-ahh –bostezaba un ojiazul mientras se balanceaba hacia atrás en su silla- que aburrimiento!
-Nowaki no hagas eso, que si te caes te romperás la cabeza! –le regaña su amigo-
-senpai… -se posiciona bien en el asiento- descuida que a lo mucho me lastimo la espalda, además no es tan peligroso como parece y es divertido! Ah… -es golpeado con un papelógrafo enrollado-
-siempre despreocupado por todo, pero bueno de qué me sorprendo siempre fuiste así y por eso desde que llegaste me convertí en tu niñera –le sonríe al ojiazul-
-cómo te fue en tu exposición Tsumori senpai? –le pregunta viendo con lo que le había golpeado-
-pues si la haces y la pasas con honores te alabaré!
-en serio?, tan dura es? –pregunta un tanto sorprendido ya que el rubio era uno de los mejores alumnos de su facultad, claro al igual que él-
-si, es casi como la defensa de una tesis… ahh!! Ya qué al fin y al cabo esto no afectará el total de mi rendimiento
-pues si… -le sonríe- senpai siempre es tan despreocupado y le va bien, me gustaría ser así y tener una vida fuera del estudio como él, pero ya lo decidí y es mejor terminar bien con esto y luego recién va la diversión… -pensaba sin dejar de sonreírle a su amigo-
La vida para Kusama Nowaki no era tan complicada, no había alguna objeción en lo que quería estudiar ya que su padre también era un médico, además de director del hospital central de Tokio, pero fuera de ello a Nowaki le apasionaba esa carrera y estaba muy contento de tener el apoyo de sus padres en eso, le fue muy fácil obtener una plaza de estudio en una universidad de Estados Unidos ya que aparte de proceder de una familia adinerada le ayudaba el echo de haber salido de aquella academia de prestigio
Llegó a los 18 años a EEUU e inmediatamente empezó su vida universitaria, le costó mucho mantener su promedio perfecto pero hasta el momento lo estaba logrando y gran parte se lo debía a su senpai y amigo Tsumori al cual había conocido en la primera semana de clases y desde entonces se volvieron inseparables ya que tenían algo muy importante en común y era el hecho de provenir de Japón y más aún de Tokio, por eso la meta de ambos era trabajar como colegas en el hospital central de su ciudad
Los días pasaban tan normales, tan rutinarios que a veces le aburrían, claro que al ser Nowaki un hombre muy popular, en su facultad no había día en que alguien no se le confesara tanto mujeres como hombres, eso no le molestaba en lo absoluto, es más lo hacían sentir muy halagado, pero aun así siempre terminaba rechazando a todos sin excepción, él no sabía la razón, solo sabía que no debía jugar con los sentimientos de los de más si él no sentía lo mismo
-lo siento pero no puedo salir contigo, en verdad me halaga mucho que sientas eso por mí, pero en verdad lamento no poder corresponderte –el ojiazul bajaba la cabeza a manera de disculpa-
-esta bien, entiendo, gracias por tu tiempo, adiós –se alejaba apresuradamente una bella mujer con un hermoso cuerpo y un largo cabello rubio-
-mmmhhh… -se iba acercando Tsumori a Nowaki- no me digas que la rechazaste –lo ve de reojo pero no obtiene respuesta solo una sonrisa de parte del otro, por lo que continúa- no entiendo por qué sigues haciendo eso, ya es hora de que salgas con alguien, sé que dijiste que no lo harías hasta graduarte pero ya no falta mucho para eso, y ya no tendrás oportunidad alguna, aprovecha lo que la vida te da!! –dándole palmadas a su kohai-
-senpai!!... no es eso, es solo que…
-lo interrumpe- estás esperando a tu persona ideal, ahhh esas son puras patrañas, y cómo se supone que sabrás que es la ideal si ni intentas salir con nadie, no me digas que tiene que ser amor a primera vista
-pues no tanto así, pero no te preocupes senpai que aún estoy muy joven, además si me enamoro de alguien lo ideal es que sea de Japón
-quizá es lo ideal, pero eso no quita que puedas divertirte aquí, pero bueno ya!, es difícil convencerte de algo y dime ya estás por terminar de arreglar tus papeles, dijiste que querías hacer tu internado en Osaka, o cambiaste de parecer?
-no, lo haré allá, en poco tiempo me darán los papeles necesarios para que me den una plaza de interno allá, -mira hacia el horizonte- mi padre me está ayudando con ello, pese a que él quería que lo hiciera en Tokio, me apoya con tal que después vaya allá
-fufhh –suspira- yo quería que hicieras el internado aquí junto a mí, pero bueno, ya estoy a punto de terminar y daría lo mismo, espero que allá en Osaka no te hagas demandar mucho y salgas con la primera que te lo pida, -dándole una mirada cómplice al ojiazul- al menos para comprobar si es o no es la persona que tanto esperas llegue mágicamente a tu vida –lo dice en tono irónico-
-senpai… -lo nombra negando con la cabeza, sabía que en ese aspecto su senpai no lo entendería nunca-
Pasaron los días y en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba en el avión que lo llevaría de vuelta a su país natal, tenía un extraño presentimiento, además que por alguna extraña razón se encontraba muy ansioso por llegar a su destino y no era solo nostalgia, era otra cosa pero no lo deducía, solo sabía que de llegar le ocurrirían cosas buenas
-mhh –se masajeaba los hombros después de pasar tantas horas en aquel incómodo avión- bueno ya pasó lo malo… -empieza a caminar con su equipaje a la salida del aeropuerto de Narita- es una mala suerte que mis padres no estén en la ciudad en estos momentos, hubiésemos pasado al menos una tarde de convivencia… -dice algo desilusionado para si mismo- tal vez debería llamar a Miyagi o a Akihiko, ya pasaron cinco largos años –sonriente recuerda su promesa- no, debo ser paciente el reencuentro será dentro de cinco años más, apuesto que Akihiko debe seguir en Inglaterra, lo último que oí de él fue que se había convertido en un escritor reconocido, apuesto a que cuando sea el reencuentro ya será un escritor famoso, y Miyagi debe estar haciendo la lucha para ser docente… fufhh –suspira- bueno no nada que hacer, entre más rápido llegue a Osaka mejor –sonriente toma un taxi a la terminal de trenes para partir hacia su último destino-
Después de un largo trayecto que el ojiazul pasó dentro del tren hacia Osaka, la noche había llegado demasiado pronto, era tarde y antes de reportarse en el hospital debía que dejar sus maletas en algún sitio, así que se hospedó en un hotel cercano a la estación ya que no sabía si el hospital quedaba cerca o lejos de la estación
-y piensa quedarse muchos días? –pregunta el encargado-
-quizá un par, será lo necesario hasta que encuentre un lugar fijo –responde amablemente-
-aquí tiene –entregando la llave- y que su estadía sea placentera
-gracias –da la vuelta y se marcha para acomodarse en su habitación- fufhh, -suspira- bien es un buen comienzo, mañana espero llegar a primera hora y encontrar al director, de seguro me regañará por no estar allí en estos momentos, pero estoy agotado –se lanza hacia la cama- y solo quiero dormir… -sin darse cuenta se queda dormido
Un nuevo día empezó, el principio de su vida en ese lugar en el que iba pasar un nuevo año, eso era todo, el internado definía todo lo que era, aplicaría lo que había aprendido en gran medida y si relucía en este, entonces y solo entonces, se haría merecedor de ser el reemplazo de su padre cuando lo amerite… pero no siempre las cosas pasan como se planean y justo fue así ese día, y es que en serio, su cansancio fue muchísimo, tal como si hubiese tomado muchos somníferos, que ni la alarma de su celular lograron despertarlo, ya un par de horas después de lo que había planeado despertarse, se levantó estrepitosamente se la cama y se alistó como un rayo, saliendo de igual manera de donde estaba, entró a un taxi y para su mala suerte el hospital resultó ser muy alejado de donde estaba y el tráfico no ayudaba en nada, ya era oficial, todo el mundo se había puesto en contra para que no empezara bien en su nuevo hogar…
-imposible!, a este paso perderé otro día sin presentarme!!! –se reclamaba angustiado-
-cálmese joven, el tráfico es siempre así a esta hora, cualquiera sea su medio de transporte –tratando de tranquilizar a su pasajero-
-lo siento sé que no es su culpa, pero ya me di el lujo de no asistir ayer y otro día más…
-usted trabajará en el hospital como médico? –pregunta interesado-
-sí, seré el nuevo médico de pediatría, pero con este comienzo, a ver cómo me va
-bueno pues usted parece alguien de confiar y además muy ágil, sé que le irá bien, además sobre lo del tiempo, no creo que el tráfico mejore, pero el hospital no queda muy lejos de aquí y creo que incluso caminando llegaría antes, de todos modos ya lo acerqué bastante
-en serio, si será mejor ir corriendo, tengo que ir directo?
-si, va derecho cuatro calles gira a la derecha y otras tres, ahí lo verá! –indicándole con la mano-
-muchas gracias –se baja del taxi y paga para inmediatamente correr hacia donde le habían indicado- ha, ha, ha –respira cansado sin parar de correr, gira a la derecha y sin bajar la velocidad sigue de largo, de pronto se detiene al ver el comportamiento del castaño que estaba frete suyo, por lo que se dispone a ayudarlo- disculpa, puedo ayud… -se sorprende al percatarse de lo que le sucedía- un ataque de asma –dice mentalmente- oye y tu inhalador –mira que está en el piso y lo coge desesperado por ayudar a ese adolecente, pero al levantarlo se da cuenta que estaba vacío- rayos!
-ayu… deme… por –dice respirando con dificultad sin quitar sus manos de su garganta- favor
-descuida el hospital queda cerca y… -de pronto ve como los hermosos ojos del muchacho se cierran y este se desvanece por lo que el médico inmediatamente evita su choque contra el piso, lo levanta en brazos y va corriendo hacia el hospital –resiste ya estamos por llegar –ni tiempo para contemplar la bella estructura de su nuevo lugar de trabajo tenía- agitado llegó hasta la recepción del hospital con el muchacho desmayado en brazos- ayúdenme por favor –grita alarmado, a lo que las enfermeras corren a su llamado- este muchacho sufrió un ataque de asma –colocándolo delicadamente en la camilla que llevaron las enfermeras-
-descuide en seguida lo atenderemos!, por favor necesitamos que nos brinde todos sus datos
-yo no lo conozco, lo encontré a dos calles de aquí, soy el nuevo interno… -ve preocupado como alejan al castaño desmayado- si desean puedo ayudar!
-usted es el nuevo interno? –pregunta incrédula la enfermera- está bien doctor, yo lo llevaré –se encaminan hacia el lugar indicado-
-debe tener alguna identificación, en cuanto encuentren alguna hagan saber a sus familiares de inmediato –habla con una actitud segura lo que deja impresionadas a las enfermeras por su manera de hablar tan determinada-
-si doctor emh
-kusama, mi nombre es Kusama Nowaki –se presenta sin dejar de seguir a la enfermera que lo guiaba-
-si doctor Kusama, en seguida! –yéndose por otro camino-
-es aquí –la enfermera le señala la sala- traeré una bata inmediatamente, los instrumentos de inspección están en el braquet
-está bien, la espero dentro –dice adentrándose en la sala, mientras la enfermera se marcha- por favor pásenme el oxígeno, tenemos que estabilizarlo! –se mueve hacia el joven inconsciente-
-aquí tiene doctor –alcanzándole la mascarilla de oxígeno-
-gracias –le coloca de inmediato la mascarilla y observa como el castaño empieza a respirar con más calma- tal parece que se repondrá –lo mira con una expresión de alivio- me alegro… -piensa sin dejar de mirarlo- podrían llevarlo a una habitación
-si doctor, en seguida!!
-doctor Kusama –lo llama una enfermera desde la puerta- ya nos comunicamos con sus familiares, se angustiaron mucho y dijeron que vendrían de inmediato
-que bueno que ya los contactaron, -sale de la sala- en cuanto lleguen háganmelo saber!, por cierto me pueden decir si el director del hospital está en su oficina? Es que aún no me he reportado –dice apenado rascándose la cabeza-
-ehh… pues no, no está ayer salió de viaje, pero dijo que solo era un par de días, también nos informó de su llegada, no dio muchos detalles, pero dijo que llegaría ayer
-si, tenía que hacerlo, pero mi viaje tardó más de lo esperado por eso… -un hombre se acerca a ellos, un poco agitado-
-por favor ha, ha, -respirando con dificultad- me llamaron hace un momento y
-usted es familiar del muchacho castaño? –pregunta el ojiazul, a lo que el hombre asiente- sígame por favor –empieza a caminar- logramos estabilizarlo, él sigue inconsciente, pero ya lo trasladamos a una habitación, es aquí –abre la puerta-
-el hombre preocupado se acerca a la cama y al ver que el muchacho estaba estable suspira aliviado- fufhh, ya deja de causarme estos sustos, que si no un día me dará un infarto, Misaki… -le dice mientras toma entre sus manos, las del inconsciente-
-descuide, le aseguro que esto no estaba a su alcance, su inhalador ya no tenía medicamento, por eso no lo pudo controlar y usted es…
-soy Takahashi Takahiro el hermano mayor de Misaki… -suelta la mano del menor y se dirige hacia el médico- muchas gracias por ayudar a mi hermanito –se inclina a manera de agradecimiento-
-descuide ese es mi deber –mira embelesado al muchacho dormido- me alegra haber sido útil! –además, estoy feliz de que esos hermosos ojos verdes no pierdan su brillo… -dice lo último para sí mismo sin quitarle la vista de encima-