Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

I4u por metallikita666

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

A las diez para las cuatro de la tarde, todo Zi:Kill entraba al amplio salón de ensayos donde baterista y guitarrista líder de X-Japan les aguardaban, sentados en un cómodo sillón triple, de tapizado en cuero azul oscuro. Acomodado sobre uno de los descansabrazos en los extremos, Yoshiki trenzaba el cabello de su amante con sumo cuidado.

Los jóvenes recién llegados se acercaron a saludar, y fue su frontman quien tomó la palabra para presentarlos uno por uno. Hayashi pudo por fin ver de frente al tan mencionado Seiichi, e Itaya, cuando le correspondió hablar de quien ejecutaba para ellos el mismo instrumento que Hide, dijo

-…Y este es Ken, el guitarrista, mi mejor amigo; casi mi hermano menor…-

Colocó su brazo por encima de los hombros del chico, abrazándolo de lado con cariño. Kenichi lucía unos jeans azules, una camiseta negra y un chaleco un tanto más desteñido que los pantalones, pero también en mezclilla. Eby le había prestado aquella ropa.

El aludido sonrió, clavando sus ojos oscuros en el dueño de la disquera. Le complacía muchísimo aquella cercanía entre ambos anfitriones, por lo que cuando su amigo acabó de hablar, no se contentó con inclinarse, sino que le tendió la mano a los chicos, poniendo especial atención en el semblante del rubio. Su meticulosidad no pasó del todo desapercibida para éste.

-Muy bien, un placer conocerlos a todos. Ahora, si son tan amables, pónganse cómodos. Somos todos oídos- dijo Hide, alzando la voz para que los presentes pudieran escucharle.    -Amor- se giró de nueva cuenta hacia Hayashi -¿Querrías ir con Eby-chan? Creo que ha de tener algún problema.-

El de Tateyama se levantó del sillón, dirigiéndose a donde estaba su homólogo.

-Yoshiki-san… Me preguntaba si por casualidad podría usar este mismo redoblante y los platillos. Es que dudo que los que traigo suenen tan bien, a juego con el resto de la batería…-

El mayor sonrió, enternecido por la tímida pena del otro. Colocó una mano en su hombro.

-Por supuesto, no hay problema. Los había dejado ahí por la misma razón. Es más: así te vas acostumbrando.-

La araña aprovechó el momento para acercarse a quien conociera el día anterior.

-…Oye Tusk, dime algo… ¿Te gustan los videojuegos?-

El pelinegro se extrañó un poco por el tono misterioso y bajo con que le preguntaba aquella nimiedad.

-Pues… sí. Cuando era niño, solía jugar bastante seguido, aunque tengo tiempo de no hacerlo.-

-¡Genial! Te invito a mi casa a que vayamos a jugar un rato, después de que terminemos aquí. ¿Qué dices?- agregó el mayor, muy emocionado. Su gesto le hizo bastante gracia al vocalista, por lo que con más razón aún para no negarse, aceptó.

-¡Bien! ¡Pero no le digas nada a Yo-chan! ¡Eso queda entre tú y yo!-

La araña retornó a su sitio, feliz porque el menor hubiera asentido a su proposición. Se acomodó a la par de su líder, y ambos se dispusieron a escuchar a los chicos.

-Somos Zi:Kill y esto se llama Karei. You so it’s mine, it’s too late!-

Fue la primera de tres canciones. Tras ella siguieron Hysteric y Secret Romance. Durante ese repertorio, Hide y Yoshiki pudieron apreciar de cerca la novedosa propuesta que constituían aquellos novatos, pues mezclaban muy acertadamente géneros tan diversos como el punk, el ska y un rock tanto más calmado y llevadero, sin ser por ello catalogables con ninguna de esas etiquetas. Además, le cedían evidente e importante protagonismo al bajo. No sólo acompañaba a la batería, como solía hacerse en esa música de origen occidental que es el rock. Estas cosas quedaron patentes también en los coros compartidos por todos los miembros de la banda, y las hipnotizantes y agradables melodías de la guitarra.

Una vez acabada la audición, todos salieron de la sala. Seiichi y Eby se despidieron pues tenían que irse pronto debido a algunas obligaciones. El rubio, por su parte, se allegó a Tusk, quien a su vez se encontraba bastante cerca de Kenichi, que por cierto no miró con muy buenos ojos la pregunta final que el primero le hiciera al pelinegro.

-Mañana o pasado los informaremos sobre lo que decidimos aquí con respecto de ustedes. Hay que reunirse con la directiva y todo eso… Ya comprenderás.-

-Claro que sí. No hay apuro; tómense su tiempo.-

-Por cierto… ¿Tienes algo que hacer más tarde?...- En su tono se notó que había dudado bastante en decir aquello.

El vocalista miró de reojo a Hide, quien se encontraba en la puerta despidiéndose de su baterista y su bajista. Con naturalidad, repuso

-Sí. Quedé con unos amigos desde ayer. Pero podemos vernos mañana. Ya sabes dónde encontrarme.-

Caminó hacia la salida sin esperar réplica. Ahora el segundo obstáculo sería Ken, quien le seguía, andando a su lado.

-Itaya, ¿en serio quedaste con alguien?- El menor miraba con terrible desconfianza la ropa nueva de su amigo. Ese día, éste llevaba una camisa negra lisa de manga larga, con los puños arremangados hasta medio antebrazo. –Todavía no me cuentas la famosa larga historia de de dónde sacaste esas fachas…-

-Ya habrá tiempo para que hablemos, Ken. Sí, es cierto lo que le dije a Yoshiki.- Se detuvo, volteando hasta quedar de frente al guitarrista. Colocó una mano en su mejilla, pellizcándola cariñosamente. Le sonrió. –Y deja de hacerme esas preguntas, que pareces mi novia.-

Un violento sonrojo coloreó las mejillas del chico, quien tras alejar de su rostro la extremidad ajena con un ligero golpe, giró al instante la cabeza, mirando al suelo.

-¡No digas tonterías! Sabes que lo hago porque estamos acostumbrados a contárnoslo todo…-

Cuando decidió levantar de nuevo la mirada, su hermano se alejaba, tras haberle hecho una seña al pelirrosa para que lo recogiera por detrás del edificio.

 

 

-¿Y por qué no querías que Yoshiki se enterara de que vinimos a tu casa por una partida de videojuegos? No es la cosa más sospechosa del mundo… ¿o sí?-

Tusk observaba la gran sala del departamento de Hide. En un mueble bastante grande y lleno de repisas, se encontraba la colección de botellas del pelirrosa: vinos y licores de muchas partes del mundo tenían en ella su representación.

-¡Vaya! ¡Sí que no mienten los rumores!…-

La araña rosa extraía de la caja su amada consola de Super Nintendo, casi recién comprada, donde aún semanas después solía guardarla. Con sumo cuidado, la colocó delante del televisor, en el piso, y le conectó los controles.

-Es que tú no lo conoces. ¡En verdad puede llegar a ser fastidioso! Siempre dice que yo me la paso jugando estas cosas y no le dedico tiempo a lo verdaderamente importante, y bla bla bla. ¿Es que qué más quiere que haga? ¡Me aburro mucho el resto del día que no estoy tocando, componiendo, o con él!- Apenas acabó de introducir el casete en la ranura, se puso de pie, cayendo en lo que el otro le había dicho. -¡Ah, sí! ¿Viste? ¡Y todo eso me lo he tomado yo solito!- bromeó, sonriendo despreocupadamente. -¿Quieres beber algo?-

-Una cerveza estaría bien, gracias.-

-Entonces, ¡que sean dos! Si se te antoja fumar, ahí en la mesa hay una cajetilla aún cerrada.-

El guitarrista se dirigió a la cocina para extraer las bebidas del refrigerador. Mientras tanto, del otro lado de la pared, el vocalista de extraño cabello se encontraba realmente asombrado de lo diferentes que eran Hide y Yoshiki en su trato y en su forma de ser. Tomándole la palabra a su anfitrión, se sentó en uno de los sillones, cogió la cajetilla y la abrió, sacando uno de los tabacos y colocándoselo en los labios. Lo encendía, cuando en eso la araña retornó, cervezas en mano. Le alargó la suya.

-Espero que la hayas pedido para calentar, porque conmigo nada de una cervecita y ya.-

Ambos sonrieron, y no bien hubieron abierto las bebidas, brindaron.

–Por Zi:Kill- dijo el pelirrosa.

Luego de acomodar los sofás de forma que quedaran más de frente al televisor, los nuevos amigos se dispusieron a dar inicio a su partida con un juego de peleas.

-Pareces muy entrenado. Creo que te voy a decepcionar- advirtió el menor, tomando uno de los controles. –Además, en mi tiempo no existía esta maravilla tan moderna. ¿Recuerdas los arcade?-

-¡Por supuesto! ¡De niño pasaba siempre a jugar al centro comercial de por mi casa, después de salir del colegio!- evocó el de ojos almendrados, con algo de nostalgia. –Y no digas “mi tiempo” como si fueses un vejestorio… ¡Apuesto que soy mayor que tú!- Lo golpeó ligeramente con el hombro, en son de broma, al tiempo que no paraba de sonreír.     -¡Déjate de excusas y comencemos de una vez!-

Obedeciendo aquello, se ocuparon en un duelo que consistía en diez rounds con el mismo personaje, extendiendo el tiempo de cada uno de aquellos bastante más de lo normal. Al final, quedaron seis a cuatro, con ventaja de Hide.

-¡Demonios! ¡Me costó ganarte!- exclamó el pelifucsia, apenas desestresándose de la posición rígida a que solía someterlo aquella actividad cuando se concentraba mucho. Movía sus hombros de atrás hacia adelante, en círculos, y luego se tomaba cada uno con la mano para alzar el brazo y menearlo de la misma manera, como si estuviera enfriando después de hacer deporte. –Pero me agrada muchísimo haber encontrado un digno rival. ¡Con un poco más de entrenamiento, seguro que serás invencible!-

Tusk rió ante el comentario, acabándose lo que quedaba en su lata.

-¿Con que soy un digno rival, eh? ¿Por qué? ¿Con quién sueles jugar siempre?-

-Con mis primos, pero todas las veces les gano muy fácilmente. ¡No han podido ni siendo todos juntos contra mí!- El pelirrosa se levantó de su asiento. –Voy por más de beber. Porque quiero que ahora me cuentes cuál fue el amigo en común que te presentó con Yo-chan.-

-¿Amigo en común?- preguntó el otro, no bien escuchó aquello. Después de unos segundos, lo comprendió todo. –Me imaginé que no sería capaz de contarte la verdad…-

-¿Qué verdad?... ¡Espera! Eso suena a que tendremos una conversación muy interesante, y ello amerita una botella de buen sake.-

Se dirigió entonces al armario que tenía el mueble de las botellas en su parte baja, el cual resultó ser una variada vinoteca. De allí tomó una botella oscura y nueva, la cual descorchó con una bonita herramienta para dicha función que también era un adorno, colocado en la parte más alta del estante. La puso en la mesita de centro, donde lucía un bello juego de tazas pequeñas en color blanco. Tras sentarse de nuevo, vertió el licor en dos de ellas.

-Yoshiki y yo nos conocimos en la calle, que es donde yo vivo.-

Matsumoto alzó la mirada, instantes después de sorber el primer trago. Su semblante no transmitía esa incredulidad perenne con que tanta gente se había tomado aquella verdad cuando la escuchaba, a lo largo de la vida del pelinegro.

-¿Desde hace cuánto? ¿Qué fue lo que te sucedió?-

-Hasta donde yo logro recordar, no tengo padres. Crecí en un orfanato junto con Ken, y cuando ya fuimos lo suficientemente grandes y molestos, la situación se tornó insoportable. Así que decidimos escaparnos a nuestra suerte. Y de eso ya hace como siete años…-

El mayor colocó su taza sobre la mesa.

-Creo que puedo entenderte. Cuando yo era niño, mis padres siempre estaban muy ocupados, por lo que a la que le tocó cuidar de mí fue a mi abuela. Realmente, no tengo muchos recuerdos junto a ellos, y los más felices siempre fueron al lado de la madre de mi madre- Hide hizo una pausa, evidentemente recordando todas aquellas cosas de las que hablaba. De pronto, alzó la mirada, conectándola de nuevo con la de su interlocutor. –Pero tú tienes a Ken, y él te tiene a ti. Se ve que son muy buenos amigos.-

-Sí, lo somos. Siempre, desde que nos conocimos, hemos estado juntos, y la verdad es que no imagino la vida sin su compañía.-

El dueño de los ojos negros tomó la botella, bebiendo más alcohol a continuación. Extrañamente, sentía la necesidad de tener más de ese embriagador líquido dentro de sí, pues no hablaba de aquellos asuntos con frecuencia, y su evocación lograba ponerlo muy apesadumbrado. Aún así, y a pesar del poco tiempo que tenía de conocer al guitarrista de X-Japan, había algo en él que le inspiraba muchísima confianza. Sentía como si lo conociera de antes.

-Y bueno, por todas esas cosas es que supuse que tu novio no querría contarte la verdad respecto de mí. Todo comenzó de manera muy curiosa, ¿sabes?- El otro lo miró con ojos atentos, luego de haberse servido de nueva cuenta, también. Encendía un cigarrillo mientras lo escuchaba. –Y en el lugar más equis del mundo. Un MacDonald’s.-

-¡Ah, no! ¡Eso sí que nunca te lo voy a creer! ¿Yoshiki, comiendo en un lugar de esos?-

La risa fue general, potenciada por el gracioso gesto de extrañeza en el lindo rostro de el de Yokosuka. Pronto las pequeñas tazas blancas estuvieron de sobra: nada más efectivo y rápido que tomar de la boca de la botella.

-¡Es que no tienes idea cómo le gusta esa basura de comida! ¡Si por él fuera, se hacía norteamericano y comía todos los días, cada uno de los tiempos, en ese lugar!-

-¡No me queda ni una pizca de duda!- repuso el menor, tomando a grandes sorbos el fino fermento de arroz. –Lo vi comer ahí tres veces, entre desayunos, almuerzos y cafés.-

-¡Lo peor es que como no se engorda, no lo deja!-

El de cabellera fucsia se quitó las botas perezosamente, sin deshacer primero los lazos de los cordones. Se acomodó en el mullido sillón, dándole una última calada profunda a su cigarro. Comenzaba a sentirse algo soñoliento.

-¿Y no te invitó en ningún momento?-

-Sí, al desayuno. Aunque no estaba muy convencido que digamos…- Media sonrisa se dibujó en los labios del vocalista, cuando recordó la manera poco ortodoxa en que le había sonsacado aquella comida al rubio.

Hide se incorporó un poco para tomar el cenicero de la mesa y retorcer en él el moribundo tabaco. Sonrió ligeramente.

-Yo-chan puede parecer extraño y muy contradictorio a veces, pero te aseguro que en el fondo es un buen chico. Él también ha sufrido mucho, aunque haya momentos en los que no parezca.-

El menor se acurrucó en el sofá en el que se encontraba, mientras aquellas últimas palabras de la araña continuaban dando vueltas en su mente. Poco a poco, fue quedándose dormido, mientras el oportuno sake operaba justo el mismo efecto en su compañero, y la noche los cobijaba con su oscuro y reparador manto.

 

 

Sentado en la mesa redonda del salón de reuniones junto con el resto de la directiva, Matsumoto aguardaba al rubio, quien en ese momento entraba al recinto llevando con él unas cuantas carpetas.

-Buenos días, señores. Hoy nos corresponde evaluar tres casos, para lo cual tenemos…-miró su reloj de pulsera –unas dos horas. Espero que alcance ese tiempo, y si no, pues dejaremos lo pendiente para la próxima sesión.-

El pelirrosa miró los fólderes una vez que el menor los colocó sobre la mesa, a la vista de todos. Delante del que llevaba el nombre de la banda de Itaya había dos más: el de Ladies Room y el de Tokyo Yankees.

-Yo-chan, propongo que revisemos primero el caso de Zi:Kill.- Su novio lo miró con los ojos muy abiertos, dispuesto a replicar algo, pero Hide le ganó la palabra. –Creo que hay quienes dependen en gran medida de lo que decidamos aquí, hoy. ¿Me comprendes?-

Hayashi asintió, aunque sin entender del todo aquel comentario tan repentino. ¿De qué se habría enterado el mayor en tan poco tiempo? Sea como fuere, ya lo averiguaría. Por el momento, se limitó a tomar la carpeta correspondiente, y abrirla.

-Bien. Supongo ya habrán leído lo que Hide y yo anotamos aquí la última vez- se dirigió a los demás miembros presentes, quienes estaban a cargo de publicidad, patrocinio, staff, promoción y giras, y demás cuestiones afines –donde claramente se ve que consideramos que Zi:Kill debe formar parte de Extasy Records lo más pronto posible. Así que escucho lo que tengan que decirnos respecto de las ideas que les surgen para comenzar.-

-Yoshiki-san- dijo una chica, la encargada de promoción. –Considero que lo mejor que se puede hacer con ellos para dar inicio a su carrera es que graben un single, y según anotaron ustedes en el expediente, esos chicos tienen al menos tres canciones listas, y eso da incluso para un maxi-single.- La araña y el rubio voltearon a verse; no era para nada una mala propuesta. –Sin embargo, se necesita algo más para iniciar con el pie derecho. Sería bueno que pensaran en alguna colaboración, o algo por el estilo.-

Aquellas últimas palabras le cayeron como anillo al dedo al dueño de la disquera. Si bien recordar el asunto de la película de Hide no dejó de crisparle los nervios y erizarle los vellos de toda la piel, la oportuna chica le había dado la razón que tanto se desvelara buscando; el motivo por el cual no podría ser él el coprotagonista de su adorada arañita. No dejó de pensar que, al parecer, Tusk estaba predestinado para ese papel, pues todo calzaba curiosamente bien.

-Estoy absolutamente de acuerdo, Akane-san- dijo el afamado baterista, con una sonrisa que no pudo disimular. –Es una idea brillante. La felicito.-

El de blondos cabellos comenzó a anotar todo aquello en la carpeta, aunque absteniéndose de precisar cuál podría ser la colaboración que se proponía. La afortunada muchacha no cabía en sí misma luego de escuchar las palabras de su jefe. Todo parecía indicar que aquella felicitación redundaría en un aumento de salario.

-La verdad es que sí lo es…- murmuró el guitarrista, tras unos instantes, mientras observaba el humo que despedía su cigarrillo, con semblante un tanto ido, para luego incorporarse de lleno a la conversación. –Bueno, ahora podemos pasar a lo demás.-

Las dos horas transcurrieron sin mayor contratiempo, e incluso dieron abasto para tratar todo lo planeado. Cuando estaban por declarar terminada la reunión, el teléfono móvil de Hide sonó, y éste se levantó para contestarlo, yendo hacia una esquina del salón.

Todavía estaba hablando cuando los demás abandonaron el lugar, siendo Yoshiki el único que se quedó en su sitio. Terminaba de apuntar unos detalles, y al percatarse de que Matsumoto colgaba y retornaba a la mesa, lo interpeló.

-¿Qué sucede, cariño? ¿Está todo bien?-

-Sí… No te preocupes- el chico se rascó la cabeza, un poco dubitativo, dejándose caer en la silla segundos después. –Es sólo que con todo esto de Zi:Kill, había olvidado por completo lo de la película, y acaban de llamarme de la revista para recordármelo.-

-Pues como que son adivinos, porque te juro que desde hace hora y media estoy yo pensando en lo mismo.-

El femenino músico cerró la última de las carpetas, poniéndola sobre las demás a modo de pila, y se puso de pie. Caminó hacia donde estaba el mayor, abrazándole el cuello por detrás.

-Mi amor, yo creo que deberíamos usar esta cuestión del filme para darle a Zi:Kill el comienzo que necesita- lentamente se acercaba cada vez más al oído del mayor, acariciando con la yema del índice su perfilado mentón. –Es una gran oportunidad, ya que como vas a actuar tú, pues obviamente hablarán de ello por todos lados, y qué mejor publicidad que eso.-

El pelirrosa permanecía en silencio, pensativo. Pasados unos instantes, se volteó, buscando el rostro de su interlocutor. –Tienes mucha razón, cielo. Es una oportunidad única, pero…- sus orbes cobrizos se cristalizaron ligeramente, mientras el bonito puchero comenzaba a formarse en su faz blanca y suave como el algodón -…Yo quería… actuar contigo…-

-¡Mi vida!- el rubio se enterneció de inmediato, y tras un pequeño salto, apachurró a la araña entre sus brazos, con fuerza. -¡Te quiero tanto! ¡Te ves tan lindo cuando haces así!-

Ambos rieron discretamente luego de ello, reconociendo en aquellos gestos y palabras un tonto pero bonito juego entre enamorados. Yoshiki miró rápidamente hacia la puerta, viendo que no había nadie ahí ni en el pasillo. Se colocó sobre las rodillas de su pelifucsia.

-Yo sé que eso es lo que querías, amor, y créeme que yo también- mintió con total tranquilidad, sabiéndose casi libre del terrible compromiso, sonriendo para sus adentros      –Pero esa es la mejor decisión. Además, no hacen tan mala pareja tú y Tusk…-

-¿Te parece?-

Era evidente que ni había pensado lo que dijo. Por lo que asintió al no quedarle de otra, rogando con todas sus fuerzas que ninguno de los dos involucrados pensara en ello: que no se lo tomara tan a pecho uno, ni que al otro fuera a ocurrírsele.  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).