Usami se habia puesto pálido.
-¿Quién?- preguntaba como si no hubiese escuchado el nombre anteriormente dado.
-Kamijou Hiroki, tal parece trabajaba en la misma Universidad donde su…novio estudia- termino de decir algo incomodo el detective.
-Señor Usami, tal parece ellos se confundieron y….-
-¡No!, debe tratarse de un error, cual es el nombre- preguntaba angustiado Usagi haciendo preocupar a ambos detectives que veían como aquel hombre se ponía mas blanco que el papel.
-Señor Usami creo que hasta aquí llegamos por su bien-
-¡Dígame, por favor repítame el nombre!- decía ya exaltado el escritor.
-Ya se lo dijimos Kamijou Hiroki-
-Quiero verlo- decía angustiado ante las miradas atónicas de ambos detectives.
-Me temo que eso será imposible señor Usami- decía el hombre corpulento que no se daba cuenta que aquello no era una petición.
-¡Quiero verlo ahora, necesito verlo!-
-Señor Usami, será que usted conoce a la victima- preguntaba curioso el peli negro.
-¡No lo se, por favor, si tan solo me dejaran verlo, por favor!- continuaba pidiendo el oji lila, mientras ambos detectives se miraban dudosos si esa seria una buena idea pero que al final habían desistido ante la notoria desesperación del escritor.
-Síganos por favor- le pidió el hombre corpulento a lo cual Usami hizo caso en seguida.
Los minutos en ese elevador parecían eternos, aquel pasillo tan frío parecia no tener fin y aquel lugar llamado morgue le erizaba la piel. Por fin, cuando llegaron ante una bolsa negra recientemente puesta sobre una mesa, ambos detectives miraron con algo de preocupación al hombre que estaba con ellos, aun dudaban si seria buena idea aquello pero el hecho de que hubiese la remota idea de que conociese a la victima ayudaría en el caso.
-Esta seguro- preguntaba el peli negro no muy convencido.
-Si- dijo apenas el peli gris.
-Bien- dijo el moreno abriendo el cierre de la bolsa, no sin antes dudar en exponer el rostro de la victima pero que con un movimiento de cabeza de su compañero no tuvo más remedio que mostrar.
Se tambaleo un par de pasos hacia atrás, se sentía débil, por poco y casi perdía el conocimiento, podia escuchar como aquellos hombres le preguntaban si se encontraba bien y como el mismo los alejaba de su lado furioso.
-Déjenme a solas por favor- pedía apenas el oji lila.
-Entonces lo conocía- preguntaba serio el hombre corpulento sin el menor atisbo de compasión.
-Si- contestaba secamente el novelista.
-Era su amante- preguntaba el peli negro ante la notoria molestia del escritor.
-¡No, el era mi amigo de infancia!- gritaba apenas Usagi con las pocas fuerzas que le quedaban en su interior.
-Usted lo frecuentaba- preguntaba el corpulento hombre a la par de su compañero.
-Si,…a veces…no entiendo…como-
-Eso quiere decir que aquellos hombres sacaron conclusiones erróneas- decía el peli negro, ante la mirada fría y furiosa de un Usami que ya no deseaba escucharles y que solo suplicaba el estar a solas con quien fuera su amigo de infancia.
-Hiroky…perdoname-dijo apoyando su cabeza al lado de la fría frente de su difunto amigo, mientras lagrimas caían por su sus mejillas
Jamás olvidaría aquel día de primavera, ya que siendo una época de calor estaba bastante frío, pero eso a nadie le importaba en realidad, todos los presentes se hacían la misma pregunta, ¿Por qué a él? Podia ver los rostros compungidos de los padres de quien fuera su amigo, ya no daban mas de dolor, como un colega de trabajo cabis bajo miraba aquel ataúd, a unos cuantos alumnos con flores en señal de respeto para su maestro muerto que de seguro si este estuviera vivo alegaría que solo asistían para perder clases y como a lo lejos un joven alto miraba con los ojos anegados en lagrimas aquel triste funeral.
-No es justo- se dijo mientras se dirigía donde este para pedirle que se acercara, pero que apenas lo viera se negó enseguida adivinando sus pensamientos.
-Vamos, él no querría esto- le dijo algo molesto con la actitud que tomaran los padres de su amigo tras enterarse repentinamente de su orientación sexual.
-Lo hago justamente por él- respondía el ex amante de su amigo mientras intentaba de aguantarse las ganas de llorar pero que terminaba siendo inútil.
-Esto no es lo que él querría te lo puedo asegurar- decía algo molesto el peli gris, ante una sonrisa sincera por parte del pediatra que miraba tiernamente aquel cielo gris.
-Quizás usted lo conoció mas años que yo, pero le aseguro que eso no es suficiente para saber lo que deseaba mi Hiro-san-
Hiro-san, así le llamaba aquel joven a su amigo, aquello le habia causado gracia la primera vez que lo escuchara y luego a sabiendas de que esto le molestaría le había llamado así para molestarlo sorprendiéndose por la respuesta que este le diera.
-¡Como te atreves a llamarme así!- le gritaba un castaño cascarrabias.
-¿Y porque no?, o es que acaso solo aquel moreno puede-
En ese instante el tan tímido demonio Kamijou se había puesto completamente rojo y supo que tenía una forma más de molestarlo.
-Puedes contar conmigo para lo que sea- le habia dicho al moreno de todo corazón, porque sin importar lo que los demás pensaran o dijeran, aquel joven era el viudo de su amigo.
Día tras día se culpaba por lo ocurrido, no podia dormir en paz pensando en que si solo se hubiese tomado la molestia de preguntar el nombre del supuesto secuestrado habría podido salvar la vida de su amigo pero no lo habia hecho y no habia vuelta que dar.
Ring, ring, ring, sonaba aquel telefono que lo descomponía cada vez mas desde lo ocurrido, ring, ring, sonaba insistentemente hasta el punto de destruir sus nervios.
-Si alo- escuchaba a su pequeño contestar trayéndole consigo aquellos malditos recuerdos de aquel día que por nada del mundo dejaría que este se enterara.
-Usagi-san- decía extrañado el castaño al ver como el peli gris le arrebataba el telefono de las manos colgándolo de inmediato.
-¡Nunca más vuelvas a contestar!-
-¿Qué?-
-Ya me escuchaste, nunca más contestes el telefono- decía iracundo el escritor ante la mirada extrañada de su amado.
Ring, ring, sonaba nuevamente el telefono tras un par de horas, mientras un oji lila dudaba si contestar o no pero que finalmente se atrevía a hacerlo con un tanto de temor.
-Si diga- contestaba Usagi, sosteniendo el auricular con sus manos temblorosas mientras una voz ronca preguntaba con calma.
-Alo, ¿es usted Usami Akhiko?-
FIN