4.-BOLSA DE CADAVER
Jajajaja, reía un castaño tras hacerle una travesura a su querido seme.
Hiro-san eso esta frío, alegaba un peli azul un tanto molesto mientras su amado uke no paraba de reír tras haberle echado en el cuello esa bola de nieve.
Hiro-san no sabes cuanto te amo, le decía a su castaño mientras depositaba un tierno beso en su frente, mientras le abrazaba con fuerza sintiendo cada vez mas como su delicado cuerpo lo clamaba para poder calmar los espasmos del frío que él tan bien sabia calmar con su calido cuerpo.
Ese de la camilla no podía ser él, debía tratarse de un error, aquel escritor que se hacia llamar amigo de su amado mentía, no, todo aquello se trataba de una broma macabra, si eso era, de seguro cuando su Hiro-san se enterara mataría a golpes al peli gris ese.
Con temor se acerco a ese frío cuarto en donde guardaban los cadáveres, sobre su puerta están las letras fatales que le señalaban como una morgue, entro apenas sintiendo sus pasos, aquel sujeto le acompañaba y cuando al fin estuvieron frente a un saco de plástico negro que como medico conocía a la perfección, otro sujeto se les acerco y pregunto con seriedad si estaban seguros. Ni siquiera había podido responder, lo mas seguro el tal Usami dijo que si porque al rato el sujeto habría el cierre de la bolsa dejando al descubierto primero unos cabellos castaños para luego dejar expuesto un rostro que el conocía a la perfección. Desde ese momento no supo de el, sintió como todo su cuerpo se desplomaba sobre sus rodillas en aquel frío suelo y como lagrimas mojaban su rostro para luego sentir la oscuridad apoderándose de todo su alrededor.
Hiro-san, Hiro-san, comenzó a llamar a su castaño somnoliento pero cada vez mas insistente, ¡Hiro-san!, gritaba ya alterado al recordar ese horrible lugar donde viera por ultima vez a su amado. No eso no podía ser cierto, todo debía tratarse de una horrible pesadilla, solo eso, era imposible que el amor de su vida hubiese…ni siquiera podía pensar en aquella palabra tan horrible. Se disponía a vestirse cuando por la puerta de aquel cuarto de hospital apareció su Sempai, se veía preocupado, le pedía que se recostara que no se encontraba bien que había tenido una crisis nerviosa, que lo sentía mucho.
-Sentir que-, le preguntaba el moreno sin querer asimilar lo sucedido.
-Tu perdida-, respondió el otro, -lo que ocurrió con el señor Kamijaou fue horrible pero…-
-¡Cállate, no hables como si mi Hiro-san estuviera!, ¡quítate tengo que ir a buscarlo!-, gritaba molesto como nunca lo viera Tesumori de los años que lo conocía.
-Nowoki por favor cálmate, esto no te hace bien por favor regresa a la cama-, le decía intentando de razonar con el sin éxito por que al rato el oji azul ya lo había echado a un lado y salía corriendo del cuarto de hospital.
-Nowoki-
¡Nowoki!, se escucha a alguien gritar su nombre con desesperación pero para su sorpresa ya no era la voz de su Sempai, si no la de aquel sujeto.
Se quedaron viendo por largo rato, su semblante demacrado hacia notar las horas de falta de sueño, además del hecho de haber estado llorando.
-No-, fue lo único que atino a decir el moreno ante esa mirada de resignación del peli gris.
-Lo siento-
-No-, repetía sin poder creer su cruda realidad.
-Se que lo amabas-, decía como intentando consolarlo el oji lila esperando que el muchacho frente a el reaccionara, -el también te amaba-
-No, mi Hiro-san…el…no-, decía finalmente aceptando la realidad y dejando escapar unas lagrimas de sus hermosos ojos azules.
-¡Nooooooooo!, ¡porque, porque, porque!-
Callo de rodillas tapando su rostro con ambos puños, dejando salir todo ese dolor agolpado en su pecho, deseando verlo de nuevo, queriendo ser llamado idiota por ser inmaduro, esperando ser regañado por un comportamiento tan vergonzoso pero sabia que eso no pasaría, lo había dejado, ya no estaría mas a su lado, nunca lo volvería a ver, había perdido a su única razón de vivir, de existir, ahora ya nada tenia sentido.
Despertó de golpe, los malditos recuerdos volvían a el en sus sueños, otro motivo para no dormir, porque si al principio su amado Hiro-san aparecía para hacerle compañía últimamente ya no lo hacia y lo único que hacia su macabra mente era recordarle que su amado estaba……..Se levanto rápido, la rabia volvía a el, ya no deseaba pensar en ello, debía trabajar, eso era lo único que podía calmar un poco su dolor.
con suerte aquel día no tendría la desdicha de toparse con la muerte y si no…haría como siempre, ignorarla hasta que ya no pudiera mas.
Continuara..............................