LO HECHO, HECHO ESTABA
Él ya era grande y se lo demostraría a su abuelito ese mismo dia.
El estaría fuera toda la tarde, lo sabia porque había escuchado hablar a su abuelita sobre ello mientras le pedía comportarse en su ausencia, ya que como todos los miércoles iría a encontrarse con una vieja amiga suya de esas que su abuelito no debía enterarse porque según ella era una amiga secreta. Le agradaba su amiga, sobre todo cuando le dejaban ir con ellas y podía jugar con el nieto de esta que continuamente iba cambiando el color de su cabello según como su humor se encontrara.
Estaba nervioso, ya había escuchado hablar sobre el Bus Noctambulo y aunque muchas veces soñó con subir a él, jamás imagino el hacerlo sin la compañía de un adulto o de Nitzy pero ella se había negado siquiera a salir de la mansión sin el permiso previo de sus amos.
Un repentino viento azotó su cabello, una mancha azul que pronto tomo forma ante sus ojos se dejo ver ante el dejando salir de su interior a un muchacho un tanto raquítico que le miro con curiosidad mientras ajustaba su sombrero. Respiro hondo, saludándole cortésmente, tal y como sus abuelos le habían enseñado provocando que el muchacho soltara una corta risa haciendo un ademan para que pasara de una buena vez.
El viaje era todo lo que el nieto de la amiga de su abuela le había dicho y mas, no paraba de reírse mientras era arrastrado de un lado hacia otro en aquellas camas tan básicas que ni los Elfos de la mansión usarían por lo destartaladas que estaban pero como todo lo bueno tenia que llegar a su fin el bus se detuvo dejándolo a tan solo una cuadra de su destino.
Se arregló el cabello, se sonó la nariz, alzo la barbilla y se puso a caminar un tanto vacilante, los nervios le jugaban una mala pasada y es que a sus escasos 7 años esa seria la primera vez que viera a su padre, su padre, el hombre con quien soñaba cada dia desde que su papi le hablara de él y con quien añoraba encontrarse desde que este muriera por una terrible enfermedad muggle que según sus abuelitos era una de las causas principales para no mezclarse con aquella gente carente de habilidades mágicas.
Miro el papelito que guardaba oculto en el interior de su capa, desdoblándolo y comprobando la dirección dada por su “amigo”, si a esas alturas el nieto de la mejor amiga de su abuelita era eso, su amigo y gracias a él estaba a punto de concretar uno de sus mayores anhelos porque cruzando la acera se encontraba la casa en donde vivía el, su padre.
Pero justo cuando iba a cruzar la calle la puerta de esa acogedora vivienda se abrió dejando salir a un hombre alto, sintió como su corazón daba un brinco de alegría dándole el valor suficiente para continuar adelante pero deteniéndose en el acto al ver salir tras este a un par de niños que le llamaban como el deseara hacerlo con alguien hace tiempo “Papa” Sintió su pequeño corazón apretujarse en su pecho y como lagrimas traicioneras escapaban de sus verdes ojos en un acto indigno para un Malfoy como le dijera su abuelo en mas de una oportunidad pero que podía evitar si en ese preciso instante la realidad le caía de golpe gritándole que su papi le había mentido, que su papa no estaba trabajando fuera del país, que no se encontrara muy ocupado por esto, que siempre velaba por su bien estar pero que lamentablemente él siempre le visitaba cuando estaba dormido y él no podía verle, que muy pronto regresaría a su lado para nunca marcharse de su lado. Y como si el destino quisiera clavarle aquel puñal de la decepción aun mas hondo una hermosa mujer salió tras ellos con un bebe en brazos dándole un beso al hombre que recogía algo del jardín.
“Llorar no es digno de un mago, mucho menos de un Malfoy” giro con algo de dificultad su cabeza para encontrarse con el semblante serio de su abuelito quien le miraba con algo de premura mientras observaba la escena en frente de ellos. Y como si de una válvula de agua se tratara dejo salir todo el dolor de su corazón llorando con mayor fuerza. Entonces por primera y única vez en su vida sintió como aquel frio y serio hombre de negocios le tomaba en brazos acariciando su pequeña espalda mientras depositaba un cálido beso en su frente.
Al patriarca de la ancestral familia Malfoy se le hizo un nudo en la garganta al ver el dolor latente de su pequeño heredero, de sentir los espasmos de aquel pequeño cuerpo que no paraba de gimotear, de ver repetida la misma dolorosa escena ante el inherente desengaño de un amor perdido pero que en su caso dudaba mucho que hubiese tenido. Maldijo a Potter, lo maldijo el dia en que supo como había jugado con Draco, lo maldijo cuando supo del estado de este, lo maldijo cuando su único hijo huyo del hogar para tener a un niño que ya era rechazado por toda la sociedad mágica antes de haber nacido y mucho mas cuando se entero que negaba la relación tenida con su hijo y aun mas cuando supo que negaba su paternidad. Lo maldijo, lo maldijo desde el fondo de su corazón, ese mismo que Azkaban se había encargado de curtir para bien o para mal en sus años de cautiverio devolviéndole las ganas por cruciar a cuanto imbécil se le cruzara enfrente, de tomar al toro por las astas regresándole sus ansias de poder, las mismas que quedaran relegadas con tal de recuperar a su familia pero que por lo mismo en esos momentos era necesaria recuperar a toda costa con tal de no perderlos definitivamente gracias a una cruel venganza que ni el a el mismísimo Lord se le habría ocurrido por su falta de paciencia. Porque solo eso podía ser aquel artilugio que había armado el muy maldito salvador del mundo mágico alrededor de su único hijo, engañándolo desde el principio, manipulando para sus intereses, burlándose de el ante todo mago que les conociera y como ultimo refregándole en la cara su próximo matrimonio con la menor de los Wesley tras anunciarle su estado. La maldijo a ella también cuando se entero como había insultado a su hijo en pleno Hogsmeade sin importarle que estuviera en su último mes de embarazo produciendo que el parto se adelantara. Lo maldijo, lo maldijo una y otra vez durante los siguientes años en los cuales vio a su Draco sumido en una horrible depresión que ni el nacimiento de su amado hijo consiguió sacarlo y lo maldijo mucho mas cuando comenzó a deterirorarse y su salud comenzó a ser mella en él conviertiendolo en una sombra de el chico gallardo, orgulloso y bello que fuera alguna vez. Y aun mas cuando el maldecir le quedo corto cuando un dia cualquiera su pequeño nieto fue hasta el preguntándole por qué su papi no despertaba sin siquiera imaginarse que jamás volvería abrir sus ojos para sonreírle a la mayor alegría de su vida que lamentablemente no había sido suficiente ancla para hacerlo permanecer en esta vida.
Abrazo con fuerza aquel pequeño cuerpo que ya comenzaba a calmarse girándose sobre sus talones para dirigirse a un punto discreto en donde poder desaparecerse sin imaginarse que un moreno veía la escena desde su hogar con un nudo en la garganta pero con la clara convicción que lo hecho, hecho estaba y nada se podía hacer, porque si bien de los arrepentidos era el reino de los cielos lo que él había hecho no solo no tenia perdón, sino….en definitiva…lo hecho, hecho estaba y nada se podía hacer.
Fin