4 CUMPLEAÑOS
El no necesitaba permiso de Pansy para invitar a quien le diera la gana al primer cumpleaños de Adhara, mucho menos soportar la sarta de insinuaciones sin sentidos de esta que de seguro solo eran hechos con la excusa de que diera su brazo a torcer. Pero si ella creía que asi lo convencería estaba muy equivocada, sobre todo porque el como buena serpiente que era sabia a la perfección que más sabia el diablo por viejo que por diablo y el, era mayor por un mes que ella.
-Nunca he entendido porque su cabello es tan rebelde- se quejaba un rubio mientras intentaba de arreglar la rubia y revoltosa cabellera de su pequeña.
-Bueno, quizás algo genético- comento con una media sonrisa su amiga.
-No comiences Pansy-
-¿Qué? No he dicho nada-
-Y es mejor que se quede asi-
-¿Aunque?…- Draco le hecho una mirada de advertencia que la morena solo ignoro -Si bien este pequeño angelito es idéntica a ti, no puedes negar que tiene ciertas cosillas muy-
-Cuidado- advirtió con algo de molestia.
-Griffondescos- rio bajito provocando que la niña riera alzando sus bracitos hacia ella –Ves, hasta ella opina lo mismo-
-Claro que no, solo ríe de tu idioteces, cierto mi princesita, cierto-
-Aun asi, yo creo que-
-Ya déjalo Pansy-
-Vamos solo digo lo que todos comentan-
-Nadie comenta nada, solo eres tú- reprendió poniéndole un moño a su niña que se resbalaba irónicamente por su fino y revoltoso cabello.
-Vaya que estabas aislado mientras vivías con el Cara Rajada-
-No le llames asi- pidió el rubio tapando las orejas de su niña.
-¡Lo ves tengo razón!- chillo la bruja emocionada.
-No la tienes, solo no quiero que escuche tus idioteces-
-Aun asi, yo apuesto por el cómo su-
-¡Ni lo digas!-
-Rayos Draco, aún no lo puedes asimilar, aun con esta preciosura- le reprendio tomando en brazos a su ahijada.
-Mira Pansy, este es un dia muy especial para mi hija, asi que por favor, te lo pido, en serio, para con esto, si- pidió en tono suplicante a su amiga.
-Bien…pero si no es el, ¿porque lo invitaste?-
-Porque es el padrino de Adhara y aunque me moleste admitirlo el me ayudó mucho, está claro-
-Si- bufo la chica.
-Solo por eso y nada más-
-Entendido- acepto cansada la bruja mientras le ponía un cintillo a su ahijada.
Detestaba cuando su amiga se ponía asi, sobre todo porque le recordaba el ultimo dia que vivió junto a Potter y sobre todo aquello...
-Maldito-
No pudo evitar tocar sus labios al recordarlo y tampoco odiarlo por ello, porque él no deseaba sentirse de esa forma, porque el debía odiarlo, si, odiarlo por haberse aprovechado y sobre todo porque el desgraciado de seguro lo había llevado a su hogar para tener con quien joder a sus anchas. Claro, después de todo en el mundo mágico no eran muchos los que se atrevían a dejarse llevar por sus oscuros instintos, ni mucho menos gritarlo a los cuatro vientos.
-Desgraciado-
Le daba tanta rabia el recordarlo, sobre todo porque apenas llego a la casa de su amiga y acostó a su pequeña no había parado de insultar al desgraciado por lo que le había hecho sin darse cuenta del graso error que cometía hasta que era demasiado tarde y Pansy comenzaba a bombardearlo con un millón de preguntas y conjeturas sin sentido.
-No, él no es-
Y por supuesto que Potter no era el padre de su hija, claro que no, si ellos dos se odiaban, no se podían ver, bueno, antes o todavía, diablos.
Aquello no podía ser cierto, porque en Hogwarts no había lugar en donde no se encontraran y quisieran matarse a hechizos e inclusive golpes, asi que las conjeturas de su amiga definitivamente estaban erradas, más porque a él no le gustaban los de su mismo sexo y sobre todo porque aunque a Potter si le gustasen, jamás se hubiera fijado en él, al menos no en esa época.
-En qué demonios pensabas Potter-
Claro que sabía en qué pensaba, al igual que cuando le ofreció su hogar y aunque no le gustaba, no podía dejar de pensar en que no le había quedado más remedio que aceptar su maldita lástima, porque solo era eso y nada más, lastima.
Diablos, sino no, no sería San Potter. De seguro el muy idiota en su mente de mártir pensó que con aquel gesto no solo dejaba en claro su posición en contra de las injusticias cometidas en su contra, sino como siempre llamar la atención de toda la comunidad mágica creyendo que solo porque él hacía algo todos estarían de acuerdo, si claro, como si cientos de años de costumbres bien arraigadas desaparecieran de un zarpazo solo porque él lo decidía.
-Iluso-
Si la vida fuera tan fácil, si tan solo fuera asi de mágica sus padres no le habrían rechazado de la forma en que lo hicieron, al menos no sin darle una pequeña oportunidad para darles una explicación pero no, ni siquiera con todo el amor que le tenían lo hicieron, ni siquiera para poder decirles la verdad, su verdad.
-Soy inocente-
Odiaba el no saber quién le había metido en ese problema, quien había sido el cobarde que se había aprovechado de él, porque si de algo estaba seguro es que es que el jamás se habría acostado con otro mago, jamás y por eso lo primero que haría apenas descubriera la identidad del otro padre de su hija seria cruciarlo hasta el cansancio para luego obliatarlo de la misma forma que de seguro el muy zángano había hecho con él para no ser enjuiciado por pervertido. Pero si creía que las cosas se quedarían asi estaba muy equivocado, pues a diferencia suya repetiría una y otra vez la acción hasta darse por satisfecho en su venganza.
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No podía creer cuanto había crecido su pequeña en esos largos meses. Simplemente se veía preciosa, aun si todos los padres dijeran lo mismo de sus hijos en su caso era verdad, su niña era la más hermosa de la tierra y todo gracias a Draco, aunque no podía dejar de sentirse un poco resentido en que al menos no hubiera heredado la herencia más significativa de su familia sus ojos.
-No encuentras que su cabello es un desastre-se acercó a decirle ponzoñosamente la responsable de que su familia ya no se encontrara a su lado.
-Su cabello es perfecto Parkinson-
-Por supuesto que si-dijo cantarinamente -Después de todo a caballo regalado no se le miran los dientes-
Harry movió su cabeza al sentir la garra de aquella infeliz acariciando su cabello.
-No lo crees…Potter- le dijo guiñándole el ojo demasiado confianzudamente para su gusto.
Acaso Parkinson sospecharía algo, no, no podía, con excepción de sus amigos nadie más conocía el misterio que rodeaba a la pequeña que sostenía en brazos y Draco no recordaba nada en lo absoluto, era algo de lo cual se había encargado demasiado bien para tener que lamentárselo por el resto de su vida pero que bien sabia había sido necesario.
Con un poco de pena se dio cuenta que Parkinson tenía razón y su cabello era lo único que había heredado de los Potter, lamentablemente, porque si para él fue un problema siendo varón no quería ni imaginarse lo que sería para su pobre niña.
-De seguro serás una Griffindor-
Pensaba embobado al pensar que si su hija era el vivo retrato de Draco eso quería decir que todo el resto sería igual a él sin darse cuenta que por estar sumido en sus pensamiento alguien lo observaba con demasiado interés.
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-Hiciste bien en invitar a Harry-
-Perdón- increpo a la castaña que se había colado con Potter a la fiesta de su hija.
-Que ya era hora que dieras la cara Huron-
-Ron, por favor compórtate-
-Si Wesley, compórtate porque según yo recuerdo ni tú, ni la…tu novia estaban invitados-
-Como te atreves- dijo entre dientes el peli rojo con ansias asesinas.
-Me atrevo porque esta es mi casa y esta es la fiesta de mi hija-
-Lo sabemos Malfoy y disculpa por-
-¡Hermione porque le estas pidiendo disculpas!-
-Porque a diferencia tuya ella si sabe cuál es lugar-
-¡Te cuidado con lo que dices asqueroso Mortifago!- reclamo casi tomándolo de las solapas.
-¡Ron! Contrólate por favor- pidió la castaña mirando hacia Harry que aun sostenía en brazos a la bebe con una gran sonrisa en el rostro.
-Está bien, pero no nos iremos hasta que Harry asi lo diga-
-Potter solo es un invitado Wesley, no el dueño de casa-
-Quizás, pero él tiene los mismos derechos que ¡auch!- había chillado al sentir el fuerte codazo propinado en sus pobres costillas por su novia.
-Vámonos Ron, quiero ver a Adhara, podemos verdad Malfoy- pregunto condescendiente la castaña a un extrañado rubio quien solo asintió para verlos irse peleando en voz baja hasta donde se encontraba Potter con su hija.
-¿Qué se traen esos dos?- le pregunto su morena amiga.
-No lo sé, pero sea lo que sea…no me gusta nada Pansy-
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Estaba molesto, se suponía que ellos no se meterían, y que si habían venido hasta Francia acompañándolo era solo para apoyarlo, no para arruinarle la vida como por poco ocurría por el gran bocaza de Ron. Que aun pidiendo disculpas cuando Hermione le había hecho entrar en razón el daño que pudo causarle no quedaba olvidado.
-Y que harás Harry, te llevaras a la niña-
-Ron como se te ocurre decir eso- le regaño la castaña horrorizada por lo que escuchaba.
-Harry es su padre Mione, además es mucho mejor que este a su lado que junto a ese- apunto con la cabeza al rubio que los observaba por el otro extremo del jardín.
-No puedo hacer eso-
-Bien dicho Harry-
-¡Como que no!-
-¡Ron!- regañaron ambos al peli rojo que comenzó entonces a susurrar.
-Harry es tu hija, tú mismo lo dijiste o acaso tienes dudas-
-Claro que no tengo-
-¿Entonces? Porque déjame decirte que te apoyaremos en todo amigo, en todo- asevero el peli rojo poniendo una mano sobre su hombro.
-En todo- confirmo la castaña para luego agregar -excepto secuestrar a la hija de Malfoy-
-Hermione- dijo acusadoramente su novio -Es la hija de Harry-
-Puede ser pero también es de Malfoy y esta niña apenas y conoce a Harry-
-Si porque el-apunto con un dedo acusador a cierto rubio para sentir un manotazo en este -se la llevo sin decirle nada-
-Eso no importa Ron-
-Claro que importa, además ella se acostumbrara y hasta olvidara a ese hurón desabrido-
-Ron él es su papa-
-Ya basta- les llamo la atención a sus amigos que se peleaban nuevamente como una pareja de recién casados -paren con esto, Ron, no voy a secuestrar a Adhara-
-¿Pero?-
-Nada de peros, Hermione tiene razón, ella apenas me conoce-
-Si Harry pero con el tiempo eso cambiara- le dijo con una cándida sonrisa su amiga.
-Esto es una estupidez, tú vives en Inglaterra y ella-
-¡Ya basta Ron!- volvió a regañar a su amigo pero esta vez un poco más fuerte que antes, sin darse cuenta que con ello asustaba a la pequeña que llevaba en brazos provocando que se largara a llorar.
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