4.-El es el consorte Real, ¿lo entiende?
Los familiares del rubio sospecharon algo al verle pero deseaban esperar hasta encontrarse a solas para preguntárselo al menor, pero ahora eso seria imposible.
Casi arrancándolo de sus brazos tomo al pequeño y lo abrazo con fuerzas, proclamándolo para sorpresa de todos como su hijo.
Los diez nobles estaban frente a el exigiéndole saber porque de su silencio, a lo cual el respondió con sinceridad.
-El no me amaba, no deseaba obligarlo-
-¡Pero tu eres el consorte real!- gritaba indignado Gwendal al no haber prestado atención a lo ocurrido aquel día en que firmara el rompimiento del compromiso.
-No lo soy, recuerda que rompimos el compromiso por su propia petición-
-¡Debiste informarme de tu estado!- gritaba ahora furioso el Heika.
-¿Qué habría hecho?- pregunto un tanto molesto el tío del interrogado.
-¡Como que habría hecho, me haría cargo de mi hijo por supuesto!-
-¡Y mi sobrino que!- gritaba furioso el noble de la caza Bielfield.
-Bueno ese es asunto aparte-
Los nobles no podían creer lo que escuchaban, tal parecía su monarca no entendía lo que aquellos acontecimientos significaban.
-Me marchare con mi hijo esta misma tarde- anunciaba un rubio, ante las miradas extrañadas.
-¡Tu no te lo llevaras, él se queda conmigo!- anunciaba el rey molesto.
-¡Es mi hijo, ten tus propios hijos con esa!- respondió el rubio bastante irritado.
-¡Esa como le llamas será tu reina así que respétala!-
-¡Reina, esa mujer!- se pronunciaba molesto Walterona ante la aseveración del monarca que le miraba de forma molesta.
-¡Si, y también la suya, así que respétela!-
Tanto Gunter como Gwendal no creían lo que escuchaban, ya que bien sabían que su rey lo único que deseaba era deshacerse de la joven en cuestión pero que el constante asedió de esta lo había llevado a casi comunicar la fecha de una boda que el no deseaba y que gracias a su reciente descubierto hijo seria mas que liberado.
-Heika esta seguro de lo que dice- preguntaba el representante de la familia Korfskof.
-Por supuesto- respondió este.
-No hay mas que hablar, si nuestro rey desea eso se le debe respetar- decía un siempre lame botas Stofel.
-Ella será una buena madre para mi hijo-
Aquellas palabras no solo descolocaron a un rubio, si no que también al resto de los presentes que no reprimieron para nada su molestia.
-¡Mi hijo ya tiene una madre!-
-¡Será mejor que te calles si no deseas que te encierre!- amenazaba un moreno a un rubio iracundo.
-¡Heika, si usted desea encerrarlo tendrá que hacerlo sobre mi cadáver!- gritaba furioso, para sorpresa de este un peli gris, mientras otro noble se pronunciaba.
-Heika, usted no se puede casarse por segunda vez-
-Pero si yo nunca lo he estado-
Todos miraron al joven rubio.
-Usted no solo consumió la unión, si no que también tuvo un hijo- decía cansinamente su consejero.
-¡Imposible, yo ni siquiera he dicho que si!-
-Se niega a pasar por el templo de Shinoun con Sir Bielfield- pregunto otro noble.
-¡Claro que me niego!-
-Entonces no hay mas que decir-
Yuri sonrío ante esa afirmación, por fin alguien mas que Stofel lo apoyaba.
-El hijo de Sir Bielfield puede ser reconocido por usted, aunque aun así será considerado un bastardo. Estará bajo la tutela de este con todos los derechos que le ha dado desde su nacimiento, no así los de usted-
-¿Qué?-
No era la primera vez que le pasaba, pero en esta ocasión, en realidad, no había entendido absolutamente nada de lo que le había dicho aquella noble. Con gran paciencia tanto Gwendal como Stofel le explicaron a lo cual mando el grito por los cielos, como esperaban quitarle a su hijo después de años sin saber de su existencia, debía haber una solución, pero lamentablemente no solo fue de su desagrado, si no también de cierto demonio de fuego.
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En cuanto supo quien era su padre se emociono, por fin su mami seria feliz y el tendría un padre, eso era lo que le había dicho su abuela, no podía creerlo. Apenas los vio corrió hacia ellos preguntándoles cuando se casarían pero para su sorpresa su madre solo lo cargo y su supuesto padre no hacia mas que gritarle.
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No querían casarse, pero por su pequeño lo harían, Yuri para no estar lejos de él y Wolfram para que su hijo no fuera catalogado con una palabra tan fea como bastardo.
Yuri con pena le comunico a su hasta entonces prometida lo ocurrido, a lo cual ella le había abofeteado reclamándole por no habérselo dicho antes y haberla tenido como una simple amante. Mientras Wolfram debía enfrentar su cruda realidad, tendría que casarse con alguien que lo repudiaba por su condición de hombre y lo peor de todo, es que aun sentía algo por él, pero bien sabía que eso no serviría de nada cuando el moreno lo rechazara y le viera con odio aquella maldita noche.
Muchos de los presentes ya habían estado en varias bodas pero si alguien les preguntaba, esa era la primera en la cual ambos novios tenían la cara extremadamente larga. Para nadie paso desapercibido el incidente que hubiera obligado a su monarca a contraer nupcias con su ex prometido y madre de su único hijo, si bien el noble había hecho mal en no informar de su estado, el pueblo podía entenderlo perfectamente, ya que para nadie era ajeno cuanto había sufrido en aquella relación por el rechazo constante de su monarca, por ello la sorpresa fue grande al quedar descubierto que este le había dado un hijo, aunque algunos decían que era un simple y mal intencionado rumor, habían otros que aseguraban que ni su extraño rey con todas sus costumbres anti parejas del mismo sexo, podía haber dejado de sucumbir ante la mas grande belleza que tuviera su reino desde hacia años.
La cara de diversión de un joven de gafas era notoria, cuantas veces le había dicho a su amigo que algún día de tanto renegar lo vería entrar del brazo de su futuro consorte, y como este le corregía diciéndole que seria mujer. Por otra parte un rubio solo deseaba que aquello terminara pronto o en cualquier momento perdería la poca paciencia que le quedaba y le estamparía su puñetazo en el rostro ha aquel que se conocía como el Gran Sabio de su reino.
No se podía negar que la ex maou no se había esmerado, la boda de sus soberanos seria recordada por años y gracias a Shinoun, no solo por sus caras largas.
Tal parecía el único contento con tal unión era un pequeño que revoloteaba entre los invitados y que en ciertas ocasiones iba a sentarse en el regazo de su madre para darle un beso en la mejilla y advertirle con la mirada, a quien era su padre que mas le valía portarse bien con este. Esto le quedo más que claro al moreno tras la advertencia del pequeño una hora antes de la boda, le sorprendía que siendo tan pequeño supiera expresarse tan bien, además de su carácter, aunque tenía de donde sacarlo.
Suspiro cansinamente, otra vez estaba en aquella habitación, nuevamente era de noche, ahí estaba el lecho cubierto por pétalos de ambas flores que su madre había nombrado en honor a ellos. Le miro de reojo, al igual que él, se veía incomodo, que harían ahora.
Continuara...................................