18.- CORAZON TRAICIONERO
Había estando dando vueltas aquel asunto desde aquel dia, pensando que quizás no debio permitir que se marchara, no que le importara, eso no, solo que…estaba tan alterado, además había dicho aquello que no lo había dejado dormir en paz hacia sus buen par de días y es que siempre había supuesto que el chico era un ignorante con respecto a lo sucedido con su Hiro-san y por ello siempre había tenido un mínimo de consideración con el pero si eso no era cierto, si él lo sabia…¿cambiaria en algo las cosas, lo haría?
Tsumori como siempre lo sacaba de sus cavilaciones recordándole que debía concentrarse y es que aquella tarde tenían una operación que por nada del mundo debía salir mal, ya que de eso dependía que por fin fuera aceptado como cirujano pediatra, dios si tan solo los recuerdos le dieran un momento de tranquilidad, si tan solo el dolor desapareciera de su pecho por un par de horas pero bien sabia que aquello era imposible por lo cual no le quedaba mas que seguir viviendo y haciendo su vida con aquel gran peso sobre sus hombros.
Bebían un par de cervezas celebrando el buen desempeño de tres horas exhaustas de operación, cuando entre felicitaciones por esta y por la especialización ya adquirida para su curriculum salió el tema que ni el mismo podía olvidar pero que no creyó su amigo recordara.
-Y…que paso con tu novio-
Le miro extrañado recordando a que se refería y negando una vez mas a esa aseveración.
-Vamos, hasta cuando seguirás negándolo, acaso no somos amigos-
-Sempai ya te lo he dicho él no es mi novio-
-Pues era algo si mal no me equivoco-
-No, no lo era-
-Quieres decirme entonces porque estabas tan distraído antes de la operación-
-Estaba nervioso, solo era eso de acuerdo-
-Mentiroso-
-Ya debo marcharme a casa-dijo el moreno dejando lo que quedaba de su bebida en la barra dispuesto a sacar su billetera cuando su amigo se le adelanto.
-Te recuerdo que yo invite, además creo que me hará bien acompañarte hasta tu hogar-
Perfecto, se dijo el moreno pensando en todo lo que le fastidiaría su amigo para sonsacarle en definitiva que había pasado con el chico que según él le robaba el sueño.
Intento dormirse apenas su cuerpo toco la cama pero no pudo, los recuerdos lo abordaban de forma escandalosa trayéndole a el unos ojos verde y una sonrisa inocente que le daba una pequeña descarga en su tan herido corazón. Repentinamente sus brazos extrañaron una pequeña cintura que alguna vez apresaron, sus manos a su vez desearon poder acariciar la piel tostada de quien temblara bajo su toque, sus labios secos se humedecieron con una lengua deseosa por tocar una ajena y su miembro urgido añoraba por algo que jamás se logro concretar pero que deseaba ocurriera sin importarle la conciencia de aquel cuerpo que le gritaba alarmado que parara en ese preciso instante con tan vergonzoso acto solo apto para adolecentes y como si eso no fuera lo peor de su garganta escapo un grito extasiado dando un solo nombre como respuesta.
“MISAKI”
Y apenas este se disipo de sus cuerdas bocales pudo ver como un rostro borroso se formaba en su mente recordándole a quien amara pero desapareciendo en el acto apenas abriera sus ojos para darle una nueva forma que ni el mismo podía creer.
Le espero por casi una hora, no sabia muy bien que le diría, de lo único que si estaba seguro es que necesitaba verlo, debio asegurarse de que no era solo un juego de su mente enferma aquello que se estaba instalando sin su permiso en su traidor corazón, porque aquel sentimiento estaba prohibido para el, estaba desechado desde que le perdiera y si volvia no seria precisamente a causa de uno de los verdugos de su amado, eso no.
Apenas alcanzo a dar tres pasos cuando lo vio salir por la puerta principal cuando un despampanante auto se estaciono frente a la Universidad dejando salir de el a un famoso novelista que no dudo en tomar al castaño del brazo para meterlo casi a la fuerza en este. Sintió su sangre hervir cuando noto la incomodidad del muchacho y mas cuando vio en sus ojos el terror que sentía cuando le vio.
Deseaba golpear ha alguien, destrozar lo que estuviera a su paso pero no había nada al alcance de sus manos para concretar su ira. Recordó a cierto muchacho que odiaba como a nadie y también que ya no podía contar con su cuerpo para des estresarse, se sentó en el primer banco de una plaza cualquiera para tranquilizarse y no pudo creer cuan similar era a esa en donde le conoció.
“Hiro-san”
Dios lo extrañaba tanto, tanto, cerro sus ojos y quiso recordarlo detalle por detalle, sus facciones, sus delgados pero firmes brazos, sus ojos color avellana, su cabello castaño, su sonrisa arisca, sus besos pasionales, sus escasas palabras de amor y sobre todo…sobre todo…la ultima vez que le vio…
Se refregó las manos en el rostro, no deseaba recordarlo asi, no asi, en aquella mesa, en aquel cuarto frio, envuelto en esa maldita bolsa, no, porque aquel que estaba ahí no era su Hiro-San, solo era un cuerpo frio, sin vida, sin alma y ese, ese definitivamente no era la persona a quien amo, porque el…el…se había ido de este mundo hacia mucho tiempo…y el…el ni siquiera pudo estar a su lado cuando aquello ocurrió.
Pasan tres días y el muchacho que lo acosa incansablemente tanto despierto como dormido le llama para reunirse en un café y el acepta, porque ya no puede mas, porque su corazón esta a punto de salirse de su pecho al escuchar su voz y porque esta lo deja como un verdadero idiota cuando sale de su garganta y lo detesta.
Le espera por casi media hora y cuando llega no puede evitar esbozar una sonrisa que su Sempai catalogaría como de idiota pero que a él no le importa porque ni cuenta se ha dado.
-Misaki-
-Hai Nowaki…como has estado- dice algo nervioso el chico haciendo una corta reverencia y tomando asiento enseguida.
-Bien y tu-