NÁUFRAGOS por yaonita

14. Sorpresa de aniversario.

(Alex)

El tiempo pasaba rápido, a pesar de estar abandonados en una isla, ya habían pasado unos seis meses del accidente y de nuestra llegada a aquél paraíso. Medio año de supervivencia pero también medio año de compañerismo, de diversión y de conocimiento mutuo. Pero lo que era más importante, seis meses de intenso amor.

Si mis cálculos no fallaban, mañana era nuestro aniversario, se cumplían seis meses de una relación que aunque había tenido sus altos y sus bajos, se había consolidado y reforzado de manera brutal.

Habíamos pasado por muchas cosas durante esos seis meses, las primeras dudas, los miedos, las confesiones, pero todas estas cosas nos habían unido cada vez más hasta formar un lazo inquebrantable.

Quería celebrarlo de la mejor forma posible, sorprender a Toni con algo muy romántico y que no pudiera olvidar nunca, el problema era que no se me ocurría nada. Estaba completamente en blanco, todo lo que se me iba ocurriendo me parecía que era poco, nada era lo suficientemente bueno para lo que yo deseaba.

Necesitaba hacer algo grande para compensar mi estupidez anterior, pues aún recordaba con pena y dolor, cuando meses atrás me había olvidado por completo del cumpleaños de Toni. Provocando con esto una de nuestras peleas más fuertes y duras.

Aún recuerdo la cara de tristeza de Toni cuando, acabando el día, aún seguía esperando alguna sorpresa o si quiera un mísero ¡Feliz Cumpleaños! Nunca jamás podré olvidar aquel exacto momento.

- ¿Toni que te pasa? Llevas todo el día muy raro – Llevaba rato preguntándome si algo le pasaba, apenas me hablaba y llevaba todo el día decaído.

- Nada Alex ¿No sabes qué día es hoy? – Pregunto con curiosidad y con una súplica reflejada en sus ojos.

- Pues no, y no veo qué importancia puede tener en qué día vivimos estando solos en esta isla – Comenté sin darle importancia.

- ¡Puede que para ti no tenga importancia, pero para mí si es importante el día de mi cumpleaños! – Exclamo entre furioso y decepcionado, con las lágrimas resbalando por sus mejillas.

- ¡Ohhh dios Toni, no había caído! – Intenté acercarme a él para abrazarle y consolarle, pero con un movimiento demasiado brusco para mí corazón, se separo de mí y empezó a alejarse – ¡Toni espera! No te vayas – Suplique al tiempo que me levantaba para ir tras él.

- ¡Déjame Alex! Ahora mismo no quiero saber nada de ti – Y se me cayó el alma a los pies.


¿Cómo se me había podido escapar?

¿Cómo no lo había visto venir?

En aquél momento me había sentido tan culpable, tan miserable, tan pésimo como novio, que ahora meses después aún seguía intentando compensar mi estúpido error.

Aquel error me había supuesto cuatro días de mutismo por parte de Toni, que no solo no me dirigía la palabra sino que además me miraba con algo de resentimiento, y también me supuso cuatro días de suplicas e intentos varios para que me perdonara.

Finalmente conseguí que me perdonara y tuvimos sexo de reconciliación del mejor, pero aún me siento en deuda con él y tengo que hacer todo lo posible por conseguir mi auto absolución.

Mi cabeza seguía dándole vueltas al asunto mientras veía a Toni bañándose en el mar, le miraba a la distancia dando gracias a dios por conseguir que, a pesar de todas mis meteduras de pata, Toni siguiera a mi lado.

Pero… ¿Cómo podía sorprenderlo? Entonces se me ocurrió algo. Semanas atrás había descubierto, casi por casualidad, una de las aficiones de Toni, afición que muy poca gente conocía y que de no haberle pillado ensimismado mirando la cámara de fotos estropeada no habría descubierto.

Era uno de esos pocos días en que estábamos encerrados en nuestro refugio debido a la lluvia, con el tiempo habíamos descubierto que, aunque eran pocas las veces en las que lo hacía, cuando llovía en la isla lo hacía en forma de tormenta tropical, resultando peligrosa cualquier salida al exterior. Incluso alguna vez, habíamos tenido que reconstruir parte de nuestro refugio por los daños causados.

Aquel día yo estaba tumbado en el colchón aburrido pues ya llevábamos horas resguardados de la lluvia, intentaba entretenerme lanzando y recogiendo en el aire una pequeña pelota que había fabricado con restos de tela. Ya cansado de la pelota y extrañado por el silencio mire hacia Toni, él se encontraba en frente de mi sentado en el suelo. Me di cuenta de que estaba mirando con mucha atención la cámara fotográfica que habíamos rescatado del accidente pero que no funcionaba, la miraba con gesto curioso y examinándola de arriba abajo.

- ¿Qué miras con tanto interés? – Entable conversación cansado de que me ignorara.

- Estoy mirando a ver si puedo arreglar la cámara, aunque siempre he sido bastante torpe con estas cosas – Respondió aún sin mirarme.

- Y ¿Desde cuándo te interesa esa cámara? – No estaba dispuesto a que siguiera ignorándome.

- Hasta ahora no le había hecho mucho caso porque la daba por inservible, pero siempre me ha gustado la fotografía es uno de mis hobbies – Aquello logro despertar mi atención, así que me incorpore para quedar sentado.

- No tenía ni idea ¿Y esa cámara era tuya? – Nunca me había preguntado de donde había salido la cámara.

- ¡No, que va! Yo tenía una cámara parecida pero no me la lleve a las convivencias, no estaba dispuesto a que un montón de malcriados la pudieran estropear – Me miro con una sonrisa burlona, como siempre que me recordaba que él nos consideraba unos ricachones malcriados – Siempre me ha gustado la fotografía, de hecho incluso hice algún curso para aprender – Comento con añoranza.

- No tenía ni idea, nunca te vi en el Instituto haciendo fotografías – Y eso que le tenía bien controlado, añadí para mis adentros.

- ¡Jamás se me hubiera ocurrido! – Exclamó como si fuera lo más obvio del mundo – No quería mezclar mis hobbies con mi vida normal, de hecho es algo que muy poca gente sabe. Digamos que para mí, la fotografía y el dibujo son como una forma de evadirme del resto de mi vida.

- ¿También te gusta dibujar?- Cada vez estaba más sorprendido.

- Sí, me gusta mucho – Sonrió – ¿Sabes? Una de las cosas que más echo de menos es tener papel y lápiz para poder dibujar. En mi habitación tenía un montón de blocs de dibujo, y siempre que necesitaba relajarme dibujaba algo.

- ¿Y qué te gusta dibujar? – Estaba muy sorprendido ya que nunca le había visto dibujando o haciendo fotografías.

- ¡De todo! Hago retratos, pero también me gusta dibujar fantasía, no sé, cualquier cosa que en ese momento me apetezca – Estaba pensativo – De hecho no tengo una especialidad.

- ¿Alguna vez me has dibujado a mí? – Pregunté en broma y él se sonrojo de inmediato, cosa que contesto mi pregunta – ¡Tú me has dibujado! – Exclamé sorprendido.

- Reconozco que si – Agacho su cabeza avergonzado – Aunque en realidad… te puse cola y cuernos jajaja – Empezó a retorcerse de risa.

- ¡No me lo puedo creer! – Fingí sentirme molesto.

- Vamos Alex, reconoce que antes nos peleábamos muy a menudo, y pues… después de nuestras peleas me desahogaba haciendo caricaturas tuyas y de tu grupo. Si algún día volvemos a casa te las enseñare – Me guiño el ojo al tiempo que sonreía.

- No sé si quiero verlas – Resople resignado.

- ¡Arghhhh… esta cámara no tiene arreglo! – Soltó la cámara en su sitio y se acerco a mí con andares felinos.

Toni me saco de mis recuerdos.

- ¿Por qué tienes esa sonrisa bobalicona en la cara? – Preguntó al tiempo que llegaba a mí lado y cogía una toalla para secarse.

- Por nada, solo estaba recordando cosas – No iba a confesarle que estaba recordando cómo hicimos el amor, tras esa charla en la que le conocí un poquito más descubriendo sus hobbies ocultos.

- Pues tenias una cara muy graciosa jajaja – Una vez seco se tumbó a mi lado apoyando su cabeza en mis piernas.


Se respiraba tanta tranquilidad, no nos hacía falta decir nada para sentirnos a gusto, con mi mano empecé a acariciarle su húmedo pelo y volví a mis pensamientos.

Iba a intentar arreglar esa cámara como fuera, quizás no lo consiguiera, y seguramente tampoco tenía mucha batería, por tanto sólo podría hacer algunas fotos, pero si conseguía arreglarla para Toni sabía que él se pondría muy contento. Siempre había sido bastante manitas así que pensé que quizás podría conseguirlo.

Esa noche apenas dormí, quería despertarme pronto para intentar arreglar la cámara. Además durante mis horas de insomnio también se me ocurrió otra sorpresa, pero apenas tenía tiempo así que debía darme prisa.

Y ya que no podía dormir, decidí no perder más el tiempo. Me levante aún a oscuras, busque la cámara y salí fuera con ella, todo esto silenciosamente para no despertar a Toni. Encendí un par de antorchas para ver bien y me puse manos a la obra.

Desmonte la cámara y fui limpiando una por una todas sus piezas, luego las volví a montar intentando no dejarme ninguna, un par de horas después la cámara estaba arreglada. Y por suerte, al haber estado apagada, le quedaba bastante batería no podía estar más feliz.

Ya podía imaginarme la cara de sorpresa de Toni cuando la viera.

Metí la cámara en mi mochila y bien escondida, para dársela a Toni en su momento, y después decidí ponerme manos a la obra con mi segunda sorpresa. Horas más tarde ya estaba todo listo.

Entré en el refugio intentando no hacer ruido, si Toni no se daba cuenta de nada mejor que mejor. Pero al entrar me encontré a Toni ya sentado sobre la cama y desperezándose como un niño, se veía tan adorable.

- Alex ¿Dónde estabas? – Preguntó aún con la voz somnolienta.

- Estaba fuera, me desperté hace un ratito y fui a echar un pipi – Esperaba que no hiciera más preguntas.

- Ahhh… vale – No dijo más, simplemente empezó a levantarse.

- ¿No vas a darme los buenos días? – Me acerqué a él, rodeándole con mis brazos la cintura.

- ¡Buenos días! – Paso sus brazos por mi cuello y me beso – No me gusta despertarme y no encontrarte a mí lado – Hizo un puchero y yo lo apegue más a mi cuerpo.

- ¡Lo siento! No podía aguantarme, pero no volverá a pasar – Ahora fui yo el que le beso. Tenía una carita de dormido que me encantaba y con el pelo todo revuelto estaba para comérselo.

La mañana estaba transcurriendo como cualquier otra, no sé si es que Toni no sabía qué día era, o es que después de lo ocurrido el día de su cumpleaños no quiso comentar nada. Yo me hice el tonto y espere el momento adecuado.

Nos dirigíamos como todos los días a nuestra charca, ambos cogidos de la mano y recorriendo un camino que ya se había vuelto más que conocido para nosotros, decidí empezar a poner en marcha mí plan.

- Toni ¿Qué te parece si hoy subimos al lago? Me apetece hacer algo diferente – Pregunté como quien no quiere la cosa.

- ¡Al lago! Bueno si te apetece vamos, hace tiempo que no subimos - ¡Bien! Mi plan estaba en marcha.


Y una vez llegamos a la charca, en lugar de quedarnos allí como solíamos hacer siempre, empezamos a subir por la pequeña montaña hasta la parte de arriba donde se encontraba el lago.

No era un camino muy largo, íbamos subiendo por el costado de la cascada así que era bastante directo, pero al ser tan empinado llegamos bastante agotados. Ese era uno de los motivos por los que normalmente nos quedábamos abajo.

Soltamos todas nuestras cosas en nuestro rincón favorito de ese lugar, era una pequeña pradera con pequeñas flores por todas partes que se encontraba al lado del lago, la verdad es que era un paisaje muy diferente al que nos encontrábamos en la parte baja de la isla dónde había mucha más vegetación.

Nos dejamos caer agotados, recuperando la respiración y disfrutando de la sensación de libertad que siempre se apoderaba de nosotros al encontrarnos en esa parte de la isla.

Me levanté lentamente, sin movimientos bruscos, quería asegurarme que todo estaba listo antes de seguir con mi plan, después de echar un vistazo y cerciorarme que todo estaba perfecto me dirigí a Toni.

- ¡Toni! Ven quiero enseñarte algo – Le dije al tiempo que le acercaba la mano para ayudarle a ponerse en pie.

- ¡Que pasa! – Exclamó algo preocupado, al tiempo que se levantaba con mi ayuda.

- Nada, solo quiero que veas una cosa – Le abracé la cintura por la espalda – Cierra los ojos – Le susurre al oído. Él se giro sorprendido, pero después de mirarme interrogante decidió no preguntar y lo hizo.

- ¿A qué viene esto Alex? Me estas asustando – Comentó aguantándose la risa.

- Ahora lo veras – Le fui dirigiendo poco a poco, hasta el borde de la montaña des de donde se podía ver la parte de la isla que a mí me interesaba – Cuando te lo diga abres los ojos ¿Vale?

- ¡Aja! Pero date prisa que estoy ansioso – Se removía algo inquieto.

- Está bien, ahora Toni… abre los ojos y mira hacia abajo – Y así lo hizo, y su cara cambio de la curiosidad a la sorpresa en un segundo. Se le veía muy emocionado, sus ojos muy abiertos y cristalinos, sus manos taparon su boca que se había abierto por la impresión, y se quedo sin saber que decir.

- ¡Es increíble! – Se giró hacia mi emocionado – ¡Yo también te amo! – Se lanzó a abrazarme con fuerza, con tanto impulso que casi nos caemos los dos, empezó a besuquearme por toda la cara hasta que se apodero de mi boca, con un beso profundo e intenso.

- ¿Te gusta? – Le pregunté al separarnos del beso. Por su reacción imaginaba que si pero quería asegurarme.

- ¡Mucho! – Volvió a mirar hacia abajo, donde a lo lejos se veía un “¡TE AMO!” dibujado con piedras en la playa de al lado de la nuestra - ¿Cómo lo hiciste? – Me preguntó sorprendido.

- Esta noche no dormí mucho – Me rasqué la nuca algo avergonzado – Él volvió a lanzarse a mis brazos.

- Es un detalle muy romántico ¡Me encanta! – Me beso nuevamente – No me lo esperaba – Confesó.

- Es por nuestro aniversario, hoy cumplimos seis meses de novios – Le alcé abrazándolo por la cintura y empecé a dar vueltas sobre mí mismo, haciendo que el volará por los aires y no dejará de reír.

- ¡Te acordaste! – Exclamó sorprendido cuando le deje en el suelo.

- ¿Cómo no iba a acordarme del día más feliz de mi vida? – Le acaricie la mejilla mirándolo con amor.

Sin mediar más palabras, él empezó a besarme lentamente, empezando un juego que ambos adorábamos. Luego el beso se fue intensificando y poco a poco nos fuimos agachando hasta quedar tumbados en el suelo de costado.

Yo le acariciaba el pelo con una de mis manos mientras que la otra se paseaba por su cintura hasta llegar a su cadera, él tenía sus manos acariciando mi pecho. Nuestras lenguas ya habían entrado en juego y una húmeda batalla se desarrollaba, esta vez, en mi boca. Pequeños gemidos escapaban de nuestras bocas entre beso y beso, hasta que Toni se separo poco a poco para mirarme fijamente.

- ¡Hagamos el amor! – Dijo con seguridad.

- En eso estamos ¿No? – Dije al tiempo que intentaba volver a apresar sus labios.

- No me refiero a eso – Volvió a separarme – Me refiero a… ya sabes, hacer el amor hasta el final – Se le notaba algo avergonzado.

- ¡Qué! – Abrí los ojos de la sorpresa – ¿Estás seguro? – Aunque habíamos hecho el amor muchas veces, y habíamos hecho todo tipo de juegos sexuales, aún no habíamos dado el paso definitivo. Sabía que Toni necesitaba tiempo y yo, después de aquella vez en que metí la pata, decidí esperar a que él diera el primer paso.

- Creo que sí ¡Te deseo Alex! – Se notaba que aún le costaba hablar de ese tema, pero se había decidido.

- Pero de verdad ¿Estás seguro? – No quería presionarle – No quiero que te sientas presionado, puedo esperar todo lo que haga falta.

- ¡Cállate y fóllame tonto! – Me agarró de la camiseta y me atrajo hacia el posesionándose de mis labios de manera brusca. Cómo me gustaba el Toni fuerte y decidido.


Iba a pasar, iba a poseer a Toni de la manera más intima que existía, por fin seriamos uno por completo, sin medias tintas. No es que lo que habíamos tenido hasta ahora me hubiera parecido poco, pero me moría de ganas por confirmar nuestro amor. Porqué el me pertenecía y yo le pertenecía a él.

***