LA CARTA
Cuando entro a su hogar lo menos que se esperaba era chocar con un par de baúles que por poco lo hacían caer de bruces en el suelo, ni mucho menos notar una túnica peculiarmente conocida sobre uno de sus sofás.
-¿Ron?-
Pensó extrañado por las horas en que su amigo lo visitaba, no que no lo hiciera a menudo pero jamás a esas horas en las cuales se suponía aun trabajaba, ni mucho menos con maletas incluidas, sobre todo cuando recordaba de golpe como su amiga le amenazaba cada vez que metía la pata asegurándole que un dia de esos lo echaba del departamento en el que Vivian y que ni el mismo Harry Potter lo recibiría en su hogar por ser peor que un grano en el culo para tener que negar enseguida aquello al ver la mirada herida que le dirigía su peli rojo amigo como si fuera el mismo quien lo dijera y no su novia, teniendo que asegurarle al instante que siempre sería bienvenido en su hogar para darse cuenta en esos momentos la cruda realidad enfrente suyo.
Que rayos hiciste esta vez Ron, se preguntó mentalmente el moreno al no poder dar crédito de lo que veían sus ojos y pensar en cómo volvería a unir a esos dos porque por ningún motivo él estaba dispuesto a escoger entre ambos como si fuera un niño en plena separación matrimonial de sus padres, ni loco, pues los quería a ambos y no los cambiaría por nada del mundo, por lo cual volverían a estar juntos, asi tuviera que darles amortencia para dicho propósito. Fue entonces, estando perdido en sus pensamientos que escucho una voz, una voz peculiar, extrañada, añorada, mas nunca olvidada que lo acompañaba en sus momentos más solitarios.
Se dio vuelta con lentitud para quedar frente a quien su corazón más deseaba ver hacia casi un mes sosteniendo entre sus brazos a una pequeña y preciosa niña rubia somnolienta.
-¿Draco? En verdad…eres tú-
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Cuando recibió aquella carta si bien la dejo de lado pues no le interesaba saber nada del idiota de Potter, ni mucho menos lo que le pudiesen decir los patanes de sus amigos sobre este, más aun asi no pudo dejar de pensar en ella mientras trabajaba, ni mucho menos al volver a su hogar y notar como esta extrañamente se removía en su lugar como tentándolo a que la abriera y leyera su contenido. Pero no, él no lo haría, porque no le interesaba nada que Potter tuviera que decirle, porque de seguro al fin y al cabo esa carta era de él y no de uno de esos idiotas. Pero entonces comenzó a pensar…y que si se trataba de algo pueril como una tonta invitación a uno de los múltiples cumpleaños infantiles de la familia Wesley que de seguro habrían aumentado con la nueva camada que de seguro habían comenzado a tener las comadrejas a por montones después de la guerra, claro, ahora que de seguro sabían que Adhara era hija de Ha…Potter, de seguro querrían integrarla a su familia y hasta hacerla miembro honorario de esta al igual que el moreno. Pero si ellos creían que él lo permitiría estaban rotundamente equivocados, por más escusas que le diera Potter para pensar lo contrario o tontos sentimentalismos, eso jamás sucedería, porque Adhara, le gustase a quien le gustase era una Malfoy y él era su única familia, bueno él y Pansy, y quien sabe si algún dia sus padres también.
-En serio no abrirás la carta- le atizo su amiga intentando de agarrarla para ser interceptada a mitad del proceso.
-Eso no es de tu incumbencia-
-Acaso tienes miedo- sonrió de lado la bruja sin dejar de mirar aquel pedazo de papel que tanto Draco evitaba.
-Por supuesto que no- dijo furioso el rubio tomando el sobre con más fuerzas en sus manos –Es solo que…-
-¿Qué? Temes que sea una carta de amor de tu león en vez de una nota de la pareja de comadrejas- rio cantarinamente la morena para molestia del otro.
-Por supuesto que no- respondio arrastrando las palabras como tan bien sabía hacer solo el rubio.
-Y entonces mon cheri-
Odiaba quedar como un cobarde, asi fuera enfrente de Pansy quien lo había visto llorar a moco tendido cuando pensó que había sido hechizado y que todo aquello del embarazo no se trataba más que de una simple broma de mal gusto para fastidiarlo más de la cuenta.
¡Maldición!, él no era un cobarde y no abriría ese sobre para demostrar lo contrario, sino…solo…bueno el maldito debería ser abierto tarde o temprano y por qué no en ese momento, verdad.
-¿Y bien?- pregunto curiosa su amiga notando el cambio brusco en sus facciones –¿Draco, sucede algo?-
-El- apenas lograba articular palabra el rubio –El…él está…-
Y ahí, frente a ella, vio lo que tanto se temía y que su rubio amigo, aun insistía en negar, aun si su corazón ya había decidido sobre su sensatez que terca como el mismo se negaba a reconocer.
-Draco, cariño, quieres sentarte- pido la morena llevándolo hacia la cama –Vamos dame la carta- dijo quitándosela prácticamente de las manos para leer por si misma el motivo por el cual su amigo estaba tan impactado y con los ojos anegados en lágrimas -¡Oh por Merlín!-
-El…él está…-
-No cariño, no-
-Pero la carta…- miro el dichoso pedazo de papel agónicamente.
-Solo dice que sufrió un atentado, nada más-
-Pero Wesley pone en ella que esta grave y que-
-Wesley suele exagerar, ya sabes cómo son ellos- le respondio la morena intentando de calmarle.
-Pansy…y que si se muere…-
-No lo hará querido, hierva mala nunca muere- dice la bruja intentado de aminorar la pena de su amigo sin imaginarse que solo haría lo contrario.
-Pero el…de mala no tiene…no tiene…nada- hipo el rubio levantándose bruscamente de la cama para ocultar su rostro lloroso de su amiga, pues nunca le agrado que nadie le viera en aquel estado y su amiga no era la excepción, mucho más cuando ya había visto sus peores momentos por lo cual deseaba evitar a toda costa que eso se repitiera.
-¿Qué harás Draco?-
El rubio negó, pues miles de imágenes y conjeturas se agolparon en su mente sin dejarle ni un segundo de sosiego, poniéndole uno tras otro cada momento vivido con Potter, con el cara rajada, con el niño que vivió, con el que sobrevivió, con Harry, con su…Con el padre de su hija.
-Debo ir- soltó el rubio limpiando con rabia sus lágrimas.
-¿Ir, a dónde?-
-Volveré a Inglaterra Pansy-
-Pero y tu trabajo-
-Me las arreglare con el mi jefe-
-Pero Draco y si solo está herido-
-Fue un atentado Pansy-
-Sí, pero no sig-
-¡Pansy, es el padre de mi hija quien podría estarse muriendo, debo ir si o si, entiéndeme!-
-Tranquilo cariño- pidió su amiga intentando de abrazarle para sentir como este se alejaba de ella aun alterado por lo que había leído -¿Cuándo te iras?-
-Hoy mismo, iré a hablar al trabajo, sacare los pasajes en el trasladador-
-Yo lo hare, tu arregla lo de tu trabajo-
-Gracias Pansy-
-Y sobre Adhara, no te preocupes que estará bien cuidada-
-No Pansy- dijo fríamente el rubio –Adhara vendrá conmigo-
-Pero Draco…-dijo la morena preocupada –Estas seguro, porque-
-Si lo estoy Pansy- interrumpió el rubio a la morena.
-Estas consiente que lo más probable es que allá todos sepan de la paternidad de Potter-
El rubio respiro hondo, pues si hasta ese momento no se atrevió a pensar en ello, fue porque también estaba seguro de una cosa que lo mantenía tranquilo y sobre todo por su hija.
-Si es asi, dudo mucho que sepan de quien se trata-
-Draco, como puedes estar tan seguro por Merlín- menciono preocupada su amiga.
-Porque si lo supieran, crees que podríamos salir de casa tan tranquilos como hasta ahora-
Touche, pensó la morena dándole un punto a favor a su amigo y sobre todo a Potter por haber sabido guardar tan bien las identidades de su nueva familia.
-Te acompañare-
-No-
-Pero Draco- insistió la bruja preocupada porque se fuera solo.
-No Pansy, esto debo hacerlo solo, además tú también tienes un trabajo-
-Que al igual que tu puedo ingeniármelas para faltar a el-
-Sí, lo sé pero-
-Entonces todo está dicho- dijo la morena dirigiéndose hacia la chimenea de la sala –Ya verás que todo estará bien y ese estúpido Griffindor solo tiene un par de hematomas como mínimo-
-Eres una gran amiga Pansy, pero en serio esto no es necesario-
-Nada de eso, yo siempre estaré a tu lado para apoyarte Draco, tanto a ti como a mi ahijadita, lo prometo- dijo con una sonrisa sincera la bruja antes de desaparecerse entre las llamas.
Pero ni las promesas bien intencionadas de la morena pudieron hacerse realidad como sus ganas por apoyar a su amigo, pues el único trasladador a Inglaterra solo permitía que dos personas viajaran con destino a este dejándola en espera del próximo viaje que sería sino hasta dentro de una semana.
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-¿Draco? En verdad… ¿eres tú?-
Le escucho preguntarle a un supuesto moribundo Potter que no solo se sostenía en sus dos piernas, sino que tampoco mostraba ni el más mínimo rasguño sobre su piel…El…¿el había sido engañado?
-Si- apenas se respondio el rubio para ver como el otro se abalanzaba contento sobre él y su hija son los brazos extendidos.
-Por Merlín, Draco- decía lleno de felicidad que ni siquiera disminuyo al ver como el otro retrocedía ante su cercanía -¿Qué haces aquí?-
Deseaba golpearlo, maldecirlo, echarle un buen par de garabatos que lamentablemente no podía al sostener entre sus brazos a su hija.
-Tu…- susurro furioso el rubio -Como te atreves- arrastro sus palabras -Eres peor de lo que pensé- soltó el rubio haciendo temer lo peor al moreno, aun si este sabía que la memoria borrada del rubio jamás volvería pues sin fecha exacta, ni hora sería imposible para un buen mendimago regresarle sus recuerdos intactos.
-Dra…Draco pero que te pasa amor-
-¡No me llames asi!- grito en tono bajo meciendo a su hija que casi despierta por su exabrupto -Y tú sabes bien que me pasa maldito hijo de…- miro a su hija frenando sus ímpetus por insultar al otro que lo miraba no tan solo como si de un dios se tratara, si no también extrañado -No te da vergüenza el haberme hecho venir aquí de la noche a la mañana con tan baja escusa-
-¿Qué, pero de que hablas amor?-
-Ya te dije que no me llames asi infeliz- insistió el rubio a un confundido Harry.
-No es su culpa asi que déjalo en paz Huron- vocifero un peli rojo que se asomaba desde la cocina del hogar de su mejor amigo.
-Tu- dijeron al unísono ambos padres.
-Sí, yo- aseguro el peli rojo mordiendo un pedazo de sándwich que llevaba en las manos -Y no me…ayepiento-
-¿Pero porque Ron?- pregunto el moreno extrañado pero sonriente.
-Porque…no ela justo que-
-¡Por Circe primero Traga y después habla Comadreja!- grito por primera vez exasperado el rubio despertando a su pequeña que ya hacia pucheros al haber sido despertada de su cálido sueño.
-Tu ño me chiche que hacer-
-Pero yo sí, asi que traga y explica mejor que está pasando aquí Ronald Wesley- le increpo su castaña novia igual de molesta que el rubio.
-Lo hice- trago en seco el trozo de pan en su garganta –Por Harry, él estaba sufriendo y todo por su culpa- apunto al rubio con el mismo sándwich que segundos antes atracaba sin compasión.
-¿Por mi culpa?- pregunto más que curioso, furioso el rubio.
-Si-
-Ron, no es culpa de Draco- respondio el moreno para sentir las miradas acusadoras de sus amigos que de seguro aun recordaban lo mal que había estado hasta minutos antes de que su rubio llegara a su hogar –No lo es- aseguro otra vez el moreno para ver dos par de ojos poniéndose blancos.
-Me importa una mierda lo que esté pasando con- miro con desprecio al moreno –Acaso saben lo que puede significar para mí el haberme ausentado de mi trabajo-
-Lo siento muchísimo Malfoy- se disculpó la castaña al saber que su novio ni por milagro lo haría.
-Te ausentaste del trabajo por mí- dijo emocionado el moreno al socavar que podría significar aquello en el corazón de su rubio.
-Y que podía hacer- dijo a la defensiva Draco –Eres el padre de mi hija-
-Y que no se te olvide- atizo el peli rojo para recibir un codazo de su novia en las costillas.
-Draco-
-Que soy Malfoy para ti- le regaño furioso al moreno.
-Saben, creo que este es un buen momento para que hablen-dijo la castaña pidiéndole al rubio a la niña que sostenía en brazos –Vamos Malfoy- pidió la castaña al ver la reticencia del otro a entregarle la pequeña.
-Está cansada por el viaje Granger-
-Te prometo que dormirá como un angelito- dijo la bruja sonriendo al rubio.
-Si le da hambre- dijo no muy convencido viendo un bolso sobre uno de sus baúles.
-No te preocupes que ya he hecho de niñera con los sobrinos de Ron-
-Y es muy buena- asevero el peli rojo con una gran sonrisa que el rubio quiso borrar de un buen golpe.
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Estaban solos, sin decirse ni una sola palabra por largos minutos en los cuales el moreno no hacía más que mirarle boqui abierto desesperando a un rubio que todo aquello se le hacía muy parecido a un maldito deja-vú que ellos dos de seguro ya habían vivido.
-Deseas…sentarte- pregunto el moreno indicando un sillón para recibir como respuesta un suspiro bastante cansino de parte del rubio que prácticamente se dejó caer sobre este –Fue un viaje largo…bueno el que, que tuvieron tú y Adhara-
-Termina con los rodeos Potter- ataco el rubio lanzándole su más fría mirada que estuvo a punto de congelar el corazón del héroe si no fuera porque el solo tenerlo cerca hacia huir cualquier sentimiento de pesimismo que existiera en él.
-Te juro que yo no he tenido nada que ver con esto Draco- dijo para ver como su contra parte giraba los ojos –Perdón, Malfoy- añadió con un poco de fastidio al saber cuánto molestaba a su rubio que utilizara su nombre de pila sin su permiso.
-Por supuesto- lanzo molesto el rubio cruzándose de brazos.
-Quieres algo de beber, algo de comer o quizás, quizás quieras ir a la cama- menciono sin malas intenciones el peli negro para ver el rubor embargando el rostro siempre pálido de su amado.
-Qué demonios…¡acaso solo hiciste que viniera para eso!-
-¡No!, que, ohooooo, no, no Draco por supuesto que no, yo-
-¡Maldito cerdo!-
-¡Draco te juro que no fue mi intención, no es lo que piensas!-
-¡Y que se supone que es entonces!- chillo el rubio levantándose enérgicamente del sofá.
-¡Solo pensé que estarías cansado y que querrias dormir, pero nada más, lo juro, en serio!- se defendía Harry, mientras el rubio se veía indeciso entre tomar o no su varita para darle un justo escarmiento al moreno.
-Jamás debí haberme apiadado de ti, jamás debí haber venido- dijo con asco –Jamás debí haber confiado, ni en ti, ni en tus amigos-
-Entonces porque viniste- dijo con un nudo en la garganta el moreno.
-Eso es lo de menos-
-¡No!...solo respóndeme, porque viniste si me odias tanto- pregunto lastimeramente un moreno que aún no se recuperaba al cien por ciento de la depresión en la cual se había hundido tras dejar Francia.
-Ya te lo dije, te tuve lastima, soy humano después de todo- dijo sin importancia el rubio.
-Solo por eso, ¿en serio?-
-Y porque más iba a hacer- respondio con prepotencia el rubio.
-No te creo- soltó el moreno con desdén.
-Pues asi es, eres el padre de mi hija y no podía dejar que murieras sin verla-
-Eso decía la carta- pregunto curioso Harry al no creerse de lo que serían capaces sus amigos por él.
-No te hagas el desentendido que sabes perfectamente lo que decía-
El moreno negó con la cabeza pues su rubio por más que le repitiera que no había tenido nada que ver en aquellos planes no le haría caso en lo absoluto.
-¿Me odias?- volvió a preguntar de la nada Harry para notar un leve estremecimiento en el otro –Draco, me odias-
-No me llames por mi nombre porque yo no te-
-¡Me odias sí o no!-
-…Si…-
-No te creo-
-Pues no me interesa- respondio con una débil sonrisa el rubio dando un par de vueltas en la sala.
-Draco yo te amo-
-¡Que no me llames Draco, maldición!-
-¡Yo te llamo como quiero! ¡Amorcito, Dragoncito, Huroncito, cochinito, como sea!-
-¡Pero qué demonios te pasa Potter, como te atreves!-
-¡Y qué tanto como te llame si ya te conozco al derecho y al revés!- grito eufórico para ver retroceder espantado al rubio – ¿Que, acaso ya se te olvido como nos amamos cuando estuve en Francia?-
-Basta-
-Porque a diferencia de la vez en que hicimos a nuestra preciosa bebita esta sí que la recuerdas, verdad-
-Iré a dormir-
-¡No, nada de eso!- grito agarrando del brazo a Draco –Nos dejaron solos para hablar y eso es lo que vamos a hacer, hablar-
-Por favor Potter, suéltame- pidió en tono casi suplicante una ex serpiente sin lograr su objetivo, pues el moreno no solo hizo lo contrario, sino que tal como si fuera un niño chiquito lo volvió a sentar en el mismo sillón de donde se parara con anterioridad.
-Yo…perdóname- pidió arrepentido Harry al darse cuenta de cómo había vuelto a las viejas tácticas que nada bueno le habían traído con su amado rubio en el pasado –Es que…Dra…Malfoy, ya no soporto más esta situación -dijo agobiado –El estar lejos de Adhara y de-
-Puedes ir a verla cuando se te plazca, ya te lo dije antes y te lo vuelvo a repetir- dijo el rubio recuperando un poco de su confianza perdida –Solo debes avisarme con anticipación-
-Pero también te extraño a ti…amor…-
-Potter- respondio cansado el rubio.
-Sé que sientes algo por mi Malfoy, lo sé, porque tu…tu jamás te involucrarías con nadie solo por…por tener un simple revolcón-
-¡Yo jamás haría eso!- contesto molesto el rubio pensando en que si Potter se refiriera a una mujer su respuesta sería absolutamente falsa.
-Lo se…por eso es que no…- el moreno se acercó hasta el rubio despacito –Sientes algo por mí-
El rubio respiro hondo intentando de ignorar los fuertes latidos de su corazón más que el hecho de que el moreno estaba hincado frente a el escudriñándolo a fondo.
-Draco, lo sientes- sonrió Harry esperanzado al no recibir una negativa de parte del otro.
-No lo sé- soltó sin pensarlo el rubio para darle el valor suficiente al moreno para encaramarse encima del otro para plantarle un sonoro beso en los labios -¡Pero qué demonios te pasa!- exclamo empujado al moreno hacia el suelo.
-A mí- rio con descaro –Nada, solo que soy el mago más feliz del mundo -acoto haciéndole pensar al rubio que definitivamente estaba loco y que el quedarse a solas con el no había sido una buena idea, mucho menos cuando este volvia al ataque.
-¡Ya Potter, ya!- reclamo levantando ambas manos para alejar al otro.
-Lo siento, es solo que, me has hecho muy feliz-
-Potter te he dicho que no lo sé, ¡eso no quiere decir que si!-
-Pero tampoco que no- respondio sonriente un moreno ante un derrotado rubio que no quería más que acostarse y olvidar toda esa estupidez de una buena vez por todas.