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LOS PROMETIDOS REALES por DRAGIOLA

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Notas del capitulo:

Bueno este es el ultimo capitulo y ojala les guste, perdonen la demora y la tardanza.

CAP.15 LA RECOMPENSA

 

-¡Eso no, no lo acepto!- Se escucho gritar mas que furioso temeroso a cierto Heika que no daba crédito de lo que estaba escuchando de boca de su propio amado.

 

-Lo siento Heika, pero lo acepte o no, yo ya tome una decisión- se pronunciaba solemnemente un rubio para molestia de un moreno que no daba crédito a cuanto habían vuelto a retroceder en su relación.

 

-Se te olvida que soy tu esposo, que soy tu Heika, que te amo- decía melancólicamente el pobre moreno sin creer lo que pasaba, ni mucho menos pensar en algo que pudiese volver a la normalidad su relación, pero entonces recordaba que aquella palabra no era algo muy común entre ellos y una tela sombría se poso sobre sus hombros, el temor era notorio hasta para el mismo, no deseaba perderlo como hacia años atrás, esta vez ya no seria un enclenque cobarde, esta vez debía hacerse valer aun en contra de su voluntad.

 

-Le recuerdo que si bien es mi Heika, usted ya no es mi esposo- decía cabes bajo el rubio sin darle la cara.

 

-Ya no me amas- dijo entonces el moreno que de apoco se acercaba a su amado sin que este se diera cuenta de ello.

 

-No se trata de eso- respondió apenas.

 

-Entonces de que- preguntaba lánguidamente esperando una respuesta que luego de varios minutos no llegaba hasta el. –No te marcharas, es una orden-

 

-Ya no soy tu consorte así que…- no se sorprendió al ser interrumpido pero si al darse cuenta del estado de su amado.

 

-¡Me importa un cuerno lo que dices, soy tu rey y te quedas, además ya he hablado con los nobles notificándoles que consumamos la unión!-

 

-¡Que cosa, porque hiciste eso!- preguntaba mas que molesto, avergonzado el rubio sin creer en la osadía del moreno al revelar aquel momento de intimidad que había terminado en tan triste desenlace.

 

-¡Porque, me preguntas porque!, tu no te iras de mi lado, ni tu ni mi hijo, esta vez no- decía tomando sus hombros y posando su cabeza en el pecho de su amado.

 

Quería acariciar su cabeza, sentir sus cabellos negros una vez mas entre sus dedos, pero no, no lo haría, no porque no lo deseara desde el fondo de su corazón, si no porque debía alejarse de el lo antes posible, debía velar por el futuro de su hijo y si para esto debía marcharse del lado de su amado así seria.

 

 

Podia escuchar a los lejos un gran ajetreo, sentía como lo movían de una cómoda posición a otra no tanto, de la oscuridad repentinamente era cegado por una luz refulgente, mas el no se movía, no porque no lo deseara, solo porque sabia que era lo mejor, ya que así no lastimaría a nadie mas.

-Mi bebe, pronto estaremos en casa, en Beafeled y ya veras como te mejoraras, …por favor- escuchaba una dulce voz a lo lejos y como una tibia caricia se posaba en su frente lo cual lo hacia muy feliz.

 

 

 

 

Nuevamente se marchaba y el como el cobarde inútil que era lo permitía, como no hacerlo si tal parecia todos estaban en su contra.  Gisela por principio aduciendo que un cambio de aire le haría bien al pequeño, aire, que cosa mas ridícula pensó entonces, si el aire en todas partes era igual.  Luego Conrad llamándolo su majestad y pidiéndole pensar en el bien estar de su sobrino y no eran los únicos.  Podia sentir sus lagrimas derramarse por sus mejillas, eso le disgustaba le recordaba cuan débil era aun luego de tantos años tan solo era eso, un enclenque debilucho que no tenia derecho a nada mas que a la soledad, la misma que el mismo escogió al alejar a la persona que amaba desde hacia años, ese era su castigo sin lugar a dudas por jugar con los sentimientos de aquel rubio maravilloso que todo lo hacia por el.

 

“Quieres que regresen” escucho una voz a lo lejos pronunciarse.

 

-Si- dijo secamente sin siquiera cuestionar a quien pertenecía la dichosa voz.

 

“Quieres que todo sea diferente”

 

-Si- respondió lancolicamente viendo el horizonte, ese mismo que se había tragado el carro que llevara a sus amores.

 

“Deseas redimirte”

 

-Si-

 

“Pues entonces mi joven Heika, yo te ayudare” dijo la dichosa voz que haciéndose presente por primera vez dejo entre ver a un rubio igual a su amado solo que mayor.

 

Poso su mano en su frente pronunciando unas cuantas palabras que no reconoció, vio como esbozaba una corta sonrisa y como luego le decía “Que tengas buen viaje”, la calidez de la mano desapareció y un fuerte dolor de cabeza apareció repentinamente tirandolo en el suelo de golpe.

 

 

DESPIERTE

 

Era lo que podia escuchar a lo lejos, mientras que sentía como alguien lo zarandeaban con violencia, poco a poco fue abriendo sus ojos y encontrándose con un peli violeta de lo mas asustado, sobre todo al escuchar cierto nombre.

 

-Wolfram- decía apenas el moreno a lo cual su consejero respondía inmediatamente con una sonrisa en su rostro.

 

-¡Mi Heika ya no tiene porque preocuparse por ese demonio engreído, el ya se marcho, así que ya no tiene nada de que temer mi señor!-

 

-Wolfram- volvía a repetir el moreno poniéndose poco a poco de pie con la ayuda de su padrino quien lo miraba con tristeza ya que bien sabia que aquella separación le dolía tanto a su hermano como aquel muchacho ingenuo.

 

-Wolfram- volvía a repetir sin dar crédito a lo que escuchaba a su alrededor.

 

-Heika, Sir Wolfram Von Bealfeled ya salio de palacio y a estas horas debe estar cruzando la frontera de la capital- decía molesto un peligris que no daba crédito  a como su monarca se comportaba luego de que por su culpa su hermano menor abandonara el ejercito.

 

-¡NO, PORQUE LO PERMITIERON, DONDE ESTA!- gritaba molesto el muchacho dejando a todos sorprendidos con excepción de uno que enseguida le ofreció su ayuda.

 

-Si Heika quiere alcanzarlo aun no es tarde- dijo un castaño que recibió enseguida un movimiento de cabeza afirmando este hecho.

 

 

No lloraría, no porque no lo deseara, si no porque no permitiría que nadie se enterara de su patética reacción tras abandonar palacio, eso no, el aun era un Bealfeled y tenia un orgullo que cuidar.  Apenas y habían salido de la frontera de la capital cuando escucho como su escolta gritaba que eran perseguidos por un par de forajidos, a lo cual se emociono, nada mejor que despedirse de su tan amada carrera militar que con una pelea pero eso cambio al ver mas de cerca de quienes se acercaban a hasta ellos.

 

 

Lo habían alcanzado y ahora que, se preguntaba el moreno con el corazón en la boca bajando como mejor podia de su caballo.

 

Que rayos hacia el ahí, acaso vendría a sacarle algo en cara, o es que quizás había venido por…no eso nunca, se dijo así mismo recordando de quien hablaba.

 

Debía actuar rápido,  aquel maldito silencio no le convenía para nada, por suerte Conrad había alejado a la escolta del rubio para darles un poco mas de intimidad, eso ayudaría, al menos eso esperaba.

 

-Bien Heika, usted dirá el porque de el retraso de mi viaje- decía altivo el rubio tragándose los nervios de estar frente a quien amaba y quien sabia bien jamás tendría por completo.

 

-Yo…yo…- decía el moreno sin poder gesticular ni una sola palabra mas lo cual detestaba desde el fondo de su corazón, ya que como siempre las palabras no eran su fuerte y jamás lo serian por lo cual decidido avanzo hasta su rubio y sin previo avisó lo apreso entre sus brazos con fuerza.

 

 

De repente sintió como aquel que lo rechazara lo estrechaba entre sus brazos, podría jurar que sollozaba pero porque, entonces se le vino a la mente una terrible noticia lo cual le hizo hablar sin pensar.

 

-Por Shinoun Heika, quien se murió-

 

 

Quien se murió, eso le había dicho su rubio y quiso responderle en seguida pero una risa corta salio de su boca la cual provoco notoria molestia en su interlocutor y sintiendo como este intentaba alejarse de su lado lo agarro con fuerza y desesperación plantándole en el acto un beso intenso que fue comentado por años por quienes lo presenciaron.

 

Lo miro con extrañeza, que significaba eso, acaso lo…no, de seguro solo se trataba de una calentura repentina y como sabia que ya no le volvería a ver el muy descarado se había ido a despedir de el con el único objetivo de tener una despedida digna de amantes, pero si creía que se lo permitiría estaba muy equivocado.

 

 

Un fuerte golpe le hizo arder la mejilla, no entendía lo que pasaba lo que si veía bien era la cara de molestia de su amado que no paraba de luchar para ser liberado por el. ¿Acaso ya seria tarde, lo habría perdido?

 

-Wolfram, espera, espera por favor- pedía lamentablemente el moreno mientras el rubio forcejeaba sin tregua alguna.

 

-¡Déjame en paz de mi tu no te ríes otra vez!-

 

-¡Para por favor!, solo quiero-

 

-Follarme es eso no, me das asco-

 

Aquellas palabras le habían dolido como nunca pensara, lo soltó y cuando vio que se dirigía a dar la orden de partida supo que debía hacer algo si no deseaba que aquella dichosa pesadilla se hiciera realidad.

 

-¡Yo te amo Wolfram!-

 

Lo había escuchado y aun así no podia creerlo, acaso era un sueño, se voltio despacio para verlo de cerca y como si leyera sus pensamientos repitió lo que acababa de decir.

 

-Te amo-

 

-Rompiste el compromiso- dijo triste el rubio al recordar aquel hecho.

 

-Eso no importa- le respondía el moreno.

 

-Claro que si, no tenemos nada que ver el uno con el otro-

 

-Te equivocas aquel compromiso ya no tiene importancia-

 

-¡Claro que lo tiene tu y yo ya no somos nada!- decía molesto el rubio ante la osadía del moreno.

 

-Eso no es cierto, tu y yo- decía el moreno tomándose unos segundos que parecían eternos para quienes disimuladamente escuchaban a lo lejos.

 

-Tu y yo somos los consortes reales-

 

-Creo que se equivoca Heika- decía renuentemente el rubio mirando hacia otro lado.

 

-Claro que no, porque tu y yo consumamos la unión-

 

-¡Queeeeeeeeeee!- se escucho a lo lejos un grito generalizado de quienes se suponían lejos de aquel lugar y que fueron ignorados por ambos jóvenes.

 

-Jajajaja, se equivoca Heika, además no tiene como probarlo- decía autosuficiente el rubio sin creer lo que estaba haciendo.

 

-Claro que la tengo-

 

Pudo ver como su rubio lo miraba entre curioso y preocupado de que diría a continuación.

 

-A…a si…- respondió el rubio intentando de sacar todo su orgullo a flote.

 

-Si y la prueba la tienes tu- dijo apuntándolo de tal manera que ni para los fisgones como para el mismo Wolfram quedo claro.

 

-Que mejor prueba que mi hijo que llevas dentro-

 

 

-¡Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!- se volvió a escuchar nuevamente pero que esta vez un rubio no ignoro como la ultima lanzando a diestra y siniestra una gran bola de fuego.

 

-Yuri Heika le lamento informarle que aquello es imposible, por si no se ha dado cuenta yo soy un hombre- decía autosuficiente el rubio deseando ser tragado en ese momento por la tierra por su estupido orgullo que no daba su brazo a torcer.

 

-Un momento pensé que al ser mazoku, bueno, como lo digo- el pobre moreno ya no sabia que decir, acaso la pesadilla aparte de matarlo de angustia también lo había engañado.

 

-Jajajaja, pobre Heika acaso en su mundo eso pasa- escuchaba burlarse a su rubio y justo cuando iba darse por vencido  un arcángel abrió la boca para salvarlo de la locura.

 

-Pues claro que en el mundo de Heika los hombres no se embarazan pero recuerda Wolfram, tu eres un mazoku puro, un demonio no un humano, ni mucho menos un mestizo por lo cual aquello es posible, me extraña que a estas alturas de tu vida lo ignores, vaya tal parece madre tenia razón y  debimos haberte orientado mejor en tu vida sexual pero lamentablemente Gwendal no me lo permitió y….-  así continuaba un castaño con su discurso mientras un rubio no podia mas de la vergüenza al verse descubierto, además de ser visto ahora por su ex tropa como un virginal e inocente ser, que para el era mas bien un completo ignorante.

 

-¡Ya cállate, yo si lo sabia!- gritaba molesto entonces el rubio pudiendo al fin sacar su voz.

 

Un moreno no dejaba de darle las gracias a su padrino, así había sido desde que obligaran al rubio a regresarse a pacto de sangre y así seguiría hasta que Gisela saliera de la enfermería con el resultado de sus exámenes.

 

No podía creerlo, como era posible si el se cuidaba, de seguro todos creerían que lo había hecho a propósito pero eso ya no importaba, ahora debería criar solo a su hijo y quien sabia si su tío le perdonaría tal falta como tener un hijo fuera del matrimonio.

 

Entro sin siquiera pedirle su opinión a la doctora del reino, pudo ver entonces como su rubio tocaba su plano vientre con la  mirada perdida y como una lagrima caía por su rostro.

 

-Wolfram- le nombro secamente sin darse cuenta.

 

-Heika- contesto el rubio viendo como el moreno se acerba hasta el – No se preocupe por esto, yo me haré cargo de mi hijo, usted puede hacer su vida con quien mejor le plazca-

 

-Y eso haré- respondió de la misma forma que lo hiciera anteriormente el moreno sin notar como una sombra de tristeza se apoderaba del rostro de su amado.

 

Porque le acariciaba el rostro, porque jugaba con el, porque era tan cruel, pensaba un rubio deseando alejarlo de su lado pero ya sin fuerzas aceptando un tierno beso de parte de quien amaba sin limites.

 

-Te casarías conmigo Wolfram Von Bealefeled-

 

-¿Qué?- fue lo único que respondió ante aquella propuesta hecha a horas del rompimiento de su compromiso, siendo sacado de su estupor con otro calido beso que termino por despertarlo.

 

 

 

 

 

-Si-

 

Esa fue la respuesta que ambos dieron ante Ulurike en el gran templo de Shinoun para partir luego a palacio siendo ovacionados por todo el pueblo que al verlos pasar lanzaban pétalos de flores desde sus balcones, desde las mismas calles dejando todo tapado por flores, la felicidad podia sentirse en el aire y nada podría cambiar eso.

 

-Y cual será su nombre- había preguntado una rubia curvilínea que apenas pregunto su yerno había interrumpido sin querer a su consorte que deseaba hacer público el nombre de su pequeño.

 

-Alexander, ese será el nombre de nuestro hijo-

 

-Yuri, como sabias que yo- decía algo sorprendido un rubio que no le había dado ese nombre entre la lista que había escrito a su amado.

 

-Bueno es obvio, además tu y yo estamos en la misma frecuencia, no amor- dijo el moreno tomado el mentón de su rubio y dándole un pequeño beso que fue interrumpido por el gimoteo de su bebe quien con su manita intentaba de golpear a su padre.

 

-O no es tierno- decía Chrery sama al ver a su pequeño nieto que apenas le despegaban de su   madre no paraba de llorar lo cual asustaba un poco al moreno que no hacia mas que recordarle aquella atroz pesadilla.

 

 

Dormían placidamente en su lecho y el se levantaba a respirar un poco de aire fresco hasta el balcón cuando le vio.

 

-Tu- dijo algo sorprendido por vele.

 

“Esa es la forma de recibir a quien salvo a tu familia”

 

-¿Que cosa?, un momento…no imposible eso fue una pesadilla- decía lago incrédulo el moreno ante un rubio sonriente.

 

“Lo fue, estas seguro, porque si es así pues” dijo acercando su mano hasta la frente del joven que enseguida se alejo espantado de este.

 

“Jajajaja, no temas joven Heika, yo jamás te lastimaría por algo te he recompensado”

 

-Recompensado, a que te refieres- pregunto extrañado el moreno.

 

“Acaso crees que lo que he hecho a sido solo porque me agradas” el moreno se veía confundido por lo cual el rubio concluyo diciendo, “Esta es tu recompensa por acabar con Souchu, esta vez no lo eches a perder”

 

Se desvaneció y lo dejo con cientos de preguntas que se disiparon al verlos en la cama, se recostó al lado de sus amores abrazándolos con fuerza y jurándoles que jamás los lastimaría porque esa no era tan solo su recompensa, si no que también su mas grande alegría, la cual por nada del mundo perdería nuevamente por su necedad.

 

 

 

 

 

 

FIN.

Notas finales:

Bueno quiero agradecer a quienes leyeron esta historia de principio a fin y tambien una sincera disculpa por la demora al subir la actualizacion y final de la historia.

Espero que no les haya decespcionado el final y bueno ojala comenten, gracias por leer hasta el final.


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