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Déjà vu por metallikita666

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Notas del capitulo:

¡Saludos, señoritas bonitas!

¿Cómo están? Yo muy bien, a pesar de que este fin de semana tuve que madrugar ambos días y no sentí como que fueran de descanso, pero ya pasaron los exámenes y ¡al fin soy libre de este período! *tira confeti* (?)

Debido a ello ya podré asignarle más tiempo a los fics, jiji :B He aquí la escena de esta vez, la cual dedico (aunque no tenga nada que ver XD) a mi Haido divino en su cumpleañitos, que es hoy. ¡Felicidades, enano precioso! Prometo gozar mucho este primer día santo del año *0*

       Era la primera vez que me subía a un avión, así que en realidad no estaba muy tranquilo que digamos. Me ubiqué en mi cómodo asiento de primera clase, teniendo que refrenar mis ansias de abrocharme el cinturón antes de escuchar por los altavoces las indicaciones pertinentes. Yoshiki me miró.

-¿Te sucede algo?-

-No. Es que… nunca había viajado en una cosa de estas- respondí, no sin un poco de pena, mientras que veía al rubio hacer lo mismo que yo y después extraer la computadora portátil de su maletín. -¿Y a ti? No pareces muy a gusto, tampoco…-

-Odio tener que volar en primera clase sólo porque a Ryuichi no le dio la gana usar el jet.-

       Recordé entonces la última conversación que había tenido con el yakuza de largos cabellos enmarañados, justo ese día por la tarde. A pesar de que se suponía que lo único que se necesitaba para validar nuestro acuerdo era la voluntad expresa de ambos, en mi mente no dejaba de rondar la desconfianza. ¿Cómo sabría yo si, en efecto, Sugizo sería sólo mío de entonces en adelante, cuando por supuesto seguía viviendo en el burdel junto a su protector? Probablemente se esperaba de mí que lo creyera del pelirrojo mismo en caso de preguntarle de manera directa, pero yo no podía en aquellos momentos pretender merecer toda su honestidad. Tendría que ganármela.

       El despegue se me hizo eterno y estresante, pero una vez en el aire me pude relajar un poco. La idea de conocer el país yanqui me producía bastante curiosidad, aunque la parte que no terminaba de gustarme era no ser capaz de entender una sola palabra de su idioma. Junto con mi jefe, tendríamos que depender para todo del intérprete que había contratado: un primo suyo. Por lo cual, en caso de ponerse ambos de acuerdo, estaría obligado a acompañarlos aun si se les ocurría “ir a divertirse”; cosa muy esperable al menos de Yoshiki. Yo lo único que deseaba era que el negocio fuera rápido y así poder volver a Japón en el menor tiempo posible. Todos aquellos nuevos cometidos de gran envergadura no hacían sino ponerme más incómodo, pues a pesar de las palabras de mi superior, la fama que de estrictas tenían las autoridades americanas me perturbaba. Y ni por un momento me creía que la influencia que ostentaba la organización en nuestro país fuera la misma en el resto del mundo.

       El hipnótico silencio aderezado con el suave tecleo de los dedos de Yoshiki en el computador se vio roto por el timbre de su móvil. Lo extrajo rápidamente de su bolsillo y respondió la llamada. Yo permanecí en la misma posición de hacía unos instantes, fingiendo que aún dormía.

-¿Sí?-

-(Todavía no hemos hablado tú y yo. Y tú, por supuesto, no vas a llamarme…)-

       Era fácil escuchar la conversación incluso de la persona que estaba al otro lado de la línea, pues además del silencio, el volumen del teléfono estaba al máximo. El rubio levantó una ceja y me pasó una rápida revista, como si quisiera asegurarse de que no estuviera oyendo nada, a falta de otro lugar a donde irse.

-Pensé que todo lo que tuviera que ver con el viaje ya estaba dicho, Ryuichi- contestó el banquero, bajando la voz.

-(¡No estoy hablando del maldito viaje, imbécil! Sabes muy bien a qué me refiero)- mi jefe apretó los labios en señal de molestia, pero no se atrevió a replicar nada. (Lógicamente tuve que castigar a Inoran por haber dejado plantado a su cliente de esa manera, pero quien tuvo la culpa de todo fuiste tú. Ten cuidado de no asumir nada ni de malinterpretar las cosas, Yoshiki. ¿Lo oyes? Porque la próxima no te la perdonaré.)-

       Pasaron como dos segundos durante los cuales se pudo escuchar el sonido de la línea cortada, y luego el moderno aparato dio contra el suelo del avión, quedando inutilizado con estrépito. Abrí entonces los ojos y simulé que despertaba confundido y sin conocer la razón de aquel escándalo. Hayashi se levantó del asiento, importándole un comino la previsión de mantenerse sentado y con el cinturón abrochado durante todo el viaje. Se colocó de espaldas tras el sofá y emitió un murmullo claro, aunque articulado entre dientes.

-Ya me las pagarás…-

Notas finales:

¿A que Hide, a pesar de todo, nunca pierde el encanto? Awww  *w*


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