LA PETICION
Qué demonios había dicho, porque lo había dicho, como diablos había salido esa frase de su boca y como rayos había permitido que Potter lo llevara hasta ese lugar sin siquiera oponerse. Por Merlín, que estaba haciendo.
Aun podía recordar lo que este le había respondido a su pregunta, como le miro extrañado sin soltar sus manos de las suyas.
-¿Cómo…perdón pero a que te refieres?-
-A…eso….yo…yo...-
En su mente un sinfín de respuestas elocuentes se formaron como por ejemplo comprobar la paternidad de este con respecto a su hija, que le permitiera ver sus recuerdos de la supuesta noche, dia o tarde en donde la concibieron y hasta el ridículo hecho de aceptarlo en su pequeña familia pero como el otro padre de su hija, pero no, nada de eso salió de su boca porque nuevamente una frase que ni siquiera socavo salía de esta para hacerlo sentirse apabullado y avergonzado al mismo tiempo.
-Quiero…recordar cómo fue…que lo hicimos-
-Draco…tu, a que te refieres- pregunto asombrado el moreno sintiendo como temblaba el rubio.
-Que quiero hacerlo contigo- dijo casi en un susurro imperceptible que por increíble que pareciera el moreno escucho sin el menor problema a diferencia de su propio emisor que sentía como era levantado suavemente por dos brazos de su sillón para luego ser transportados fuera de la seguridad de aquella oficina.
Podía notar que para Potter aquello no era algo de suma importancia, pues a diferencia suya parecía demasiado adaptado a aquel tipo de eventualidades, sobre todo en la forma despreocupada de quitarse la túnica para dejarla caer en una silla cualquiera para luego mirarlo con una gran sonrisa que deseaba borrarle de un golpe certero pero que lamentablemente por la situación que el mismo había creado se sentía demasiado inútil y débil como para mover un solo dedo. Y es que los nervios lo estaban matando, ver a ese hombre frente a él, aquel que por tantos años detesto, humillo y hasta odio con tanta naturalidad desprendiéndose de sus ropas provocaron que por primera vez se diera cuenta de la gran metida de pata que estaba a punto de cometer…otra vez…Porque a él, que rayos le importaba recordar viejos tiempos de los cuales no tenía memoria alguna, porque insistía inconscientemente que era la mejor forma de cerrar el círculo tal como le venía repitiendo Pansy pero que si supiera en donde estaba y a punto de que, dudaba mucho que le apoyara y más que aceptara que fue su idea porque ella jamás se imaginaria que llegaría tan lejos o al menos eso quería creer.
-Draco, aun no te quitas nada- le dijo en tono dulzón al oído el moreno que con cuidado excesivo le quito la túnica a un cuerpo tembloroso que no se negaba a ello –Hey- le tomo por los hombros para darlo vuelta y verlo a los ojos pero solo consiguiendo que aquellos grises se plantaran en el suelo, y es que su rubio, ese mismo que por tanto tiempo se negara a tan solo darle un beso gritándole que le asqueaba, en esos momentos estaba completamente avergonzado por lo que estaban a punto de hacer logrando que en Harry una gran ternura se despertara en su corazón y que lo deseara aun todavía más entre sus brazos –Todo estará bien-
Le escucho decir al moreno para saber que era hora de huir del lugar, asi fuera tachado de cobarde por el resto de su vida y fuera la broma constante entre los idiotas de sus amigos Gryffindors. Se marcharía de aquel cuarto corriendo si era necesario pero lo haría, porque no estaba dispuesto a descubrir como rayos había terminado con una niña en el interior de su cuerpo, eso no. Pero entonces cuando quiso hacerlo descubrió que su cuerpo no solo era aprisionado por otro, sino que reposaba muy relajadamente sobre un mullido y cálido colchón, mientras un par de esmeraldas lo miraban hipnotizantemente impidiéndole pensar con claridad y solo fijarse en ellos como un poseído sin siquiera darle importancia al hecho de que ese individuo continuara desvistiéndolo a sus anchas.
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Su rubio era el ser más precioso sobre la faz de la tierra, ya había tenido a otros entre sus manos, otros que ni siquiera le llegaban a los talones y no bromeaba al decirlo, porque aunque intento encontrar reemplazos que asimilaran un poco aquella imagen que tenía este, aquel porte, aquella piel nacarada, aquel cabello rubio casi blanquecino y aquel cuerpo que se encargaba de provocarle fuertes deseos oscuros desde momentos en los cuales ni tenía idea por donde iban sus inclinaciones sexuales. En definitiva ninguno había logrado provocarle las sensación que en ese minuto sentía, aquella en la cual su corazón estaba a punto de explotar en su pecho de felicidad por rozar su piel contra la suya, de sentir su aliento sobre el suyo, de escuchar con claridad las pulsaciones alocadas del corazón de su amado igual de desbordantes que el propio, aquella en la cual de los puros nervios al igual que un tonto adolecente temía cometer un error garrafal con aquel ser tan perfecto y que terminara huyendo de su lado sin siquiera darle la oportunidad de redimirse porque a diferencia de las veces anteriores estaba consiente que esa vez debía ser diferente a las otras. Dios, lo amaba tanto y había esperado tanto porque ese momento llegara, tanto, que parecía un sueño, un simple y hermoso sueño del cual no deseaba despertar nunca.
Acerco sus labios hasta los de su rubio dándole un toponcito en estos provocando que este abriera desmesuradamente sus ojos para verlo con algo similar al terror pero no el mismo terror de antaño en el cual pataleaba y rogaba por ser liberado, no este era diferente, muy diferente, tanto que lo llenaba e lujuria y expectación al no saber cómo sería apoderarse de aquel cuerpo por primera vez con su permiso absoluto.
Tan absorto estaba en sus pensamientos que cuando sintió una mano sobre su pecho en un vano intento de alejarlo, no le hizo el menor caso, aun al escuchar un sonido saliendo de la boca del otro porque entonces aprovecho para hacer aquel inocente beso en algo más pasional que logro robarle un suspiro al rubio bajo el que logro despertar definitivamente a su miembro de una forma desmesurada.
-Y cómo se siente tu primer beso- pregunto intentado de ocultar su prominente erección para no asustarle.
El rubio le miro con el rostro encendido de vergüenza, pues algo duro le rozaba en un costado del muslo cosa que extrañamente no le espantaba tanto como aquel beso.
-Sé que no lo recuerdas por eso yo-
-Bien…no es…muy diferente a los….que he tenido con mujeres- respondio atropelladamente tragando en seco de los nervios que aquello le provocaba.
-No digas eso- pidió el moreno un poco sentido, ya que esa noche era suya y de nadie más.
Poco a poco fue terminando su ardua labor de desvestir al rubio para dejar expuesto al más suculento manjar ante sus ojos que no dudo en profanar con total delicadeza pues el temor de que este rehuyera a su contacto era su constante preocupación mientras se dedicaba a acariciarle y sobre todo al notar como su cuerpo continuaba temblando pero que luego de un rato de caricias y besos en puntos sensibles este comenzaba a relajarse hasta el punto de gemir quedito cerca de su oído.
Si, esa vendita tarde, en ese vendito cuarto de hotel no solo haría suyo por voluntad propia por primera vez a Draco Malfoy, sino que le haría entender que sin él su vida no tenía sentido y que el destino de ambos era estar juntos por el resto de sus vidas y quién sabe si hasta de la mismísima eternidad.
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El placer que sentía le nublaba la razón, las sensaciones gratificantes y hasta lo pegajosos besos del moreno le hicieron olvidar sus ganas de lanzarlo lejos y huir de aquel lugar, aun si desde el fondo de su mente su conciencia le gritaba el graso error que estaba a punto de cometer pero que el ignoraba de lo lindo al sentirse como hacía mucho tiempo no lo hacía, amado. Y no como amigo, ni como padre, sino irónicamente como hombre, volver a sentirse nuevamente satisfecho sexualmente como antes, porque antes de que se enterara de su estado sus relaciones íntimas lamentablemente gracias al mal nombre adquirido tras la guerra pasaron a ser ínfimas y peor aún tras la llegada de su hija que lo había dejado ante las féminas como alguien del otro lado de la cerca que no valía la pena siquiera para mirarlo.
Estaba aterrado, no podía negarlo, temía que aquello no solo fuera la tontería más grande que cometiera en su vida pensando en que quizás aquella resolución ya la habría tenido en el pasado e imaginándose como una vez terminado el acto se aplicaría un vendito obliviate para olvidar aquel nuevo error que lo alejaría aún más de la cordura de la normalidad y de un posible perdón paternal que aún no perdía la esperanza de obtener asi le tomara años.
Potter mordisqueaba su clavicula suavemente para continuar con su cuello, su mentón y finalmente depositarse otra vez en sus labios que a diferencia de la vez pasada eran mucho más cooperadores no solo permitiéndole llegar hasta la cavidad de esta, sino también luchando por tener el control de la situación al unirse con esa otra lengua que en más de una ocacion había sido utilizada para insultarle a él y a su familia.
“No Draco, no pienses en ello, disfruta, disfruta y olvida todo lo demás, todo”
Se recrimino para dejarse llevar entre esas ásperas y toscas manos de obrero que poseía Potter, aun si este según tenía entendido no se desempeñaba como uno.
El moreno se perdió de su vista para dedicarse a recorrerle desde su mentón hasta su mismísimo miembro provocándole que sus nervios por primera vez le jugaran en contra retrocediendo hacia atrás en la cama para rehuir a las intenciones de Potter que le miraba entre suplicante y ofendido por su actuar.
-Draco- casi pidió lamentosamente el moreno acariciando su muslo para ver como este volvia a recostarse en la cama y dejar que continuara con la tarea que tenía en mente.
El rubio tembló al sentir aquella mano agarrando su flácido miembro y aún más al darse cuenta de donde era metido y sobre todo al sentir el raspón de dientes a su alrededor dejándole en claro que esta vez sí hacia un mal movimiento no solo ofendería a Potter, sino que muy posiblemente perdería una gran parte suya en esa tarea, por lo cual intento de controlarse lo mejor que pudo ante tan extraña experiencia que en su vida imagino, pues ninguna bruja jugaba tan sucio como un mago que se había dejado atrapar en ese mundo sórdido de la homosexualidad.
Sus piernas se movieron en contra de su voluntad, un reflejo que intento de frenar lo mejor que pudo pero que se hacía imposible con las oleadas de placer que llegaban a cada rincón de su cuerpo al ser prácticamente jodido por una boca que minutos antes le besaba con desesperación para luego notar como una mano agarraba sus testículos para ser apretados con un poco de fuerza provocando que soltara el primer gemido gutural de aquella velada abriéndose de par en par y agarrándose de lo primero que tenía a mano para no explotar ni mucho menos romperse en dos al sentir como todo su cuerpo por completo se tensaba al punto de doblar su espalda en una posición que cualquiera que le viera pensaría era inhumana pero que era la única que lograba aminorar la descarga electrica que sentía desde la punta de sus pies, hasta el último cabello de su cuerpo.
-Ahaaaaaaaaaaaaaa………ya……yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa………..-
Gimió sin control para sentir un pequeño mordisco a mitad de su miembro que en vez de preocuparle como antes solo le hicieron extasiarse aún más exigiéndole más contacto aquella boca que se detuvo en seco para sentir como dos manos le obligaban a continuar con su labor al agarrar con furia el cabello de su dueño y asirlo contra si con un ímpetu que solo provoco que se viniera en su interior para caer rendido sobre la cama.
-Veo que te gusto- ronroneaba un moreno que no dudo en besar y lamer al rubio desde su ingle hasta su ombligo en donde metió su lengua provocando una extraña y deliciosa incomodidad a este que solo atino a tomar su rostro entre sus manos para darle un beso que Harry recordaría por el resto de su vida al ser el primero que su rubio le diera por voluntad propia.
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Trago en seco luego de separar sus labios viendo la mirada perdida del rubio tras el orgasmo reciente para recordarse que lo mejor aún estaba por venir y que era hora de mostrarle a este como demonios había metido a su pequeño angelito en su pancita.
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Acaso había besado a Potter, si, lo hizo y no se arrepentía, después de todo le había regalado un grandioso orgasmo que necesitaba hacía tiempo y que ni su propia mano conseguía otorgarle por increíble que pareciera. Por Merlín se había sentido tan bien que le encantaría que se repitiera y ni siquiera había sido tan traumático como él pensaba que sería mantener relaciones con otro hombre, rayos, en verdad que los magos exageraban todo en grandes proporciones a niveles que hasta el mismo se avergonzaba de recordar pero entonces una pregunta le vino a la mente recordándole un pequeño detalle que lo hizo estremecerse en medio de aquellas agradables sensaciones para sentir como sus rodillas tocaban su pecho y como algo húmedo invadía su ano de forma juguetona.
-¿Que…que haces?- pregunto aun cansado por el orgasmo y anonadado por lo que el otro hacía en aquel lugar tan asqueroso, según él.
-Preparándote amor- ronroneo el moreno para continuar con su labor que ahora también incluía dedos en ella y que el rubio aun deseando alejarse no pudo pues sus fuerzas parecían reducidas no tan solo tras el orgasmo, sino además al ser hurgado en aquel lugar que hasta ese dia pensó que solo tenía una función.
-¡Ahaaa!- chillo fuera de sí al sentir como uno de esos dedos ajenos rozaba cierto lugar de su recto que lograba despertar nuevamente su miembro adormecido tras haberse venido por vez primera.
-Draco, amor- le escucho decir al moreno que separaba sus piernas para posicionarse entre ellas mientras las ubicaba con cuidado sobre sus hombros para luego acariciarlas con ambas manos –Quiero que me mires, mírame por favor- pidió suplicante para mostrarle una sincera sonrisa llena de lujuria reprimida a un rubio que confundido como estaba no pudo más que tragar y agarrarse de las sabanas lo mejor que pudo –Te amo- le soltó el moreno para dirigir su miembro en aquella entrada lista para recibirlo pero no sin algo de contratiempo ya que el rubio se había tensado al tan solo sentir su punta en esta.
-¡Espera!....yo… ¿Qué haces?- pregunto un tanto asustado sin saber porque diría lo próximo –Adhara-
-Lo siento amor, lo siento- se disculpó el moreno para tomar su varita que reposaba a un costado de la cama y lanzarle un hechizo que hizo sentir tanto su entrada como el interior de esta helada y húmeda a la vez –Esto…esto es algo asi como un preservativo mágico asi que no tienes por qué temer, podemos hacerlo sin consecuencias- respondio a una pregunta que al rubio ni siquiera se le había ocurrido pensar siquiera dándose cuenta de su garrafal estupidez para luego acompañarle con una bofetada de realidad en ese momento intentando de remover sus piernas de aquellos anchos hombres pertenecientes a ese moreno que lo miraba con un poco de…¿recelo?
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No lo permitiría, no lo haría, no cuando habían llegado tan lejos, no cuando estaba a punto de hacerle entender que él era el único que podía hacerlo sentir bien y cuando ya se lo había demostrado con una simple mamada, era hora que Draco entendiera que el tiempo de comportarse como un niño había acabado, que los años de ser mimado debían quedar en el pasado y que si el reprimía su ímpetu salvaje era solo porque deseaba poseerlo con su autorización, como una persona normal que ama a otra, sin gritos, ni insultos, ni golpes, ni lamentos, ni mucho menos intentos fallidos de suicidios tras el término del acto sexual que por primera vez desde que estuvieran juntos seria uno de amor absoluto que sellaría la relación que tenían ambos.
-Todo estará bien mi amor, no temas- suplico el moreno agarrando aquellas resbaladizas piernas que intentaban de huir del lugar en donde las había puesto –Por favor…-
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No sabía porque pero aquella suplicaba había calado hondo en el, provocando que en cierta forma hasta que se sintiera culpable por el sufrimiento del otro al pensar que quizás el no solo se había aprovechado de San Potter tal como le había recriminado la comadreja, sino que una vez que había saciado su insana curiosidad lo había botado como una basura para borrar por completo cualquier vestigio del paso de este tanto por su cuerpo como por su memoria dándole como resultado el castigo bien merecido que tenía al ser repudiado por su familia tras quedar en cinta gracias a la maldición que acosaba a los magos sangre pura desde hacía más de dos mil años gracias a una bruja despechada.
Extendió sus brazos hacia el tomando su rostro entre sus manos para darle un beso tierno que provoco una carcajada corta de felicidad por parte del moreno que ya sin temor se fue hundiendo poco a poco en el interior del otro para verlo caer nuevamente sobre el colchón agarrándose de las sabanas con desesperación ya que nunca imagino que aquel pequeño lugar pudiera albergar un miembro humano, ni mucho menos uno que parecía del tamaño de un maldito caballo.
El grito que lanzo lacero no tan solo sus oídos, provocando un eco a copioso en aquel cuarto hasta el momento en que sintió como las bolas del otro tocaban su trasero para dejar salir su primer gemido.
-Ya está…todo…diosss….es tal como recordaba….- menciono el moreno dejándose llevar por las sensaciones dejando caer su cabeza hacia atrás con ojos cerrados para luego sentir una pulsación en su miembro que lo hizo reaccionar con hambre ante tal suculento platillo rebosante de sudor y un par de lagrimitas causadas por el doler pasajero que pronto él se encargaría de convertir en placer.
Quería pedirle que saliera, que se retirara, que le quemaba, que lo hería pero no podía, no podía siquiera articular una simple letra, mucho menos alegar por el dolor que tanto le recordaba cuando tuvo a Adhara quien para su suerte nació tras cesaría gracias a que su cuerpo no estaba capacitado para una labor natural como el de una mujer.
El miembro de Potter comenzó a salir de su recto dándole falsas esperanzas pues apenas se retiraba el muy condenado lo volvia a meter con ímpetu, una y otra vez, insistentemente provocándole un horrible quemazón que aminoro un poco al sentir como su miembro era agarrado por la mano de este para darle un placer que obviamente no sentía en aquel otro lugar que tanto parecía disfrutar el cara rajada con sus facciones fuera de sí mostrándole lo lujurioso que podía ser el condenado niño que vivió que en esa posición de santo ya no le quedaba absolutamente nada.
Su rubio parecía no estarlo disfrutando tanto como él y eso le disgustaba, aunque no podía negar que pronto eso dejaría de ser asi, pues cuando diera con el punto exacto, aquel que lo haría gritar como un condenado, este no haría más que gritar, si, gritar pero de placer suplicándole porque continuara dándole en ese punto y que no lo soltara jamás.
Agarro sus caderas con fuerzas para enterrarse aún más hondo si era posible en el interior de su amado para girar unos centímetros dentro de este y dar por fin con el vendito tesoro que su rubio adoraría desde ese dia en adelante como nunca supo disfrutarlo en el pasado.
-¡Que!....ahaaaaaaaaa….¿Que fue….?ahaaaaaaaaaa- chillo abriendo desmesuradamente sus grises ojos para asir sus caderas en un acto reflejo contra la ingle del moreno que no hacia más que embestir su miembro contra aquel punto que estaba volviendo completamente loco de placer a su rubio que no paraba de gemir sin control intentando en vano de agarrarse ya no solo de las sabanas de la cama si no ahora del cuerpo del moreno alcanzando solo sus pectorales para acariciarlos sin siquiera tener idea de ello.
-Te gusta- gruño ahogadamente envuelto en la lujuria el moreno al ver como estaba cubierto por sudor y éxtasis su rubio perdido en las sensaciones que antes repudiaba –Pídeme que te de mas, pídemelo- ordenaba para hacer un movimiento brusco pasando sus manos por los glúteos del rubio y sentarlo sobre sus muslos con algo de dificultad al aun tener sus piernas sobre sus hombros pasando sus brazos entre medio de estos escuchando un reclamo del otro por hacerlo –Dímelo, dímelo, pide más, pide más- ordenaba para solo escuchar los gemidos suplicantes del rubio que no daba crédito a lo que estaba pasando y como el mismo se agarraba como una garrapata contra el cuerpo fornido del moreno con ímpetu para clavarse asi mismo en aquel miembro que no solo le daba placer hasta la locura, sino que también le laceraba el culo de una forma horrorosa pero excitante, tanto que ya no le importaba volver a sentarse por el resto de su vida si con eso lograba llegar al orgasmo más glorioso de toda su vida.
-Ha….rryyyyyyyyyy…..diosss-
-Si….soy tu dios….mi Dragoncito…eso soy…eso soy- gemía el moreno sin parar de penetrarlo ahora de en esa posición agarrando con una mano la cintura del rubio y con la otra un glúteo impulsándolo con fuerza animal, dándose cuenta en medio como este también ayudaba en la tarea para soltar una carcajada de felicidad que termino al darle un beso lleno de pasión al rubio que gemía a los cuatro vientos de una forma tan excita que el moreno pensó estar en el paraíso por un segundo para sentir luego como este se venía encima de sus pechos.
El recto de Draco se cerraba con fuerza alrededor de su miembro produciéndole una descarga agradable al moreno que termino por gritar su nombre antes de venirse por completo en las entrañas del rubio para dejarse caer encima de este en una posición poco favorable para el rubio que soporto inmutable aquello por casi medio minuto en el cual sus respiraciones se unieron de la misma forma que un beso tierno que dio por finalizada aquel acto sexual que para uno de ellos era la culminación de un amor verdadero que siempre supo existía entre ambos.
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