YO SOY EL HEIKA DE SHIN MAKOKU
-¡Donde esta!- entro gritando la ex – maou apenas llego a la mansión de su hermano, a quien no le hizo falta que le explicaran nada para imaginarse lo ocurrido, si en un tiempo atrás se había dejado engañar por este en su fe ciega por el, ahora era distinto, los duros años durante y tras la guerra le habían quitado la venda de los ojos y ya no era la incrédula de Cecilita como le gustaba llamarle el mayor.
Estaba enfrente suyo para explicarle lo ocurrido cuando le abofeteo con tal fuerza que pensó que lo mataría, pero la mujer no tenia tiempo para eso, se fue tras Raven, quien la llevo con su hijo, mientras el hombre tenia dos nuevos problemas a los cuales enfrentarse, a quienes no les importaba su edad, su titulo, ni que fuera su tío.
Aun no era hora, ese fue el dictamen del medico, todo había sido un falso aviso, quizás causado por el estrés acumulado, además de la puñalada recibida que gracias a Shinoun no había sido tan profunda como pensara al principio, al ver tanta sangre.
La noticia corrió rápido por el reino, los nobles sin previo aviso llegaron a palacio para realizar una reunión extraordinaria con su Heika, mientras en media de esta exigían la pena máxima para la extranjera y la expropiación del titulo a Sir Spielberg, además de sus vienes que deberían ser entregados al afectado en cuestión. Los gritos no se hicieron esperar, un moreno alegaba que todo se trataba de una treta para desprestigiar a su esposa y el noble alegaba ser solo una victima de la víbora extranjera.
-¡Tu, todo esto fue obra tuya!-
-Heika le juro que yo soy inocente-
-¡Dime entonces como ella consiguió ayuda si apenas lleva un par de meses y apenas a salido del castillo!-
Todos los presentes asintieron, era obvio que lo sucedido fue cosa del noble, quien desde que su hermana dejara el poder no encontraba la forma de estar junto al trono, ya que bien sabido era que los hijos de la ex – maou procuraban mantenerlo alejado para evitarle los mismos problemas al nuevo monarca.
Lo único que salvo Von Spielberg de la sentencia de los nobles fue el hecho de pertenecer al circulo de los diez descendientes de quienes ayudaron al mismo dios Shinoun a forjar Shin Makoku, además de variadas guerras. Se podía ver su cara de alivio y de alegría cuando escucho el mensaje dado por el mismo sabio de parte de su dios.
La indignación era poca para los que presenciaron la interrupción del gran sabio, pero la misma fue desapareciendo cuando le escucharon hablar sobre lo que le había llevado hasta ahí.
Yuri no podía creer lo que decía su amigo, como podía si quiera pensar en ello, el no era ningún bígamo, eso no.
-Esta claro que esa extranjera deberá marcharse a su mundo, aquí no hay espacio para dos consortes reales- dijo un exaltado Walterona.
-Eso es obvio- agrego otro de los nobles.
-Esta decidido, exilio será el castigo perfecto y ya que ella no pertenece a nuestro mundo, que mejor que regresarla al suyo- seguían hablando entre si, mientras un moreno se impacientaba al ver que ni siquiera tomaban su opinión en cuenta, como si el ni siquiera existirá.
-¡Acaso mi opinión no cuenta!- grito furioso el joven rey.
-Claro que cuenta, después de todo usted es el prometido de mi sobrino y padre del futuro hijo de este-
Todos los nobles asintieron a lo dicho por la cabeza de Bielfieled, mientras un joven Heika seguía sin dar crédito a lo que escuchaba.
-¡Yo ya estoy casado, no me puedo casar otra vez!- agrego el moreno.
-Eso tiene solución, acaso no nos escucho- dijo un noble de cabellos verdes.
-A que se refiere, a enviar lejos a mi esposa- dejo molesto.
-Como lo vemos solo tiene estas opciones Heika, esa mujer debe regresarse a su mundo y usted se casa con Wolfram- decía un general siendo interrumpido enseguida por su monarca.
-¡Que yo estoy casado!-
-Déjeme terminar- dijo con voz molesta el peli gris-Como decía, se casa con mi hermano, después de todo el espera un hijo suyo, además en nuestro mundo ese matrimonio que tanto pregona no tiene valides alguna, si usted a si lo desea puede seguir casado con ella en su mundo pero recuerde que en este ella ya no puede entrar jamás.
Estaba furioso, ni parecía que el fuera el rey, su esposa tenia razón, lo trataban como un niño, controlaban no solo su desempeño si no que también su vida, acaso no fue así desde el principio, pero ya no, el les haría saber quien era el Heika de Shin Makoku.
Continuara...........................