EL PRECIO A PAGAR
Tenia miedo de abrir la puerta, el mismo que sintió al escuchar los gritos del chico y la risa del asqueroso sádico que le acompañaba y que le obligo a salir de su departamento hecho un atado de nervios con un nudo en la garganta de por medio.
Debía serenarse, debía pensar bien, debía ignorar todo, debía, debía….No sabía que debía hacer, ni mucho menos como había llegado hasta ese lugar, lo único que sabía es que estaba en su trabajo, observándolo en las penumbras como muchas otras veces con un leve temor a ser descubierto y rechazado de plano por el amor de su vida.
Lloro sin poder evitarlo, lo hizo sin vergüenza alguna, porque si lloraba por amor no importaba, no sería menos hombre por ello, ni mucho menos gay por ello.
Hombre, hombre, le decía su oni-chan, que el ser homosexual no quiere decir que seas menos hombre, asi que no llores, le decía sin poder evitarlo y sin importarle hacerlo en público mucho menos, pues para él, el ser hombre no quería decir que estuviera exentó de sentimientos que más que alegrarlo solo lo hundían cada vez más en un pozo de desesperanza al saber que el motivo de su felicidad jamás estaría a su lado.
Después de un tiempo se dio cuenta que habían pasado horas desde que salió de su hogar y que debía regresar, porque para bien o para mal el chico aun estaría ahí a menos que Tochi no hubiera sido un verdadero hijo de puta como le aseguraba su oni-chan que era con sus parejas de sexo, porque si no era asi lo más probable es que el chico hubiese huido de sus garras y que apenas llegase a su hogar solo contara con unos minutos para empacar y huir del lugar antes de que llegara la policía.
Con paso lento abrió la puerta notando que ni siquiera se habían tomado la molestia de cerrarla como se debía para ver apenas entrara como sobre su destartalada mesa que apenas utilizaba para comer reposaban un par de billetes.
Soltó aire de sus pulmones, aire que ni siquiera sabía retenía en estos y que ahora después de haberlo dejado escapar lo extrañaba con desesperación. Pues al dirigirse hacia la puerta del cuarto noto como un sujeto que no conocía salía de este dándole un saludo de cabeza para luego lanzar un par de billetes sobre la mesa y largarse por la puerta principal.
No entrare, se dijo, no lo hare, no lo hare, se repetia una y otra vez pero como si de un hechizo se tratara hizo lo opuesto llegando hasta la puerta entre abierta de su cuarto para ver un cuerpo maltrecho desmadejado sobre el colchón sucio que alguna vez considero su cama.
Cerro de golpe la puerta aterrado por lo que había hecho, en shock por lo que había visto y en pánico por lo que esto significaba.
Se sentó choqueado sobre el único sillón del departamento posando su vista sobre el suelo sucio, que no quito de ese punto hasta que Tochi entro nuevamente a su hogar con un tipo flacuchento y de tan mal aspecto que de seguro debía estar drogado y no se equivocaba en eso.
-Te traje otro cliente chico-dijo el viejo sonriéndole con autosuficiencia al joven que no atinaba a decir nada a esas alturas-Vamos ve, está en el cuarto-le dijo al hombre que no dudo en ir hasta el cuartucho a tropezones-No te preocupes, el pagara-dijo sentándose a su lado-viste cuanto ha recolectado tu amiguito-apenas asintióa lo que le decían-Para que veas, asi ayudo a la gente que me gusta-le lanzo lascivamente el viejo tocándole la rodilla con algo de disimulo-Te traeré muchos clientes, ya verás-dijo tomándolo por el mentón-eso sí, espero que solo sea tu amigo-el joven volvió asentir-porque a mí, a mí no me gusta que toquen mis cosas-recostó al chico sobre el sillón lentamente-Y tu desde hoy eres mío-dijo tocando apenas los labios del chico que al sentir su asqueroso aliento le empujo.
-¡No, suélteme!-
-¡Cuidado chico! Que yo no soy ningún idiota-escupió agarrándolo por los hombros.
-No sé… de que me habla-
-De que ese chico que está ahí dentro no le gusta el Sado y sabes que, no creo que sea tu amigo-Yunai negaba con la cabeza intentando de convencer al otro en vano de lo contrario-Si, no es tu amigo, pero esta bueno el condenado, muy bueno y sabes una cosa, me importa un demonio porque le haces esto pero…-lo aprisiono con más fuerza contra el sillón-Yo tengo un precio, como todo el mundo-
Me lo merezco, me lo merezco, me lo merezco, se decía una y otra vez mientras el viejo asqueroso del cual le defendiera su oni-chan tras encontrarlo muerto del hambre en un sucio basurero intentara comprarlo con un mendrugo de pan para terminar en lo que siempre intento de evitar este.
Le quitaba la camiseta para llenarlo de su asquerosa baba. Me lo merezco, me lo merezco, me lo merezco, se repetia con mayor ímpetu al sentir como su cremallera era bajada para seguir con sus pantalones.
-Te hare gozar amorcito, te lo prometo-le escucho decir al viejo mientras le habría las piernas-pero a diferencia del otro-hizo una seña hacia el cuarto-Contigo seré gentil, muy pero muy gentil-
Sucio, sucio, palabra corta para cómo se sentía por dentro y por fuera. Sintiendo aun como el causante de sus nauseas matutinas aun le abrazaba por la espalda de forma posesiva.
Se levantó con cuidado, casi en puntillas dirigiéndose al baño pero terminando por error frente a la maldita puerta en donde aún se encontraba el drogadicto de la noche anterior notoriamente dormido y enterrado en el cuerpo delgado del chico que permanecía boca abajo.
Trago amargamente diciéndose que lo hecho, hecho estaba y que él tampoco había salido librado de su gota de castigo en aquel asunto como si fuera un perdón a su crimen.
Borro cualquier vestigio que pudiera quedar del viejo Tochi sobre su cuerpo agradeciendo que ese dia en particular el agua caliente aun saliera en el maldito edificio, sobre todo porque asi la mugre saldría con mayor facilidad y le proporcionaría de paso una tranquilidad y un relajo del cual no estaba muy acostumbrado desde que le dijera quien era en realidad y rompiera su corazón en mil pedazos al dejarle en claro que entre ellos el amor jamás existiría, al menos no de su parte.
-Nowaki-sollozo abrazándose y cayendo sobre sus rodillas al recordar la primera vez que le vio, la primera vez que le beso y estremeciéndose al recordar de golpe cuando este comenzó a mal tratarlo por su gran pecado-Te amo tanto…tanto-
Tochi no se fue, sino hasta después de desayunar un escuálido vaso de leche junto a una rebanada de pan añejo que para nada fueron de su agrado dejándole en claro que con el dinero que tenía ahora en su poder debía abastecer la despensa como si ese fuera su hogar produciéndole una gran desazón al darse cuenta que aquella pesadilla que había iniciado jamás se detendría .
Apenas se marchó trabo la puerta para poner orden en su departamento y volver a llorar a gusto por la maldita vida que le había tocado vivir escuchando de repente un gemido adolorido salir del cuarto contiguo recordándole que aún tenía un huésped ahí y que necesitaba atención.
Titubeante entro al cuarto dándole las gracias al viejo por haber sacado a patadas al drogadicto aquel, que aun con el miembro caído y al aire seguía exigiendo otro polvo con el angelito sobre la cama que no sé quejaba por su gran miembro, aun si lo partía con este. Se hubiese reído si aún no se encontrara en shock por lo vivido y por la cara de posesividad que tenía Tochi al notar como el flacuchento aquel le miraba de pies a cabeza.
Como pudo le dejo a un lado un vaso con agua y un cuenco con el mismo pan que le diera al viejo Tochi a ese chico que lo había alejado de su ser amado para ver como este permanecía con la mirada perdida al grado de ni siquiera notar su presencia. Era notorio por los surcos de su ojos que había llorado igual o más que el provocando que su conciencia le gritara un sinfín de improperios que provoco que saliera casi corriendo del cuarto para no volver hasta después de un buen par de horas en donde tuvo que soportar como el maldito teléfono del chico sonaba sin cesar hasta que por fin la batería murió irremediablemente por la falta de energía otorgándole un poco de paz que se acabó al escuchar como alguien tocaba a su puerta de forma bestial.
Continuara................................................