COMPLICANDOSE AUN MAS LA VIDA
-¡Draco, Draco, despierta amor, por favor, por favor abre los ojos, ábrelos amor, ábrelos, lo siento, lo siento mucho!- decía suplicante mientras sostenía entre los brazos a su rubio -¡Por favor, por favor!- rogaba al no recibir respuesta alguna de este aprovechándose del momento para besar al rubio con total descaro por todo el rostro -¡Amor, no me dejes tu no, tu no, por favor, por favor!- estaba tan aterrado por perder a su rubio que no se dio cuenta que alguien entraba por la chimenea para ver aquella escena que parecía salida de una obra de horror.
-¿Draco?, ¿¡pero qué sucedió!?- exigió saber una bruja shockeada por lo que presenciaban sus ojos.
-No lo sé- contesto sollozando el moreno que aun abrazaba a su rubio con fuerzas -el, el solo se desmayó-
-Y tu pedazo de mierda ¡Porque no lo has llevado aun a San Munde!-
-¿Qué a dónde?-
-¡Potter acaso puedes ser más idiota, quítate!- ordeno la morena intentando de tomar el lugar de Harry.
-¡No, no me iré!-
-Tu, acaso pretendes dejar morir a mi amigo, ¡es eso!- le increpo la morena para ver como el otro levantaba en brazos a su amigo para hacerle una seña con la cabeza hacia la chimenea.
-Llévame hasta ahí, ¡vamos que esperas!-
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Se sentía ridículo, el, un Malfoy dejándose llevar por las emociones y para colmo desmayándose ante el imbécil de Potter que de seguro creería ahora que le tenía miedo.
Él no le tenía miedo, no le tenía.
Pansy le había contado lo que ella sabía desde que llegara a su oficina, todo, incluido el descaro de Potter al profesarle su amor con besos y todo. Sentía su estómago revolvérsele al tan solo imaginárselo.
Lo iba a matar, lo haría, por su orgullo, por su honra y por el bien de su hija, lo iba a matar.
-No lo harás- le rebatió su amiga -Aun si lo odias no lo harás y sabes porque- la miro amenazante -Porque tú no eres un idiota- le dijo pero pensando algo muy distinto que no se atrevía a dar a conocer aún a su amigo -Y no terminaras tus días en Azkaban solo porque ese idiota te la metió-
-¡Pansy me duele la cabeza!- reclamo el rubio poniendo esta entre las palmas de sus manos.
-Pues no grites queridito-
La morena se paseó por el cuarto con parsimonia pensando bien en lo que le diría a su amigo, porque fuera de aquella puerta sin moverse desde que fuera internado seguía cierto moreno que se había negado rotundamente a irse de ahí hasta no verlo con sus propios ojos.
-Nos podemos ir- pregunto cansinamente Draco.
-Si querido, el mendi mago dijo que no era nada serio, solo tus nervios-
Dios que bajo he caído, pensó el rubio con descontento levantándose de la cama con lentitud.
-Draco…hay algo mas-
-¿Qué cosa?- pregunto algo asustado al ver el semblante de su amiga, pues le recordaba mucho al de Madame Pomfrey cuando le dio la noticia que termino por cambiar su vida para siempre.
-Potter esta fuera-
-¿Qué hace aquí?-
-Tu qué crees-
-No me importa- dijo poniéndose su túnica con algo de dificultad -solo me quiero ir-
-Tendremos que pasar por esa puerta, estas consciente de ello- pregunto recibiendo la fría mirada de su amigo como parte de su respuesta.
-Vámonos- pidió el rubio yéndose de lado por un mareo pasajero.
-¡Draco! Estas seguro que te quieres ir, si quieres puedes pasar la noche aquí- dijo algo alarmada por el semblante pálido que acababa de adquirir su amigo.
-De eso nada…Adhara está en casa y no la voy a dejar sola-
-Esta con Klepp y él sabe que si le falta un solo cabello lo pagara muy caro-
-Aun asi Pansy- miro con temor hacia la puerta -No me arriesgare-
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Apenas se abrió la puerta salto de su silla para ir donde su rubio. Estaba furioso, el debía ser quien estuviera con el ahí dentro pero la muy desgraciada de Parkinson se las había arreglado para ser ella quien estuviera a su lado alegando que era su único familiar y el solo un desconocido y claro, como la muy zorra al parecer había salido con el mendigicucho que atendió a su Draco aquello no fue muy difícil de concedérsele.
-Draco, por Merlín estas bien- pregunto preocupado notando la palidez en su rostro y sintiéndose fatal por ello, claro, solo hasta que vio a la morena abrazada a el -Parkinson podrías dejarnos solos-
-Potter, aun estas aquí- dijo irónicamente con una mueca que disimulaba ser una media sonrisa horrenda ante el moreno.
-Te dije que no me movería de aquí hasta verlo-
-Bueno-
-Draco, necesitamos hablar y terminar con-
-Mira Potter-dijo con tono frio y arrastrando las palabras como antaño -Tu y yo no tenemos nada de qué hablar-
-Pero Draco-
-Nada- enfatizo el rubio entre dientes mirándolo fijamente con un odio que casi le destroza el corazón al moreno.
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No se entendí, definitivamente sus padres tenían razón al decir que era una persona que desde la cuna no sabía más que complicarse la vida asi mismo, desde el dia en que se negó a comerse una rana de chocolate porque pensaba que estaban vivas, hasta el dia en que necio como el solo se metió a hurtadillas al cuarto en donde su padre tenía objetos de magia oscura ganándose un buen coscorrón por parte de este al casi inmolarse sin siquiera saberlo. Y es que estaba en su naturaleza, aun sin saberlo claro. Aun recordaba con claridad cómo le hacia la vida imposible al cara rajada simplemente porque este lo había humillado al no aceptar su mano prefiriendo a la de la comadreja pobretona en su lugar, sobre todo cuando Pansy le decía quitada de pena que debía olvidarlo e ignorar al muy idiota pero no, el no dejaría aquello asi como asi y por eso intento de todas las formas hacerle la vida imposible a ese idiota y compañía. Pero ahora, ahora tenía un gran problema porque ese mismo idiota al cual había odiado y detestado no solo se había aparecido diciéndole que era el padre de su hija, sino que además ellos dos aparentemente lo habían hecho….Bien, sabía que para que lo primero sucediera, antes debía haber pasado lo segundo pero tan solo pensar en ello…yiakkkk, se le erizaba la piel de tan solo intentar imaginárselo, sobre todo al recordar las palabras del idiota de Potter resonando en su cabeza.
“Me arrancaste los pantalones con desesperación”
No, no, no debía pensar en ello, no debía, una falda si, una falda, una linda y preciosa falda con hermosas, bellas y estilizadas piernas peludas…. ¿Peludas? Estaba perdido, desde que dejara al idiota con cara de burro plantado como estatua en San Munde, este no se había presentado a fastidiarlo nuevamente, ni siquiera para hablar sobre su supuesta hija, lo cual dejaba en claro otra cosa, el solo quería fastidiarlo y nada más. Quizás ni siquiera era el padre de su hija, ¡No que él se metiera con otro tipo, eso nunca, jamás! Solo se refería al hecho de que, siendo quienes eran, quizás a este se le ocurrió vengarse por no haber aceptado sus sentimientos cuando los expuso de forma tan irrespetuosa y…empalagosa.
Desgraciado de seguro se trataba de eso, el muy imbécil pensaba que por haberle dado refugio él era presa fácil pero estaba equivocado, Draco Malfoy no era bocado de nadie, bueno solo de brujas, solo de ellas y nada más. Aunque la imagen de Potter besándolo lo había despertado aterrado en más de una ocacion hasta el grado de sentir una medía erección entre sus piernas dejándolo anonadado durante todo el dia.
Quizás Pansy tuviera razón y la única forma de cerrar aquello seria hablando con Potter, zanjar aquel asunto definitivamente, exigirle que se hiciera una prueba de sangre para dejar en claro que no era más que un mentiroso que deseaba aprovecharse de él y su pequeña. Pero si eso era cierto, si lo era, se las pagaría, porque meterse con él era una cosa, pero con su hija, con su adoración, era otra muy distinta por lo que más le valía no estar mintiendo porque conocería quien era ahora en verdad Draco Malfoy.
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