CAP.11
NO MAS LAGRIMAS
Su actuar no fue lo mas rápido de lo que se imagino, ni siquiera había alcanzado a rozar con su mayoku a su pequeño para sostenerlo antes de llegar al suelo, simplemente desapareció. No cabía en su asombro, donde estaba. Solo un rubio a su lado pudo notarlo corriendo del lugar a toda prisa y llegando hasta una ventana del pasillo contrario, ahí un kohi que ya bien conocía, sostenía a su tan preciado hijo.
-Gracias- dijo con lágrimas en los ojos, cargando por primera vez desde que naciera a ese pedacito de su propia carne.
Dos hombres vieron la tierna escena con alivio y dolor, bien sabían cuanto había sufrido su pequeño hermano en esos largos meses alejado de su hijo, al igual que sabían bien que si algo le pasaba, este no dudaría en quitarse la vida como ya le habían escuchado asegurar en mas de una ocasión.
Mientras tanto en el cuarto real una morena le gritaba furiosa a su esposo para que escaparan ya que el tiempo apremiaba, mas este no parecía reaccionar, ante sus ojos solo podía ver a un monstruo, la asesina de su amado hijo que para colmo ni siquiera podía dañar, ya que tal como se lo dijera, tenia a su segundo hijo en su vientre.
El llanto lo saco de su ensismamiento, ni siquiera le importo las replicas o que ella le tomara con fuerza del brazo, enseguida se soltó de su agarre para ir en dirección de donde venia el llanto, ahí arrodillado, con sus dos hermanos a su lado, pudo notar a Wolfram quien sostenía en brazos a un bebe que reconoció como su hijo.
No hubo quien no hablara o estuviera exento de lo ocurrido en aquel reino, a todos les parecía estar escuchando una gran mentira, pero lamentablemente era la cruda verdad.
Quizás no era la primera vez que un Maou era sacado del poder por excederse en su puesto, pero si la primera vez que era expulsado del reino, aquello no solo dolía a sus súbditos que solo veían como única responsable aquella extranjera que su monarca había traído de sus tierras, si no que también a sus mas cercanos, quien por obvias razones, jamás demostrarían lo que sentían.
Sin honores, ni mucho menos fanfarreas Yuri Shibuya se marchaba de Shin Makoku para no volver a verle jamás, tomado de la mano por su esposa estaban listos para adentrarse en aquella fuente en el templo del dios Shinoun, ante las miradas expectantes de los presentes que por si las dudas tenían apostados su buena cantidad de soldados alrededor.
Pudo ver aquel joven bishounun con la cabeza en alto, mas con la mirada triste, recordando unas horas antes de su partida la conversación que tuvieran.
Entro al cuarto en donde le pidieran que esperara, se preocupaba de que Akane se encontrara sola, pero si de algo se podía confiar en aquellas tierras era en la palabra de los mazokus, no le harían daño, aun sabiendo lo que había hecho, todo por su reciente estado, solo por eso. Al poco tiempo le vio entrar con su pequeño en brazos, no pudo evitar sonreír, fue hasta ellos deseando cargarlo, mas este retrocedió negándose enseguida, pudo replicar pero lo entendía.
Miraba con tristeza a su retoño, aunque lo intentaba no podía verle a la cara y no porque se sintiera culpable, bien sabia que la sublevación no fue solo por su causa, si no que por las malas decisiones de su ex prometido.
-¿Por qué Yuri?-
Le escucho preguntar ante su notorio desconcierto, pero bien sabía a lo que se refería.
Que podía responderle a eso, solo silencio, eso y nada mas había en esa habitación.
-¿Por qué?-
Volvía a preguntar a lo cual un moreno simplemente respondió sin siquiera pensarlo.
-¿Por qué me enamore?-
Esa simple frase rompería el corazón del rubio mazoku en otros tiempos pero ahora solo
le hacían reafirmar su postura, le miro de frente, ya no derramaría mas lagrimas por un amor imposible, ya no sufriría mas por un enclenque de primera, ya no mas, ahora solo se debía a su hijo y a nadie mas.
-Espero que seas un mejor Heika que yo- dijo el moreno con algo de nostalgia en su voz que apenas y pudo notar.
-Te equivocas Yuri, tengo algo mucho mas importante que hacer ahora- dijo el rubio mirando con una sonrisa en el rostro a su hijo.
-Pero acaso tu…no fuiste nombrado- decía algo extrañado, ya que los rumores que llegaran a el habían sido mas que fehacientes.
-Lo rechace, mi hermano Gwendal siempre ha sido un mejor candidato de todas formas- comunico con complacencia el rubio.
-Si, creo que tienes razón-
-Greta llega dentro de una semana, lamento el que no puedas despedirte de ella-
Por primera vez en meses recordaba aquella pequeña que adoptara y quisiera como un miembro mas de su familia, le dolía pensar en como le odiaría al enterarse de lo ocurrido pero que podía hacer, el ya no estaría ahí para defenderse, ni mucho menos para enmendar sus errores.
-No temas, me encargare que al igual que nuestro hijo nunca se entere de tu periodo oscuro-
Lo miro con adoración, después de todo lo que hizo, aun lo defendía, se sentía como una verdadera basura por todo lo que había hecho.
-No me mal entiendas, no lo haré por ti, si no por ellos, no deseo que se enteren de lo mal que acabo su padre luego de haber sido considerado el orgullo mas grande que tuviese el reino como monarca desde los tiempos del mismo Shinoun- dijo con un deje de quiebre en la voz que intento de disimular sin éxito.
-Wolfram- dijo al verlo marcharse –Me permitirías al menos despedirme de él-
El rubio aunque dudo un poco, se quedo quieto, dándole a entender al moreno que mientras estuviera en sus brazos no habría problema alguno.
Se acerco hasta su pequeño depositando un delicado beso en su frente.
-Perdóname hijo, siempre te amare- dijo el moreno mientras un rubio recordaba que aquellas misma palabras le había dicho la primera noche de muchas otras que tuvieron juntos, ya no como simples amigos, mucho antes de que desapareciera para volver casado con una mujer de su mundo. Se voltio rápidamente para que no notara su rabia y dolor, marchándose definitivamente del cuarto, mientras el moreno se quedaba solo con su arrepentimiento.
Continuara........................