EL GOLPE DE LA REALIDAD
Apenas vio salir volando de su casa a Wesley puso encima de esta sus barreras protectoras, pues si ese infeliz decía la verdad nada detendría a Potter para ir a exigir algo que definitivamente ni ella, ni su amigo le darían.
Adhara era hija de Draco, de su amigo y de nadie más, asi lo había decidido el rubio y asi seria, pues aunque el desgraciado de Potter le había dado asilo en un momento de necesidad el jamás mientras estuvo bajo su techo le conto la verdad, excluyéndose por este simple acto de cualquier reclamo futuro fuera cual fuera, incluida su paternidad.
-Cariño, todo está bien, la comadreja ya está fuera- intentaba de calmar al rubio que parecía en shock tras lo que había escuchado -¿Draco?, no permitiré que nadie nos quite a Adhara, lo prometo- podía sentir las manos del rubio temblando entre las suyas.
-Pansy…es mentira…yo…-
Abrazo lo más fuerte que pudo al rubio sintiendo como su hombro se mojaba rápidamente a causa de sus lágrimas.
-Draco sin importar como ocurrieron las cosas te prometo que-
-¡Pero yo no lo hice!-
-Tranquilo cariño, tranquilo- le consolaba acariciando su espalda -Que dudo mucho que lo que dijo Wesley sea cierto-
-Gracias Pansy, gracias- dijo el rubio secándose las lágrimas con dificultad.
-Potter tiene que darte una explicación Draco-
-¡No!... Eso no, no quiero verlo, no quiero Pansy-
-Lo siento Draco pero debemos salir de dudas, porque si algo en esa historia resulta ser cierto-
-Nada de eso es cierto- contesto con voz temblorosa.
-Pero si lo es- el rubio solo negaba con la cabeza -Potter podría quitarte a Adhara, a tu hija, a mi ahijada-
-No- dijo con voz ahogada.
-Si Draco y es por eso que tenemos que anticiparnos a sus movimientos, más ahora que sabemos la verdad-
-…- El rubio se veía confundido dejándole en claro a Pansy que sería ella quien tendría que tener la mente fría en ese crucial momento de sus vidas.
-Asi que dime, ya sacaste la doble nacionalidad de tu hija, sí o no-
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“¡Eres un hijo de puta Potter y que me disculpe tu difunta madre que nada tiene que ver en el asunto pero esa es la verdad! ¡Maldito cobarde, si crees que te saldrás con la tuya estas muy equivocado porque Draco no está solo, me escuchaste mal nacido, no está solo! ¡Y otra cosa, al menos la próxima vez ven tu a hacerle cara y no mandes a tus amigos, maldito cobarde! ¡Y ni sueñes que podrás acercarte a Adhara porque ella solo es hija de Draco Malfoy y que te quede claro!”
Y ese había sido el mensaje enviado por Parkinson a través de un sobrecito aparentemente inocente que resultó ser una vociferadora que aquella noche en la cual pensó nada peor podría ocurrirle a diferencia de aquella tarde termino cerrándose su dia con broche de oro gracias a quien menos se esperó.
Por suerte y Hermione apenas la vio se le ocurrió poner un hechizo silenciador en el cuarto para que no se escuchara fuera de este los mas que seguros insultos de la morena de la cual sospechaba todavía estaba detrás de su rubio y que de seguro había enviado esa carta para dejarle en claro que ella lucharía por su amor, aun si Draco solo la veía como una amiga y nada más, pero entonces cuando los gritos furiosos comenzaron a llenar la habitación y creyó que tenía la razón poco a poco todo se fue hiendo a la mismísima mierda al escuchar las dos últimas oraciones.
-Hola chicos, ufff- hizo un gesto de satisfecho un colorín al tocarse la panza -tenían razón, la comida Francesa es deliciosísima, ¿Qué sucede?- pregunto al ver como ambos posaban sus ojos encima suyo acusadoramente.
-Ron, dime que no lo hiciste por favor- pregunto suplicante su novia
-¿Que pasa?-
-¿Fuiste a ver a Draco?-
-Ah, es por eso- contesto con una sonrisa que se le borro de un solo golpe.
-¡¿Porque demonios hiciste eso?! ¡¿Por qué?!-
-¡Harry tranquilo!-
-¡No Hermione, no, dímelo, porque!-
-¡Solo quise hacerte un favor amigo!-
-Que rayos… ¡lo arruinaste todo!-
-Por favor Harry, solo quise darte un empujón nada más- decía acongojado el peli rojo sin creerse la ira que le profesaba su amigo.
-¡Pero yo no te lo pedí! ¡¿Acaso se lo pedí Herm, lo hice, lo hice?!-
-Tranquilo Harry- le pidió con tristeza la castaña al ver su cara de desesperación.
-No…no puedo, Draco debe odiarme- dijo para escuchar un bufido por parte de su amigo y sentir que el piso se le movía bajo sus pies -¿Que le dijiste?-
-La verdad-
-¿Que verdad?, la que yo…te dije, cierto-
El peli rojo giro ambos ojos ignorándolo.
-¡Ron que le dijiste!-
-¡Que te engatuso, que se acostó contigo y que luego como el cobarde que es se obliato seguramente con la ayuda de Parkinson!-
-Ron cómo pudiste-
-Oh, vamos Mione tanto tu como yo sabemos que eso fue lo que paso- decía para ser interrumpido por otro buen par de golpes de su mejor amigo.
-¡Harry basta lo vas a matar, Harry!-
-¡No tenías derecho Ron, no lo tenías!- reclamo levantándose de encima del peli rojo porque en verdad no deseaba continuar golpeándolo al menos no asi, no para terminar matándolo sin darse cuenta.
-Yo solo- escupió a un lado un poco de sangre -quería ayudarte-
-Idiota…no eres más…el jamás me perdonara…jamás-
-Lo arreglaremos Harry, ya verás- decía la castaña mientras su mejor amigo se apoyaba contra la pared para ir resbalándose poco a poco por ella hasta quedar en el suelo.
-Jamás…me…perdonara-
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Pansy tenía razón, no sacaba nada con lamentarse, menos con encerrarse porque Potter aun estuviera en Francia. El no había hecho nada malo a no ser…No, la comadreja mentía, el no, el jamás, se repetia constantemente una y otra vez desde que el colorín le dijera aquella supuesta verdad que según él, su amigo mantenía desde hacía ya casi dos años en secreto. Si, como no y él era un Hufflepuff para creerle de buenas a primeras.
-¿Draco iras a trabajar?- escucho que le decía su amiga en tono neutro para luego -¡Draco!-
-¡Pansy no me asustes!-
-Draco, tienes que ir a trabajar o acaso crees que tendrás la misma suerte dos veces- le reprendía la morena al recordarle como el viejo mago Pigg solo lo había contratado por ser el aprendiz del que él consideraba uno de los cinco mejores pocionistas actuales del mundo mágico.
-¿Pero Pansy?- dijo casi susurrando hasta llegar a la ventana -el…-
-¡Por Merlín Draco, ahora me dirás que le tienes miedo!-
-No,… claro que no, de donde sacas eso- reclamo con el ceño fruncido alejándose rápidamente de la ventana como si se escondiera de alguien.
-Esto es increíble, increíble- bufo molesta la bruja lanzándole una túnica -Nos iremos por la chimenea-
-¿Pero?-
-¡Nada de peros Draco Malfoy! Por Merlín y Morgana juntos, tienes una hija a quien mantener, acaso se te ha olvidado- el rubio se puso su túnica molesto pero sin darle la cara a su amiga -Asi está mejor, Klepp- llamo a un elfo que apareció de un plop frente a ellos haciendo una graciosa reverencia.
-Si amita, Klepp está aquí para cumplir con sus órdenes amita querida, porque Klepp solo existe para…-
-Klepp, el señor Malfoy y yo nos vamos a trabajar-
-Oh, eso es fantástico señor Malfoy, Klepp está feliz de que salga de la casa-
-¡Acaso me estas insinuando algo!- le reclamo furioso a la pobre criatura que se tomaba las orejas a punto de arrancárselas.
-No exageres Draco. Klepp deberás cuidar a mi ahijada y más te vale que cuando regresemos esta exactamente igual a como la dejamos-
-Amita- sollozo ahogadamente la criatura como no dando crédito a lo que escuchaba -Klepp siempre ha cuidado a la ahijadita de usted y nunca, jamás la ha descuidado-
-Más te vale- le advirtió entre dientes un aun molesto rubio.
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Hubiera jurado que vio a su rubio aparecerse por la ventana y ocultarse apenas se asomara pero no, él no era de ese tipo de personas, de seguro si lo hubiera visto habría salido de la casa para cruciarlo ahí mismo sin importarle que lo llevasen detenido. No pudo evitar sonreír con aquella imagen en su mente, aun si en esa ecuación él era la víctima, porque tan solo ver a su rubio, aun si era en su imaginación, le daban fuerzas para seguir adelante. Mierda, sí que estaba enamorado pero gracias a su mejor amigo todos sus esfuerzos parecían irse cuesta abajo, porque apenas recupero fuerzas y tomo los consejos de Hermione al pie de la letra para ir en busca del amor de su vida y explicarle realmente como habían pasado las cosas se encontró con el mayor impedimento de los enamorados, un entrometido o en su caso, una entrometida llamada Pansy Parkinson que se había encargado no solo de mandarle una advertencia a través de una vociferadora, sino que además había reforzado las protecciones de la casa en donde vivían, advirtiéndole apenas se apareció que si seguía insistiendo se mudarían y podrían un fidelius en su nueva vivienda para que no pudiera encontrarlos nuevamente.
Maldita de seguro todo lo que ocurría le caía como anillo al dedo pero si creía que con todo lo que ocurría le quitaría a Draco estaba muy equivocada, aun si ese idiota, porque si, era un idiota, por mucho que lo amara no podía negar lo que era, porque lo era y de seguro con tal de reforzar su estatus de mago alfa o macho o lo que él creía que era macho terminaría en la cama de esa bruja barata que ni se molestaría en hacerse la difícil con este. Y con esos pensamientos pesimistas se fue hacia la vivienda de su rubio hecho una furia a exigir que le abrieran para encontrarse con un Elfo que lo recibió con muy mala cara.
Definitivamente el único Elfo domestico del mundo mágico que le caería bien hasta el dia de su muerte era y seria Dobby, porque en definitiva era el más listo, noble, sincero, valiente y bueno de todos, no como esa cosa que le había abierto la puerta solo para amenazarlo al escuchar de quien se trataba y para colmo verse expulsado casi una cuadra desde la casa de sus dos amores como si de un vil delincuente se tratara. Malditos Elfos Domésticos, se merecían la suerte que tenían por rastreros.
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Draco estaba raro, bueno, no podía culparlo luego de que uno de los grandes misterios de su vida fuera revelado de una forma muy poco ortodoxa y sobre todo por una de las personas que más detestaba en el mundo… Aunque no podía negar que aquello ya se lo sospechaba, sobre todo cuando Potter de la nada le había tendido una mano al que se suponía era su peor enemigo después de…mejor ni nombrarlo, porque a ella eso de que lo hacía por una cuestión de justicia y para evitar que lastimaran a su amigo, no se lo creía, aun si unos cuantos se habían burlado de este por la crítica situación en que se encontraba. No, ahí siempre supo que había gato encerrado, sobre todo cuando el desgraciado intento de negarle la entrada a su casa con las escusas más variadas entre ellas que su presencia le hacía mal a su amigo o que ella solo le recordaba cuanto le odiaba la sociedad y otra manga de idioteces sin sentido.
Ella estaba segura que Potter era el padre de Adhara pero también que su amigo para que se involucrara con este debio estar drogado, porque si no, veía imposible que algo pasara entre esos dos, sobre todo por la reacción Draco apenas se enteró de su estado y sobre todo por su reticencia de hablar del tema negando absolutamente todo. Con Potter sus suposiciones variaban de las más cuerdas a las malas descabelladas pero siendo siempre una la que resonaba en su cerebro con mayor fuerza, simple calentón del momento, después de todo Draco era todo un bombón y no solo para las féminas, porque aunque muchos de los magos lo negaran ella misma había visto más de alguno viéndole el culo a su amigo. Y por eso odiaba a Potter, porque de seguro después de divertirse con su drogado o alcoholizado amigo este arrepentido de darse un buen revolcón con él le había borrado la memoria para que jamás se descubriera su traspié con el Mortifago más odiado del colegio.
El desgraciado no merecía perdón alguno pero aun asi, sabía que para que su amigo recuperara un poco de paz debía cerrar esa página de su vida por más que no le agradara enfrentarse a la peor pesadilla de su vida, Potter. Y por eso, hizo lo que hizo.
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No podía creerlo, como ella precisamente de todo el mundo le hacía eso, tal bajeza, no se suponía que él era su mejor amigo.
-Vaya, cuando Parkinson me cito pensé jamás me imagine que lo había hecho porque tú se lo pediste-
No quería verlo, no quería hablarle, ni mucho menos estar con él en el mismo cuarto, mataría a Pansy, la mataría y no de una forma simple, de eso nada, lo haría lento y dolorosamente.
-Dra…Malfoy, sé que Ron te dijo ciertas…cosas que…bueno, puedo tomar asiento- pidió un poco nervioso mientras el rubio un tanto cohibido le indicaba que podía hacerlo, mientras hacía lo mismo lo más lejos posible del moreno -Ron, el…pensó que viniendo a…lo que te dijo, no era cierto- dijo para ver por primera vez esos grises ojos enfrentándolo con algo similar a tranquilidad -No de la forma en que te lo dijo claro-
-Entonces, ¿es cierto?, tu…y yo…-
Dile la verdad Harry, solo dísela se reprendía mentalmente una y otra vez para luego gritarse asi mismo ¡pero la versión que ensayaste, no la verdadera por dios, no esa!
-Si-
-Cómo, si tú y yo nos odiamos-
-Bueno…fue algo que solo paso-
-¡Como que solo paso!- preguntaba al filo de la histeria un rubio -¡Las cosas no pasan simplemente porque si! ¡Rayos Potter cada vez que levantábamos nuestras varitas para pelearnos en plenos pasillos de Hogwarts era por algo! ¡Por eso no me digas que solo paso, porque las cosas no solo pasan maldita sea!-
Harry trago en seco retorciéndose las manos, pues aquello no se veía bien, menos cuando su peor pesadilla se hacía realidad y no se refería a ser cruciado precisamente, sino al repudio y asco de su rubio, uno que no quería ver reflejado en sus ojos otra vez, porque sabía que no podría superarlo, no otra vez.
-Tu…tu tenías…curiosidad y…-
-¿Curiosidad?- dijo espantado el rubio.
-Mira si quieres podemos hacer esto otro dia-
-¡No, ya estás aquí asi que termina de una buena vez!-
Se sentía como una verdadera mierda por lo que le estaba provocando a su rubio pero aun con todo eso se mordía la lengua, pues sabía que de nada serviría contarle la verdad.
-Era de noche, nos encontramos por pura casualidad en un pasillo, yo te fastidie como siempre y tú me contéstate- relataba atropellando sus palabras -De ahí no sé como pero llegamos hasta la sala de menesteres en donde comenzamos a lanzarnos hechizos a diestras y siniestras, no sé cómo o que rayos te lance pero te veías confundido como perdido y-
-Te aprovechaste…tú…- lo apunto con el dedo -te aprovechaste de mi- asevero esperanzado buscando un culpable en su supuesto desliz.
-No lo creo- soltó entre dientes al recordar como este se negaba a tan solo besarlo cuando lo había hecho suyo por primera vez –Sabes, aun sin estar consiente, sabías muy bien lo que querías-
-No…eso no es cierto- le respondia aterrado el rubio levantándose de su puesto para darle la espalda al moreno.
-Solo basto con que yo te dijera que lo que a ti te faltaba era un buen revolcón para que tú te me lanzaras suplicándome por ayuda-
-Mentiroso- respondia con voz temblorosa el rubio.
-No miento- dijo venenosamente el moreno -Después una cama apareció como si el cuarto supiera lo que pretendíamos hacer-
-No…no sigas- susurraba el rubio abrazándose asi mismo.
-Luego nos deshicimos de la ropa, nos tendimos en la cama, tú estabas algo nervioso pero aun asi insististe dándome un beso como prueba de tu…¿Valentia?- dijo con gracia Harry para sonreír a sus anchas.
-Mientes-
-Te toque y me tocaste-
-No…es…cierto…-
-Me arrancaste los pantalones con desesperación-
-Eso no…no es…cierto…a mí, a mí me…gustan las…mujeres…-
-Y estabas excitado, muy excitado-
-Eso…-las palabras apenas salían de su boca como si les costara siquiera pronunciarlas, como si le robaran el aire.
-Llegaste al punto de rogarme porque te la metiera- continuo Harry relatando cuando vio como ante el un rubio se desplomaba retumbando en el piso para perder el conocimiento.
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