pronuncio el Gran Sabio bastante molesto con quien fuera su amigo en vidas pasadas.

 

-Pues lo siento, pero en ello no puedo ayudarte, no cambiare la historia por ti, ni por nadie- contesto también molesto el rubio.

 

-Ni siquiera por tu propia sangre-

 

 

Tras escuchar esto el moreno quedo atento a la discusión de aquellos dos, debía ver como podía intervenir para convencer aquel dios.

 

-Conoces bien la respuesta mi Gran Sabio, lo siento, pero las cosas son así-

 

 

Se dejaba caer nuevamente en la tristeza, cuando su amigo agrego.

 

-Y si lo consigue solo-

 

-Pues seria otra cosa, mas lo dudo- termino de decir para desaparecer por completo.

 

-Ya lo escuchaste Shibuya, manos a la obra- dijo su amigo dándole una calida sonrisa.

 

 

 

 

 

 

Continuara.................................

Notas finales:

Espero que les guste, agradesco a quienes leen y mucho mas a quienes dejan comentarios.


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