TAN CERCA Y TAN LEJOS A LA VEZ
Simplemente era increíble, aquello no podía ser más inverosímil, pues había tenido que pagar por una información que estaba a punto de serle dada y para colmo había tenido que soportar que aquel imbécil se creyera a cargo de la situación cuando no lo estaba.
Cada vez que lo había visto en el pasado no podía encontrar por qué Hiroki había terminado con un sujeto tan diferente a ellos dándose como única respuesta, soledad. Que si por el fuera la hubiese mandado a bolar de una buena patada, gritándole que luchara por quien amara sino fuera que ese alguien, era él.
Todo aquello en cierta forma había sido culpa suya, desde el principio, pues él no podía negar que desde pequeño le encanto estar cerca de Hiroki de su único y hasta ese momento verdadero amigo y sobre todo de su amada familia, una que era con creces mejor a la suya, por lo cual cuando era invitado a unirse a esta era ya tan natural para el que ni se molestaba en notar ciertas actitudes de su amigo que para esa edad pasaban completamente desapercibidas, no asi en su adolescencia, motivo por el cual intento de alejarse de este con el dolor de su alma dándose cuenta que era un egoísta de primera, porque por más que quisiera su bien simplemente no podía estar lejos de él.
Su plan era perfecto, desilusionar a Hiroki y que más simple que hacerlo contándole de un supuesto nuevo amigo que luego se transformaría en su primer amor, karma pensó entonces, lastima para el que eso pasara de la ficción a la realidad provocando una gran herida en su corazón que no cerraría, sino después de muchos años.
No podía evitarlo, simplemente no podía, aun si con esto le producía un dolor innecesario, aun si con ello lo veía decaer poco a poco, no podía, él era su amigo y se suponía que entre ambos no había secretos, que podían contarse todo, desahogarse, aun si a sabiendas le rompía el corazón.
Recordar aquella propuesta le producía siempre desazón, sobre todo cuando había sentido el amor verdadero en cuerpo y alma que su mejor amigo le profesaba, sintiéndose fatal no tan solo al no terminar la acción física, sino además llamarlo por quien jamás le correspondería.
Cuanto había sido, uno, dos meses en los cuales no se atrevió a verle pero que a cambio le llamaba a horas que bien sabia no le encontraría, pues siempre en su mente estaba la culpa de darle esperanzas que jamás concretaría en su pobre y solitario corazón. Quizás por eso cuando se armó de valor y fue a verlo su sorpresa fue mayúscula al verlo no solo deprimido ante su presencia, sino además con un gigante por guarda espaldas que prácticamente lo hecho del departamento alegando que desde ese dia su presencia no hacía falta en la vida de Hiroki y que él desde ese momento se haría cargo de su amigo. Deseo romper la puerta y partirle la cara por ello pero simplemente prefirió aguantarse las ganas con la vana esperanza que aquel chico lograra sanar el corazón de su amigo.
Era feliz, por primera vez en muchos años lo veía realmente feliz y no fingiendo ante todos y aquello lo hacía feliz a el porque le quitaba un gran peso de encima, uno que jamás pensó quitarse de encima al creer fehacientemente que todo aquello era su culpa….su culpa…
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-Lo siento Usami Sensei, no sabíamos que este hombre era su…-
-Mi amigo-termino la frase por el detective sintiendo extrañamente un nudo en su garganta.
-Desea ser usted quien le comunique a la familia o prefiriere que seamos nosotros-
-…Por favor…les agradecería mucho si ustedes…-
-Por supuesto Sr. Usami-
-Yo le comunicare a su pareja-dijo notando las miradas que aquellos dos hombres se echaban encima sin el menor disimulo y por lo cual les hubiera lanzado una buena sarta de improperios en un mejor momento pero ese, ese no era un buen momento y aunque deseaba insultarlos desde el fondo de su alma no podía, porque esta repentinamente se había secado por completo.
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Cabellera negra, ojos azules, porte fornido, hombros anchos, trasero bien formado, bien, entendía porque su amigo se había metido con él, después de todo servía para una noche o dos, quien sabia y era tan bueno en la cama como para satisfacer a su amigo al grado de parar con su búsqueda promiscua de cada fin de semana pero aun asi, con todo eso, no podía explicarse qué demonios podría haber encontrado en el su Misaki, su lindo, adorado, inocente y amado Misaki.
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-¿Te gusta?-
-No Usami-le tomo con fuerzas del brazo-¡me lastimas!-
-Acaso crees que tu no me lastimas a mí con lo que estás haciendo-
-Usagi …yo no estoy… haciendo nada-
-Lo ves a mis espalda, te encierras con él en su apartamento y quieres que te crea –
-¿Me estas espiando?-
-¡Y que si lo hiciera!-
-Eres un baka Usagi, ¡eso es lo que eres!-
-¡No, solo defiendo lo que es mío!-reclamo para sentir un golpe seco contra su pecho.
-¡Pero yo no soy tuyo, no soy de nadie!-
-¡Te equivocas, eres mío!-
-¡No, no lo soy, Usagi debe entender eso yo no soy de su propiedad!-
-¡No, tú debes entender que te amo y por eso eres solo mío, como yo solo soy tuyo!-le abrazo con fuerzas para sentir el pronto rechazo de su amor que luchaba por librarse con desesperación.
-¡Yo no soy tuyo, no lo soy baka!-
Ambos se miraron a los ojos, uno con furia y tristeza a la vez.
-Pero te amo Misaki y tu…a….-
-Suéltame Usagi-
-No antes que-
-Por favor suéltame-
-No-
-¡que me sueltes baka!-le empujo con tal brusquedad y con tal intensidad que para el peli gris la respuesta fue tan clara como la bofetada que le dio sin pensar en las consecuencias que esta le traería a su vida desde ese momento.
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Sabia donde había estado, el informe era claro, había dormido en el maldito departamento del otro sujeto y el ignorando por completo que el supuesto nuevo amigo de su amor era precisamente quien le robara poco a poco otro corazón en el pasado al punto de ser ignorado por completo por quien mantuviera en secreto un amor leal y fiel hacia él. Provocando que se Preguntara si había sido capaz de hacer lo impensable una vez, podría lograr tal azaña por segunda ocacion.
Tembló de miedo al escucharle decir que se marcharía de casa, aun mas cuando no quiso decirle donde se iría…Su mundo se caía a pedazos, su mundo perfecto se rompía, se destrozaba y ya no tenía a nadie a quien recurrir para que subsanase sus crueles heridas.
-Hiroki…amigo…cuanto te extraño…-
-Usagi, estas bien-le había preguntado con preocupación su adoración para tener como respuesta un rotundo.
-No-
-¿Qué te pasa?-
-¿Que, que me pasa?, pues no se Misaki, veamos, me engañas con otro-
-Yo no te he engañado con nadie-
-Me abandonas-
-Usagi creo que deberíamos-
-Y para colmo…-se mordió la lengua, pues no deseaba herir a su amado.
-Si Usagi no me ocultara las cosas esto no habría pasado-dijo el chico viendo como este se empinaba una botella de sake-la culpa es tuya, por no confiar en mí, solo te pido la verdad-decía su pareja para continuar con un gran discurso sobre la confianza y el como el sí confiaba no pudiendo soportar más todo aquello y reventando de una buena vez por todas.
-¡Quieres saber la verdad, pues ten la verdad! ¡Hiroki era mi mejor amigo, mi amigo de infancia! ¡Y está muerto por tu causa!, ¡por qué lo confundieron contigo! ¡Estas contento ahora, acaso no era eso lo que querías!, ¡confianza!, ¡que hablara de mi dolor contigo, pues ahí lo tienes!-
-Yo-
-¡Y por cierto! …Con quien intentas ligar ahora, ese, ese era su pareja-
Pudo notar su confusión inmediatamente, sus ojos perdidos en el tiempo, la falta de color en su rostro y no pudo más que intentar de consolarle cuando ya era demasiado tarde.
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-Aquí es-
Le escucho decir a Nowaki quien se detuvo antes de tocar aquella puerta en donde estaba su novio, sí, porque Misaki era su novio, sin importar lo que cualquiera dijera, lo era.
Toco con severidad aquella desgastada puerta antes de que el moreno siquiera alcanzara a hacerlo y teniendo que zafarse de las garras de este cuando quiso detener su acto para volver a golpear con mayor ímpetu con su otra mano.
-¡Pero que mierda! ¡Porque tocan asi mi puerta hijos de puta! ¡Contesten!-
-¡Misaki, Misaki!-gritaba intentando de entrar sin éxito al departamento gracias al cuerpo robusto del dueño de este que se lo impedía.
-¡Pero qué diablos!-
-¡Misaki estas bien, lo estas, sal por favor!-
-Usami espera-dijo con algo de preocupación el moreno para sentir un codazo en su pecho.
-¡Misaki, Misaki!-
-¡Pero quien mierda es Misaki y que diablos intentas hacer idiota!-gritaba furioso el hombre al ver como Usami intentaba entrar a su hogar a empujones-¡Quédate quieto o juro que te parto la cara!-
-¡Ya quiero ver eso hijo de puta!-
-¡Hijo de!-el hombre levanto el puño para darle un buen golpe al afamado escritor cuando sintió como este chocaba contra la pared al ser esquivado por el peli gris que aprovechando su descuido se introdujo en el departamento.
-¡Misaki, Misaki, Misaki!-
-¡¿Esta aquí, Usami, está aquí?!-
-No, no lo sé, no lo encuentro, no lo encuentro-repetia sin cesar pasando sus manos por su cabeza-¿donde está, donde, donde?-miro con desesperación al moreno que solo atino a rebuscar en el pequeño departamento que no tenía ni atisbos de haber recibido al castaño ni por un mísero segundo-¿Lo…lo encontraste?-
El moreno negó sintiéndose fatal por darle tan mala noticia al escritor que parecía haber perdido toda su prepotencia y orgullo en ese momento.
-¡Largo de mi hogar!-escucharon al hombre amenazarlos-¡largo!-grito tomando del cuello a Usami y empujando a Nowaki con la mano que le quedaba libre-¡que mierda se han imaginado, fuera, fuera!-
-¡Lo sentimos Sr. Solo deje que le expliquemos!-pedía casi suplicante el moreno.
-¡Ni una mierda, fuera hijos de puta, fuera de mi hogar!-
-Espere-pidió el moreno sacando su celular para mostrárselo al hombre-¿Lo ha visto?, por favor, díganos si solo lo ha visto-
El hombre detuvo su arranque de ira para ver la foto y lanzarle despectivamente una sonrisa lasciva al par de hombres que para nada tomaron bien aquella expresión en su rostro.
-¿Qué, este es un problema de pantalones?-sonrió aún más-¿o acaso tu putito se escapó con alguien que lo tenía más grande?-se carcajeo para sentir luego un puñetazo obsequiado por Usami que ya había vuelto a sus cabales.
-¡Usami, no!-grito intentando de frenar al escritor que se había lanzado de lleno en contra de aquel cerdo que se intentaba de defender en vano de su ira-¡Vamos no vale la pena, Usami!-
Le había golpeado, tirado en el suelo, le había escupido y hasta pateado sin importarle cuan vulgar se viera ante el otro o el mismo. Al diablo la educación, al diablo la crianza, al diablo todo, porque si ellos deseaban que perdiera los estribos lo haría, todo por Misaki, todo por la única persona que en verdad había aprendido a amarlo tal y como era.
-Llamare a la policía-reclamaba el hombre desde el suelo tapándose la boca de la cual emergía sangre-Hare que paguen, cof, cof-
-¡Maldito Cerdo!-
-¡Usami, Usami!-le agarro del rostro para ver con mayor proximidad la locura que había invadido al escritor.
-¡Suéltame! ¡¿Acaso no escuchaste lo que dijo?, ¿como le llamo?!-le empujo para continuar golpeando al sujeto que a duras penas se defendía.
-¡Ya basta Usami, basta!-
-¡No!-
-¡Él no tiene idea de quién es Misaki, vámonos ya!-
-Pero…Misaki…Misaki…-
-Usami, aquí solo estamos perdiendo el tiempo, volvamos a empezar de acuerdo-casi suplico el moreno al ido escritor-De acuerdo-
El peli gris solo asintió sin siquiera mirar atrás al hombre que lo observaba con un odio iracundo desde el suelo.
-¿Dónde está, donde?-preguntaba al aire el escritor pues el moreno sabía perfectamente que para él no era más que un estorbo-¿Dónde estás Misaki?-se quejaba el escritor cuando llegaron al segundo piso de aquel edificio para reencontrarse con cierto muchacho que les había cobrado por una información falsa-¡tú!-
El chico intento de huir pero tarde se dio cuenta de las acciones que tomaría aquel hombre prepotente en su contra y más aquel gentil moreno que le había hecho ganar unos buenos billetes.
-¡Espere, que le sucede, suélteme!-gritaba desesperado al ser alzado de su remera para encontrarse con un par de ojos color cielo que imitaban a una perfecta tormenta-¡Yo no he hecho nada!-
-Escúchame con atención chico-gruño Nowaki-no estamos para juegos-apretó con más fuerza la desgarrada remera del muchacho que ya temblaba de terror-Te dimos lo que nos pediste y tú no, nos diste más que pistas falsas, asi que ahora, si no deseas que te entregue a mi amigo para que te arranque todo los dientes-le indico con la cabeza al peli gris tras de el-es mejor que hables ahora o te atengas a las consecuencias-
El chico trago en seco, apretando las muñecas del moreno que se ascendían hacia su cuello peligrosamente. Y tartamudeando pidió que le mostraran nuevamente la fotografía.
-Bien, ahora dinos, lo has visto, sí o no-
-Yo…yo…-
-¡Contesta maldita sea!-reclamo Usami furioso.
-¡Yo les dije la verdad!-
-¡Mentira, nos enviaste a la puerta de un tipo que no tenía ni idea de quien era!-
-No, no es mi culpa-
-Como que no si tus nos enviaste ahí-reclamo el moreno atrincándolo contra la pared.
-¡Y que quería que hiciera si este tipo iba a matarme!-grito desesperado al ver la cara furibunda del otro-¡Yo solo les dije lo que querían escuchar, solo hice eso!-
-Qué demonios-
-¡Él iba a golpearme por no tener idea de quien se era el chico del teléfono, que quería que hiciera!-
Nowaki soltó al chico molesto, él tenía razón, el pobre infeliz había sido obligado a darles una respuesta, primero por un prepotente y violento hombre y luego por el mismo al ofrecerle algo que sabía perfectamente le hacía falta.
-Vámonos Usami, comencemos de nuevo-
-¿Pero?-
-Este no sabe nada-casi escupió el moreno sin atreverse a ver al aterrorizado muchacho-vámonos, solo estamos perdiendo el tiempo, volvamos con tu detective-el peli gris asintió derrotado, pues al igual que el otro dudaban que eso ayudara en algo tras los tristes resultados obtenidos en ese edificio.
Se marchaban del maldito edificio de cuarta para comenzar otra vez de cero, para comenzar sin ni una sola pista más lo que sabían y la culpa de ambos hacia mella en sus pechos, sobre todo al darse cuenta que ni con un detective privado lo encontrarían si es que este o quienes lo podían tener no lo querían. Sumergidos en sus pensamientos pesimistas estaban cuando por casualidad cierto cometario llego hasta ellos justo cuando iban bajando las escaleras de ese piso haciéndoles regresar por sus pasos.
Continuara.............................................................