Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

ES PORQUE ERES UN HOMBRE por DRAGIOLA

[Reviews - 151]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

A veces lo que creimos verdades no eran mas que sucias mentiras, el arrepentimiento no sirve de nada, de que sirve pedir perdon cuando ya no se puede hacer mas que decir adios.

 

CAPITULO 19

UN PERDONAME Y UN ADIOS

 

 

Una sombra gris se apostaba en los cielos desde su partida, ya el tiempo había mejorado, en parte porque el maou no se encontraba en el reino.  Todo seguía igual, ella con sus tareas domesticas, mirando de lejos a los nobles, trabajando duro para subsistir.

 

No podía creer que estuvieran muertos, aquella que se proclamara soberana de Shin Makoku y le prometiera ser su dama de compañía, quien tras la abrupta ruptura con el Heika prefiriera la muerte a la humillación, los nobles si podían ser dramáticos, si a ella le hubiese pasado lo mismo, se habría ido con la cabeza en alto, después de todo aun le quedaba una familia, la cual no se encontraba mal económicamente.  Luego estaba él, cuando escucho lo ocurrido, algo en su pecho se detuvo, creyó estar congelada, pero sin darse cuenta sus piernas le llevaron hasta el punto donde ocurrió la tragedia, pero nada, ya se los habían llevado y lo único que quedaba de ellos era una gran mancha roja de sangre.

 

 

A lo lejos pudo ver como incineraban su cuerpo, expiró cansinamente.

 

-Adiós Wolfram-

 

Había dicho su nombre, tantos años temiendo llamarlo de esa forma, para hacerlo hasta ese día, miro el suelo con tristeza, cuando noto un par de botas cafés frente a ella.

 

Un hombre le extendía un frasquito pequeño, ella solo atino a mirarle extrañada.

 

 

-Esto es para ti, estoy seguro que él lo habría querido así- dijo el castaño.

 

-Su…su excelencia Weller- dijo tímidamente la muchacha retrocediendo.

 

-Por favor acéptalo-

 

¿Qué significaba eso?, aquello solo debía ser entregado a miembros cercanos de la familia, entonces porque se lo quería dar a ella.

 

 

-Tu eras su amiga, el te quería mucho-

 

Esbozo una corta sonrisa al escuchar eso, ya que todo había sido una farsa creada en la niñez, una mentira, bien lo sabia ella.

 

-Aun recuerdo como lloraba cuando se marcho, no entendía porque tu no ibas con él- decía con la mirada perdida un castaño.

 

-¿Qué?-

 

-Quizás no lo sepas, pero mi hermano deseaba que fueras a vivir con el-

 

 

Imposible, eso no podía ser cierto, el ni siquiera se había despedido de ella, mentira.

 

-Claro esta que al principio pensó que solo iba de paseo, pero luego cuando se dio cuenta de la realidad-

 

 

La muchacha se mostraba extrañada, para ella todo aquello era nuevo.

 

-No entiendo, nadie me dijo nada-

 

-Es obvio, tu madre se negó cuando Lord Walterona le hizo la petición, ella era muy apegada a ti verdad-

 

 

 

Si, su madre y ella eran muy unidas, así fue siempre, incluso antes de la muerte de su padre, no importaba lo que Sir Weller le dijera, aun así, todo fue una simple ilusión, niños jugando a ser iguales cuando no lo eran.

 

Dejo el pequeño frasquito sobre su velador, lo miro por un rato, ahí estaban partes de lo que fue, sus cenizas, tan pequeñas.

 

-No somos nada- se dijo, por fin entendiendo aquella frase que le repitiese su madre tras la muerte de su padre.

 

 

 

 

Debía llevarle de comer a Lady Cecile, ya que eran muy pocas las veces en las cuales ella salía de su habitación tras lo sucedido, salvo contadas ocasiones, como la ultima despedida de su hijo menor.

 

Sentada frente a su tocador, podía escuchar sus sollozos, quiso depositar con cuidado sus alimentos en una mesita, no deseaba importunarla, mas esta la noto y se giro a hablarle.

 

-Llévatelo, no lo quiero- dijo apenas la mujer que fuera la mas bella conocida entre los nobles, ahora hecha un desastre tras días de encierro y llanto incesante.

 

 

-El General Voltaire me ha pedido que solo me lo lleve hasta que usted termine mi Lady- contesto la joven.

 

-Ni siquiera lo probare, así que tiralo- decía la rubia sin mirar un punto fijo, estaba ida en sus pensamientos, en su dolor.

 

-Lo siento, pero no puedo hacer eso- respondió la criada.

 

 

Se acerco lentamente hasta en donde se encontraba la ex maou, dejándole un plato frente a esta, tal como se lo pidiera un peli gris, a lo cual la rubia apenas y rozo con sus dedos, para luego lanzarlo lejos de si, haciéndolo añicos.  La muchacha se sobresalto, retrocediendo un par de pasos, para luego darse el valor para continuar con su labor.

 

-Por favor mi Señora, a su hijo no le agradaría verla así- dijo sin pensar la muchacha, rogando porque no creyera que se refería al difunto y si al mayor de sus hijos.

 

 

-Mi niño- dijo con voz apenada, dejando salir una triste sonrisa de sus labios.

 

Se sintió mal por ello, no deseaba hacer sufrir a la ex reina, después de todo, siempre ayudo a su madre, gracias a ella fue que consiguieron quedarse en palacio y por lo cual todavía trabajaba en aquel lugar.

 

Con premura se agacho a recoger los trozos del plato roto, la reina comenzaba a divagar acerca de lo mono que era su hijo menor cuando pequeño, como el destino había sido tan cruel con este, de cómo hubiese cambiado de lugares con este aquel maldito día, si le hubiese sido posible.  Le sorprendía escucharle hablar de aquello, porque según todo el mundo sabia, la ex reina no solo abandono a su hijo cuando era un niño pequeño, sino que también lo hizo al verlo deforme tras el incendio del laboratorio.  Suspiro, las madres si podían ser realmente especiales, siempre deseando cosas que a ellos ni se les pasaba por la mente y que cuando anhelaban algo con toda el alma ellas sin mas se lo negaba creando mil excusas.

 

-Me odias- pregunto la rubia a la joven agachada.

 

-Mi señora- dijo extrañada la muchacha apenas mirando a la mujer.

 

-Debes hacerlo, todos deberían hacerlo-

 

-Lady Cecile, jamás podría odiarla, usted hizo mucho por mi madre y por mi- decía la criada levantándose del suelo.

 

 

-Cuando Walterona mando la carta solicitando que le enviara una compañera de juego, yo no tan solo me negué, si no que hable con tu propia madre para impedirlo-

 

 

La muchacha levanto su vista que hasta ese momento se encontraba gacha en forma de respeto.

 

 

-Yo deseaba que Wolfram lo odiara, tanto como yo lo hacia-

 

No entendía a lo que se refería su antigua Heika, por ello quiso continuar con sus labores pero entonces la mujer le tomo de las manos  e hizo algo imposible para ella hasta en sus mas retorcidas fantasías.

 

-Perdóname-

 

-Mi señora, yo no tengo nada que perdonarle- dijo apenada la joven sin entender lo que ocurría.

 

-Fue por mi que tu madre no te dejo ir, yo le hable de lo déspota que eran, de cómo abusaban de las doncellas, fue por mi que mi niño creció solo, sin nadie que le hiciera compañía, mas que ese energúmeno de su tío, fue mi culpa-

 

 

Un torbellino se formaba en su mente, imágenes de su niñez, la alegría de tener a alguien que le estimaba, la tristeza de verse sola, la soledad de los años sin él, la añoranza de tenerle cerca otra vez, la rabia de haber sido ignorada, y todo a causa de un par de mujeres que decían amarles.

 

-El pensó…que yo…pero no sabia…yo nunca- contestaba atónita tras escuchar a la mujer frente a ella.

 

Para nadie pasaba desapercibido los rumores acerca de la casa Bielfield, mas desde que el ex maou se casara con quien lo reemplazara en el cargo.  Todo el mundo sabia que uno de los motivos que tuvo el gran dios Shinoun para sacarlo de tal cargo fue su horrible sentido de la justicia, además de su abuso excesivo de poder.  Quien no había escuchado historias de cómo el ex Heika se aprovechaba de las jóvenes, haciéndoles creer que de no irse a la cama con el sus familias pagarían las consecuencias, de cómo incrementaba su fortuna familiar tras efectuar favores especiales, caso aparte era su hermano menor, que sin lugar a dudas con gran dificultad logro limpiar el nombre de su casa tras la muerte de este.

 

Podía imaginarse claramente lo que pensó su madre tras hablar con la reina, no, su hija no se convertiría en la cortesana del joven Bielfield, eso jamás, antes la muerte que vera a su adorada niña mancillada.  Pero si hubiese sido así, acaso habría terminado como su prometida, o seguirían siendo sencillamente amigos, podría ella haber intervenido en su destino, podría haber evitado que se enamorara tan perdidamente de aquel extranjero, no lo sabia, ya nada de eso importaba ya.

 

 

-Si, lo siento tanto, quizás si tú…perdóname-

 

Perdóname, era tan fácil pedir aquello cuando ya nada se podía hacer al respecto, aquella mujer que tanto adorara cuando pequeña le había destruido la vida, por su causa odio a su amigo y por ello de seguro él a ella también.  Se soltó de su agarre, tomo la charola, hizo una reverencia y tal como se lo pidiera antes, se retiro del lugar, escuchando como esta le pedía quedarse a su lado, mientras ella le ignoraba por completo.

 

 

Apretaba con fuerzas aquel frasquito junto a su pecho, miraba con nostalgia aquel gran cielo azul ya libre de cualquier vestigio de nubes en esta.  Un día como este nos conocimos, pensó.  Caminaba sin rumbo fijo, era su día libre, mas ella no deseaba salir de palacio, llevaba días pensando en lo que le había sido revelado, se sentía culpable, si tan solo hubiese tenido el valor de enfrentarlo cuando lo vio, de acercársele.  Si tan solo no la hubiese conocido, si no se hubiese dejado llevar por el odio, por la añoranza de verse nuevamente necesitada por alguien que no era de su mismo nivel, si pudiese retroceder el maldito tiempo y hacer todo de nuevo.

 

Respiro profundo, con dificultad había llegado aquel sitio, después de tanto pensarlo, al fin lo había hecho.  Se asombro al notar que desde ese lugar podía verse con claridad los alrededores de palacio.  Un joven vestido de negro corría a toda prisa, lo reconoció a los segundos, el maou había regresado, ¿pero porque tenia tanta prisa y porque iba en dirección al antiguo laboratorio, no importaba, a ella no le incumbía, después de todo no subió aquel lugar para espiar, si no para despedirse.

 

Tomo el pequeño frasco mirándolo detenidamente, lo abrió dándole un corto beso para luego verter su contenido a los vientos.

 

 

-Adiós amigo mío, espero que algún día me perdones,… te quiero Wolfram-

 

 

Termino por decir la joven mientras las cenizas de un mazoku de fuego desaparecían frente a ella.

 

 

 

 

 

Continuara...............................

Notas finales:

Gracias por los comentarios recibidos en el capitulo anterior, espero que este no les decepcione, el final saldra pronto, no se si antes vengan unos dos mas pero atentos, ya se viene.

Al menos eso espero, jejeje, ¿creo que extravie el final?, que cosas no.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).