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NÁUFRAGOS por yaonita

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo..

 

Dije que actualizaría una vez por semana, pero tenía ya listo el capitulo y decidí publicarlo ya.

 

En este capítulo seguimos con Toni y le conoceremos un poco mejor.

 

Sin mas, espero que les guste el segundo capitulo.

 

Yaonita

2. La Isla de Salmeg

(Toni)

Una vez en el aeropuerto y después de facturar todas las maletas con algún que otro problema, nos reunimos todos en una de las muchas salitas de espera que hay en el aeropuerto mientras llegaba la hora de embarcar. Yo me senté en el lugar más aislado que encontré, encerrándome en mi mundo, con los cascos puestos, la música a todo volumen y disfrutando el último disco de los Maroon Five.

Hasta que uno de los ricachones vino a perturbar mi tan deseada paz, para avisarme de que ya había que embarcar.

- ¡Ehhh paleto espabila que ya hay que embarcar! – Vocifero tan fuerte, que estoy convencido que le oyeron en todo el aeropuerto.

- ¡Ya voy! – Con desgana me levanté poco a poco y fui dirigiéndome hacia el resto del grupo.


El viaje se me hizo eterno, cinco horas de avión y nadie con quien hablar. Así que, cuando aterrizamos en la pista y empezamos a desfilar por el aeropuerto me sentía cansado y con ganas de llegar y dejarme caer en la cama para dormir.

Pero claro, esos no eran los planes de nuestros instructores, así que una vez llegamos al recinto tocaba el reparto de camas. Después de distribuirnos en los diferentes bungalós, de la mejor forma posible según ellos, nos dieron una hora para dejar nuestras cosas y volvernos a reunir en el lugar de encuentro.

Me dirigí con mi maleta a cuestas hacia el bungaló que tenía apuntado en mi papel. Bungaló que me habían asignado por mero descarte ya que yo no tenía preferencias puesto que para mi cualquier compañero que me tocara sería malo. Claro que dentro de lo malo, nunca pensé que me tocara lo peor…

- ¡Joder pero que mala suerte tengo! – Exclamé al llegar a mi destino y comprobar donde dormiría.

Eran bungalós de diez chicos cada uno, y suerte la mía, me había tocado compartirlo con el clan todo poderoso al completo, bueno al menos con la parte masculina. Alex, Borja y Diego me vieron entrar y sus rostros mostraron una expresión de risa macabra que me erizó los pelos de todo el cuerpo. Y en ese momento me di cuenta que ni las noches tendría tranquilas.

- ¡Vaya vaya, mirad lo que tenemos aquí! – Exclamo Diego acercándose a mí – Si es el marginado numero uno.

- Tendríamos que quejarnos por obligarnos a mezclarnos con la basura – Le siguió Borja.

En ese momento mi mirada se cruzo con la de Alex, que tenía una expresión en la cara que no supe identificar muy bien y que me miraba tan fijamente que por un momento tuve miedo que se lanzará hacia mí para despellejarme.

- ¿Desgraciado se puede saber que haces tú aquí? – Preguntó al fin rompiendo el silencio – ¿Es que acaso no nos podemos librar de los indeseables ni en nuestro tiempo libre?

- Yo no tengo la culpa de que me hayan colocado en vuestro bungaló, para mi es tan desagradable como para vosotros – Comente desinteresado.

- Pues procura no cruzarte con nosotros – Amenazó Borja – No queremos tropezar con la mierda.

- Tranquilos no estaré mucho tiempo por aquí, conseguiré que me echen y me dejen regresar a casa o al menos me dejen estar tranquilo y solo – Les hice saber la decisión que había tomado durante el viaje.


Y es que durante las cinco largas horas de vuelo había tenido mucho tiempo de pensar, y después de darle muchas vueltas había llegado a la conclusión de que, ya que no quería estar un mes en esa Isla rodeado de ineptos, conseguiría de cualquier forma que me expulsaran de la convivencia o me dejaran aislado.

De golpe, pillándome completamente desprevenido, Borja me mando de bruces al suelo de un fuerte empujón, dejándome tirado en el suelo y con el cuerpo completamente adolorido.

- ¡Pero qué haces, estás loco! – Exclame levantándome completamente furioso y dirigiéndome rápidamente hacia él, que se había dado la vuelta y caminaba hacia su litera. Alex se interpuso en mi camino frenando mi avance.

- Déjanos tranquilos si no quieres meterte en líos – Me dijo completamente serio.

Pero precisamente era eso lo que quería, meterme en líos para que me expulsaran, así que haciendo caso omiso de las palabras de Alex, me deshice de él y continúe mi camino para encararme con Borja, que era intocable y me parecía la persona perfecta para llevar a cavo mis planes.

- ¡Si me vuelves a poner tus sucias manos encima enteras! – Amenace poniéndole una mano en el hombro y haciéndole voltear.

- ¿Qué estás diciendo mierdecilla, sabes quién soy? – Si lo sabía, y por eso lo hacía.

- Me importa un bledo quien seas, pero nadie pasa por encima de mí y se queda tan tranquilo.

- Pues siento decirte que tu no me das ningún miedo, eres un marginado que solo está aquí por lástima y por las propinas que dejan nuestras familias – Las voces cada vez se alzaban mas alto.

- Estoy aquí porque me lo merezco más que tú, que solo estas aquí por ser hijo de quien eres pero tú no vales nada.

- ¡Eres un desgraciado! – Estaba furioso.


Mientras decía esto se abalanzó sobre mí y empezamos a rodar los dos por el suelo, golpeándonos allá donde podíamos y mientras se formaba un corro alrededor nuestro, no para separarnos o ayudarnos si no para disfrutar del espectáculo, gritando y animando para que siguiéramos con nuestra pelea.

Minutos después, y atraídos por los gritos, llegaron un par de instructores que nos separaron a la fuerza y nos mantuvieron alejados a pesar de nuestros forcejeos por liberarnos.

- ¿Qué diablos está pasando aquí? – Grito uno de ellos.

- Este marginado que no soporta que los demás seamos mejor que él – Informó Borja.


Yo me mantuve callado y simplemente me quede quieto esperando las consecuencias de nuestra pelea.

- Esta bien los dos al despacho del profesor Quesada – Dijo el instructor guiándonos hacia la salida.

Mientras salía eche una mirada atrás y vi como Alex me miraba con una expresión de tristeza en la cara, era la segunda vez que notaba su mirada centrada en mí y sinceramente no entendía a que se debía.

Más tarde me encontraba en el despacho del profesor Quesada que era el responsable en las convivencias, junto a Borja y los dos instructores que nos habían separado. Una vez en frio empezaron a dolerme todos los golpes que había recibido y estaba seguro de que tendría muchos moratones por el cuerpo, por suerte no recibí ningún golpe en la cara, a diferencia de Borja al que le había partido el labio.

- No llevamos ni un día aquí y ya están metidos en problemas, ¿Se puede saber cómo puede ser eso? – Pregunto el profesor Quesada al entrar al despacho.

- No fue culpa mía señor, Toni me incordió hasta que salte – Mintió Borja.

- Yo no hice nada, Borja y sus amigos se metieron conmigo – Replique, aunque sabía que no me harían mucho caso.

- Sea como sea esto es grave y no puede quedar sin castigo – Sentenció el profesor – ¿No se dan cuenta de que este comportamiento no lo podemos permitir en nuestro prestigioso Instituto? No pueden quedar impunes, hablaré con sus padres y ya les informaré de la decisión que tomemos. Váyanse, los tendremos aislados hasta que sepamos lo que haremos.

Y dicho esto nos levantamos y nos fuimos con la cabeza baja. Los instructores nos llevaron a la enfermería para curar los rasguños que teníamos y tras las curas, cada uno fuimos llevados a un bungaló más pequeño en el que estaríamos solos y castigados.

Yo estaba convencido de que había conseguido mi propósito y que tras hablar con mis padres me expulsarían de la Isla y volvería a casa, al mismo tiempo también estaba convencido de que a Borja no le pasaría nada, pues su familia era muy influyente y de seguro conseguirían que el chico no fuera expulsado. Pero eso me daba igual, yo estaba muy feliz.

Al día siguiente por la mañana nos volvimos a reunir en el despacho con el profesor al que se le notaba que no había tenido una buena noche, seguramente por quedarse hasta tarde hablando con nuestros familiares y decidiendo nuestro castigo.

- Por favor chicos siéntense – Dijo al tiempo que con sus manos se frotaba el entrecejo con signos de cansancio.

- A ver empezaremos por usted Sr. Ortega – Dijo dirigiéndose a Borja – Después de hablar con su familia creemos que con un castigo de cinco días aislado será suficiente y esperamos que haya aprendido la lección y no se repita el asunto. Puede irse.


Y ahí acabo su castigo, como me imaginaba su familia había conseguido que no le expulsaran. Entonces llegó mi turno.

- Sr. Santos ahora vamos con usted – Yo me preparé mentalmente para lo que estaba a punto de venir – Su familia está muy decepcionada – Eso me hizo sentir mal – Y hemos llegado a la conclusión de que lo mejor para que usted no se meta en mas líos es que sea expulsado de las convivencias.

- Lo entiendo – Dije cabizbajo, había conseguido lo que quería pero ahora me sentía mal por defraudar a mi familia.

- Por desgracia esta es una Isla pequeña y no salen aviones muy seguido y el próximo sale en cinco días – Yo le miré esperanzado – No obstante y por desgracia, uno de nuestros alumnos debe volver a casa por el fallecimiento repentino de un familiar y su familia va a enviar su avioneta privada para recogerle y que pueda asistir al funeral. Les hemos explicado la situación y le van a permitir a usted volver a casa con él. Así que prepare sus cosas para partir esta misma tarde – Y sin decir más me despidió.

No podía creer mi mala suerte, por un lado había conseguido lo que quería pero por otro lado había defraudado a mi familia y eso me hacía sentir mal. Así que, por un momento había deseado poder quedarme y enmendar mi error, pero no pudo ser.

Y ahí me encontraba yo, con mi maleta y esperando al infeliz que había frustrado mis planes y con el que tenía que regresar. Y cuál fue mi sorpresa, al ver como se acercaba hacia mí nada más y nada menos que Alex, completamente hundido, cabizbajo y casi deambulando. Verlo así hizo que me sintiera mal por él y me sentí como basura.

- ¿Alex que ha pasado?, ¿Falleció un familiar tuyo? – Le pegunté enterrando el hacha de guerra por un momento.

- Falleció mi abuelo, llevaba meses enfermo y anoche finalmente murió… me lo han comunicado esta mañana – Dijo cabizbajo y su voz sonaba entrecortada.

Me acerqué a él pensando que todos mis problemas no eran nada comparados con lo que seguramente estaría sintiendo él en esos momentos, y olvidándome completamente de quien se trataba le abrace intentando transmitirle fuerza y ánimos. Noté como su cuerpo temblaba entre mi abrazo y pensé que se estaba conteniendo para no llorar.

- ¡Gracias! – Dijo solamente.

- ¡De nada! – Respondí simplemente con una sonrisa de consuelo, que él no pudo ver pues seguíamos abrazados.

Extrañamente no me incomodo para nada estar abrazado a él, sentir su calor me relajaba y notaba como él poco a poco también iba relajándose hasta que finalmente fue él quien rompió el abrazo.

No dijimos nada más y nos mantuvimos en silencio hasta llegar al aeropuerto y subir a la avioneta, pero no era un silencio incomodo era un silencio respetuoso.

Nos encontrábamos ya en la avioneta, se trataba de una avioneta pequeña que pertenecía a la familia de Alex. El piloto se nos presento, se llamaba Cesar, era un hombre de unos 35 años, alto con el pelo oscuro aunque ya pintado por algunas canas, llevaba unos pantalones color caqui, una camiseta blanca y una cazadora de esas típicas de aviador, en ese momento pensé que ese hombre había sido sacado de una película de Hollywood.

- Bien chicos sentaros en vuestros asientos y abrocharos el cinturón será un viaje largo, pero tranquilos que estáis en buenas manos – Nos comentó con una sonrisa juguetona mientras él se iba colocando los cascos y preparaba la avioneta para despegar de inmediato.

Y así empezó nuestro viaje de regreso a casa… o al menos eso pensábamos en ese momento.
***

Notas finales:

Espero que les haya gustado el capítulo.

 

Gracias a Marieglees por su reviw, me animo mucho. Espero que alguien más se anime.

De verdad que me gustaría mucho saber que les parece, acepto criticas, sugerencias, etc…

Un Beso.

Yaoinita


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