CAP.12: UN PLAN INFALIBLE
Ya llevaban una semana desde su reconciliación, si a eso se le podía llamar así.
Cuando en palacio les vieron llegar tomados de la mano todo parecía entrever que la pareja real por fin había solucionado sus problemas y que un gran futuro les deparaba, eso hasta que cierto pequeño bajo tras sus padres y se interpuso entre ellos mirando con cara de pocos amigos a cierto moreno. Fue así como los nuevamente prometidos reales se veían imposibilitados de unirse nuevamente en cuerpo y alma como tanto ansiaban desde el momento en que el Heika aceptara sus sentimientos y un demonio de fuego lo perdonara.
Cada día era una batalla sin tregua que definitivamente el no perdería, eso muy bien lo sabia tanto el como su progenitor cada vez que se ocultaba el sol y la hora de ir a la cama llegaba.
Primera noche, la reconciliación tan esperada y ambos amantes se preparan para unirse luego de años de separación y meses de disputas que ahora parecían un mal sueño. Un beso tímido da inicio para seguir con otro mas demandante, un moreno toma con fuerza de la cintura a su amante provocando que a este se le erice la piel, el deseo, la necesidad de ambos cuerpos se siente en el aire, solo unos pasos y caerán en el lecho para despojarse de las molestas ropas para luego desatar por completo aquella pasión reprimida por tanto tiempo. Primer botón de la camisa, segundo botón, caricias en el rostro, beso insistente, una mano bajando con desesperación hasta la entre pierna y.....................
-¡¿Que le haces a mi mami?!-
Gritaba furioso un pequeño que salía de entre las sabanas de la cama ante unos sorprendidos padres. Resultado de la primera noche, un Heika lanzado con furia del cuarto, tras sugerir tirar por la ventana a su hijo y un rubio molesto por la actitud de su amante, mientras un pequeño reía internamente por haber logrado alejar aquel vil sujeto de su amado madre.
Y así continuaron las cosas por días, hasta que un plan infalible vino a la mente del monarca.
-¿Yuri, que haces aquí?- preguntaba extrañado un rubio que había sido citado por su madre hacia media hora en sus aposentos.
-Bueno, je jeje, es que supuse que así el no vendría- decía un tanto sonrojado el moreno.
-¿El?- decía extrañado el demonio.
-¡Si él, ese mocoso que no nos deja estar juntos!- decía molesto y desesperado el Heika.
-Un momento, mi madre sabe de esto-
-Ella fue quien lo propuso- decía con una gran sonrisa de felicidad mientras se acercaba a su rubio para darle un beso.
-Yuri...yo...espera...- decía entre beso y beso el rubio intentando de alejar a su moreno con la mayor sutileza posible, lo cual estaba logrando molestar a este.
-¿Que sucede ahora?, ¡¿no me digas que esta afuera?!-dijo algo preocupado mirando hacia la puerta.
-No, no es eso-
-Entonces-
-Bueno...es que...este...este...- decía un tanto apenado el demonio viendo a su alrededor.
-¿Que cosa?- pregunto angustiado el moreno que ya no daba mas de las ganas de poseer a su amado.
-Este es el cuarto de mi madre- le contesto casi en un susurro el rubio ruborizándose por completo.
Aquello mas que molestar calentó en exceso al moreno que si antes no podía refrenar sus ganas por poseerlo ahora ya no se retendría.
Lo tiro hasta la gran cama rosa cubierta por un velo de satín del mismo color que apenas pudo bajo, dejándolos encerrados en su propio mundo, su propio y exclusivo nido de amor.
Mientras tanto un pequeño rubio de ojos azabaches buscaba con desesperación a su querido madre, el no caería en las tretas de su abuela, eso de querer compartir con él no era para nada malo pero en cuanto empezó a obligarle a probarse trajecitos raros por montones el niño decidió darse al escape en la primera oportunidad que tuviera. Y así fue en cuanto una sirvienta entro y casualmente tropezó con él dando vuelta las bebidas que traía en una bandeja sobre el hermoso vestido de su querida abuela Cheri dejando a esta furiosa por su perdida y dándole la oportunidad de huir.
-Madre, madre donde estas- se preguntaba con algo de angustia el pequeño imaginándose cuanto mas le obligaría a hacer su abuela si es que lo encontraba y mas si se daba cuenta de su treta. Fue así como se dedico a buscar a su progenitor por casi cada rincón de palacio hasta que escucho una voz estrepitosa desde el fondo de un pasillo.
-¡Abuelita!- grito el niño tapándose la boca en seguida por miedo a que le escuchara, entonces sus ojitos se volcaron a un escondite en el cual jamás lo descubriría.
No paraba de reírse, pero siempre procurando hacerlo en voz baja, si había alguien a quien debía hacerle un altar, ese alguien era su reciente profesor, porque de algo le debía agradecer a ese peli lila era el que le enseñara esos venditos pasadizos secretos.
-Recuerde príncipe, estos pasadizos algún día salvaran su vida, solo por eso se los enseño- le había dicho su profesor de forma solemne haciéndole jurar que jamás los utilizaría para otra cosa que no fuera lo antes mencionado. Pero bueno, el que no ve no sufre, se decía el pequeño desde que había empezado a usarlos tras descubrir cuan aburrido era aquel palacio cuando no estaba su amigo Eru de visita en palacio, así fue como descubriría varios secretos de los miembros de palacio y algo mas que no deseaba.
-Si, después de todo a quien crees que le creerán, a mi, su rey o a un consentido y malcriado Bielefieled que mantuvo-
Escuchar eso fue suficiente para que el niño albergara en su pequeño corazón mas coraje en contra de aquel hombre que se hacia llamar su padre. ¿Cómo se atrevía a romper su sagrada unión? ¿Cómo había osado a llamar a la noble caza Bielefieled malcriada? ¿Cómo osó siquiera a amenazar a su adorado madre?, en ese momento quiso patearle el trasero y lo hubiese hecho si no fuera porque estaba de incógnito y que además no encontraba el ladrillo adecuado para abrir aquel pasadizo secreto. Respiro profundo agitando su cabeza, no debía pensar en aquello, de solo recordarlo se enfurecía y deseaba explotar, lo cual no era muy beneficioso para el en esos momentos.
Escucho unos ruidos extraños tras la pared por donde pasaba, no sabia a ciencia cierta que cuarto era aquel, pero aquellos sonidos lo habían dejado un tanto preocupado, tal parecía alguien estaba sufriendo, por un momento quiso continuar su camino pero luego recordó que él seria un soldado y no cualquiera, seria uno de los mas grandes, un héroe sin lugar a dudas que dejaría huellas en la memoria de la gente y sobre todo en los libros de historia. Que mejor manera de comenzar con su larga lista de actos heroicos salvando aquella persona que sufría, algo digno de recordar y comentar en su biografía cuando estuviera viejo, si ya se lo imaginaba, sus hijos contándole a sus nietos como su abuelo había realizado su primer acto heroico a la tierna edad de 25 años de edad (5 en años humanos).
Con dificultad encontró el ladrillo adecuado para salir del pasadizo, su primera impresión fue de sorpresa, aquel cuarto era el de su abuelita lo reconocía por aquellos adornos tan vistosos y exagerados, entonces temió que se tratara de una trampa de esta. Quiso retroceder pero entonces escucho una voz familiar y no pudo evitar avanzar hasta una gran cama cubierta por un gran dosel sobre esta.
Tomo su pequeña espada sabiendo que no seria de mucha ayuda, ya que era de madera, su vista recorrió el cuarto y para su suerte vio un cuchillo entre fruta sobre una mesa, lo tomo caminando sigilosamente hasta el dosel. La persona parecía estar en problemas, esas quejas lo atemorizaban y entonces escucho un nombre, reconociendo al fin aquella voz.
El dosel fue abierto de un jirón dejando una cruda escena frente a sus inocentes ojos.
Continuara...............................